En los confines del cosmos, más allá de la comprensión humana, Dios observaba los innumerables mundos que había creado. Aunque muchos de estos universos florecían en armonía, otros se desmoronaban bajo el peso de la corrupción, el pecado y la decadencia de sus habitantes. Cuando un planeta alcanzaba su límite, Dios no enviaba misericordia, sino a sus siervos más temidos: los Cuatro Jinetes del Apocalipsis. Ellos eran los heraldos del juicio final, encargados de llevar el fin a los mundos que ya no merecían existir.Cada jinete tenía una misión específica, y sus nombres no eran meras etiquetas simbólicas, sino representaciones vivientes de la desolación que traían. A lo largo de los milenios, sus nombres resonaban en cada civilización que los había visto llegar, y sus apariciones dejaban rastros de destrucción imborrables.En un rincón oscuro del universo, los Cuatro Jinetes dormían en un limbo eterno, esperando la señal para cabalgar de nuevo. Cada uno era un ser antiguo, más allá del tiempo y la forma, cuyas existencias eran la manifestación misma del fin. Cuando la primera trompeta celestial sonó, sus ojos se abrieron. El Juicio había llegado para un nuevo mundo.Nykharoth, el Segador de la OscuridadEl jinete de la Muerte, también llamado el "Segador", se mueve como una sombra viviente. Su presencia es un vacío devorador de almas. Nykharoth es el final silencioso y oscuro, un ser cuya mera mirada disuelve la vida y la existencia.Vorraksha, la Llama del CaosEl jinete de la Guerra, una fuerza imparable que desata el conflicto y la destrucción donde quiera que vaya. Vorraksha es el caos encarnado, un torbellino de violencia que aviva las llamas de la guerra en cada corazón, provocando la aniquilación total de civilizaciones enteras.Zalethar, el Devorador del AbismoEl jinete del Hambre, también conocido como el Devorador del Abismo. Zalethar trae consigo la desolación de los cuerpos y de las almas, su toque marchita la tierra y seca los mares, dejando a las civilizaciones hambrientas y desesperadas por sobrevivir.Morghul, el Portador de la RuinaEl jinete de la Peste, un ser envuelto en un aura de corrupción y decadencia. Morghul emana enfermedades que corrompen la vida misma, destruyendo no solo cuerpos sino la esencia de los mundos. Su llegada es anunciada por cielos pútridos y vientos llenos de muerte.Los Jinetes viajaban juntos a un mundo que una vez había sido glorioso, habitado por civilizaciones majestuosas. Elfos antiguos y hombres lagarto compartían sus tierras con dragones inmortales y criaturas mitológicas de todo tipo. Pero, con el tiempo, el orgullo, la codicia y la corrupción consumieron sus corazones.Cuando los Jinetes llegaron, lo hicieron sin piedad ni advertencia. Lahar fue el primero en actuar. Con un movimiento de su mano, las cosechas doradas se marchitaron y las aguas cristalinas se convirtieron en lodo. Las ciudades comenzaron a desmoronarse por el hambre y la sed, y el caos estalló cuando los habitantes se volvieron unos contra otros.Noctis siguió, soltando una nube de enfermedades que se esparció por las tierras como un susurro mortal. Seres de gran poder y magia sucumbieron a plagas que ni sus habilidades podían detener. Las ciudades se convirtieron en focos de podredumbre, y el aire mismo se volvió letal.Yvelda lideró el siguiente asalto. La guerra estalló en cada rincón del planeta. Los aliados de antaño se traicionaron, los ejércitos se levantaron en rebelión, y las razas míticas lucharon hasta que el último de ellos cayó en la desesperación.Finalmente, Kraven completó el ciclo. Su toque final fue implacable. A medida que las almas se desvanecían de los cuerpos, el planeta mismo comenzó a morir. Las montañas se derrumbaron, los mares se secaron, y lo que alguna vez fue un mundo vibrante se convirtió en un cementerio vacío, sin más vida que los ecos de las almas perdidas.