El distrito comercial de Ciudad B estaba bullicioso con la multitud del almuerzo. Yan Zheyun salió de las puertas giratorias del rascacielos de Tecnología Yan y se dirigió hacia la concurrida intersección. En el camino, se encontró con algunos de sus nuevos empleados, y todos lo saludaron con educadas variaciones de 'Buenas tardes, CEO Yan' o 'Que disfrute su comida, CEO Yan'.
CEO. No Pequeño CEO, que era como los subordinados de su padre solían llamarlo burlonamente cada vez que pasaba por la oficina principal para seguir a su padre y aprender el oficio. No, Yan Zheyun había utilizado sus ahorros e inversiones para convertir su modesta startup tecnológica en una compañía multinacional cotizada en bolsa, y todo a la modesta edad de 25 años. Y aunque tenía la ventaja de tener a uno de los padres más ricos del país, tampoco había dependido realmente de ellos, excepto por uno o dos contactos útiles.
¿Quién podría reprocharle por utilizar todos los recursos que tenía a mano?
A pesar de esa pequeña ventaja inicial, no había duda de que el éxito de Yan Zheyun era el resultado de su arduo trabajo. Había trabajado día y noche para construir los cimientos de Yan Tech desde cero, compaginando esto con el exigente temario de su carrera en programación y la rigurosa pasantía que su padre le había impuesto. Pero al final, todo había valido la pena y Yan Zheyun se había graduado como el mejor de su clase y había ganado el orgullo de su padre. Y encima de todo, con la empresa de sus sueños lista para despegar.
Técnicamente, como fundador y jefe de la empresa, Yan Zheyun ya había estado tomando todas las decisiones ejecutivas desde el primer día. Pero hoy era el día en que oficialmente se otorgaba a sí mismo el título de CEO y se mudaba a la reluciente oficina en lo más alto, con sus ventanas del suelo al techo y vista panorámica. Sus padres habían insistido en amueblarla para él también, como un regalo de felicitación, y habían elegido su estilo favorito de chic moderno.
De ahora en adelante, iba a sentarse allí todos los días y trabajar aún más duro para cumplir sus ambiciones.
Yan Zheyun estaba de tan buen humor que ni siquiera le importó tener que salir a buscar su propio café, porque su pobre secretario agobiado y su asistente personal simplemente no tenían tiempo. Estaban enterrados en tantos detalles logísticos en el día del lanzamiento que parecían estar atrapados en un bucle permanente entre su escritorio, el de ellos y la sala de fotocopias. De hecho, se sentía tan generoso que decidió invitarlos a almorzar como agradecimiento por el esfuerzo que habían puesto en apoyar sus empeños.
La señal para peatones en la intersección se puso verde. Yan Zheyun estaba tan absorto intentando decidir si llevar comida del mismo café o caminar un poco más hasta la fila de restaurantes calle abajo que no se percató de que la gente a su alrededor iba desapareciendo una a una, como si hubiera entrado en otra dimensión.
Solo cuando un zumbido mecánico chispeó en sus oídos, se dio cuenta de que estaba solo en medio de la calle y que no había nadie más en su entorno cercano. Las multitudes de trabajadores de oficina habían desaparecido misteriosamente, junto con todos los demás ruidos de fondo excepto por el extraño estático. Era como si Yan Zheyun de repente fuera la única persona en el mundo.
Una sensación abrumadora de pavor se apoderó de él, pero se obligó a mantener la calma. Tenía que haber alguna explicación racional para esto. Yan Zheyun no creía en lo sobrenatural y estaba seguro de que esto era solo otro problema a resolver, aunque el más extraño que haya encontrado
Esta certeza se vio rápidamente sacudida cuando una voz robótica retumbó en el aire, su cualidad hueca y extraña resonando por los estrechos espacios entre los edificios como un anuncio de servicio público distópico.
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[INFORME DE ERROR N.º 193842347: ALMA DE OTRO MUNDO DETECTADA. INICIANDO SECUENCIA DE DEPORTACIÓN.]
—¿Informe de error? ¿Alma de qué?
Pero a Yan Zheyun no se le dio tiempo para reflexionar. Lo siguiente que escuchó fue una ráfaga de bocinas de coche y un chillido desgarrador de neumáticos. El dolor estalló en todo su cuerpo y perdió la conciencia.
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Fue una lucha abrir los ojos. Fue una lucha hacer cualquier cosa, ahora que lo pensaba. Incluso mover los dedos parecía una tarea para un hombre mejor.
—¿Qué le había pasado?
Los detalles del incidente eran borrosos en los bordes, pero poco a poco, a medida que la densa niebla en el cerebro de Yan Zheyun se disipaba, logró armar el rompecabezas y llegó a la conclusión de que debió haber agotado toda su suerte en sus primeros 25 años porque nada más podía explicar haber sido atropellado por un coche en el mejor día de su vida.
—Eso había sido la taza de café más cara del mundo y ni siquiera había llegado a pedirla.
[... los cielos tienen celos del genio heroico.] Pero al menos estaba lo suficientemente vivo como para estar citando modismos irónicamente para sí mismo.
—¿Estaba ahora en un hospital?
La sensación estaba volviendo lentamente a sus extremidades, y podía sentir una tela sedosa bajo sus dedos que supuso eran las sábanas de la cama en la que estaba acostado. Probablemente estaba entonces en una sala VIP. No podía pensar en ningún otro escenario en el que un hospital le daría sábanas de seda. Quizás su familia había insistido.
—Oh dios. Su familia.
Su madre estaría inconsolable, por no mencionar a su hermano y hermana pequeños y pegajosos, ambos con exámenes universitarios por delante y que no necesitaban que él fuera una distracción.
El impulso de levantarse se hizo más fuerte. Necesitaba tranquilizar a todos de que estaba bien y supervisar la empresa. Si los medios se enteraran de la noticia de su accidente, los valores de las acciones definitivamente se desplomarían.
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—Vamos, Zheyun, esto fue solo un coche estúpido, un gran trozo de metal. Seguro que no puedes estar tan enfermo como la vez que no dormiste durante tres días porque estabas apurando un plazo para un proyecto y te caíste de cabeza por una escalera completa.
El autoánimo pareció ser efectivo. Pero junto con el retorno de la sensación, también volvió el dolor. En lugar del dolor generalizado en todo el cuerpo que anticipaba, solo había una sensación punzante y pesada en sus pulmones que empeoraba cada vez que respiraba. Se sentía un poco como si inhalara cuchillos. ¿Era esto porque se había fracturado las costillas? ¿Pero solo las costillas? Eso era considerablemente afortunado para una colisión frontal, ¿verdad?
Pero cuando finalmente logró forzar la apertura de los párpados, se dio cuenta de la totalidad de cuán desafortunado era.
—Cama con dosel tallada antigua, biombo plegable antiguo, estantería circular antigua exhibiendo jarrón antiguo.
Cerró los ojos de nuevo. Los abrió de nuevo. Cerró de nuevo. Los abrió de nuevo. No. Seguía siendo el mismo decorado de película histórica. O bien su madre había hecho hasta lo imposible por encontrar un hospital con sus dramas de palacio interior favoritos como tema de decoración interior o algo estaba seriamente mal aquí.
Antes de que Yan Zheyun pudiera decidir cuál de los anteriores era, un agudo dolor de cabeza estalló detrás de sus ojos. Era tan intenso que hizo que el dolor en sus pulmones pareciera trivial. No pudo contener un jadeo mientras imágenes extrañas asaltaban su mente, instantáneas de la vida de otra persona haciéndose sitio en la parte de su cerebro que contenía los recuerdos. Era como si estuviera viendo una película de una biografía avanzada a una velocidad de 100x, pero la diferencia era que podía empatizar agudamente con las emociones de la persona.
Inocencia. Felicidad. Devastación. Dolor. Enfado.
Apretó los ojos en un intento desesperado de bloquear todo, pero en vano. Y cuando finalmente se rindió, era como si hubiera sido fusionado con otra persona, compartiendo sus mismas esperanzas y sueños, pero aún hiperconsciente de que era una entidad separada.
Yan Yun. Este era el nombre del niño cuyo cuerpo estaba ocupando actualmente. Y también, Yan Zheyun se dio cuenta con desesperación, el nombre del protagonista de la ridícula novela histórica BL sobre la que su hermana se había quejado durante toda la tarde anterior. Ella era la única persona en la familia que sabía que Yan Zheyun prefería hombres a mujeres y había dejado de ocultar su fujoshi interior en cuanto se enteró. La calidad del tiempo con ella a menudo se gastaba escuchando sus quejas sobre el último gong sinvergüenza o shou loto blanco que había leído. Pero no había habido otra novela que la hubiera irritado tanto como 'Házme Daño de un Millón de Maneras'.
Y con buena razón.
Yan Lixin había decidido leer esta novela porque el protagonista shou, Yan Yun, tenía un nombre similar al de su querido hermano mayor. Y luego, después de trescientos capítulos de Yan Yun siendo utilizado, abusado y acosado por una serie de gongs, cada uno más sinvergüenza que el anterior, Yan Yun finalmente—¡finalmente!—había desarrollado carácter y se había defendido por sí mismo. Pero eso no había durado mucho. Y pronto estaba en otro espiral vicioso de 'te amo aunque te haga daño, oh, ¿es eso? Supongo que te perdono'...
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A pesar de su título de arlequín masoquista genérico, Házme Daño de un Millón de Maneras estaba ambientada en una dinastía antigua ficticia. Yan Yun era el hijo de un ministro noble y sabio, con buenos principios y un amor genuino por el pueblo. Puede resultar difícil de creer que sería tan fácil incriminar a un hombre tan virtuoso con el crimen de alta traición y condenarlo a muerte, pero el punto de esta novela era el erotismo, ¿verdad? ¿A quién le importaba ser realista? Ser realista solo haría más difícil poner al protagonista shou en diferentes situaciones comprometidas, cada una más estimulante que la anterior.
Así que el padre de Yan Yun había sido ejecutado convenientemente, junto con todos los miembros de la Familia Yan que tenían más de 14 años. Yan Yun era uno de los dos niños que fue perdonado porque su 14º cumpleaños aún no había llegado. Pero resultó que la sentencia de muerte había sido revocada pero aún tenían que enfrentar un castigo viviente.
Y así fue como el hijo de este digno primer ministro se redujo a un esclavo en el hogar de un aliado político cercano a su padre, el Ministro de Ritos, Wu Shengqi.
El exceso de información lo estaba matando. ¿Esto significaba que estaba en la casa de Wu Shengqi ahora? ¿Como un esclavo?
La cabeza de Yan Zheyun daba vueltas. Hace unos minutos estaba en la cima de la cadena alimenticia y ahora se había reducido al rango más bajo de la sociedad en un sistema de castas dominante. Era como pasar del cielo al infierno en un instante.
...pero espera. Los esclavos no podían permitirse antigüedades. Esta no podía ser la cama de Yan Yun, entonces ¿de quién era la habitación?
Tenía un mal presentimiento.
Como si para responder a la pregunta de Yan Zheyun, las puertas de madera ornamentada al final de la habitación se abrieron de golpe. Debido al estúpido biombo, no podía ver quién había entrado pero escuchó una voz cálida y paciente que lo llamaba con un tono tan indulgente que sintió escalofríos en su piel.
—Yun Er, ¿estás despierto? Gracias a Dios. Estaba tan preocupado.
Ah. Yan Zheyun sabía quién era este.
Wu Bin, el amigo de la infancia de Yan Yun y—según las airadas quejas de su hermana—el comienzo de todas las pesadillas de Yan Yun.
Bueno entonces. Joder.