… Esos miedos que a lo largo
del camino se fueron desvaneciendo,
nos convirtieron en una soledad de a dos.
Donde la interacción corporal
del alma hizo que la búsqueda
de lo desconocido quedara
como las hojas doradas en el suelo,
rezagadas, pero no olvidadas
Voces que nos susurraban,
decían que el momento se acercaba,
que el gran evento de tenernos
piel a piel llegaría,
que los besos seguirían
y que ni los miedos ni nada,
nos detendría.
Y ahí llegaron ellos,
sin previo aviso y sin decirnos nada,
los 820 días se hacían interminables
y los 600 Km inalcanzables.
Los enfrentamos, los desafiamos
y los atacamos con nuestro amor,
porque para nosotros no existían
ni el tiempo ni la distancia…