En ese mundo caótico, el joven de cabello café y ojos azules, tan parecidos a los de su madre, se escondía entre las sombras, procurando alimento para Sebas, Melisa y otros supervivientes. Su determinación era muy grande y su mayor fortaleza en estos casos.
Melisa se acerca a José, cuyos ojos azules reflejan la tristeza y la determinación. "José," susurra, "tus padres estarían orgullosos de ti. Sigues luchando por los demás, incluso en este mundo desgarrado por el caos. No estás solo en esto". José asiente, agradecido por las palabras de Melisa. Juntos, enfrentan el futuro incierto, recordando a quienes ya no están y forjando una nueva esperanza.
José y Melisa se sientan en un rincón, compartiendo historias y recuerdos. Melisa le cuenta sobre su familia, cómo perdió a su hermano mayor en la primera ola de caos y cómo ha luchado por sobrevivir desde entonces. José escucha atentamente, sintiendo una conexión con ella. "¿Y tú, José?" pregunta Melisa. "¿Qué te impulsó a cuidar de los demás en medio de todo esto?" José mira al horizonte, recordando a sus padres y la promesa que les hizo antes de que todo cambiara. "Prometí proteger a los que amo", dice con determinación. "Incluso si eso significa enfrentar al ángel caído que causó todo esto". Melisa asiente, admirando su valentía. Juntos, comparten la carga de un mundo roto, encontrando consuelo en la compañía del otro.
José se acomoda, su mirada fija en el horizonte mientras recuerda a su maestro, Rigor. "Rigor era un hombre de principios inquebrantables", comienza. "Su sabiduría y disciplina eran legendarias en nuestra comunidad". José relata cómo Rigor les enseñaba a enfrentar los desafíos con valentía y a nunca ceder ante la adversidad. "Decía que la verdadera fortaleza no está en la ausencia de miedo, sino en actuar a pesar de él". Melisa escucha atentamente, intrigada por la historia. "¿Qué pasó con Rigor?" pregunta. José suspira. "Se sacrificó para protegernos del ángel caído. Fue un verdadero héroe". Melisa asiente, honrando la memoria de Rigor. Juntos, comparten la historia de un maestro cuya influencia perdura incluso en tiempos oscuros.
José se acomoda en el rincón, la luz tenue de una vela iluminando su rostro. Melisa, con atención, espera a que continúe. "Melisa," comienza José, "Rigor no siempre fue el fundador de la Academia Historia. Hubo un tiempo en que era conocido como 'Hitman Rigor', el sicario más temido". Sus ojos se nublan con la memoria. "Pero todo cambió cuando conoció a un anciano sabio en las calles desoladas". José relata cómo aquel anciano le mostró un camino diferente, uno de redención y propósito. "Rigor dejó atrás su pasado oscuro y se dedicó a entrenar a jóvenes como nosotros", dice José. "Creía que la verdadera fuerza no radicaba en la violencia, sino en la sabiduría y la compasión". Melisa asiente, intrigada. "Así nació la Academia Historia", concluye José. "Un lugar donde los futuros héroes aprenden a proteger a los demás, no solo con habilidades, sino con corazón".
José se sumerge en los recuerdos de Rigor, compartiendo detalles de su niñez. "Rigor creció en un hogar donde el amor era escaso y la violencia, abundante", relata. "Sus padres lo maltrataban por no ganar suficiente dinero. Pero incluso en medio de la adversidad, encontró refugio en los libros y la música". José describe cómo Rigor se esforzaba por aprender, soñando con un mundo diferente. "Cuando mostró su talento para las artes marciales, su vida dio un giro", continúa. "Se convirtió en 'Hitman Rigor', pero siempre llevó consigo la carga de su pasado". Melisa escucha, conmovida. "¿Y cómo pasó de ser un sicario a fundar la Academia Historia?" pregunta. José sonríe. "Eso es una historia para otro día", dice. "Pero te aseguro que su transformación fue asombrosa".
José respira hondo, sabiendo que esta parte de la historia es dolorosa pero crucial. "Melisa," dice con voz temblorosa, "Rigor también tuvo que enfrentar momentos oscuros. En su juventud, cuando la desesperación lo asfixiaba, se vio obligado a vender su cuerpo para sobrevivir". José mira a Melisa, esperando que comprenda la gravedad de esas circunstancias. "Era una lucha constante entre la necesidad y la dignidad", continúa. "Pero eso forjó su empatía y compasión. Rigor juró que, si alguna vez tenía la oportunidad, ayudaría a otros a encontrar un camino diferente". Melisa asiente, conmovida por la valentía de Rigor. "Y así lo hizo", concluye José. "Fundó la Academia Historia para guiar a jóvenes como nosotros hacia la luz, incluso cuando él mismo había conocido la oscuridad".
José, con voz entrecortada, comparte la verdad sobre sus padres. "Mi padre, Víctor, y mi madre, Luci, también vivieron en ese mundo desgarrado por el caos", dice. "Ellos también lucharon, amaron y se sacrificaron". José mira a Melisa, buscando comprensión. "A veces, la historia de los héroes más grandes comienza en las sombras más profundas". Melisa asiente, honrando la memoria de aquellos que dieron todo por un mundo mejor.
Una explosión se escuchó afuera cosa que José, saldría a ver qué es y al momento de ver ataques.
José, con determinación, abre un portal para que todos escapen a un lugar seguro. Mientras sostiene el ataque de energía, sus ojos reflejan la valentía de quien lucha por los demás. La sombra, oscura y amenazante, se retuerce ante su resistencia. El aire vibra con la tensión mientras José canaliza su poder, manteniendo el portal abierto. Sus amigos, Sebas y Melisa, corren hacia la seguridad del otro lado, sus miradas llenas de gratitud y miedo.
El mundo a su alrededor se desvanece en una mezcla de colores y formas distorsionadas. José siente la presión en su pecho, la energía del ataque amenazando con romper su concentración. Pero piensa en sus padres, en Rigor y en todos aquellos que confiaron en él para liderarlos hacia la esperanza. No puede fallar.
La sombra se retira momentáneamente, como si midiera su oponente. José aprovecha la pausa para recordar las palabras de Rigor: "La verdadera fuerza no radica en la violencia, sino en la sabiduría y la compasión". Y así, con el corazón latiendo en su garganta, José se aferra a esa sabiduría.
El portal parpadea, amenazando con cerrarse. José se pregunta cuánto tiempo más podrá resistir. Pero entonces, una voz suave pero firme resuena en su mente: "No estás solo en esto". Es Melisa, enviándole fuerzas desde el otro lado. José sonríe, sintiendo su determinación renovada.
La sombra ataca de nuevo, esta vez con más ferocidad. José gruñe, sintiendo cómo su cuerpo se debilita. Pero piensa en su madre, Luci, y en cómo ella también luchó por sobrevivir en un mundo cruel. "Por ti, mamá", murmura. Y el portal se mantiene.
Finalmente, Sebas y Melisa están a salvo. José cierra el portal con un último esfuerzo, cayendo de rodillas en el suelo. La sombra se disipa, derrotada por su valentía. José se pregunta si algún día podrá contarles a sus amigos sobre su pasado oscuro, sobre cómo su padre, Víctor, también sufrió abusos. Pero por ahora, se concentra en el presente y en el futuro incierto que enfrentan.
Con la última reserva de energía, José crea un portal debajo de él y se materializa junto a sus dos amigos, Sebas y Melisa. El alivio se refleja en sus rostros mientras se abrazan, sabiendo que han sobrevivido una vez más. El mundo sigue siendo incierto, pero juntos, enfrentarán lo que venga.
Fin.