Iré a un retiro de la escuela, sinceramente no estoy muy emocionada, sí, me tocó el mejor equipo, al menos para mí, pero nunca me gustó dormir con otra persona y además no me juntó con nadie, siempre he mantenido mi cabeza abajo, y nunca me gustó meterme en problemas, soy muy sentimental y soy fácil de hacer llorar. Tampoco me gusta ser más que otros, así que mantengo un perfil bajo, aunque es difícil... por hacer magia. En el equipo que me tocó ademas de mí, hay cuatro chicos, uno de ellos lo conozco muy bien y es el que siempre me ayuda en mis momentos de decaída.
Las semanas pasaron y he aquí el día del retiro había llegado. Con algo de nervios y flojera, me levanté de la cama, elegí la ropa que iba a usar y preparé mi maleta para dos semanas, me bañe y me despedí de mi mamá, la cual antes me sirvió uno de mis platos favoritos. Salí de la casa junto con mi papá, lista y casi convencida de que quería ir.
Al llegar, bajé mi maleta y me despedí de mi papá, entré a la escuela y en el patio ya se notaban niños formados. Corriendo hacía mi salón dejé todo el equipaje que tenía, no era mucho si lo quieren saber. Caminé hacia la formación y me puse en mi respectivo lugar. También vi llegar a Alexander, el chico del que les hablé antes, junto con sus grupo, en donde estaban las otras tres personas. La directora se paro enfrente de los alumnos y habló sobre las reglas que debíamos de seguir, las instrucciones de qué teníamos que hacer, dónde están los baños y demás. Un dato que nos dijo es sobre todas las áreas de la Finca y que posiblemente nos podíamos perder en ella.
La directora fué diciendo cuál grupo salía primero hacia los autobuses y recalcó que tenemos que estar sentados junto a nuestro equipo. En el camino, hablé mucho con Alexander y sus amigos: Darren, Kevin y Jorge, ellos son el resto de mi equipo, y sorprendentemente todos me cayeron excelente. Mientras estábamos en el autobús, los maestros nos dejaron desayunar, compartí mi desayuno con los demás.
En cuanto llegamos nos bajaron del camión y nos dieron un mapa a todos, y en unos minutos después cada equipo eligió su lugar de estancia, en donde se iban a quedar por el resto de las semanas. Nosotros elegimos una casa cerca del lago, en la que había baños, una cocina pequeña, una sala de estar con dos sillones que se veían muy cómodos y una televisión, también tenía doble piso, en el de arriba había dos cuartos bien adornados, uno de los cuartos contaba con dos literas y el otro solamente con una cama individual. Yo me quedé sola en la habitación individual por deseo de los demás y yo acepté la idea.
El día de llegada se fue rápido y en dos parpadeos ya era de noche y todos los equipos estaban ya en su respectiva casas algunos ya dormidos y otros haciendo fiestas. Todos en mi equipo se durmieron temprano, así que les seguí y camine a mi habitación, me acosté en la cama que tenía, era cómoda y tenía un ligero olor a flores, puse un despertador y quedé dormida pensando en lo que se avecinaba.
....
─ Mierda, ahora que hago ─ Dije en voz silenciosa, casi en mi mente. Caminé mas rato, hasta encontrar un muro enorme el cual obviamente me impedía el paso, no me desanime y lo escale, al otro lado parecía estar mucho más cuidado, a lo lejos aviste una casa y me dirige hacia ella, una casa pintada de blanco con una puerta algo grande. Logré entrar en ella, se notaba vacía, pero arriba, en donde existían dos cuartos, no estaba vacía, lentamente me acerqué a uno de los cuartos y noté que la puerta estaba emparejada, así que me agache. Necesitaba encontrar a alguna persona rápidamente, o este efecto podía pasarse a mi cuerpo. Entré abriendo despacio la puerta y reconocí a dos de los chicos que estaban en su interior, pero en este momento ellos no me importaban, me preocupaba más por mi mismo. No me tome la molestia de investigarlas más a fondo, hice lo que tenía que hacer, lo que me dijeron que hiciera, hice caso, le confié la vida a mi captor, ahora, justo cuando dejé eso, seré libre. Me paré en medio de las dos literas y con cuidado solté un dispositivo que me había dado mi captora.
En voz bajá expresé ─ Lo siento mucho chicos, tengo que hacerlo, quiero tener mi vida normal de nuevo ─
Al decir mis ultimas palabras para ellos, salí con extrema cautela de la habitación, bajé las escaleras y abandoné la casa. Me sentía libre al fin, así que regrese en mis pasos y salté el muro con felicidad.
─ ¡ESTOY LIBRE! ¡SOY LIBRE AL FIN! ─ Escapé lo más rápido posible de ese lugar, ahora mi cometido era encontrara una ciudad.