Víctor y el joven José caminaron hacia el exterior de la academia, buscando un lugar más privado donde pudieran hablar libremente. Víctor decidió que el jardín sería el lugar ideal para esta conversación. Mientras se dirigían allí, llamó a Melisa y Sebas para que se unieran a ellos.
"Melisa, Sebas, necesito que vengan con nosotros al jardín," les dijo, manteniendo un tono serio pero calmado.
Los tres se reunieron en el jardín, un lugar tranquilo y apartado, donde podrían hablar sin interrupciones. El sonido de los pájaros y el suave murmullo de una fuente cercana añadían una serenidad al ambiente, contrastando con la intensidad de la conversación que estaba a punto de ocurrir.
"Bien," comenzó Víctor, dirigiéndose a Melisa y Sebas. "José me ha contado la verdad sobre quiénes son y por qué están aquí. Sé que vienen del futuro, un futuro devastado por Dark Víctor."
Melisa y Sebas asintieron, preparados para explicar más detalles. "Así es," dijo Melisa. "Vinimos aquí para evitar que ese futuro ocurra. Sabíamos que sería difícil, pero creemos que juntos podemos cambiar las cosas."
Sebas añadió, "Hemos visto de lo que eres capaz, Víctor. Sabemos que tienes el poder y la voluntad de hacer el bien. Queremos ayudarte a encontrar una manera de detener a Dark Víctor antes de que cause tanto daño."
Víctor los escuchó con atención, asimilando la información. "Aprecio su confianza en mí. Es un gran peso saber que tengo el potencial de causar tanto daño, pero también me da una oportunidad de redimirme y asegurarme de que ese futuro nunca se haga realidad."
"Entonces, ¿cómo empezamos?" preguntó José, listo para tomar medidas.
"Primero, debemos entender más sobre Dark Víctor y cómo llegó a ser," dijo Víctor. "Necesitamos identificar las decisiones y eventos que lo llevaron por ese camino oscuro. Si podemos cambiar esos puntos críticos, podremos evitar su surgimiento."
Melisa y Sebas asintieron. "Hemos recopilado algo de información sobre el pasado de Dark Víctor," dijo Sebas. "Podemos empezar por ahí y trabajar juntos para encontrar las soluciones."
"Perfecto," dijo Víctor. "Trabajaremos en esto como un equipo. Juntos, aseguraremos que el futuro sea brillante y lleno de esperanza."
Con un plan inicial en mente, Víctor, José, Melisa y Sebas comenzaron a delinear su estrategia. Sabían que el camino sería difícil, pero también sabían que la determinación y el trabajo en equipo eran clave para cambiar el destino y salvar el futuro.
Víctor sonrió mientras miraba a Sebas. "Sebas, así que eres el hijo de Normado," dijo con una risa ligera. "Nada mal cómo estás a los 17 años. Recuerdo cuando Normado era tu edad, siempre metiéndose en problemas."
Sebas sonrió, un poco avergonzado pero también orgulloso. "Sí, así es. Mi padre me habló mucho de ti, Víctor. Dice que siempre has sido un gran mentor y amigo."
Víctor asintió, recordando con cariño los viejos tiempos. "Tu padre es un buen hombre. Me alegra ver que ha criado a un hijo tan fuerte y decidido. Estoy seguro de que estás aquí por una razón importante."
Melisa, sintiendo la calidez del momento, agregó, "Nosotros también creemos en ti, Víctor. Sabemos que juntos podemos hacer una gran diferencia."
Víctor los miró a todos con determinación. "Gracias a todos por su confianza. Tenemos mucho trabajo por delante, pero con su ayuda, estoy seguro de que podemos cambiar el futuro. Ahora, pongámonos a trabajar y aseguremos un mañana mejor para todos."
Con una nueva sensación de camaradería y propósito, el grupo se preparó para enfrentar los desafíos que se avecinaban, decididos a cambiar el curso del destino y proteger el futuro de la destrucción.
Víctor los miró a todos con una expresión firme y decidida. "No los defraudaré," dijo con convicción. "Haremos todo lo que esté a nuestro alcance para cambiar el futuro y asegurar que el mundo no caiga en las manos de Dark Víctor."
José, Melisa y Sebas asintieron, sintiendo la determinación de Víctor resonar en sus propias almas. Sabían que la batalla sería dura, pero con Víctor a su lado, tenían una verdadera oportunidad de cambiar el destino.
"Estamos contigo, Víctor," dijo José. "Juntos, podemos hacer esto."
"Así es," añadió Melisa. "Tenemos fe en ti y en nuestra misión."
Sebas asintió, su mirada llena de resolución. "Vamos a salvar nuestro futuro, cueste lo que cueste."
Con esa declaración, el grupo se unió más estrechamente, listos para enfrentar los desafíos que el destino les tenía preparados. En el tranquilo jardín, bajo el sol resplandeciente, sellaron su pacto con la promesa de luchar juntos por un mundo mejor.
Víctor, con una mirada decidida, les dijo: "Vamos a comer algo y luego lleven unas cuantas cosas con ustedes. Después de esto, viajaremos al futuro de donde vienen. Necesito reunir a algunos contendientes para proteger ese futuro."
José, Melisa y Sebas asintieron, entendiendo la urgencia del plan. Todos se dirigieron al comedor de la academia, donde pudieron disfrutar de una comida rápida pero nutritiva. Mientras comían, intercambiaron ideas sobre cómo podrían prepararse mejor para el viaje al futuro y qué estrategias podrían usar para enfrentar a Dark Víctor.
Después de comer, se dirigieron a sus habitaciones para recoger algunas pertenencias esenciales. Sabían que cada herramienta y recurso podría ser crucial en su misión.
Víctor, por su parte, fue a buscar a algunos de los héroes y estudiantes más prometedores de la academia. Necesitaba formar un equipo fuerte y capaz para enfrentar la amenaza que se avecinaba. Seleccionó a aquellos que había visto destacarse tanto en combate como en carácter, sabiendo que la fuerza no era suficiente; necesitaban también corazón y determinación.
Cuando todo estuvo listo, el grupo se reunió en el punto de encuentro acordado. Víctor estaba acompañado por un grupo selecto de contendientes, todos listos para la batalla.
"Es hora de partir," dijo Víctor con firmeza. "Nuestro futuro está en juego, y no podemos fallar. Juntos, tenemos el poder para cambiarlo todo."
Antes de que el grupo partiera hacia el futuro, Víctor se enteró de una pelea que estaba ocurriendo en el jardín. Necross, amigo de Ushibaa y Michelle, estaba discutiendo acaloradamente con Michelle, ambos peleándose por Ushibaa y afirmando que lo conocían mejor que el otro.
Curioso y preocupado por la situación, Víctor decidió ir a ver qué estaba pasando. Al llegar al jardín, encontró a Necross y Michelle gritándose mutuamente, mientras otros estudiantes miraban la escena con sorpresa y desconcierto.
"¡Yo he sido amigo de Ushibaa desde la infancia! Tú no sabes nada de él," gritaba Necross.
"¡Eso no es cierto! Yo he estado con él en los momentos más difíciles de su vida, y sé mucho más de él de lo que tú jamás sabrás," replicaba Michelle.
Víctor se acercó y levantó las manos para calmar la situación. "¡Basta! Esto no es el momento ni el lugar para este tipo de discusiones," dijo con autoridad. "Necross, Michelle, ustedes son amigos, y pelear de esta manera no ayudará a nadie, mucho menos a Ushibaa."
Ambos, todavía enfadados, se callaron y miraron a Víctor.
"Entiendo que ambos tienen una conexión especial con Ushibaa, pero pelear entre ustedes no resolverá nada," continuó Víctor. "En estos momentos, necesitamos unidad, no división. Todos estamos aquí para proteger el futuro y necesitamos trabajar juntos."
Necross y Michelle se miraron, todavía molestos, pero comenzaron a relajarse al escuchar las palabras de Víctor.
"Tiene razón," dijo Necross finalmente, suspirando. "Lo siento, Michelle. No debería haberme dejado llevar por mi enojo."
"Yo también lo siento," respondió Michelle, bajando la mirada. "No quería causar problemas. Solo quiero lo mejor para Ushibaa."
Víctor asintió, contento de ver que la situación se calmaba. "Bien. Ahora, vayamos a prepararnos. Todos necesitamos estar en nuestro mejor estado para lo que viene. Recuerden, juntos somos más fuertes."
Con eso, el grupo se dispersó, dejando atrás la pelea y enfocándose en la misión que tenían por delante. Víctor regresó con los demás, listo para partir hacia el futuro y enfrentarse a los desafíos que les esperaban.
Con el equipo completo, Víctor regresó al punto de encuentro donde José, Melisa y Sebas ya estaban esperando. José, con el dispositivo reparado por Melisa en sus manos, abrió el portal hacia el futuro.
Una luz brillante emanó del portal, iluminando los rostros de todos mientras se preparaban para cruzar. La tensión y la determinación eran palpables en el aire. Víctor miró a su equipo y dijo, "Este es el momento. Vamos a arreglar todo ese desastre y asegurar un futuro mejor para todos."
Uno a uno, el equipo pasó a través del portal, entrando en el futuro devastado. La escena que encontraron al otro lado era desoladora: edificios derrumbados, humo en el aire, y el silencio inquietante de un mundo en ruinas.
"Es peor de lo que imaginé," dijo Normado, observando el entorno con preocupación.
"Tenemos mucho trabajo por delante," respondió Akaba, ya en modo de planificación.
Víctor lideró al grupo, dirigiéndose hacia los puntos más críticos donde podrían comenzar a hacer una diferencia. Sabían que la batalla sería dura, pero con su fuerza combinada y la determinación de cambiar el destino, estaban listos para enfrentar cualquier desafío que se les presentara.
"Vamos, no tenemos tiempo que perder," dijo José, avanzando con firmeza. "Podemos arreglar esto, juntos."
Y así, el equipo se adentró en el futuro devastado, listos para luchar contra Dark Víctor y cualquier otra amenaza que encontraran en su camino, decididos a salvar el mundo y asegurar un futuro mejor.
Mientras tanto, de regreso en el presente, Michelle y Necross continuaban con su acalorada discusión en el jardín. La situación no parecía mejorar, con ambos lanzándose insultos mutuamente.
"¡Eres un egocéntrico, Necross! Siempre piensas que sabes más que los demás," gritó Michelle, claramente frustrada.
"¿Y tú qué? ¡Siempre actúas como si fueras la única que puede ayudar a Ushibaa! No sabes nada de verdadera amistad," replicó Necross con igual fervor.
La pelea verbal atrajo la atención de algunos estudiantes cercanos, que observaban con curiosidad y preocupación. La tensión entre los dos era palpable, y nadie se atrevía a intervenir.
Finalmente, un profesor de la academia, atraído por el alboroto, se acercó rápidamente para intervenir. "¡Basta ya, los dos!" exclamó con autoridad. "Este comportamiento es inaceptable. Tenemos cosas más importantes de las que preocuparnos en estos momentos."
Michelle y Necross se quedaron en silencio, todavía enfadados en un acto de pura ira.
Michelle y Necross, en un acto de pura frustración, se giraron al unísono y golpearon al profesor, dejándolo sorprendido y aturdido en el suelo. Ambos gritaron al mismo tiempo: "¡Usted no se meta!"
El profesor, tambaleándose, se levantó con dificultad y los miró con severidad. "Este comportamiento es inaceptable. Están perjudicando más de lo que están ayudando."
Michelle, aún furiosa, replicó: "Usted no entiende nada de lo que estamos pasando."
"Esto es entre nosotros," añadió Necross, sus ojos ardiendo de rabia. "Usted no tiene ni idea de lo que significa para nosotros."
El profesor, recuperando su compostura, respiró hondo y dijo: "Lo entiendo más de lo que creen. Pero deben encontrar una manera de resolver sus diferencias sin recurrir a la violencia. De lo contrario, sólo están alimentando el caos que intentamos detener."
Con eso, el profesor se alejó, dejándolos en silencio. Michelle y Necross, aunque todavía enfadados, comenzaron a darse cuenta de que su comportamiento estaba fuera de control.
"Necesitamos encontrar una forma de solucionar esto," dijo Michelle, bajando la voz.
"Sí," asintió Necross, su ira disminuyendo lentamente. "Pero no podemos seguir peleando así. No ayudará a nadie, especialmente a Ushibaa."
Ambos sabían que el profesor tenía razón y que debían encontrar una manera de trabajar juntos, por el bien de todos. Con una mirada de determinación, se comprometieron a dejar de lado sus diferencias y enfocarse en la misión que tenían por delante.
Ambos, aún indignados, se alejaron del lugar y se dirigieron a un parque donde podían discutir sin ser escuchados. La tensión entre ellos era palpable, y las palabras de Michelle fueron como gasolina en el fuego.
"¡Por lo menos a mí, Ushibaa me dejó embarazada, no como tú, maldito!" gritó Michelle, sus ojos llenos de furia.
Necross no se quedó atrás y respondió con igual intensidad, "¡Yo lo rellené como pavo en Navidad y él no se queja!"
Las palabras de ambos resonaron en el aire, cargadas de resentimiento y dolor. El parque, normalmente un lugar de paz y tranquilidad, se había convertido en el escenario de su amarga disputa.
"¡Siempre tienes que sacar eso a relucir, Michelle! ¿Crees que eso te hace mejor que yo?" continuó Necross, sus puños apretados de rabia.
"¡No se trata de ser mejor, Necross! ¡Se trata de lo que significamos para él!" replicó Michelle, su voz temblando de emoción. "¡Y tú nunca entenderás eso porque sólo piensas en ti mismo!"
"¿Yo pienso en mí mismo? ¡Eres tú la que siempre quiere ser el centro de atención, la que cree que su dolor es el único que importa!" Necross dio un paso adelante, su rostro a solo centímetros del de Michelle.
Ambos se quedaron en silencio por un momento, sus respiraciones pesadas y sus corazones latiendo con fuerza. La intensidad de su discusión los había dejado exhaustos, pero también más conscientes de la profundidad de sus sentimientos.
Finalmente, Michelle dio un paso atrás y suspiró. "Necross, no podemos seguir así. Esto no nos llevará a ninguna parte."
Necross asintió lentamente, su mirada suavizándose. "Tienes razón. Necesitamos encontrar una manera de trabajar juntos, por Ushibaa y por nosotros mismos."
Con esa tregua tácita, ambos se sentaron en un banco cercano, aún procesando sus emociones pero decididos a encontrar una solución. Sabían que su conflicto no se resolvería de la noche a la mañana, pero al menos habían dado el primer paso hacia la reconciliación.
A pesar de la tregua momentánea, Michelle no pudo contener su enojo. Al escuchar las palabras de Necross, su furia se desbordó. Con toda su fuerza, le dio un golpe en el rostro a Necross y gritó: "¡¿Cómo te atreves, Necross?! ¡Ushibaa es mío! ¡¿Y cómo te atreves a decir que hicieron eso, idiota?!"
Necross tambaleó por el impacto del golpe, llevándose una mano a la mejilla, donde ya comenzaba a formarse un moretón. La sorpresa en su rostro rápidamente se transformó en rabia. "¡No tienes derecho a decidir eso, Michelle! ¡Ushibaa no te pertenece!"
"¡No tienes idea de lo que hemos pasado juntos!" replicó Michelle, sus ojos brillando con lágrimas de frustración y enojo. "¡Él me necesita!"
"¡Y a mí también!" respondió Necross, su voz cargada de dolor. "¡No puedes simplemente descartar lo que tenemos solo porque estás herida!"
La tensión entre ambos creció, amenazando con desbordarse una vez más. Sin embargo, antes de que cualquiera de los dos pudiera hacer o decir algo más, una voz conocida interrumpió su acalorada discusión.
"¿Qué están haciendo?" Ushibaa apareció, su rostro una mezcla de confusión y preocupación. "¿Por qué están peleando así?"
Michelle y Necross se quedaron en silencio, sus miradas todavía llenas de furia, pero también de arrepentimiento. Ushibaa se acercó a ellos, poniendo una mano en el hombro de cada uno.
"Los necesito a ambos," dijo Ushibaa con firmeza. "No puedo seguir adelante si ustedes están así. Deben encontrar una manera de llevarse bien, por nosotros y por el futuro."
Michelle y Necross intercambiaron miradas, ambos sintiendo el peso de las palabras de Ushibaa. Sabían que tenía razón, y aunque el camino hacia la reconciliación sería difícil, estaban dispuestos a intentarlo.
"Lo siento," murmuró Michelle, bajando la mirada. "No debería haber reaccionado así."
"Yo también lo siento," dijo Necross, soltando un suspiro. "Hemos dejado que nuestras emociones se interpongan."
Ushibaa los miró con una mezcla de tristeza y esperanza. "Esto es solo el comienzo. Pero si trabajamos juntos, podemos superar cualquier obstáculo."
Con un nuevo entendimiento, los tres se quedaron en el parque, decididos a encontrar una forma de resolver sus diferencias y seguir adelante, unidos por su amor y su compromiso con un futuro mejor.
Fin.