Un año había pasado desde los terribles acontecimientos de los cinco dioses malignos. La paz y la tranquilidad habían regresado al mundo, y la vida comenzaba a retomar su curso normal. Victor, después de su ardua batalla y recuperación, había encontrado un nuevo propósito.
Ahora, Victor trabajaba como profesor en la misma Academia de Historia donde había estudiado. Su experiencia y sabiduría lo convertían en un mentor invaluable para los jóvenes estudiantes. Cada día, compartía sus conocimientos y les enseñaba no solo sobre la historia y las batallas, sino también sobre la importancia de la paz y la justicia.
Los estudiantes lo admiraban y respetaban, sabiendo que su profesor había enfrentado y vencido a enemigos formidables. Victor, con su cicatriz como recordatorio de su lucha, se sentía orgulloso de poder guiar a la próxima generación.
La Academia prosperaba bajo su tutela, y el futuro parecía brillante. Aunque las cicatrices del pasado aún estaban presentes, Victor y su familia habían encontrado una nueva esperanza y propósito en este tiempo de paz.
Ese mismo día de clase Mahin, con una sonrisa socarrona, respondió: "Oh, claro, profesor, solo me estaba divirtiendo un poco." Victor, respirando hondo para mantener la calma, continuó: "Si quieres seguir divirtiéndote, hazlo en tu tiempo libre. Aquí estamos para aprender y mejorar." La clase se quedó en silencio, observando la tensión entre el profesor y el alumno.
Victor, sintiendo una mezcla de curiosidad y preocupación, se dirigió al laboratorio de Rigor. Al llegar, observó el aparato que brillaba con una luz tenue. Sabía que cualquier alteración en el pasado podría tener consecuencias desastrosas para el presente y el futuro.
Rigor, concentrado en sus cálculos, levantó la vista al notar la presencia de Victor. "¿Qué piensas hacer con esto, Rigor?", preguntó Victor.
Rigor sonrió ligeramente y respondió: "Solo quiero estudiar los eventos de cerca, entender mejor cómo se desarrollaron. Pero no te preocupes, he tomado todas las precauciones necesarias."
Victor asintió, aunque una sensación de inquietud persistía en su mente. "Solo asegúrate de que nada salga mal," advirtió antes de salir del laboratorio, con el pensamiento del pasado y su impacto en el presente resonando en su cabeza.
Rigor dejó rápidamente el laboratorio, dejando el aparato temporal encendido. Victor, con una sensación de responsabilidad, decidió quedarse para vigilar el dispositivo. Sin embargo, su atención fue interrumpida cuando de repente, el aparato comenzó a parpadear intensamente y emitió un zumbido creciente.
Antes de que Victor pudiera reaccionar, fue envuelto en una luz brillante y, en un instante, se encontró en medio de un campo de batalla. La fecha era clara: 1914, el año de la Primera Guerra Mundial. Victor, aturdido por el viaje inesperado, miró a su alrededor y vio soldados en uniforme, trincheras, y la devastación de la guerra.
Decidido a no interferir y causar alteraciones en la línea temporal, Victor buscó un lugar seguro para observar y tratar de entender cómo regresar a su tiempo sin alterar el pasado.
Los soldados, al ver a Victor con su ropa moderna y sin uniforme, lo consideraron una posible amenaza. Se acercaron con armas apuntadas y una actitud hostil.
-¡Alto ahí! -gritó uno de los soldados en francés-. ¿Quién eres y qué haces aquí?
Victor levantó las manos en señal de rendición, tratando de mostrarse lo menos amenazante posible.
-No soy enemigo -dijo en un tono calmado, aunque no estaba seguro de si los soldados lo entenderían-. Estoy aquí por accidente.
Los soldados intercambiaron miradas, desconfiados pero curiosos. Uno de ellos hizo una señal para que lo escoltaran hacia una trinchera cercana donde un oficial superior podría decidir su destino. Victor, sin otra opción, siguió las instrucciones, esperando encontrar una manera de regresar a su tiempo antes de causar algún problema en la línea temporal.
Victor sintió el dolor agudo de la bala rozando su mejilla, y la adrenalina se disparó en su cuerpo. Por un momento, su instinto fue defenderse con un ataque de energía, pero rápidamente se dio cuenta de las consecuencias que eso podría tener en esta época.
Decidió optar por una táctica más prudente. Se lanzó hacia una trinchera cercana, cubriéndose de los disparos. Una vez a salvo momentáneamente, se dio cuenta de que tenía que encontrar una manera de volver a su tiempo sin causar alteraciones significativas en la historia.
Observó a los soldados que lo rodeaban, buscando cualquier oportunidad para moverse hacia un lugar seguro donde pudiera pensar en un plan para usar el aparato de Rigor y regresar a su época.
El soldado, sorprendido por la inesperada broma de Victor, esbozó una sonrisa a pesar de la tensión del momento. Luego, con un leve gesto de asentimiento, le entregó su arma.
"Intenta no meterte en problemas," dijo el soldado, mirándolo con una mezcla de curiosidad y preocupación.
Victor asintió y tomó el arma, adoptando la postura y actitud de un soldado. Decidió seguir el plan y mezclarse con los demás para no llamar la atención, esperando la oportunidad adecuada para encontrar el aparato de Rigor y regresar a su tiempo. Mientras tanto, tenía que mantenerse en el papel y evitar cualquier acción que pudiera alterar el curso de la historia.
La explosión resonó en el campo de batalla, llenando el aire con humo y el olor a pólvora. Victor, aprovechando la confusión, corrió a través del terreno irregular, saltando de trinchera en trinchera mientras evitaba el fuego enemigo.
Finalmente, encontró un lugar relativamente seguro para recuperar el aliento. Se dio cuenta de que necesitaba encontrar el aparato de Rigor cuanto antes. Mirando a su alrededor, vio un pequeño campamento militar alemán cercano. Pensó que tal vez allí podría encontrar pistas sobre el dispositivo.
Con cautela, se dirigió hacia el campamento, intentando mantenerse fuera de la vista y moviéndose con la agilidad de un soldado entrenado. Sabía que el tiempo era crucial y que cada segundo contaba.
Victor dejó al niño en el suelo con una tristeza profunda en su corazón. Miró alrededor, buscando al responsable del disparo. Sin importar las consecuencias, levantó su dedo índice y comenzó a concentrar un ataque de energía tan brutal y oscuro que parecía absorber la luz a su alrededor.
Con una precisión letal, el ataque perforó el cráneo de un soldado alemán, creando una explosión a lo lejos. La devastación fue inmediata, eliminando a un gran número de soldados alemanes y creando una brecha en sus líneas.
Esta acción inesperada dio a las fuerzas aliadas, incluyendo a Francia y Estados Unidos, la oportunidad de avanzar y atacar al enemigo con renovada fuerza. La valentía y el poder de Victor habían cambiado el curso de la batalla, aunque a un costo emocional que lo marcaría para siempre.
Victor, lleno de enojo y frustración, encontró el aparato de viaje en el tiempo. En lugar de presionar el botón para regresar a su tiempo, accidentalmente presionó el botón que lo llevó al año 1939, casi 25 años después de la Primera Guerra Mundial. Apareció en la ciudad principal donde se libraba la Segunda Guerra Mundial, en la cima de un edificio, observando el caos y la destrucción que se extendían a su alrededor.
Victor, al aparecer en la ciudad principal durante la Segunda Guerra Mundial, se encontró de inmediato en medio del caos. Un tanque lo apuntó, pero antes de que pudiera reaccionar, el tanque cayó encima de él. Con una fuerza sobrehumana, Victor destruyó la puerta del tanque con su mano, arrancándola de sus bisagras.
Al observar a los soldados alemanes dentro, sus ojos brillaron con una furia contenida. "Ustedes son unas personas que no merecen misericordia," dijo con voz fría y decidida.
Los soldados, aterrorizados, no tuvieron tiempo de reaccionar antes de que Victor desatara su poder. La batalla en la cima de su voluntad, se convirtió en un símbolo de su ira y determinación, mientras luchaba contra las fuerzas del mal en un intento de cambiar el curso de la historia.
Los soldados dentro del tanque murieron rápidamente bajo la furia de Victor. Manchado de sangre, observó los cadáveres con una mirada vacía, sin sentir nada por ellos, solo un profundo vacío. Al mirar a su alrededor, vio a una madre y su hija a lo lejos, tratando de escapar del caos.
Victor intentó correr hacia ellas para ayudarlas, pero un disparo resonó en la distancia. La madre cayó al suelo, herida mortalmente. Sin perder un segundo, Victor se lanzó hacia la niña, la levantó en sus brazos y corrió hacia una trinchera cercana, protegiéndola del peligro.
La niña, asustada y llorando, se aferró a Victor. "Tranquila," le dijo con voz suave, tratando de calmarla. "Estás a salvo ahora."
Mientras la guerra rugía a su alrededor, Victor se dio cuenta de que su misión había cambiado. Ya no se trataba solo de luchar contra el enemigo, sino de proteger a los inocentes atrapados en medio del conflicto. Con la niña a salvo en la trinchera, Victor se preparó para enfrentar cualquier amenaza que pudiera surgir, decidido a hacer todo lo posible para salvar a aquellos que no podían defenderse.
Victor miró a la mujer muerta, sintiendo una mezcla de tristeza y determinación. Sabía que no podía decirle a la niña lo que había sucedido; ella no tenía la culpa de nada de esto. Con una voz suave y tranquilizadora, le dijo: "Ya vengo, ¿sí? Quédate aquí y no te muevas."
La niña, aún asustada, asintió con la cabeza, confiando en Victor. Él se levantó y salió de la trinchera, decidido a encontrar una manera de protegerla y darle un futuro mejor, lejos de la guerra y el sufrimiento.
Mientras avanzaba, Victor sabía que su misión no solo era luchar contra el enemigo, sino también salvar a los inocentes atrapados en medio del conflicto. Con cada paso, su determinación se fortalecía, y su corazón se llenaba de una nueva esperanza.
Victor, decidido a proteger a la niña, recogió comida y suministros para ella. Recordando el futuro y los lugares que había visitado durante sus combates, murmuró: "Usagi Instantáneo." En un instante, la niña se teletransportó a un lugar tranquilo, lejos de la guerra, con suficiente comida y suministros para sobrevivir.
Con la niña a salvo, Victor se volvió hacia el campo de batalla. Con un ataque de energía devastador, cortó todos los edificios donde podrían estar los enemigos, creando una explosión masiva que resonó en todo el lugar. La destrucción fue total, eliminando cualquier amenaza inmediata.
Victor, aún lleno de determinación, tomó el aparato de viaje en el tiempo y esta vez se aseguró de poner la fecha correcta: el año 2027. Con un destello de luz, desapareció del campo de batalla, dejando atrás el caos de la guerra para regresar a su propio tiempo.
Victor respiró hondo, sintiendo el peso de lo que había presenciado. La primera guerra mundial había sido una muestra brutal de la capacidad destructiva y la desesperación humana. Mientras dejaba el aparato de Rigor en la mesa, sus pensamientos se mezclaban con imágenes de trincheras, soldados heridos y explosiones.
"Con que eso era... lo que ocultan los humanos...", murmuró para sí mismo, reflexionando sobre las atrocidades y el sufrimiento que había visto. Con un movimiento lento y decidido, se limpió la sangre de la mejilla con el pulgar, dejando caer las gotas al suelo.
Este breve momento de introspección fue interrumpido por la realidad de su entorno actual. Aún había mucho por hacer, y las cicatrices de su viaje en el tiempo le recordaban la importancia de su misión y la necesidad de proteger a aquellos que amaba.
Victor, después de enfrentar tantas batallas y desafíos, finalmente regresó a su hogar. Con sus dos esposas, María y Luci, y su hijo José, encontró un momento de paz. Al meterse al baño y limpiar la sangre de su cuerpo, los recuerdos de la guerra aún lo perseguían. Sin embargo, estar con su familia le daba la fuerza para seguir adelante.
Fin.