En una oficina lujosa y en penumbras, se encontraba Abraham Guzmán sentado en su escritorio y leyendo las últimas noticias sobre la muerte de Lisa Alcocer, una de las posibles víctimas del asesino. Tenía un brillo malicioso en la mirada y sus labios mostraban una sonrisa peligrosa. Como estaba tan concentrado, no se percató que uno de sus hombres había llegado con un vaso de jugo con galletas y queso.
—Buenos días señor, es hora de su colación —saludó el hombre mediana edad mientras asentaba la bandeja en una mesita—. El cocinero agregó queso para que disfrute con las galletas saladas. El jugo es de naranja, como le gusta a usted.
—Muchas gracias Ramiro, no lo dejes ahí y ponlos aquí en mi escritorio. Al rato vienes para limpiar.
—Entendido señor —respondió el asistente, mientras caminaba hacia su escritorio. Luego de colocar las cosas, miró de reojo lo que estaba leyendo su jefe y parpadeó varias veces para enfocar bien si lo que leía era cierto. Tratando de mantener la calma, dijo—. Si no necesita algo más, me retiro.
Al ver que "El Águila" no respondía, comenzó a caminar hacia la puerta, antes de que pudiera tocar la perilla, su jefe lo detuvo.
—Parece que sí necesito algo de ti.
Ramiro sintió un escalofrío recorrer su espalda, entonces trató de calmarse y dirigió su mirada hacia el escritorio de mafioso.
—¿Qué necesita señor?
Abraham sonrió maliciosamente y se levantó de su asiento para caminar hacia la ventana.
—Me gustaría preguntarte algo.
—Dígame señor —respondió Ramiro con una voz un poco quebrada.
—¿Cómo ocultas un crimen si quedó un testigo?
La pregunta sorprendió un poco al asistente, y tratando de adivinar las intenciones de su jefe, respondió calmadamente.
—Matar al testigo y desaparecer su cuerpo si es posible. Lo ideal es hacerlo que parezca una muerte natural o accidental para no levantar sospechas.
—Excelente respuesta Ramiro. Ahora te va otra pregunta. ¿Qué métodos se pueden usar para hacer que ese testigo muera de forma natural sin que levante sospechas?
—Son varios los que pueden funcionar, pero si a la víctima le practican una autopsia, es posible que descubran el truco.
La respuesta no convenció mucho al imponente mafioso, pero eso le había dado una pista sobre la muerte de Lisa. Entonces miró fijamente a su empleado y le dijo muy serio.
—Quiero que investigues todo sobre la muerte de Lisa Alcocer, sospecho que alguien la hizo pasar por muerta para esconderla de nosotros.
—Entendido señor —respondió Ramiro y de inmediato salió de la habitación.
Luego de que estuvo solo, Abraham levantó el teléfono, cuando escuchó que del otro lado de la bocina contestaban, dijo.
—Alguien más está investigando y quiero que lo rastrees. De lo contrario me veré en la necesidad de hundirte para evitar que me relacionen contigo. ¡Entendido!
Mientras tanto, en la casa del alcalde de Montecristo, convertida ahora en la base de operaciones del equipo CMC, continuaban con las averiguaciones de los recientes hechos y las posibles conexiones entre las víctimas.
—Alcalde, cuando trate a estas personas debe comportarse como si no supiera nada, es posible que ya sepan que nosotros estamos investigando y que incluso ya se hayan dado cuenta de que tenemos a Lisa en nuestro poder —aconsejó César.
—Entiendo hijo, realmente se me hace increíble esto que me dices pero lo intentaré. Justo ahora tengo una reunión con mi gabinete y es posible que se traten estos temas.
—Excelente, ahora podremos conocer cómo se manejan nuestros sospechosos — exclamó Marcos, que estaba ansioso por entrar en modo misión.
César meditó unos segundos y de inmediato trazó un plan para que todos pudieran actuar.
—Como dice mi compañero, es una excelente oportunidad, propongo que en esta ocasión yo me quede en la habitación. Clarissa, tú estarás cerca de don Andrés en tu papel de mi prometida y asistente del alcalde. Mientras que Marcos entrará en modo guardaespaldas y "cuidará" a ambos.
—¿Y cómo te enterarás de lo que ocurra?— preguntó Clarissa.
—Eso es sencillo —respondió César—. Tanto tú como Marcos van a contar con unos lentes con cámara y micrófono ocultos. Los tres tendrán un auricular, donde les daré indicaciones de lo que tienen que hacer o decir en caso de que se encuentren en una situación complicada.
Esto convenció a los presentes, que de inmediato se pusieron manos a la obra para su nueva misión. Por su parte, César estaba tranquilo y disfrutando de que había provocado que sus sospechosos entraran en su juego.