Recuerdo aquel día como si fuera ayer...En aquel viejo pueblo donde el tiempo parecía detenerse, las tardes eran siempre tranquilas, marcadas por el suave susurro del viento que acariciaba las hojas de los árboles y el canto lejano de algún pájaro solitario. Mi casa, una construcción confortable pero sencilla,con un aire nostálgico, se alzaba en medio de este escenario como un refugio del pasado. Era un lugar donde el tiempo no importaba, y las preocupaciones del mundo exterior se desvanecían.
Esa tarde en particular,esa que le dió inicio a toda esta historia que ahora voy a contar.Yo me encontraba en el portal delantero de la casa, mi lugar favorito para disfrutar de la lectira. El sol comenzaba a teñir el cielo de un suave tono dorado, y yo estaba absorto en las páginas de un libro antiguo que había encontrado en la biblioteca de la escuela. Me gustaba pensar que los libros, con su olor a papel envejecido, eran portales a otros mundos, donde uno podía perderse y escapar de la monotonía cotidiana.
De repente, el crujido de la cerca de madera me sacó de mi ensueño. Levanté la vista y vi a Pablo, mi vecino de alrededor de unos 24 años, acercarse por el camino. No podía decir que lo conociera bien; nuestras interacciones se limitaban a un saludo ocasional cuando coincidíamos en la calle. Sabía que él era un hombre hábil,que siempre ocupado con alguna reparación o creación artesanal para las familias más adineradas del pueblo. Sin embargo, su visita inesperada me sorprendió.
-Buenas, Carlos -dijo Pablo con una sonrisa tímida cuando llegó al portal.
-Hola, Pablo -respondí, cerrando el libro con cuidado y dejando que reposara en mi regazo-. ¿En qué puedo ayudarte?
Pablo se rascó la nuca, un gesto que parecía denotar cierta incomodidad.
-Emmm...Me han dicho que tienes un jardín de rosas no es así ? -comenzó-. Y bueno... necesitaba pedirte un favor. He tenido algunas... digamos,discusiones con mi esposa, y bueno pensé que una rosa,que se que tanto le encantan,emmm podría ayudar a calmar las aguas jejeje. Quería regalarle una para mostrarle que aún me importa ella y lo que juntos hemos logrado.
Lo observé durante un momento, evaluando la sinceridad en sus ojos. Aunque nuestras vidas rara vez se cruzaban, su petición me pareció genuina, y no vi razón para negarme.
-Claro, puedo darte una,eso no tiene problema alguno-respondí, levantándome de la mecedora y dirigiéndome al jardín que se encontraba en la parte trasera de la casa-. Tengo algunas rosas muy hermosas este año. Espera un momento aquí, no tardaré.
El jardín de mi madre era su orgullo,ella lo cuidaba con tanto esmero, y yo había heredado su amor por las plantas. Entre los arbustos bien cuidados y las flores en su plena floración,se destacaban las rosas. Eran el centro de atención de todo el que pasaba por aquel jardín y se percata ban de su presencia , con sus pétalos rojos como la sangre, exudando un aroma dulce y embriagador que misteriosamente te cautivaban. Busqué entre las más hermosas y seleccioné la más perfecta de todas por así decirlo. Era una flor robusta, de un rojo intenso, que parecía captar la esencia misma de la pasión y el amor.
Corté la rosa con cuidado, asegurándome de no dañar los demás capullos que aguardaban su turno para florecer. Mientras volvía a la terraza, sentí de momento una extraña sensación, un repentino presentimiento,un fuerte palpito,como si esa pequeña pero encantadora rosa tuviera un significado mayor del que podía comprender en ese momento,una señal, o quizás....me estaría tratando de decir algo que no podía ni por mas que lo intentara lograr comprender en ese momento.
El caso fue que le entregué la rosa a Pablo, quien la tomó con delicadeza, como si estuviera recibiendo algo preciado,algo que le aportaría gran beneficio.
-Gracias, Carlos. Esto significa mucho para mí, aunque no lo pudieras creer-dijo, su voz cargada de gratitud mientras examinaba detenidamente la flor.
-Lo se,no es nada Pablo-respondí, encogiéndome de hombros-. Me alegra poder ayudarte.
Antes de que se marchara, Pablo se giro hacia mi, me miró con una expresión que mezclaba sorpresa y algo más que no pude identificar de inmediato.
-Mira Carlos,Como muestra de agradecimiento a tu acto, ¿te gustaría venir a cenar con nosotros esta noche?,que te parece ?,Así aprovecharía para presentarte como un nuevo amigo a mi familia.
La invitación me tomó por sorpresa,fue algo de momento inesperado,pero no había razón para rechazarla. Además, la potente curiosidad ( que me caracteriza de echo ) por conocer más a este hombre mas allá de los saludos y a su respectiva familia me impulsó a aceptar.
-Claro como no , suena bien. Estaré allí al anochecer.
Pablo sonrió, un destello de alivio cruzando su rostro.
-Perfecto. Nos vemos entonces,no faltes eres el invitado de honor ! —gritaba esbozando una sonrisa.
Y así, con la rosa en mano, se alejó por el mismo camino por el que había llegado, dejando en el aire una sensación de expectativa. Me quedé un momento observando su figura desvanecerse en la distancia, preguntándome qué secretos guardaba esa flor que había entregado. Algo en mi interior me decía que el destino tenía algo preparado para mí. Y tal vez, la rosa que acababa de dar era solo el comienzo de una historia mucho más profunda y significativa de la que se podría uno llegar a imaginar.