…Muchos besos más,
vinieron después
de aquella tarde otoñal,
donde solo el alma nos dejó
liberar nuestros sentimientos.
Con ellos,
la suavidad de su piel
fue degustada,
la dulzura de sus labios,
impregnada en los míos
y el glorioso sentir en nuestro interior
que aún había más por explorar.
Aquello que no conocíamos
nos volvió más curiosos,
nos entrelazó en caricias
de amor, besos del corazón
y placeres inimaginables,
que nos hicieron olvidar
de lo que estábamos buscando.
Tal era asi, que cuando
el cuerpo hablaba
el ama se interponía,
expresando sus miedos...