Chapter 15 - Parte 15

Se quedó en esta posición con las manos como barras en un acto de protegerse. Pensó en correr antes de que todo se saliera de control. Imaginó Luo Bingwen se levantaría y gritaría su nombre, luego habría caos debido a los pensamientos ambiciosos que usualmente habitaban en los corazones de los oportunistas. Con solo tomar una foto a su rostro y publicar cualquier cosa, esta persona llamaría la atención de los medios incluso pudiendo vender noticias falsas sobre él. En el proceso de intentar lavar la culpa y explicar la situación, solo terminaría provocando la ira de fanáticos, acentuando la evidente línea que había entre su maravilloso hermano y él. Siendo así ¿Cómo podría ser visto con buenos ojos ante la familia de Rong Wei, si ni siquiera podía pisar el suelo detrás de Jeon Qi?

Además, todavía había un punto más importante:

¿Qué pasaría con el alfa si huía?

La preocupación y el odio que a diario hincaban el corazón de Jeon Yu, se volvieron aún más inestables al pensar en Rong Wei y en la idea de dejar a este pobre alfa a la deriva.

—¿Qué no veo? ¿Que estas feo porque te golpearon hasta dejarte la cara como un pez globo?

Luo Bingwen le dio un vistazo y habló con desdén mientras acomodaba los utensilios de primeros auxilios. Sus palabras sonaban tranquilas, pero su contenido no lo era. Sus ojos tampoco ocultaron su disgusto.

—Sé que estoy feo, pero la foto… —Jeon Yu, quien estaba preparándose para lo peor, abrió la boca para defenderse pero no había sido atacado, así que su voz se apagó a la mitad— ¿Pez?

Al segundo siguiente, entendió que sí estaba siendo atacado.

Esta persona se estaba burlando de su cara hinchada y deforme ¿Pero qué podía hacer? ¿Este tal Luo Bingwen publicaría una cadena difundiendo la fealdad de su rostro? ¿Lo sobornaría diciendo alguna cosa? ¿Qué pasa? ¿La gente que nace con un apellido no puede verse fea? ¡Qué tiene de malo! ¡Él también es un ser humano, sabes!

—¿Cuál es el problema de un omega con verse feo un momento? Estás vivo —Luo Bingwen vio la ofensa en los ojos del chico y quiso hacerlo entrar en razón—. Hiciste bien en resistir a los alfas y buscar ayuda. Este tipo de heridas pueden sanar, pero hay cosas de las que nadie regresa.

Debido a que la prioridad de los omegas era encontrar un buen marido, solían anteponer la belleza ante cualquier cosa. Luo Bingwen había visto este comportamiento poco saludable y simplemente lo apuntó.

—No entiendo.

Jeon Yu sintió que las palabras del hombre se habían vuelto profundas y malinterpretadas «Solo dime si quieres multarme por mi rostro y por intentar hacer buenas acciones, solo hazlo y deja de fingir benevolencia».

—Todos, sin importar la casta, pasamos por un momento de debilidad —Luo Bingwen soltó un suspiro y añadió—. Solo míranos a él y a mí.

Jeon Yu volvió a sentir que había algo mal en la respuesta, por lo que dudó antes de atreverse a mirar. Quizás se debía al estado alerta en el que estaba debido al estrés, pero hasta ese momento no había notado el aspecto desnutrido y enfermo de Luo Bingwen. La persona parecía ocultar gran parte de ello debajo del cabello cobrizo que caía en una cola mal hecha con algunos cabellos sueltos a los lados, pero aun con eso, el malestar que mostraba su cuerpo era evidente.

Jeon Yu quiso explicar el malentendido, pero ¿qué podía decir? No había motivo para aclarar nada, por lo que no lo hizo y, en cambio, solo se disculpó. Luo Bingwen dijo que su enfermedad se originó en la adolescencia, por lo que realmente ya no le importaba.

—Ahora que conoces mi salud, no permitas que un enfermo como yo se quede despierto hasta tarde. Solo sé obediente o puedo morir.

Luo Bingwen sonrió, dejando ver los pliegues en sus mejillas producto de su extrema delgadez. Jeon Yu imitó su sonrisa solo por vergüenza, pero no le pareció gracioso en absoluto.

—Lo siento, en verdad mi rostro…

Pese a que había sido malinterpretado todavía se negó.

Luo Bingwen sonrió mientras humedecía un algodón.

—Gracias a mi enfermedad soy bastante hábil en estas cosas. Te aseguro que tendré tanto cuidado que no dejará una sola cicatriz.

Jeon Yu quiso insistir, pero al escuchar una respuesta para todo, no tuvo más opción que sentarse en el taburete y soportar la tensión.

—Entonces solo puedo confiar en sus cuidados —dijo.

Sintió el algodón ardiendo sobre su piel, pero se mantuvo en silencio, no queriendo incluso respirar con demasiada fuerza. De repente, sintió la mano de la otra persona temblar sobre su rostro, por lo que ocultó sus dudas y llamó con voz incrédula.

—¿Señor Luo?

—Ahora lo entiendo.

Jeon Yu sintió que la mirada y la voz del beta traspasaron su piel. Solo hubo un pensamiento. Lo descubrieron. Rápidamente se levantó y dio un pasó atrás. ¿Qué iba a hacer? ¿Negarlo? ¿No negarlo? ¿Decir, soy huérfano? ¿O quizás, soy un joven de estatus común que se parece al tipo llamado Jeon Yu, pero obviamente no soy esa persona? ¿Sabías que dicen que tenemos al menos seis gemelos repartidos en el mundo? No tenemos genes en común, pero somos idénticos ¿Lo ha oído? ¿No? ¡Pues acaba de hacerlo!

—Puedo explicarlo —Jeon Yu tartamudeó pensando en qué hacer con las fotos y la desaprobación de la familia de Rong Wei—. Solo deme tiempo, en serio, no es… no es…

Ser feo no es tan malo ¿ok?

—¿Intentabas vender tu cuerpo? —Luo Bingwen miró con seriedad al omega— Por eso estabas en ese callejón lleno de alfas ¿necesitas dinero?

Jeon Yu abrió y cerró la boca. De pronto su impulso fue decir que él era el segundo joven maestro de la familia Jeon. Afortunadamente, Luo Bingwen fue el primero en hablar y sus palabras lo dejaron en un estado de parálisis neuronal.

Lo que acababa de escuchar era completamente absurdo, pero no encontró ninguna explicación en la que no terminara dando indicios de su identidad. Aunque quizás si la había, quizás podía hablar de una manera en la que pudiera tapar el rollo, pero estaba demasiado nervioso para saberlo.

Luo Bingwen lo miró, soltó un suspiro y dejó el algodón. Luego se frotó las cejas con una mano.

—Si te falta comida, te alimentaré. Si no tienes a dónde ir, te quedarás aquí. No te cobraré nada —Luo Bingwen dijo, su voz teñida de un sentimiento indescifrable— Pensaba que la situación era extraña, pero esto…

Cuando Luo Bingwen miró otra vez al omega, este último sintió un escalofrío subirle a la cabeza.

—Promételo. Promete que no intentarás hacer algo así de nuevo.

—¿Qué? ¿Por qué tengo qué prometer qué?

—Promételo.

Jeon Yu entró en pánico y gritó.

—¡Esta bien! ¡Lo prometo!

Un silencio se propagó por la habitación. Luo Bingwen soltó otro largo suspiro y su semblante lentamente se calmó. Humedeció otro algodón, el primero ya se había secado, así que solo lo lanzó a la basura.

—Después, ve a tomar un baño.

—Si, si.

—Y luego a dormir.

—Entiendo.