La noche había caído sobre el pueblo como un manto de tranquilidad, con el cielo despejado y la luna llena iluminando los caminos con su resplandor plateado. Me encontraba en la cocina, terminando de ayudar a mi madre a lavar los platos y cubiertos para ponerlos relucientes en la mesa y servir la cena, cuando decidí que era hora de dirigirme a la casa de Pablo. Les informé a mis padres sobre mi plan.
-Mama, papá, iré a cenar a casa de Pablo, el vecino de aquí cerca -les dije mientras colocaba el mantel sobre la mesa.
Mi madre, siempre preocupada por mi seguridad, me miró con un gesto inquisitivo.
-¿Pablo? ¿El muchacho que trabaja haciendo manualidades? No sabía que te llevabas bien con él.
-Hoy hemos hablado un poco, y me ha invitado a cenar para agradecerme por una rosa que le di para que se la regalará a su mujer,tu sabes cosas de matrimonio. No te preocupes,son vecinos.
-Entonces no cenaras con nosostros hoy ? -me pregunto rápidamente dándome los platos para preparar la mesa
-No ma,te ayudaré a poner la mesa pero cenaré con ellos ya que más que una invitación ,ya es como si fuera un compromiso-dije mientras colocaba los platos en la mesa
Mi padre, que leía el periódico en la sala, levantó la vista por encima de sus gafas y asintió, dándome su aprobación silenciosa. Con el permiso otorgado por ambos, me abrigué con una chaqueta ligera y salí por la puerta principal.
El camino hacia la casa de Pablo no era largo, pero en la oscuridad de la noche, el sendero que atravesaba los campos y los huertos del pueblo parecía tener un aire distinto, casi mágico. Las luciérnagas brillaban aquí y allá, como pequeñas estrellas danzantes, y el crujir de las hojas secas bajo mis pies era el único sonido que rompía el silencio,además de alguna que otra casita.
Finalmente, llegué al portón que marcaba la entrada a la modesta casa de Pablo. La vivienda, aunque pequeña, tenía un aire acogedor, con luz cálida emanando de las ventanas y el suave aroma a comida que se podía hasta sentir desde aquel viejo portón. Toqué la puerta y, casi de inmediato, esta se abrió para revelar a Pablo, que me recibió con una sonrisa radiante.
-Carlos !!, qué bueno que viniste. Pasa, por favor -dijo mientras se hacía a un lado para dejarme entrar.
La casa de Pablo era sencilla pero llena de vida,muy organizada. Los muebles, aunque humildes, estaban bien cuidados, y en la sala se escuchaba el sonido alegre de un niño jugando. Al dirigir mi mirada hacia el suelo, vi a un pequeño de cabellos rubiosy ojos curiosos. Estaba concentrado en sus juguetes, ajeno a todo lo que ocurría a su alrededor.
-El es Alejandro, mi hijo -me explicó Pablo con orgullo-. Tiene solo dos añitos, pero ya es un torbellino jejeje.
Sonreí al ver la inocencia del niño, que me recordaba a los días en que yo mismo jugaba sin preocupaciones,que infancia aquella.
De repente, una figura femenina emergió de la cocina. Era Isabel, la esposa de Pablo. Tendría unos 21 años más o menos, con una belleza sencilla y humilde que se acentuaba con su sonrisa acogedora. Tenía el cabello rubio recogido en un moño suelto, y sus ojos brillantes y verdes lanzaban una mirada cautivadora que me evaluó con una mezcla de picardía y carisma.
-Oh Carlos mira,te presento a la mujer que me dio el honor de ser padre,está es mi esposa Isabel,por la que te pedí esa hermosa rosa.
-Vaya,Vaya,Así que tú eres el famoso Carlos del que mi esposo llegó hablando hoy con esa rosa-dijo, acercándose con una sonrisa mientras se frotaba las manos con un paño de cocina-. Pablo me ha contado cómo le regalaste esa rosa tan hermosa para que el me la diera a mi. La tengo en un jarrón en la cocina; no sabes lo que significa para mí y cuánto me gustan.
-Oh si,el me comentó cuánto te gustaban y por eso las buscaba por todos partes solo por ti,hasta que llegó al lugar indicado-respondí, algo nervioso por la atención que me estaba prestando con una sonrisa disimulada-.Y finalmente,pues decidí ayudarlo.
Pablo, siempre práctico, se encargó de disipar el ambiente.
-Asi fue...bueno vamos, vamos a cenar.El amor de mi vida ah preparado algo especial esta noche.
Nos dirigimos al pequeño comedor, donde una mesa modesta pero bien dispuesta nos esperaba. Isabel había preparado un guiso que llenaba la casa con su aroma delicioso, acompañado de pan casero ,ensalada fresca y un buen vino. Mientras cenábamos, la conversación fluía con naturalidad. Hablamos de todo un poco: del trabajo de Pablo haciendo manualidades como todo un experto , de las travesuras del niño , del buen sazón de Isabel y de la vida en el pueblo. Poco a poco, me fui sintiendo como parte de la familia, una sensación cálida y de confianza se transmitía de manera tal que me envolvía en cada palabra compartida.
Después de la cena, nos quedamos conversando en la sala, el tiempo pasó sin que nos diéramos cuenta. Pablo, visiblemente cansado, decidió llevar a Alejandro a la cama. El pequeño ya se había quedado dormido en el regazo de su madre mientras estábamos platicando, agotado después de una noche llena de juegos y risas.
-Voy a acostarme también -anunció Pablo mientras Isabel asentía con una sonrisa comprensiva-. Carlos,en verdad ha sido un placer tenerte aquí.Sabes que puedes venir cuando desees mi buen amigo ya que te has ganado ese título en realidad,por ahora me voy a dormir pero te dejo en buena compañía.
-Claro, Pablo. Gracias por la invitación, de verdad,será un placer seguir charlando con tu esposa -le respondí con sinceridad.
Después de que Pablo se retirara, Isabel entro y se puso un suéter para acompañarme hasta el portón. La noche estaba en su apogeo, y la luna llena lanzaba sombras suaves sobre el camino de tierra. Antes de despedirnos, Isabel encendió un cigarrillo, el fuego del encendedor iluminando brevemente su rostro mientras se arrecostaba al portón.
-Fue muy agradable tu compañía Carlos -dijo, exhalando una nube de humo que se disipó rápidamente en la brisa nocturna-. Fue muy lindo tener a alguien con quien conversar después de un día tan largo y trabajoso como los míos aquí en esta casa.
-Gracias a ti por la cena. Fue muy agradable conocer mejor a esta hermosa familia y acercarnos más -le respondí, sintiendo una inexplicable alegría que me llenaba el pecho.
Nos quedamos en silencio por un momento, simplemente disfrutando de la paz de la noche. Luego, Isabel apagó el cigarrillo contra la pared y me sonrió una vez más con una mirada pícara.
-Bueno, mejor vete antes de que se haga más tarde y tus padres se preocupen
-dijo finalmente-.Ya escuchaste a mi esposo,puedes venir cuántas veces desees,siempre serás bienvenido en esta casa Carlos,se que eres un buen joven,se te nota a simple vista.
-Pudiera ser,lo tendré en cuenta Isabel,no dejaré de visitar a mis nuevos amigos,bueno hasta pronto Isabel -respondí, dándole una última mirada fija antes de girar y empezar a caminar de regreso a casa.
Mientras avanzaba por el sendero iluminado por la luna, no pude evitar sentir una atracción latente por esa mujer , como si de un echizo se tratara,o quizás,hasta de un amarre para completar . No era solo la buena compañía, era algo que no podía identificar con claridad aún, pero que llenaba mi corazón de una esperanza impresionante .
Cuando finalmente llegué a casa, el mundo entero parecía diferente, como si una nueva etapa estuviera comenzando, aunque juro que no podía dejar de pensar en la persona ni en el nombre que hacían presencia en mi mente como el de ( ISABEL ).