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LYRA: El ascenso de los novatos

Angel_Monzter
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Synopsis
En un mundo donde los Warriors protegen la paz y el equilibrio, Lyra, una joven novata en el gremio, se embarca en emocionantes aventuras junto a sus amigos Ik, Touko y Shori. A medida que enfrentan desafíos y peligros, descubren sus propios poderes zen y aprenden sobre los misteriosos Keiyaku. Desde misiones de combate hasta intrigas políticas y enfrentamientos con poderosos enemigos, Lyra y sus amigos exploran un mundo lleno de magia, peligro y secretos ocultos. Con cada desafío, crecen en habilidad y confianza, forjando vínculos fuertes y enfrentando su destino como guerreros zen. A lo largo de su viaje, encontrarán amistad, amor y descubrirán el verdadero significado del coraje y la determinación.
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Chapter 1 - Capítulo 1: El gremio Warrior.

Lyra Yoto, una joven de catorce años con cabello del color más suave de rosa, como los pétalos de cerezo en primavera, se encontraba sentada en una roca cubierta de musgo bajo la sombra protectora de un árbol de flor de cerezo en el patio de su casa. La brisa acariciaba su rostro, llevando consigo el suave aroma de las flores y el frescor del día que comenzaba. A pesar de su expresión seria, sus ojos brillaban con un entusiasmo apenas contenido, como si estuvieran a punto de desbordarse en un mar de emociones.—¿Qué pasa, Lyra? Te noto pensativa esta mañana —dijo una voz alegre desde la puerta de la casa.Lyra giró la cabeza para encontrarse con Luna, su hermana mayor, quien tenía una sonrisa cálida en los labios. Luna era su guardiana, su guía en este mundo desde que su madre había partido durante la última guerra civil.—¡Luna! —exclamó Lyra, con un brillo de emoción en los ojos—. ¡Recibí la carta de aceptación al gremio de tutoría profesional de "Warriors"!Luna se acercó rápidamente, sus ojos brillando con orgullo y emoción.—¡Eso es increíble, Lyra! —dijo, envolviendo a su hermana en un abrazo—. ¡Estoy tan feliz por ti!Lyra devolvió el abrazo con fuerza, sintiendo el apoyo y el amor de su hermana mayor. Durante años, Luna había sido su inspiración, contándole historias de valentía y honor, especialmente sobre su madre, la gran warrior que había perdido la vida en el campo de batalla.—Gracias, Luna —susurró Lyra, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con desbordarse de sus ojos—. Sé que mamá estaría orgullosa.Luna asintió con solemnidad, comprendiendo el peso de esas palabras.—Ella lo estaría, sin duda alguna. Pero recuerda, Lyra, que esta es tu propia aventura. Tu camino para seguir tus propios sueños.Lyra sonrió, sintiendo una determinación renovada arder en su interior. Después de compartir un momento de celebración y complicidad en el patio, ambas hermanas se dirigieron a la cocina para prepararse para la cena. El sonido del agua corriendo en el lavabo llenó la habitación mientras se lavaban las manos con dedicación, el ritual cotidiano impregnado de un sentido de calma y normalidad.—¡Gracias por la comida! —exclamó Lyra con gratitud mientras tomaba los palillos y se servía un rollo primavera que desapareció rápidamente en su boca, disfrutando del sabor familiar y reconfortante.—Quería asegurarme de que este día fuera especial para ti, Lyra. Espero que disfrutes tu comida favorita —comentó Luna con una sonrisa, mientras daba un sorbo a su vaso de jugo de naranja, el líquido brillando bajo la luz de la cocina—. ¿Entonces, Touko también logró entrar?—¡Sí, estaremos juntas! —respondió Lyra con entusiasmo, sintiendo la alegría burbujeando en su pecho—. Me preocupaba que me emparejaran con alguien que ni siquiera conozco.La conversación continuó de manera ligera mientras compartían la cena, el ambiente lleno de la calidez de la comida casera y la compañía de la familia. Luna encendió el televisor, marcando el inicio de su tradición nocturna: ver su serie favorita, "El desafío de soñar", un oasis de romance adolescente en medio de sus vidas.A pesar de ser la figura materna de Lyra desde una edad temprana, Luna era solo cinco años mayor, un hecho que resaltaba la cercanía entre ellas. La pérdida de su madre había forjado un lazo aún más fuerte entre las dos, convirtiendo a Luna en protectora y guía para su hermana menor.La tragedia había golpeado duro a la familia, dejando a su padre incapaz de enfrentar la realidad, sumido en su propio mundo lejos de la ciudad. Luna, a pesar de su propia discapacidad visual, había asumido las responsabilidades del hogar con valentía, aprendiendo a ver el mundo a través de siluetas y colores difusos. Juntas, habían encontrado fuerza en el programa de ayuda del gobierno para huérfanos, y además recibían el pago por la labor de su madre, un colchón que les permitía sobrevivir y seguir adelante, recordando siempre el amor y el sacrificio de su madre en cada día que pasaba.La mañana se despertó con un rayo de luz que se filtró por las persianas entreabiertas de la habitación de Lyra, acariciando suavemente su rostro y despertándola justo antes de que el estridente sonido de su alarma comenzara a retumbar en la habitación. Con un suspiro somnoliento, Lyra alcanzó el aparato y lo silenció con un gesto hábil, despejando la habitación del ruido insistente.Con el sueño aún pegado a sus párpados, se dirigió al baño para lavarse los dientes, sintiendo el frescor del agua despertar sus sentidos. Al salir, sus ojos se posaron en un rincón de la habitación donde reposaba el maletín que el gremio de warriors le había enviado. Dentro aguardaba su nuevo uniforme de novata, una insignia de su nuevo camino que la esperaba con ansias.Vistiendo el uniforme con reverencia, Lyra se transformó en la imagen de la determinación y el compromiso. La blusa de algodón azul militar abrazaba su figura con orgullo, el escudo de la ciudad del Zen bordado en su pecho como un símbolo de su destino. Los holgados pantalones color crema prometían comodidad y movilidad, mientras que el calzado peculiar, con sus calcetas largas y suelas gruesas, era una marca distintiva del gremio.Bajando las escaleras con paso decidido, Lyra se encontró con su hermana, quien la esperaba junto a la puerta principal con una sonrisa radiante, sosteniendo un desayuno improvisado en sus manos.—Buenos días, oficial —saludó Luna con una chispa traviesa en los ojos—. Espero que no tengas la intención de enfrentar el día con el estómago vacío.Lyra rió, aceptando el gesto cariñoso de su hermana y recibiendo el cartón de leche y el pan con miel con gratitud.—Nadie me llamará oficial todavía, solo soy una novata —bromeó Lyra, mordiendo el pan y llevándolo consigo mientras se despedía de Luna.—¡Adiós, hermanita! ¡Cuida mucho de ti misma! —exclamó Luna con un gesto de despedida mientras Lyra se alejaba, sosteniendo el pan en su boca como un trofeo de su próxima aventura.Lyra llegó al paradero de autobús, un lugar familiar a unas cuantas calles de su hogar. Allí, junto al basurero, depositó la caja vacía de leche con un gesto de conciencia, antes de dedicarse a estirar sus músculos, preparándose para el día que se extendía frente a ella. El sol comenzaba a despertar, pintando el cielo con tonos dorados y rosados que prometían un día lleno de posibilidades.De repente, una lujosa camioneta se detuvo a su lado, interrumpiendo sus ejercicios matutinos. La voz familiar de su mejor amiga, Touko, rompió el aire con un tono de reproche.—Fuimos a tu casa y Luna nos dijo que ibas a ir en autobús. ¿En qué habíamos quedado? —reclamó Touko, su expresión un cóctel de preocupación y exasperación.Lyra se encogió de hombros con una sonrisa culpable, reconociendo su falta.—¡Sube, Nina! —exclamó Shori, el hermano menor de Touko, quien había adoptado el extraño apodo para Lyra desde que eran niños. La razón era simple: un incidente con una abeja y una lengua picada habían dado lugar a este peculiar apelativo que Shori había abrazado con entusiasmo, y del cual Lyra no podía escapar.Con una risa, Lyra se unió a sus amigos en la camioneta, sintiendo la energía de la mañana mezclarse con la emoción de estar junto a sus compañeros de aventura.Lyra se acomodó junto a Touko en la lujosa camioneta, sintiendo el confort del asiento mientras el vehículo se ponía en marcha, llevándolos hacia el gremio de Warriors.—Qué bueno que entramos al mismo tiempo —comentó Lyra con una sonrisa, compartiendo su emoción con su amiga.—Sí, espero que los tres quedemos en el mismo grupo —respondió Touko, con una chispa de anticipación en sus ojos.—¿Cómo que "esperas que nos quedemos en el mismo grupo"? ¿No estamos en el mismo grupo ya? —preguntó Lyra, sintiendo una pizca de preocupación asomarse en su voz.Touko le dedicó una mirada comprensiva antes de explicar con calma.—Estamos en la misma generación, pero el gremio divide a los novatos en grupos de tres, junto con un maestro, para agilizar el entrenamiento. Así, los novatos alcanzan el rango de recluta en un solo año —explicó Touko, revelando un conocimiento más profundo del proceso. Era evidente que su padre, deseoso de apoyar los sueños de sus hijos para convertirse en warriors, utilizaba su influencia en la ciudad para proporcionarle información privilegiada a su hija.En la asociación global de Warriors, la jerarquía de rangos era una estructura que marcaba el camino de cada aspirante hacia la grandeza. Desde el primer peldaño hasta las alturas más altas, cada título representaba un nivel de habilidad, experiencia y dedicación.El primer escalón en esta escalera de ascenso era el de "Novato". Estos guerreros novatos, típicamente reclutados entre los doce y quince años, recién habían ingresado al gremio. Su camino estaba apenas comenzando, y dependían de la tutela de un maestro para guiarlos y moldearlos en el arte de la guerra.Una vez que los novatos habían demostrado su valía y habilidad, ascendían al rango de "Reclutas". Aquí, dejaban atrás su condición de novatos, listos para enfrentar misiones en solitario bajo la mirada atenta de sus superiores.El siguiente peldaño, reservado para aquellos que habían alcanzado la mayoría de edad a los dieciséis años, era el de "Curtido". Sin embargo, este título solo estaba al alcance de aquellos que ya habían alcanzado el rango de recluta. De lo contrario, se enfrentaban a la posibilidad de ser despedidos del gremio, dejando atrás sus sueños de convertirse en guerreros.El título de "Maestro" era un logro temporal, reservado para aquellos warriors que habían acumulado tres años de servicio como curtidos. En este punto, se les asignaba la importante tarea de entrenar y guiar a un grupo de novatos, compartiendo su experiencia y sabiduría hasta que estuvieran listos para ascender al rango de recluta.Una vez que un grupo de reclutas había sido formado y liderado exitosamente, los warriors ascendían al título de "Veteranos". Aquí, tenían la opción de retirarse, marcando el final de una carrera distinguida, o enfrentar un examen para unirse a las filas de los "Tenientes Coroneles" en la marina, alcanzando un nuevo nivel de prestigio y responsabilidad en el campo de batalla.Cada rango representaba un nuevo desafío, una nueva oportunidad para demostrar valor y determinación en el camino hacia la excelencia.El auto se detuvo frente a la majestuosa entrada del gremio, donde una imponente reja negra se abría de par en par, invitando a los aspirantes a adentrarse en el camino hacia su destino. Un sendero de tierra serpenteaba entre árboles frondosos, guiando la mirada hacia una gran estructura que se alzaba como el epicentro de la actividad del gremio.Lyra, Touko y Shori descendieron del vehículo, listos para dar el primer paso en su viaje hacia la grandeza. A su alrededor, observaron cómo otros reclutas se dedicaban a prepararse para el día, ya sea con estiramientos, pequeñas peleas amistosas o momentos de meditación en la tranquilidad del césped.—¡Vaya, esto es impresionante! —exclamó Shori, asombrado al darse la vuelta y contemplar la multitud de jóvenes reunidos en la entrada, todos vestidos con el uniforme distintivo de novato.—El gremio de Warriors acepta un número variable de aspirantes cada año, entre diez y treinta aproximadamente —informó Touko, reconociendo la sorpresa en las caras de sus amigos.—Vaya, ahora me siento un poco menos especial —comentó Lyra, sintiendo un nudo de nerviosismo en su estómago mientras contemplaba la abrumadora cantidad de compañeros aspirantes.Al acercarse a la entrada de la casa principal, fueron recibidos por un curtido warrior, cuyo uniforme denotaba su experiencia. Este les indicó que debían esperar bajo la sombra de un árbol cercano hasta que todos los novatos estuvieran reunidos en el lugar. Poco a poco, los aspirantes fueron llegando, y se les instruyó que hicieran lo mismo, formando una fila ordenada bajo la dirección de aquellos que ya estaban allí, quienes se encargaban de compartir las instrucciones con los recién llegados.El curtido warrior observó con atención a los novatos reunidos, asegurándose de que todos estuvieran presentes antes de dirigirse a ellos con voz firme.—Bien, creo que todos ya están aquí —dijo en voz baja, revisando la lista de ingresos. Luego, volvió la mirada hacia los novatos y exclamó con autoridad:—¡Bienvenidos, jóvenes de nuevo ingreso! Desde el momento en que cruzaron el portón, dejaron de ser civiles para convertirse oficialmente en warriors.Todos los novatos se giraron para escuchar atentamente al encargado de la ceremonia, conscientes de la importancia de sus palabras.—El uniforme que hoy portan no es solo una prenda distintiva; cuando lo llevan puesto, son una autoridad y deben comportarse como tal, ser disciplinados y responsables —continuó el encargado con seriedad—. Eso va para todos los que dejaron la escuela para unirse al gremio pensando que aquí no tendrían tareas. Créanme, estar sentado en un pupitre escribiendo será la mayor fantasía cuando su vida se encuentre en peligro durante una misión.Shori no pudo evitar soltar un comentario sarcástico a Lyra, quien no pudo evitar soltar una risa nerviosa ante la ocurrencia de su amigo. Sin embargo, la reacción del encargado no se hizo esperar.—¿A alguien le ha parecido gracioso lo que acabo de decir? —preguntó el encargado, fijando su mirada en Shori y Lyra, quienes cambiaron su expresión al instante al notar la atención del encargado sobre ellos. Touko no pudo ocultar su preocupación, pero mantuvo la compostura.—Esa pareja puede pasar al frente, por favor —pidió el encargado con un tono pasivo-agresivo, a lo que ambos novatos obedecieron. Shori lo tomó con calma, acostumbrado a recibir llamadas de atención, pero Lyra se sintió abrumada por la vergüenza. No solo por el castigo, sino también por el pensamiento fugaz de que alguien podría pensar que ella y Shori eran pareja. Además, el tono del encargado atrajo la atención de los reclutas que entrenaban cerca, observando el escándalo con curiosidad.El encargado de la ceremonia, tras su reprimenda, decidió cambiar el tono de la conversación y les ordenó iniciar un entrenamiento físico. Lyra y Shori recibieron la tarea de dar cien vueltas al campus, sin importar el ritmo.—Eres un imbécil, si me expulsan por tu culpa, te juro que te voy a hacer la vida imposible —reprochó Lyra, expresando su frustración mientras corría junto a Shori.—Ya te pedí perdón. Además, fue tu culpa por reírte. No fue tan gracioso —respondió Shori, intentando justificar su acción.—¡Nunca lo es, Shori! Solo me rio por cortesía —dijo Lyra con un tono de voz cargado de ira, lanzándole una mirada llena de resentimiento. Desde entonces, un incómodo silencio se apoderó de ellos durante una hora, hasta que notaron la presencia de un joven que se unía a su maratón por el campus.El nuevo corredor tenía una expresión hosca y parecía tener la misma edad que Lyra, catorce años. Sin embargo, lo que más llamaba la atención era su peculiar peinado: la mitad izquierda de su cabeza estaba rapada, mientras que la mitad derecha dejaba caer un par de mechones castaños de cabello ondulado que cubrían su ojo derecho para evitar la eurenia.La "Eurenia" era un fenómeno conocido como la filtración de energía zen a través del ojo derecho. Si bien este fenómeno existía desde tiempos inmemoriales, solo se manifestaba en aquellos que activamente utilizaban la energía zen. Los warriors y otros practicantes de la energía zen debían usar parches para cubrir sus ojos, ya que una exposición prolongada a la eurenia podía ser mortal en menos de un minuto. Sin embargo, muchas personas buscaban alternativas estéticas para ocultar la eurenia, como Lyra, quien utilizaba su cabello para cubrir su ojo derecho.El joven de aspecto extravagante tomó la delantera, rebasando a Lyra y Shori con facilidad. Lyra, tomando el desafío como un reto personal, apretó los dientes y aumentó el paso, dejando atrás a Shori y alcanzando al chico que tenía delante. Pero este, lejos de rendirse, respondió al desafío y aceleró el paso también. Pronto, se convirtió en una competencia frenética: cada vez que Lyra lograba adelantarse, el chico la rebasaba de nuevo, y así sucesivamente, en un ciclo interminable de superación mutua que solo terminaría cuando uno de los dos no pudiera moverse más.A medida que el sol se ocultaba en el horizonte, ambos novatos seguían corriendo, aunque ahora apenas se arrastraban por el suelo, impulsados por el puro orgullo.—¿Es que ninguno de ustedes se ha dado cuenta? —una voz entre risas los interrumpió.Lyra y su rival voltearon hacia la fuente del sonido, y vieron a un joven descendiendo del techo del edificio principal, con un aspecto algo femenino y una voz burlona, que los observaba mientras aplaudía con sarcasmo—. El rubio se retiró hace una hora, ya han dado más de ciento veinte vueltas. Vamos, esperen aquí.Ambos novatos, exhaustos, se dejaron caer al suelo, sus fuerzas agotadas pero sus risas aún presentes.—¿Por qué hicimos esto? —se preguntaron entre risas, aunque el breve silencio que siguió reveló la pregunta subyacente.—Tú comenzaste —dijo Lyra, mirando al chico a su lado.—Solo los rebasé porque ustedes dos irradiaban incomodidad y no quería formar parte de eso —respondió el chico con cierta incomodidad, antes de extender la mano hacia Lyra—. Me llamo Ik.—Lyra —respondió la chica, aceptando el apretón de manos.Mientras tanto, tres figuras se acercaban hacia ellos. Entre ellas estaba el joven afeminado de antes, junto a Shori y un hombre con uniforme de maestro, cuyo largo cabello negro caía hasta la mitad de su espalda.—El gremio no envió a nadie para supervisar que hayan completado las cien vueltas. Incluso si las hubieran completado, les dirían que no hay pruebas suficientes y los expulsarían —dijo el hombre con seriedad, provocando que los tres novatos lo miraran con temor.—Tienen suerte de que me gusten los desafíos, y aún más suerte de que mi amigo Criss supiera que estaba buscando a los novatos con menos potencial para tomarlos como mis alumnos. Por eso, sin que se lo pidiera, subió al techo y vigiló cada vuelta que dieron. Él y yo somos testigos de que cumplieron con la tarea, así que no los sacarán del gremio. A partir de ahora, ustedes tres son mis alumnos —añadió el hombre de larga cabellera antes de darse la vuelta y dirigirse hacia la gran casa.Una vez dentro, todos atravesaron un largo pasillo lleno de aulas donde grupos de tres novatos recibían instrucción. Entre ellos, Touko los avistó y les saludó con entusiasmo desde lejos. Lyra respondió con una sonrisa, aunque se contuvo de expresar demasiado, consciente de su reciente encuentro con la autoridad.Al final del pasillo se encontraba el recibidor, donde varios warriors estaban reunidos, discutiendo misiones con la secretaria que estaba sentada detrás de un escritorio bajo el balcón que conectaba el primer y segundo piso, con unas escaleras a ambos lados.Todos subieron las escaleras hasta llegar a un salón bastante apartado en el segundo piso.—Esto me pasa por llegar tarde —comentó el maestro con decepción antes de entrar al polvoriento salón, que estaba completamente vacío, excepto por una única silla oxidada en el centro.—Yo me voy a buscar una misión con Luci, suerte chicos, suerte, Mado —dijo Criss antes de marcharse por el pasillo hacia las escaleras.—Bien, antes que nada, quiero ver que no sean tan inútiles. ¿Alguno de ustedes me puede decir qué es el zen? —preguntó el maestro Mado mientras se sentaba con cuidado en la silla oxidada.—Es la energía de la naturaleza que algunas personas pueden canalizar en su "Ora", un aura de energía que rodea sus cuerpos —respondió Ik después de reflexionar un momento.—Exactamente. Tener un Ora es relativamente fácil. De hecho, mucha gente tiene lo necesario para manifestar su Ora, pero simplemente no saben que pueden hacerlo —les explicó Mado —. Ahora quiero que extiendan los brazos a los lados y levanten las manos inclinando las muñecas hacia el cielo.Los tres novatos se miraron entre sí y obedecieron la orden, levantando las manos como su maestro les indicaba. Mado entrecerró los ojos, concentrándose en su observación mientras los miraba detenidamente.—Como suponía, el entrenamiento físico que hicieron para pasar el examen de admisión despertó su habilidad inconsciente para canalizar zen. Ahora quiero que visualicen una capa de slime cubriendo su silueta —ordenó el maestro, observando atentamente a los novatos mientras estos asentían en respuesta, listos para seguir sus indicaciones.—¡Puedo sentir el slime! Es una sensación muy débil, pero puedo sentir cómo algo fluye alrededor de mi cuerpo —comentó Lyra emocionada, manteniendo los ojos cerrados y una clara expresión de asombro en su rostro.—Yo también lo siento, es muy extraño —dijo Shori con entusiasmo, mientras que Ik simplemente sonrió antes de asentir con la cabeza, reconociendo la experiencia compartida.—Bien, después de todo no son una bola de inútiles. Pueden irse a casa. Durante esta semana, van a aprender los tres principios básicos del zen. Practiquen esto antes de dormir —les explicó el maestro mientras les hacía una señal para que se retiraran, dando por concluida la sesión de entrenamiento.—Por cierto, creo que ya escucharon a Crissalid decirlo, pero mi nombre es Mado y seré su maestro hasta que se conviertan en reclutas —añadió el maestro Mado, recibiendo gestos de agradecimiento por parte de los novatos antes de que estos abandonaran el salón.Mientras salían de la gran casa principal, Lyra recordó la pregunta que le había querido hacer a Ik desde que les retiraron el castigo.—Es cierto… no me contaste por qué te hicieron correr cien vueltas a ti también.—Solo llegué tarde —respondió Ik algo apenado.—Qué mal, seguro querías estar con tus amigos y terminaste con nosotros —comentó Shori desde atrás.—No tengo amigos —dijo Ik en voz baja.—Bueno, ya que vamos a estar viéndonos hasta que seamos reclutas… ¡Seamos amigos! —exclamó Lyra con una sonrisa en el rostro. "Esta chica no parece real, es como si el positivismo se hubiera materializado en una persona", pensó Ik un poco confundido.—Ya veremos —respondió Ik antes de separar su camino del de sus nuevos compañeros.Lyra quedó intrigada con aquel chico, pero dejó de pensar en él al ver a Touko, quien estaba esperándolos recargada en la camioneta. Todos subieron al vehículo para dirigirse a la casa de Lyra, la cual quedaba a pocas calles de la mansión donde vivía Touko.—Tenía miedo de que los expulsaran. ¡No vuelvas a hacer algo así, enano! —gritó Touko desde atrás, dirigiéndose a su hermano, quien estaba sentado en el asiento del copiloto.—Yo quería quedar en equipo contigo —comentó Lyra mirando a Touko con tristeza y en tono infantil.—Yo también, me dejaron con gente que no conozco —le respondió la rubia igual de desanimada.—Te pediría que me abraces, pero estoy toda sudada —dijo Lyra, sin embargo, a pesar de eso, la joven rubia le dio un fuerte abrazo.La camioneta se estacionó frente a la casa de Lyra, donde esta se bajó luego de despedirse de sus amigos. Luna abrió la puerta al escuchar el auto estacionarse en la puerta y recibió a su hermanita antes de despedirse de Touko y su chofer.—La cena está servida, sube a bañarte —ordenó Luna mientras cerraba la puerta, a lo que Lyra obedeció luego de darle un beso en la mejilla a su hermana.La cena transcurrió con normalidad. Lyra compartió emocionada lo que había experimentado en el gremio, mientras Luna la escuchaba con curiosidad y alegría. Entre risas y anécdotas, disfrutaron de la comida que Luna había preparado con esmero.Cuando terminaron de cenar, Lyra se despidió de Luna y subió a su cuarto. Con determinación, se preparó para la práctica que su maestro les había indicado. Antes de dormir, se colocó en la pose que le había enseñado Mado, concentrándose en visualizar la capa de slime que rodeaba su cuerpo.