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Chapter 9 - Capítulo VIII

─ Mmm… ¿¡Qué?! (Acabo de encontrar una persona miniatura, ¿Qué debo hacer?).─ Zuri me agarra rápidamente con su mano y sale del lago en donde estaba nadando. ─ ¿Cómo te llamas? ¿Quién te encogió? ¡Ohh Diosa! (Necesito esconderlo de Anbar) Mira, iremos a mi cabaña y ahí platicamos.

No me dejó ni responder en cuanto ella salió corriendo a su cabaña, gritandole a sus hermanas "Chicas olvidé algo, ahorita vuelvo". Se notaba que no tenía experiencia con tener a alguien pequeño reducido en sus manos, pues me agitaba mucho y me empezaron a dar nauseas por su movimiento de mano. Al llegar me deja en un sillón y se dirige hacia la cocina.

─ Es raro tener de nuevo que lidiar con un pequeño, ¿Qué te gusta de comer? Por tu apariencia creo que te falta comer algo. ─ Lo que dijo era cierto, ya tenía algo de hambre, pero me extraño que haya dicho "Lidiar con un pequeño" entonces mi observación anterior estaba equivocada.

— Vamos no tengas miedo, no te har�� nada, de hecho planeó ayudarte, he tenido experiencias muy malas siendo pequeño. — Dijo Zuri, yo trataba de entender lo que estaba diciendo. Parecía que ella también en algún punto de su vida había sido encogida por alguien. Me armo de valor y le contesto.

— Me puedes dar, ehhh, ¿Cereal? ¿Galletas? No sé, lo que usted quiera.

— ¡Con gusto te daré galletas! Sólo espérame un minuto, iré a buscarlas en la alacena. — Zuri desaparece de mi vista, caminando hacia la alacena que al parecer estaba atrás en una sección que no podía ver.

Me mantuve en el sillón, viendo que la casa en donde estaba era completamente diferente a la nuestra. Aparte de eso estaba decorada con cosas extravagantes, se notaba que las hermanas la habían decorado a su gusto, no me pregunté cómo hicieron para traer todas esas decoraciones.

Después de unos segundos Zuri se acerca a mí con un paquete de galletas, la envoltura estaba de color plateado y no tenían ninguna marca, así que no supe de que eran esas galletas. Abrió la envoltura y sacó un par de galletas. Al verlas noté que eran "Canelitas".

Como dije, sacó las galletas y el par las dejo en una mesa que estaba adelante del sillón, encima de un plato plano de color blanco.

— Muy bien, creo que con esas dos galletas te llenarás, si necesitas algo voy a estar aquí junto a ti, solo hazme señas o gritame. — Zuri se sentó en el sillón, lo cual hizo que rebotara un poco. Ella me agarró y me puso en la mesa, procedí a comer las galletas que Zuri me había dejado.

Pasaron los minutos y Zuri seguía mirando su celular mientras yo comía las deliciosas galletas, pero mi suerte no pudo ir para peor, o eso es lo que pensaba en esos momentos.

De repente la puerta de la casa se abre bruscamente, dejando ver a una chica alta, guapa y empapada de agua, era Anbar y al parecer había venido por su hermana.

— Eh, Zuri, Rosa necesita tu ayuda con algo se su celular.

Zuri se levanta un poco nerviosa y se pone enfrente de la mesa para que Anbar no me logre ver. — Le pudiste decir a Rosa que ella viniera. ¿Es lo mismo de la otra vez?

— Al parecer sí, por lo menos eso es en lo que me fije cuando me enseño el celular.

— Ahh… — Zuri se notaba algo desanimada, caminó hacia Anbar olvidándose de mí.

— Ehh, Zuri.

— Mande.

— Tomaré algo para el picnic, ve con Rosa sin mi, te alcanzo en un rato.

— Entendido. — Zuri sale de la casa.

"¿Qué acaba de pasar? Zuri se olvidó de mí como si no hubiera pasado nunca." Pensé, pero todo se revelaría en cuanto Anbar cerró la puerta de la casa con seguro.

— Muy bien pequeña escoria. — Anbar se dirijo hacia mí, su voz me dejó perplejo, al parecer este era el día en el cual conocería que se siente ser torturado por una gigante. — Una pregunta primero, ¿Puedes morir?

— E… Eh, ¿No? Tengo un hechizo para volver a la vida, pero si me duele lo que me hagan — Mi mente estaba ya imaginando cosas, quería que me diera todo lo que tuviera y al parecer se notaba que ya tenía experiencia.

— Entonces… pongamos el cronómetro.

Anbar se acercó más y me agarró con una de sus manos, ella estaba en traje de baño igual que como la vi hace unas horas. Sólo que ahora estaba empapada.

— Bien chico, hace mucho que no juego con uno de ustedes, tristemente me prohibieron encoger a alguien de nuevo, pero tengo suerte de encontrar a alguien ya encogido. Espero que tu también lo disfrutes porque será posiblemente la primera vez que veas a alguien desnudarse frente a ti, a menos que ya vieras porno, eso cambia un poco tu perspectiva. —

¿Recuerdan la vez que les dije que mi fetiche era sobre gigantes? Tal vez no lo dije en voz alta o tal vez ni lo dije, pero esto va a estar interesante, nunca pensé que se cumpliría mi sueño.

Anbar sube las escaleras y entra a una de las habitaciones de la casa, ya estando ahí me deja en la cama y comienza a quitarse el traje de baño, dejando ver sus pecho firmes y bien definidos.

— Tienes suerte de estar con la persona más bonita de la preparatoria — Suelta una leve risa y se acuesta en la cama, para después poner uno de sus pies enfrente mía.

— Caminé descalza especialmente para ti, además de que mis pies están mojados, tendrás que sacarlos y limpiarlos. — Al parecer ya sabía sobre mi existencia desde el lago. La chica señaló su pie. — ¡Ah! Una cosa más, dime "Ama o Diosa" lo que te apetezca.

— Sí Diosa. — Esto me recordaba mucho a un libro que leí en la secundaria, de hecho era uno de los libros históricos, se asimilaba mucho a mi situación actual aquel capítulo que recuerdo.

— Muy bien, empieza pequeñín.— Empecé lamiendo la planta del pie, su pie era levemente más grande que yo y estaba bastante sucio, no tardé en excitarme. La planta de su pie desprendía un olor que no podía describir, pero se sentía bien. Después de acabar con el primero, seguí con el segundo.

Traté de subir a sus dedos y los chupe (o por lo menos lo que podía) eran más bien como besos. Miré un poco a Anbar, ella estaba algo ruborizada y se notaba excitada también.

Después de un rato ella empezó a sacar leves quejidos y movió el pie en donde estaba, caí a la cama de nuevo y ella levantó el pie y después lo dejo caer sobre mí.

— Lo hiciste muy bien chico, eres uno de los mejores pequeños que he tenido, me hiciste sacar un gemido demasiado rápido.

Me comenzó a aplastar con uno de sus pies, pero como estaba en una cama, me empecé a unir en ella. Esto llegó a tal punto que me desmayé, al parecer Anbar me aplastó tan fuerte sobre la cama que termine muriendo.

Al despertar noté que Anbar me tenía agarrado, y apunto de meterme en su boca. La abrió dejando un leve aroma a frutas y un viento cálido y húmedo a la vez sobre mi cara.

Ella me mete en su boca y empieza a lamerme con su lengua, hasta que vuelve a sacarme con dos de sus dedos y me deja flotando en el aire.

— Muy bien, creo que es suficiente para complacerme a mí misma. Adiós pequeñín, espero tu visita otro día jajaja. — Después de eso, vi un destello hasta que me nubló la vista, cuando pude recuperar recuperarla me encontraba afuera de una casa, al parecer era la mía y posiblemente adentro estaba Alex.

Anbar se reveló ante mí como una bruja, o eso es lo que pienso por lo que me acababa de pasar, o tal vez todo era un sueño… no lo sé, pero se sintió muy real. Ahora sólo tengo que volver a mi misión de encontrar mi teléfono y desbloquearlo para llamar a alguien.

Será de nuevo una travesía subir las escaleras y llegar hasta el escritorio, pero estoy animado, aún más con lo que me acaba de pasar.