Quien iba a saber que el desplume
de la gente y la soledad del bullicio,
me harían encontrar la, ahí sentada,
en el momento justo donde la oscuridad
empezaba a ser opacada.
Un torbellino dentro mio
detonaba segundo a segundo,
lo cual me hizo saber
que el amanecer entre sus cabellos,
se convertiría en mi mundo.
No era solamente un sí o un no
el que dejaría marcado
el sonar de su voz.
Sino el terciopelo sedoso y perfumado
de la suavidad de su piel
resonando entre mis sentidos.
Esa primera vez bastó para
tener la entre mis manos
y darme cuenta,
que el universo te deja la vida marcada,
¡Si!, ese regalo tan grande
construido con solo dos ingredientes;
música romántica y una mirada…