Chapter 2 - Capítulo 2

A la mañana siguiente, nada más al despertar, la chica va a ver sus cerdos, uno de ellos es hembra y va a tener crías pero al llegar ve que su padre había matado a las crías recién nacidas.

_¡Padre! - ella se acerca a ver que ha pasado. ¿Por qué los has matado?

_¿Qué dices niña?, has sido tú dándoles las sobras de anoche. Has hecho que la cerda los para muertos.

_No es cierto, yo no los maté - su madre sale a ver qué son esos griteríos.

_Por tu culpa vamos a tener que sacrificar a la cerda, vete a saber que enfermedad porta y el otro también - su padre le grita enfadado, lagrimas de la chica caen a escondidas. Abandonando a su hija, esta se queda con las crías muertas.

Llorando, se queda acariciando a la cerda que está agonizando del dolor, entonces unos niños pasan por ahí y le tiran restos de comida y suciedad con agua riéndose y diciéndole "bruja, bruja". Empapada y sucia se queda tirada en el suelo mirando al cielo desesperada por salir de ese infierno. Se oye una carroza pasar cerca, y todos se quedan viendo una carroza muy bonita, limpia y con caballos hermosos, se nota que es alguien nuevo. Se comentada que alguien venía de visita o que quería hacer negocios en el pueblo, todos ven que se trata de una persona adinerada.

En efectivo, es un hombre joven y bello, al pasar por la casa de estos se encuentra con la chica empapada y sucia con lagrimas en los ojos, pero este sólo cruzó su mirada durante unos segundos.

Una vez, limpia y con vieja ropa desgastada, la chica se sienta en la mesa para la hora de comer. Todos comienzan ha hablar del hombre nuevo.

_He odio qur ha venido a hacer negocios o algo así- cuenta Agnes, la hija tercera.

_Pues yo he oído que viene a quedarse a vivir - dice Peter el mayor de todos - Sinceramente no sé qué hace aquí, seguro que va a vender el pueblo y nos tendremos que ir de esta porquería de tierra seca.

_No lo sé hijo, pero más vale mantenerle contento para que no pase eso.

_Seguro que podemos mostrarle a esta- dice la madre señalando con la cabeza a la joven desesperada- A ver si le dan un trabajo como siervienta o algo y así trae dinero o te vas de una vez.

Ella, molesta no dice nada, pero le duelen las palabras de su madre.

_Podríamos - asegura el padre.

_¿Pero quién la va a querer como trabajadora? - dice Alis - Todos los de aquí la odian y a saber que ha dicho la gente a ese hombre.

Nunca pensó que su propia hermana iba a habarle así.

_Bueno, de todas formas iremos a presentársela- continúa la madre - Necesitamos dinero.

Ella, sin poder decir nada, asintió y se vistió de buena manera. De modo que a la tarde salieron a la plaza a socializar y ver quién ese hombre nuevo. Sentía que todos la miraban y hablaban de ella. Su familia se sentía incomoda al oír los comentarios. Cerca de la iglesia hay un tumulto de gente alrededor de un hombre. Un hombre elegante, de bellos rasgos y piel brillante, haciendo haciendo sus ojos azul cielo resplandezcan como diamantes y su pelo lacio de color carbón caen de lado haciendo ver su rostro perfecto.

_Es guapísimo- suelta Matilde agarrando la mano de su hermana.

_Parece un ángel- añade Agnes.

La familia se acerca y escucha como la gente habla con él preguntando que hace aquí.

_He venido a hacer negocios- dice él, con una voz hermosa.

_Disculpe- lo llama Leya- Podría haber con usted.

Asintiendo el hombre se acercan a la familia. Saluda al padre y a los hijos, presentando a las chicas.

_Y ella es...- Leya presenta a su hija mediana.

_Piggy- añadió el hombre haciendo que la joven chica lo mirara triste y furiosa al mismo tiempo apartando la mirada al suelo.

_Veo que ha oído de nuestra hija... - continua la madre con poca esperanza en la voz - Mi marido y yo queríamos que nuestra hija - coge a Piggy de los hombros - Si pudiera ser.... trabajar para usted como sirvienta o lo que haya - la señora se pone nerviosa. El joven hombre no deja de observar a la chica con lo que se siente incómoda.

_La verdad que nos vendría muy bien el dinero y ella hace de todo señor, puede hacer cualquier cosa, es muy trabajadora - continúa su padre.

Escuchando mentiras de su propia boca.