La conciencia de Seredine regresaba lentamente, no recordaba nada. Su mente era un caos, sus pensamientos eran erráticos. Sus párpados pesaban tanto qué al intentar levantarlos le causaba dolor de cabeza.
Un escalofrío recorrió su cuerpo cuando la sensación de estar sobre una superficie helada se hizo presente. Algo estaba mal.
Su piel desnuda rozaba con una mesa de metal. ¿Dónde estoy?
Cuándo finalmente pudo enfocar su mirada, la escena ante ella fue suficiente para despertar todos sus sentidos.
El lugar no era una simple habitación era un laboratorio. Frente a ella se encontraban varios cilindros de cristal de gran tamaño, con lo que parecía ser un líquido lechoso y cuerpos humanos flotando dentro de ellos.
A su lado, envases de vidrio con líquidos de colores extraños, estantes repletos de pergaminos y herramientas quirúrgicas de todo tipo, en la mesa del centro había libros y pergaminos tirados por todos lados, círculos mágicos tallados en las paredes.
Las paredes y el techo tenían una gran cantidad de piedras de aurora de alta calidad iluminando toda la habitación, haciendo que no se proyectara ni una sola sombra
Intentó moverse, pero su cuerpo no respondía como esperaba, Estaba atada y al parecer el efecto de la droga no se había ido completamente.
Al bajar la mirada se dió cuenta de que sólo traía puesta su ropa interior, lo que la hizo estremecerse. No solo por el frío, sino por el miedo.
Un sonido de pasos resonó en la habitación.
De entre la sombra de la entrada, pudo ver cómo emergía desde sus pies iluminandose hasta revelar completamente su bata blanca y su rostro de hombre maduro con una sonrisa tenebrosa que le hizo dar escalofríos.
— ???: Oh, ha despertado la señora. Su tono era suave, casi amable, pero la malicia en sus ojos revelaba su verdadera naturaleza.
Atrás de él dos mujeres con ropa de sirvienta, con expresiones vacías, como si fueran meras herramientas.
El hombre inclina la cabeza y observó con curiosidad el cuerpo de Seredine.
— ???: Debo admitir que fue más complicado de lo esperado, pero después de todo aquí estás.
Seredine lo miró con odio, pero su mente aún estaba confusa por los efectos de la droga.
— Seredine: ¿Qui... Quién eres? Logró susurrar.
— ???: ¿Quién soy? Pues, a partir de ahora soy tu dueño, chasqueó los dedos y las dos mujeres se acercaron a Seredine tomando una jeringa que la hicieron desmayarse una vez más.
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Todo comenzó con el plan de Seredine.
Seredine había preparado velas impregnadas con un veneno de lenta propagación, las encendió para adormecer a Memphis y dejarlo vulnerable.
Lo que no esperaba es que Memphis también tenía un plan en mente para someterla, al principio solo estaba fingiendo sumisión mientras el veneno hacia efecto. Su intención era simple: cuando él estuviera incapacitado, registrar su oficina y descubrir sus secretos.
Pero subestimó demasiado a Memphis.
Cuando Seredine bebió té, no notó la ligera alteración en su sabor. No tardó en sentir su cuerpo pesado y su visión borrosa. En ese momento supo que había sido drogada.
Sin embargo, lo que ocurrió después fue un verdadero desastre.
Ella comenzó a someterse apasionadamente ante Memphis, se había dejado llevar por el placer, tocando cada parte de su cuerpo y acercándose a él, al final cuándo Seredine se quitó el vestido, revelando la sensual y atractiva forma de su cuerpo con una exótica ropa interior.
En ese momento, el veneno de la habitación cumplió su objetivo, Memphis cayó desmayado, sus ojos se tornaron blancos mientras que una gota de sangre corrió por su nariz.
Desde el exterior de la residencia, dos asesinos que protegían a Seredine en secreto. Habían permanecido ocultos en las sombras durante horas, esperando cualquier señal de peligro.
Cuando sintieron que algo estaba mal, irrumpieron en la habitación por la ventana.
Lo que no sabían es que Memphis también había preparado un plan para proteger su vida.
Dos magos que trabajaban para Memphis reaccionaron de inmediato, entraron a la habitación al escuchar la ventana romperse.
Ambos sacaron sus varitas y preparaban sus ataques. ¡Storm! ¡Blade of the wind! Una cuchilla de viento emergió.
Pero los asesinos eran rápidos.
Uno de ellos logró esquivar rápidamente rodando por el suelo. El otro simplemente saltó al aire evadiendo el ataque.
Después de rodar, el primer asesino se abalanzó sobre el mago que lanzó el hechizo.
El otro mago, desesperado, conjuró un hechizo, ¡Storm! ¡Dragon's breath! Un vendaval feroz lanzó al asesino por la ventana, Quién quedó inconsciente por la caída.
El otro asesino que había saltado al lado opuesto de la habitación, arrojó una daga justo después del hechizo, penetrando el antebrazo del mago.
Los magos no perdieron tiempo. Tomaron a Seredine y a Memphis y huyeron.
El asesino los siguió de cerca, pero los hechizos que le arrojaban uno tras otro le impedían acercarse.
No tuvo más opción que perseguirlos, hasta que entraron en un pasaje oculto, allí sólo podía ver la oscuridad y mientras avanzaba se encontraba con trampas ocultas que casi le asestan un golpe mortal.
Saltó y esquivó tantas como pudo, pero finalmente cayó en una de ellas, siendo herido en su brazo, sin un camino claro por delante, fue forzado a retirarse.
Los magos lograron escapar de sus manos, y ahora, Seredine estaba a su merced.
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El asesino sabía que no podía hacerlo solo. Tenía que encontrar a su compañero.
Se deslizó entre la oscuridad hasta llegar de nuevo a la habitación, saltó por la ventana hasta el jardín donde encontró el cuerpo de su camarada.
Se arrodilló junto a él y lo sacudió con fuerza.
— ???: ¡Despierta!
— ???: Mmmm, ¿Qué pasó?
— ???: Jhon, nos descubrieron. Seredine ha sido capturada.
— Jhon: ¡Demonios Greg!, ¡La teníamos!
— Greg: Entonces tenemos que recuperarla.
Jhon se levantó, notando rápidamente la herida en el brazo de Greg.
— Jhon: ¿Estás bien?
— Greg: no es nada, ayúdame a ponerme un torniquete, puedo soportar el dolor.
Después de aplicarse primeros auxilios, ambos corrieron en dirección al jardín exterior de la residencia. Pero antes de que pudieran moverse, el sonido del acero chocando los detuvo.
Frente a ellos, Tiehny y Higor estaban envueltos en una feroz batalla..
Se ocultaron entre las sombras y observaron durante al menos 4 minutos.
Jhon reconoció a Higor de inmediato. Lo había visto anteriormente en la oficina comercial junto a Joseph.
La batalla estaba en su punto crítico.
Tiehny logró asestar un golpe directo en el antebrazo del caballero, perforando su protector del antebrazo y haciéndole una herida profunda.
Higor aprovechó la oportunidad. Con un movimiento, se deslizó por las sombras entre la guardia del enemigo y hundió una de sus espadas en su abdomen.
¡Aaaagh! El caballero gritó de dolor, pero no dejó abatir. Tambaleándose hacia atrás, alejándose de Higor, su respiración se había vuelto pesada y su cuerpo estaba cubierto de heridas.
Ninguno de los bandos tenía fuerzas para continuar.
Fue cuándo Marcus y Darío irrumpieron en la escena.
El caballero, herido y exhausto, decidió tomar la única opción que tenía: escapar.
— Jhon: voy tras él. Decidió seguirlo con la mirada fija en él, desplazándose por las sombras evitando la mirada de los caballeros.
— Greg: ¡Ve! Respondió, aún debilitado por la herida. Iré a advertir a los caballeros de Shwarts.
Se separaron sin hacer ruido, cada uno con un objetivo distinto.
Mientras tanto, Marcus y Darío se acercaban a sus compañeros heridos.
— Tiehny: ¿Y bien?, ¿Dónde está?
Darío simplemente nego con la cabeza, Pero apretando los puños con todas sus fuerzas.
— Higor: quién se encontraba calmado, explotó repentinamente ¡¡¿Dónde está?!! Tomando a Darío de su pechera con impotencia.
— Tiehny: ¡¡Higor!!, ¡Tienes que calmarte! Dijo mientras lo empujaba hacia un lado. Para luego dirigir su mirada hacia Darío.
— Tiehny: hablen detalladamente ¿Qué encontraron en la residencia?
— Darío: encontré rastros de una batalla en la habitación y también había rastros de sangre en el suelo.
En ese momento todos reaccionan y se colocan en posición de batalla. Desde las sombras emergió una figura, estaba herida por lo que podían ver.
— Marcus: ¿Quién eres?
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— Greg: ¡Higor! Soy yo, el asistente de Harold, te vi cuando estabas junto a Joseph en las oficinas de comercio entregando la información. Mi nombre es Greg.
— Higor: si, creo que te vi ese día. ¿Qué haces en éste lugar?
— Greg: he sido enviado en secreto para vigilar a la señora y evitar que algo le sucediera. Desgraciadamente no pude cumplir con mi misión adecuadamente. Dijo apretando su puño y cerrando sus ojos fuertemente.
— Higor: ¿Sabes que sucedió con Seredine?
— Greg: aún con la respiración agitada y una leve herida en el costado, se acercó y con palabras cortas y precisas, relató todo lo sucedido: la emboscada contra Memphis, la lucha contra los magos y el secuestro de Seredine. La gravedad de la situación era evidente, y los caballeros intercambiaron miradas de preocupación.
Tiehny frunció el ceño y tomó una decisión.
— Marcus, activa la tercera bengala mágica. Es hora del segundo paso del plan.
Marcus asintió y, sin perder tiempo, sacó de su cinturón una pequeña cápsula metálica. Con un movimiento firme, la rompió entre sus manos, y un resplandor rojo salió disparado e iluminó el cielo.
— Darío: Estamos en una situación delicada...
— Tiehny: Greg, la bengala roja significa que estamos en peligro de fracasar. Los caballeros de Shwarts llegarán en cualquier momento, tenemos que actuar rápido.
— Tiehny: Marcus, Higor, Darío y Greg. Me temo que yo no podré seguir con ustedes, pero eso no significa que me vaya a quedar de brazos cruzados.
— Marcus: no te preocupes Tiehny, puedes dejar el rescate de Seredine en nuestras manos.
— Tiehny: Greg, guía a mis compañeros hasta la entrada dónde perdiste el rastro de los magos, Marcus es un experto en formación mágica y Darío puede detectar cualquier trampa con su habilidad mágica de premonición.
— Greg: entendido, cuento con ustedes.
— Higor: Joseph puede tener información sobre el pasaje secreto. Deberías ir a buscarlo.
— Tiehny: ese es mi plan, debo informarle todo lo que ha sucedido.
Sin perder más tiempo, Tiehny se movilizó en dirección a donde se encontraba Joseph.
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En un pasillo interno del palacio, dos figuras permanecían inmóviles, enfrentándose con la mirada. La brisa nocturna agitaba la capa de Joseph, mientras que Jerom, respiraba con dificultad.
Ambos estaban agotados, pero la batalla aún no había terminado.
— Jerom: No está mal para un caballero recién ascendido, Pero ya es momento de acabar con ésto.
— Joseph: No necesito esperar a que tú decidas terminar con ésto… tengo tiempo suficiente para acabar contigo.
Jerom extendió su brazo, y una intensa llama danzó en su palma.
—¡Fire Spiral! Un remolino de fuego se expandió en su dirección, rugiendo como una bestia hambrienta. Joseph reforzó su postura, sintiendo la energía recorrer su cuerpo.
—¡Wind Step! Con un movimiento ágil, su cuerpo se desvaneció como una ráfaga de viento, esquivando el ataque en el último segundo.
¡BOOM!
Las llamas impactaron contra el suelo, dejando una grieta carbonizada. Joseph apareció detrás de su oponente, su espada envuelta en energía.
—¡Wind Slash!
El filo de su espada desató una hoja de viento cortante. El mago apenas tuvo tiempo de alzar su brazo y conjurar un escudo de fuego.
¡CRACK!
El escudo se fragmentó, y la onda de viento lo lanzó hacia atrás, rodando por el suelo.
Al levantarse, el mago pudo ver cómo su brazo izquierdo había sido herido y no podía moverlo apropiadamente.
Un estallido de luz de color rojo iluminó el cielo.
Joseph entrecerró los ojos, alarmado. Tsk... ¡Maldición! No puedo perder más tiempo.
Aprovechando su distracción, el mago de fuego apretó los dientes y comenzó a retroceder.
— Jerom: No tienes idea de lo que has provocado esta noche, caballero Joseph. Nos volveremos a ver.
Joseph reaccionó tarde. Cuando se lanzó a la persecución, su enemigo ya había escapado entre las sombras.
Con una maldición en los labios, Joseph se apresuró en dirección a la señal de la bengala.
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Encuentro con Tiehny
Cuando Joseph llegó al punto de reunión, encontró a Tiehny, pero su expresión era sombría.
— Joseph: ¿Qué sucedió?, preguntó agitado.
— Tiehny: Seredine fue llevada por un pasaje secreto dentro de la residencia.
Joseph apretó los puños con furia.
—¡Maldición! ¡Memphis, desgraciado! Te haré pagar por todo, no te atrevas a tocar ni un solo cabello de mi señora.
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Seredine abrió los ojos lentamente. Una sensación de mareo nublaba su mente, pero el frío del ambiente la obligó a reaccionar. Ya no se encontraba en el laboratorio.
El lugar donde se encontraba era oscuro y húmedo, iluminado por cristales de energía mágica incrustados en las paredes.
Intentó moverse, pero sintió la presión de las ataduras en sus muñecas y tobillos. Su corazón latió con fuerza al darse cuenta de su situación.
Tenían planes para ella.
Un ruido caótico la sacó de sus pensamientos.
Gritos, explosiones, el sonido del metal chocando.
Dos hombres discutían en una mesa cercana, sus rostros reflejaban desesperación. Alrededor de ellos, varios sirvientes y magos destruían documentos, arrojándolos a un horno mágico que consumía todo con llamas violetas.
—¡No hay tiempo! dijo uno de los hombres. El laboratorio ha sido descubierto, debemos evacuar ahora mismo!
— ???: ¡Maldita sea! Si Memphis no se recupera pronto, todo se irá al infierno. El sello del Héroe… no podemos fallar. Da la orden, nos moveremos a la mina inmediatamente.
— ???: Entendido señor. ¡Dejen todo!, ¡Tenemos que preparar el sacrificio ahora! Evacuen a la mina!
El corazón de Seredine se aceleró.
Los pasos apresurados y el caos a su alrededor le confirmaban lo que ya sospechaba: su vida estaba en peligro.
Un par de manos la sujetaron con brusquedad y cubrieron su cuerpo con una tela andrajosa. Luego, sin más ceremonias, la arrastraron a toda prisa por un pasillo subterráneo.
Por encima de ellos, los caballeros de Shwarts habían irrumpido en la residencia. A medida que avanzaban por los pasajes secretos, los soldados atrapaban y sometían a los caballeros, magos y sirvientes de Memphis que intentaban resistir.
Sin embargo, el verdadero enemigo aún estaba en movimiento.
Seredine sentía el aire frío contra su piel mientras la llevaban más y más profundo en las entrañas de la tierra.
El sacrificio estaba por comenzar.
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