Chapter 7 - Capítulo 7

Al entrar esta en la cocina, había muchachas y sirvientes trabajando, unos haciendo salado, otros haciendo dile, que otros limpiando. Una sala bastante grande para moverse y un horno tremendo donde cabe un ser humano dentro. Las ventanas están abiertas y el olor proveniente del pan recién hecho es riquísimo.

_¿Te tienes muchacha? - pregunta Ofelia, la cual parece ser la más mayor de todos - Ni que hubieras visto el mismísimo Diablo...

Nadie más de la cocina, a parte de Ofelia y su ayudante la joven Noelia, le prestaron atención.

_No, una señora... muy extraña - dice Piggy nerviosa.

_¿Ah sí? Y ¿Qué te ha dicho? - pregunta Ofelia, mientras que la joven chica siente que todos la observan sin que la mirasen directamente. El ambiente es tenso, como que se sienten incómodos todos.

_No lo sé... fue todo raro...

_Bueno, no te preocupes, sería una imaginación tuya... - continúa la sirvienta - ¿Por qué no sales un rato a tomar aire? Noelia te acompañará - le dice a esta haciendo señas con la cabeza mientras que Piggy sigue confusa.

Yendo las dos fuera, un inmenso laberinto aparece ante sus ojos, un laberinto que no había visto antes, verde recién cortado. A cada lado de la entrada hay dos esculturas de ángeles retorciéndose y con expresiones exageradas. A lo lejos se puede escuchar una fuente correr agua. De pronto se oyen pisadas, pero no de hombre y jadeos como si alguien corriese. En efectivo, dos peros enormes, negros con el hocico grande y dientes puntiagudos. Noelia se aparta asustada, no puede decir nada ante el miedo. Los perros gruñen ante Piggy, cual aterrorizada sin saber si va a morir ahora o no. Estos se acercan cada vez más a ellas, un hombre silva a sus espaldas y las dos chicas se dan la vuelta, los animales corren hacia este animadamente. Es el señor de la casa encima de un caballo negro. Los acaricia cariñosamente y observa a las dos mujeres con el corazón apunto de estallar, agarrándose una a la otra. El señor no parece muy contento, su mirada es fría y ni siquiera ha sonreído ni saludado, marchándose como si no hubiera visto a nadie. Las dos chicas, más calmadas caminan hacia la entrada, sabiendo que ya han tenido suficiente con los perros.

_¿Qué hacéis aquí tan pronto? - pregunta Ofelia.

_Unos perros casi nos atacan - responde Piggy aún alterada, Noelia en cambio se pone a hacer masa para pastel.

_Ah sí... los perros del señor, son inofensivos, dependiendo con quién tratan. Tranquila, puedes subir a tu habitación sin ningún problema, eres libre de ir donde te plaza, es tu nueva casa.

Después de estar un rato en la cocina sentada y callada observando a la servidumbre entrar y salir le pregunta a Ofelia.

_¿Por qué no habla? - señalando a Noelia, la sirvienta más joven de la casa y la más bella.

_Ella... no tiene lengua.

_¿Por qué?

_Se la cortaron.

_¿Su padre?

_No... el señor - responde bruta y con frialdad.

_¿Qué? - Piggy se muestra alterada ante tal noticia - ¡Qué clase de monstruo es? ¿Es una niña?

_Lo sé... Pero hizo algo que no debía, ese es el precio por no obedecer. Pero ella está bien, se ha acostumbrado.

_Es increíble, compra mujeres, les castiga a las sirvientas sin hablar. ¿Qué hago aquí Ofelia? A lo mejor yo también me lo merezco, ya he soportado demasiado, ya no me queda nada.

_Él ha hecho bien niña, aunque no te quieras dar cuenta - continúa la sirvienta doblando sábanas -Él también ha pasado por muchas cosas. Te ha salvado.

_¿Salvado? Dirás comprarme, no me conoce, no sé que quiere de mi. Sigo en el mismo infierno que antes. Al menos ahí podía sacarme dinero y... huir lejos de todo... - sus ojos se muestran vacíos y tristes. Todos se miran uno al otro - Al menos... tenía a mis cerditos conmigo, ellos no me hacían daño. Aquí estoy sola, sola para siempre.

Se levanta de la silla y se dirige a los pasillos recordando a la señora de la mañana.

_Que sus ojos no te engañen - escucha hablar a la vieja con alguien más - Podrá ser bella , pero peligrosa, incluso más poderosa que tu.

Se apoya en la pared para escuchar.

_No estoy seguro de que sea... ella- se escucha la voz del señor - Ella es...

"¿Estarán hablando de mi?" piensa la chica.

_¿Fea? Yo no dije que sea ella. Lo verás a lo largo del tiempo. ¿Ya le has dicho quién eres?

_No. No sé como se lo va a tomar - Piggy parece nerviosa y triste al saber que la palabra fea se refería a ella

_Tu verás - responde la vieja. Piggy adelanta un pie pero consigue dar un golpe a uno de los cuadros de la pared haciendo ruido y que dejen de hablar. Se escuchan pasos hacia la puerta, la joven asustada corre para escapar lo rápido posible. El hombre asoma la cabeza para mirar pero nada aparece.

En cambio, Piggy agitada por el susto, se para a descansar en la mesa de la entrada con flores frescas. La voz del hombre la asusta más haciéndola tirar un jarrón con agua.

_Estas aquí - le dice el señor - Pensé que estabas en el jardín. ¿Te gusta el laberinto? Lo hice mandar hacer para ti especialmente. Dentro hay flores de todo... - Piggy huye subiendo las escaleras sollozando. Él se muestra confuso. Decide subir a ver qué pasa. Se asoma por la puerta entreabierta viendo a la chica tumbada a espaldas llorando - Si es por el jarrón que estás llorando no te preocupes, era el más feo de todos. No me gustaba.

_¿Como yo? - le pregunta la chica ofendida y entre calmada al mismo tiempo, cansada de escucharlo. El hombre se da cuenta que fue ella quien hizo el ruido sabiendo que lo ha escuchado todo - Si le parezco fea, por qué estoy aquí. Véndame a otro.

_No quería decir eso... Yo...

_No se moleste, ya me he acostumbrado - su voz es más seria.

_Lo siento - se disculpa.

_No lo haga, es la verdad.

El hombre, apenado, se aleja de la habitación. "Cómo le digo que vive con..." se dice a sí mismo.

Pasa el día y la noche se acerca, la cena lista y Piggy ni ha salido de la habitación aún. Ofelia la ha ido a avisar y ve al hombre sentado en la mesa esperándola. Piggy pasea hasta su silla.

_Disfruta de la cena - le dice este a esta sin respuesta alguna. Silencio durante toda la cena. Llegando el postre, ella le pregunta.

_¿Por qué le cortaste la lengua a Noelia? - el señor levanta la mirada y se miran a los ojos.

_Ella se lo buscó.

_¿Cómo?

_Me rechazó - él sigue comiendo - Me insultó, y dijo que era el peor de los hombres.

_¿Y por eso le cortaste la lengua, a una chica por rechazarte como si fueras alguien importante?

_Para ella no lo era hasta que cometió su pecado rechazándome. Pero tenía razón - él se muestra tranquilo pero intimidante.

_¿En qué?- la conversación es serena.

_Soy el peor de todos los hombres de la faz de la tierra - Piggy siente que no puede tragar, haciendo una bola de comida en su garganta, la voz del señor es más temerosa de lo normal y ella se siente rara, siente que se marea pero se mantiene.

_¿Qué me has hecho?

_Mírame - Piggy lo observa mareada y desesperada por poder tragar pero no lo consigue, detrás de él hay una gran sombra que cubre toda la pared. Un ángel con las alas cayéndose una a una.

_Quien eres - dice la chica débil.

_¿Es que no me ves? Soy el mal, soy el príncipe de las tinieblas Piggy - esta, cada vez más mareada se encuentra - Soy el infierno y la tierra al mismo tiempo. Soy tus mayores deseos, tus pecados, tus temores. Yo soy tu señor. Yo... soy... Lucifer, el hombre que te retiene para él.

_No... No puedes serlo, no existe - la chica cae a la mesa desmayada.

_Ya no tengo alas Piggy. Yo soy el verdadero señor oscuro al que todos temen, y tu te convertirás en mi reina, la reina de la oscuridad y ambos reinaremos donde nos lo merecemos - dice el arcángel sabiendo que ella está inconsciente. Después, la joven chica es llevada a sus aposentos.