En medio de un cautiverio desolador, Octavio Montes, un renombrado bioquímico y catedrático, recibe la visita de su secuestrador. Giovanni, inicialmente un simple engranaje en una maquinaria mayor, se sorprende al ver el deterioro de su antiguo profesor. Mientras examina las heridas del cautivo, se siente atraído por su esencia: la suavidad de la piel, la familiaridad de la fragancia. En medio de la tensión y la confusión de sus emociones, Gio se debate entre su deber y un deseo creciente hacia Octavio. Sentimientos impensables comienzan a desdibujar las líneas de la racionalidad, perdidos en una extraña forma de conexión humana, llena de odio y pasión.
La oscuridad me rodeó, pero fue insignificante comparada con la que llevó dentro. Intenté arrancarte de mí, pero estábamos destinados a hundirnos juntos. No importó si tus ojos eligieron ignorarme, si tu corazón no quiso amarme; para mí, eras la oscuridad más radiante de todas y por eso... no podía dejarte.