Paola con sus dos manos nos elevó hasta sus hombros y nos llevó a su cuarto para después dejarnos en el escritorio.
Segundos después se fué de la habitación y bajó las escaleras.
─ ¿Qué hacemos? ¿Por qué hizo eso Kevin?
─ Investigará cómo devolvernos a la normalidad Darren, irá con uno de los maestros que más saben magia, espero que él nos ayude en esto. ─ Dijo Kevin, sentándose y exhalando. ─ Si no volvemos a la normalidad pronto, los demás maestros se preocuparán por no salir de la casa y nos encontrarán así. En este momento lo que pueden hacer ustedes es sentarse y esperar.
─ ¿Tú que harás?
─ No lo sé todavía, tal vez salga a investigar, pero con este tamaño, no creo ayudar mucho. Además confío en Paola, ella nor ayudará. (Espero que no se tarde, si no esto se pondrá feo). ─
Nosotros tres, menos Kevin, empezamos a jugar lo que sea que se nos viniera a la mente, pero terminamos aburridos muy pronto y comenzamos a molestar a Kevin, el cual estaba en un profundo pensamiento de análisis de la situación. En lo que lo molestamos, él saltó de un brinco y gritó.
─ ¡Ya sé! Ustedes esperen aquí humanos inservibles, en un momento vuelvo. ─ Kevin corrió hacia la orilla del escritorio y saltó de él sin pensarlo, gracias a su magia, cayó perfectamente. ─ ¡Ahorita vuelvo! ¡No se les ocurra saltar, se rompen las piernas y tardarán en sanar aunque tengan el hechizo!
Su voz se fue alejando y unos minutos después ya no había presencia de Kevin.
─ (Necesito encontrar esa planta rara que alguna vez me enseñó mi padre, pero ¿Dónde demonios estará en esta finca, necesito investigar y rápido para que no se me haga de noche). ─ Caminé hasta la puerta, bajando las escaleras y corriendo a través de los muebles. Gracias a que la casa era un poco vieja y las puertas no se habían cambiado desde entonces, encontré un pequeño agujero en la puerta, el cual me dejó pasar, con dificultad, pero lo hizo.
Ví el exterior de nuevo, todo era verde con árboles y casas desperdigadas por todo el campo. Evalúe la situación, buscando las casas en las cuales no me tenía que acercar y las otras casas que no tenían a nadie habitándolas, hice un mapa en la tierra con una pequeña vara que me encontré y me puse a pensar qué sería lo mejor.
Realice mi recorrido, pero desafortunadamente me encontré con alguien. Llegando casi a mi destino, un zapato gigante se cruzó y por unos centímetros más me aplastaría. Levanté la mirada y era una chica pelirroja, con piel blanca y fina, delgada y con buenos atributos. Su vestimenta era la común aquí; Zapatos negros de piso, medias negras, falda negra con short abajo (Reglamento de la escuela), camisa azul oscuro con el logo de la escuela. Aparte ella tenía una banda de líder en el brazo izquierdo, inmediatamente después de eso me acordé de ella y su nombre.
Es Lilian, la jefe de grupo de uno de los grupos, es directa pero amable, me ayudó en muchas cosas cuando estábamos en primaria. Recientemente no hablamos y nos hemos separado desde la secundaria.
Con cautela (Aunque sabía que ni de chiste me escucharía) caminé hacia atrás volteandome y rodeándola. Estaba hablando con una de sus amigas, o eso quiero pensar, se reían. Yo por mientras corría rodeándola y después dándole la espalda para seguir mi camino.
Los siguientes minutos fueron de nuevo puro caminar, ese encuentro de antes me hizo sentir algo más que aburrimiento. Pero en este momento, sólo pensaba en volver a mi tamaño.
Una hora larga de caminar dio sus frutos, pues encontré lo que buscaba, unas plantas amarillas parecidas a los girasoles, pero con el centro de color rojo. Las flores eran un poco más pequeñas que yo y las podía agarrar con facilidad, si tuviera el tamaño normal nunca las hubiera encontrado y posiblemente las hubiera pisado, pues son diminutas y muy escasas, por eso son tan raras de ver en una florería. Además de eso, tienen una fuente de poder extraña, que te deja hacer varios hechizos. Arranque una por una, pero dejé tres de ellas, para volver después por si nos faltan y no desperdiciarlas.
Ahora mi siguiente misión era regresar, así que seguí mis pasos de antes. No lo hice muy bien, pues a la mitad del camino me encontré losas de hormigón,es un camino de losas, unas cuantas farolas(que no estaban prendidas) y varias sillas de metal, parecidas a las de los parques.
Mi temor salió, pues no me importaba que me matarán, al fin y al cabo no podían. Lo que me atemorizaba era que me vieran y me agarren, a eso le tenía miedo.
Volteo a los dos lados y después de cerciorarme de que no venía nadie, corrí hacia el otro lado del sendero. Aunque no era el único que corría, pues escuche unos pasos acercándose a mí a mitad de recorrido para llegar al otro lado. Volteé hacia el lado derecho y no había nadie, pero dirigí la mirada al lado izquierdo mientras caminaba lentamente hacia adelante y observe como Lilian se acercaba corriendo.
Con una reacción corrí lo más rápido, de reojo aprecie como un conejo salía del pasto, lejos de mí pero tapando el camino a Lilian. Ella era una amante de lo animales, así que ví como saltaba para evitar aplastar al pequeño conejo. Mi percepción de profundidad estaba mal o ella saltaba muy largo, pues piso al lado de mí con sus zapato como la otra vez, pero esto fue mucho más fuerte, haciendo que saliera volando por los aires, soltando las flores que necesitaba y cayendo en la hierba de adelante. El aterrizaje, aunque fue un poco forzado no me rompió ninguna extremidad, me dejó solo adolorido del golpe.
Me levanté rápido y regresé por las flores que habían caído en el sendero. Pero me encontré con un problema, el conejo de antes estaba ya en la escena y comiéndose mis flores. Cabe decir que el conejo era de mi tamaño, de hecho un poco más grande, como un caballo.
─ ¡Me lleva...! Regresando haré sopa de conejo o caldo, o, como se llame... ¡Pero de Conejo! ─ Esto era lo que quería evitar no llevándome todas las flores, pero era más trabajo volver y arrancar más flores, las cuales ya no quedaban de sobra.
Esperé oculto en las hierbas a que se fuera el conejo y volví a caminar hacia las flores. Minutos desperdiciados después, regresé al camino y de nuevo cruce el camino con "cuidado", pero para mi mala suerte, tropecé y caí encima de las flores que tenía cargando. Las flores tenían que echarse completas al hechizo, y no se podía dañar por ningún motivo.
─ ¡Me lleva tu puta madre! ─ Me levanté, me sacudí el polvo y comencé a pisar las flores con rabia. ─ ¡Malditas cosas frágiles! ¡¡Son casi de mi tamaño y se destruyen tan fácil con una caída!! ¡Me mató! ... ¡MERMKSMKDNK!
Mis gritos eran uno tras otro, hasta que miré como el sol se desvanecía, o alguna nube lo había tapado, miré hacia arriba y no era una nube lo que me tapaba el sol, era otra vez Lilian con el (puto) conejo y otras dos personas. Lilian se percató de mi presencia, pues miró hacia abajo y me guiño el ojo.
Les dio el conejo a una de las otras personas y les dijo unas cuantas cosas.
Las otras dos junto con el conejo (Me caguen) se fueron caminando y Lilian se arrodillo junto a mí. Sus ojos azules cayeron sobre mí lo cual me hizo sentir incómodo.
─ Valio, valio riata, ya, no ya, ahora sí me suicido dos veces, más de, sí, sí... maldición. ─