Chapter 13 - Parte 13

Jeon Yu cayó en medio de una sacudida y rodó por la arena. Rodó varias veces hasta terminar con la mitad del cuerpo metido en una pequeña corriente de agua fría.

Aturdido, sacó la cabeza del agua y tosió. El agua helada parecía no salir de su cara y rápidamente se dio cuenta que traía puesta una mascarilla. Movió su mano y quitó uno de los elásticos alrededor de su oreja, pero no pudo apartarla por completo, no se atrevió.

La tela en sí misma era imposible de atormentar pero sentía estaba pegada de tal forma que ser removida sería como arrancarse la piel.

Con una expresión arrugada y quejumbrosa volvió a poner el elástico y, para no ahogarse, prefirió romper la tela a la altura entre la boca y la nariz. Sin embargo, aun si lo hizo con cuidado la piel sensible se lastimó y el inmenso dolor siguió escociendo esta vez en todas partes de su rostro, avivado por el agua y la brisa.

Dolía.

Dolía tanto…

Si así se sentía ni siquiera podía imaginar cómo debía sentirse aquel hombre que...

Como si se hubiera disparado un interruptor de energía en su cerebro, Jeon Yu se levantó con rapidez ignorando el dolor y se arrastró fuera del riachuelo.

Además del pequeño canal de agua vio una autopista sin autos extendiéndose a través de la impasible noche. Más allá y como si fuera un firmamento de estrellas sobre la tierra, vio los puntos de luz de una ciudad lejana.

En medio de todo esto vio un cuerpo tiñendo de rojo la orilla de la carretera.

Corrió directo hacía él trastabillando debido a la pesadez de su ropa mojada y a las pisadas que eran tragadas por la arena.

Hace años, Jeon Yu había recibido clases de primeros auxilios como parte de su formación como joven maestro, pero al ver el cuerpo inerte no pudo recordar ninguna de ellas. De estar desorientado y adolorido, estaba horrorizado y gritando.

Corrió y se arrojó sobre el hombre, zarandeándolo y mirando con pánico la herida en su costado y la estaca clavada en su pierna. El aspecto del vagabundo era realmente lamentable. Su rostro estaba pálido y azul, lleno de moretones y demacrado por la gran perdida de sangre.

Al ser sacudido, el alfa movió la cabeza y soltó un quejido, aliviando de alguna manera la expresión del omega.

—Esta bien, estarás bien —dejó de golpearlo y alejó las manos con cuidado—. Estarás bien, yo… llamaré ayuda.

Jeon Yu buscó en su pantalón y sacó de uno de sus bolsillos su celular. La pantalla parecía haberse roto en medio del caos y el teléfono había dejado una línea de agua al ser sostenido, pero al presionarlo encendió. Pensando en el hombre herido hizo un mal movimiento y el teléfono resbaló de sus manos, cayendo sobre la arena. Se agachó y se apresuró a marcar al número de emergencia.

—Ha llamado al número 911, dígame, ¿cuál es su emergencia? —la operaria saludó con voz monótona— Si esta en una situación de peligro, marque uno. Si esta en una situación en la que no puede hablar, marque dos. Si esta esta sufriendo un ciclo de calor, marque tres. Si no puede…

—No los llames —Jeon Yu escuchó la voz ronca del otro—, por favor.

La palma del hombre se estiró y tomó su antebrazo. El agarre fue débil, pero la palma quemó al tacto.

Jeon Yu estaba angustiado y quiso discutir, pero al ver la expresión suplicante, las palabras se congelaron en su mente.

Colgó. La pantalla volvió al inicio y el viento helado hizo hormiguear su rostro.

¿Por qué no quería a la policía?

¿No era una víctima?

Por la forma en la que habían intentado deshacerse de él, parecía se trataba de delincuentes ejerciendo la violencia sobre un hombre sin suerte. Al inicio, por supuesto. La manera en la que se habían desarrollado los hechos después… no podía decirlo claramente porque había sido noqueado en ese momento.

¿Pero esta persona no era un mendigo sino era un criminal, un mafioso e incluso un asesino? Quizás en realidad el alfa no era completamente inocente y buscaba huir.

¿Qué debía hacer entonces? ¿Debía huir? ¿Debía quedarse al lado de esta persona y enredarse en problemas de antisociales?

Pero si ese no era el caso…

Decidió no tenía tiempo para pensar en ello y cavó un pozo a sus preocupaciones. Aun si más tarde se arrepentía, no podía dejar a este hombre morir en medio de la nada.

No había huido antes, no lo haría después.

¿Pero, qué debería hacer?

En su mente adolorida e hinchada no había ningún contacto que le sirviera de algo. No podía llevarlo a casa porque la mansión era custodiada por guardias de la familia, y sus padres, aunque no estuvieran presentes en su vida no permitirían que un alfa de dudosa procedencia y lleno de sangre estuviese en el mismo espacio en el que se recuperaba su hermano mayor. Tampoco podía usar su tarjeta de crédito sin llamar la atención de sus familiares, los medios, y por qué no, la policía. Mucho menos podía ir a casa de Zhou Donghai. La familia Zhou era una familia militar ¡Eso era peor que llamar a la policía!

—¿Tienes algún número al que llamar?¿Sabes alguna dirección?

El alfa no respondió.

—Si no dices nada, me acercaré y buscaré por ti. Con permiso.

Estiró la mano hacia el hombre, poniendo sus esperanzas en que encontraría algo que los ayudara.

Su brazo fue atrapado por la palma caliente y su cuerpo dio una vuelta, de repente atrapado debajo del hombre.

El aliento del alfa quemó evaporándose sobre él, el cabello negro del otro cayendo sobre su frente castaña. Los ojos azules inundados de sombras. La persona tenía los brazos descargados a los lados de su cabeza sin intensión de apartarse.

El alfa bajó la cabeza y dirigió su nariz hacia el cuello del omega. Olfateó varias veces, gruñendo y diciendo palabras inconexas.

—Él hizo esto, no puede…

—¿Qué crees que haces? —Jeon Yu habló firmemente, y pese a que sentía las heridas escociendo su piel, no lo demostró— ¿Eres consciente de qué intento ayudarte? Y lo hago porque creo que no eres ese tipo de-

Las manos del alfa se movieron y tocaron el cuello del omega, pasando los dedos por la glándula. Jeon Yu intentó hacer que entrara en razón, sin embargo, el hombre pareció perderse por varios segundos. Dijo cosas que Jeon Yu no logró entender, luego estuvo en silencio varios segundos.

—Sistema, por qué él… su aroma…

El alfa levantó la cabeza y miró al cielo, finalmente se desmayó.

Jeon Yu se levantó rápidamente, y pese a que dudó en volverlo a intentar, rebuscó entre la ropa del alfa.

 Afortunadamente, tal cómo había pensando al inicio, encontró un trozo de papel doblado en el bolsillo de la camisa negra y llamó.

La otra persona contestó después del quinto tono y su voz sonó como si acabara de levantarse.

—¿Aló?

—¿Eres Luo Bingwen? ¡En-encontré a un hombre que está herido y estamos en medio de la calle y…!

Pip.

Jeon Yu miró la pantalla que decía llamada finalizada.

¿No era un amigo del alfa?

Con este pensamiento se angustió, pero volvió a marcar. Aun si no era un amigo, al menos debía ser un conocido lo suficiente importante como para que su número estuviera cuidadosamente doblado dentro de su pantalón.

—Son las dos de la mañana —el hombre al otro lado de la línea respondió de mala gana.

—Señor, disculpe, es que encontré…

—No es mi proble-

—¡Por favor, ayúdenos! —Jeon Yu gritó antes de que el número cortara de nuevo— ¡Él está gravemente herido! Estamos en la carretera, no sé qué hacer, yo…

Cuando pensó en llorar, el otro lo interrumpió.

—¿Eres un omega?

Jeon Yu respondió sinceramente.

—Sí, si lo soy.

La persona llamada Luo Bingwen soltó un suspiro cansado y lo escuchó moverse de la cama.

—¿En qué estado estás? ¿Puedes moverte? Del uno al diez, ¿cuál es la gravedad de las heridas del alfa?

Luo Bingwen hizo varias preguntas sobre la situación del omega y el estado del alfa. El teléfono fue puesto en voz alta. Jeon Yu envió la ubicación actual mientras respondía.

—Lo hiciste bien.

La persona en el altavoz habló con calma haciendo que de alguna manera Jeon Yu se tranquilizara. Cuando colgó, se acercó al alfa.

—Tu ami… alguien va a venir a ayudarnos.

El alfa entreabrió los ojos y levantó la mano como si quisiera alcanzar la mejilla del omega.

—Lo siento.

Los ojos se cerraron, la mano cayó y fue sostenida por las del omega.