Antes de leer:
El prólogo del libro contiene información importante de la trama, no lo publiqué cómo capítulo, porque es muy corto, puedes buscarlo en la página del libro como volumen auxiliar.
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Capítulo 1
En las afueras de la ciudad...
Un misterioso comandante, sobre su caballo negro, observaba a su ejército con una mirada firme y penetrante. Frente a él, 2 mil soldados aguardaban en silencio, listos para marchar en lo que su Señor diera la orden, para llevar su sed de sangre a la ciudad Blanca. La tensión en el aire era palpable, como si hasta el viento temiera interrumpir el solemne momento. El comandante se giró hacia su asistente, un hombre delgado y visiblemente nervioso, que esperaba las instrucciones con atención.
—Señor, las tropas están listas para partir en cuanto lo ordene —informó el asistente con voz tensa.
—Perfecto —respondió el comandante, sin apartar la vista del horizonte—. Quiero que todos estén preparados para atacar en el momento en que la luna alcance su punto más alto. No olviden, al amanecer la mansión Ashki no debe tener rastros de vida,
El asistente asintió rápidamente, listo para retirarse, pero antes de que pudiera dar un paso, el comandante lo detuvo con un gesto de la mano.
—Y una cosa más. Muestra este retrato a todos los soldados, Él debe vivir, lo quiero ante mi de rodillas. Luego envía un mensajero a la posada "Luz de Medianoche". Que entreguen esta carta al dueño y le digan que va dirigida a los seis del cuarto secreto. No debe haber errores.
El asistente, visiblemente más inquieto, recibió la carta con manos temblorosas y salió apresuradamente para cumplir la orden. Mientras el comandante lo observaba alejarse, una sonrisa siniestra se dibujó en su rostro.
—¡Shadow! —gritó el comandante con fuerza.
De las sombras emergió una figura oscura, inclinándose con respeto.
—Sí, señor. ¿Qué necesita de mí?
—Quiero que vayas a la ciudad —dijo el comandante con tono severo—. Busca al objetivo. Síguelo y no lo pierdas de vista. Quiero un informe detallado de cada movimiento que haga.
—Disfruta esta noche, Arthur —murmuró—. Será la última vez que gozarás de algo en esta vida. —Tras esas palabras, soltó una breve carcajada que resonó en el aire frío de la noche.
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Horas más tarde en una posada a las afueras de la ciudad.
El mensajero, con la carta bien guardada en su cinturón, llegó a la posada "Luz de Medianoche" bajo la luz tenue de las farolas que apenas iluminaban las calles vacías. Tocó la puerta tres veces, un patrón que el dueño reconoció al instante. Una pequeña rendija se abrió, y dos ojos desconfiados lo escrutaron desde el otro lado.
—Traigo un mensaje —dijo el mensajero en un susurro—. Va dirigido a los seis hombres del cuarto secreto.
La puerta se abrió lo suficiente para que el mensajero entrara y dejara la carta sobre el mostrador. Sin intercambiar más palabras, el hombre desapareció en las sombras de la noche tan rápido como había llegado.
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Entre las luces y colores del festival, en medio de la música y las risas de los asistentes, Shadow se movía como una sombra, invisible para los desprevenidos. Su figura delgada y ágil le permitía mezclarse entre la multitud sin levantar sospechas, mientras sus ojos afilados no perdían de vista a su objetivo: Arthur y su hermana.
Arthur caminaba junto a ella, disfrutando del bullicio del festival. Su hermana, con los ojos brillantes, observaba con asombro los puestos de comida y los artistas callejeros que llenaban la plaza. Se reían y conversaban, ajenos al peligro que acechaba tan cerca.
—¿Te gusta el festival este año? —preguntó Arthur, sonriendo.
—Es el mejor de todos —respondió su hermana con entusiasmo—. Mira, Arthur, ¿ves a esa mujer bailando con fuego? Es increíble. Quiero aprender a hacer eso algún día.
Arthur rió ante la energía de su hermana, la cual siempre lo contagia.
—Con lo inquieta que eres, no me sorprendería verte bailando con fuego mañana mismo —bromeó.
Los dos continuaron paseando entre la multitud, mientras la música alegre resonaba en el aire. Sin embargo, para Shadow, no era una noche festiva; era una misión importante. Mientras el resto de la ciudad celebraba, él calculaba cada movimiento de Arthur, estudiando su comportamiento, listo para avisar en el momento en el que se dirigieran de camino a su mansión.
"Sonríe todo lo que quieras", pensó Shadow, oculto entre la multitud. "Pronto, toda esa felicidad se convertirá en lágrimas de sangre."
En lo alto del cielo, la luna llena empezaba a teñirse de un inquietante color rojo, rodeada de nubes oscuras que parecían anticipar la tragedia. El aire se volvía más denso con cada paso que daban, como si la misma naturaleza presagiaba el desastre que se avecinaba.
—¿Te has dado cuenta de lo roja que está la luna? —comentó su hermana, levantando la vista al cielo.
—Sí, es raro, he escuchado decir que la luna roja durante el festival, significa que alguien morirá de manera violenta esa noche—respondió Arthur, intentando mantener un tono despreocupado.
—Aun así... me da un poco de miedo. —La joven lo miró con preocupación—. Siento que algo malo va a pasar.
Arthur frunció el ceño, pero intentó tranquilizarla.
—No te preocupes, mientras estemos juntos, no hay nada que temer. —Le puso una mano en el hombro—. Vamos, sigamos disfrutando. Todavía hay mucho por ver.
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Entrada de la Mansión Ashki
Mientras tanto, a kilómetros de allí, un grupo de guerreros vestidos de negro irrumpía en la mansión de los Ashki con una ferocidad desmedida. Espadas y lanzas chocaban con violencia, mientras la sangre comenzaba a teñir los jardines y pasillos de la residencia. Los pocos soldados que defendían la mansión hacían lo posible por contener a los invasores, pero estaban superados en número y fuerza.
De los quinientos defensores que quedaban en la mansión, la mayoría caía rápidamente bajo la embestida de los mil invasores que rodeaban el lugar. La familia Ashki, una de las más poderosas de la provincia, estaba siendo arrinconada hacia el patio principal. Sin embargo, en la ciudad, el sonido de la masacre era apenas un eco lejano, y nadie parecía dispuesto a intervenir. Las otras casas nobles observaban desde la distancia, resguardadas tras sus muros, ignorando los sucesos que llenaban la ciudad de miedo y zozobra.
En la oscuridad una sombra se desplazaba a una velocidad casi imposible para un ser humano. Sale de la ciudad y se dirige rápidamente a un cúmulo de árboles a la distancia.
— señor, el objetivo se dirige a la trampa — dice murmurando a un gran árbol que se encontraba en el centro del bosque.
— buen trabajo, ten ésto — decía mientras arrojaba una bolsa pesada llena de monedas de oro.
— ve a buscar a los comerciantes de esclavos y espera a que te dé la orden de venir. Enviaremos algunos paquetes especiales.
—De inmediato, mi señor— dijo Shadow mientras desaparecía en las sombras.
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En el camino hacia casa...
—¡Arthur, mira! —exclamó su hermana, señalando un puesto de globos de colores—. ¡Quiero uno de esos!
—Está bien, pero apúrate. Mamá dijo que no deberíamos tardar tanto —respondió Arthur con una sonrisa.
Ella corrió hacia el puesto y volvió con un globo rojo, sosteniéndolo con orgullo.
—Lo llamaré "Luna roja" —bromeó, mirando de nuevo hacia el cielo, donde la luna roja seguía brillando ominosamente.
—Sabes que mamá dice que esa luna es un mal augurio, ¿verdad? —dijo Arthur en tono juguetón, fingiendo miedo—. ¡Tal vez traiga mala suerte!
—No seas tonto, Arthur —replicó su hermana, riendo—. Es solo una luna. ¿Qué podría pasar?
Sin saberlo, esa noche cambiaría sus vidas para siempre.