El bosque estaba envuelto en un silencio inquietante, roto solo por los crujidos de las hojas bajo los pies del grupo. La tensión era palpable. Después del encuentro con los soldados de la Élite, cada sombra parecía un enemigo y cada sonido un presagio de peligro.
Kael, aún recuperándose del esfuerzo de conjurar la neblina, lideraba el camino. Selene lo seguía de cerca, vigilante. Ren caminaba detrás, sosteniendo su lanza con fuerza, y Kazuki cerraba la formación, la reliquia oculta bajo su armadura.
—¿Cuánto falta para salir de este bosque? —preguntó Ren, su tono mostrando impaciencia.
Kael se detuvo un momento, observando el cielo a través de los árboles.
—Si mantenemos este ritmo, llegaremos a una aldea segura antes del amanecer. Ahí podremos reagruparnos.
Selene lo miró con sospecha.
—¿Y estás seguro de que no nos estarán esperando allí?
Kael asintió.
—La aldea está protegida por antiguos hechizos de ocultación. La Élite no puede localizarla fácilmente, al menos no sin ayuda.
Kazuki intervino.
—Sea como sea, no podemos seguir avanzando sin descansar. Si esa aldea es segura, iremos allí.
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El bosque se convierte en un laberinto
Conforme avanzaban, la atmósfera del bosque comenzó a cambiar. La niebla se espesó, y los árboles parecían torcerse en ángulos imposibles, como si el lugar estuviera vivo.
—Esto no es normal —dijo Selene, sacando una daga. —¿Qué está pasando?
Kael frunció el ceño, levantando su báculo.
—No puede ser... Este bosque está siendo manipulado. Alguien está usando magia para desviarnos.
Ren apretó los dientes, girándose rápidamente al escuchar un crujido cercano.
—¿Nos encontraron?
Antes de que Kael pudiera responder, una figura emergió de entre la niebla. Era un hombre alto, vestido con una capa negra y portando un bastón decorado con runas. Sus ojos brillaban con una luz carmesí, y su sonrisa era tan peligrosa como sus palabras.
—¿Creyeron que podrían escapar tan fácilmente? —dijo, su voz resonando como un eco en la caverna del bosque.
Kael lo reconoció de inmediato.
—Malkor.
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Un enfrentamiento inesperado
Malkor levantó su bastón, y las raíces de los árboles comenzaron a moverse, enredándose alrededor de los pies del grupo.
—Kael, pensé que habías aprendido a no traicionar a la Élite. Pero parece que necesitaremos recordarte quiénes son tus verdaderos amos.
Kael se liberó de las raíces con un rápido hechizo, su báculo brillando con energía azul.
—No eres más que un peón, Malkor. No tienes idea de lo que está en juego.
Kazuki y Ren aprovecharon la distracción para liberarse y lanzarse al ataque. Ren arrojó su lanza, pero Malkor la desvió con un movimiento de su bastón, creando una barrera mágica.
—¿Es esto lo mejor que tienen? —se burló, lanzando un hechizo que envió a Ren volando contra un árbol.
Kazuki cargó hacia él con su espada, el Núcleo del Conocimiento brillando en su interior. Sin embargo, Malkor no era un enemigo fácil. Con un movimiento rápido, convocó un muro de fuego que bloqueó el avance de Kazuki.
—Ustedes no entienden el poder que tienen en sus manos. La reliquia no es un juguete para niños asustados.
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Selene toma la delantera
Mientras Kazuki y Ren distraían a Malkor, Selene se movió en las sombras, aprovechando su velocidad y sigilo. Con una precisión impecable, lanzó una daga encantada hacia el bastón de Malkor, rompiendo su concentración.
El muro de fuego se desvaneció, y Kael aprovechó el momento para atacar con un hechizo poderoso que lanzó a Malkor al suelo.
—¡Ahora, Kazuki! —gritó Kael.
Kazuki no dudó. Con un salto, canalizó toda la energía del Núcleo en su espada y la descargó contra Malkor. El impacto creó una explosión que iluminó el bosque, disipando la niebla y derribando a los árboles cercanos.
Cuando el polvo se asentó, Malkor yacía en el suelo, herido pero aún consciente.
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La advertencia de Malkor
Malkor tosió, su sonrisa ahora más débil.
—No piensen que esto termina aquí. Ustedes son solo piezas en un tablero mucho más grande. La Élite no se detendrá hasta que todos caigan.
Kael se acercó, apuntando su báculo hacia él.
—Dile a la Élite que ya no tienen poder sobre mí. Y la próxima vez, no seré tan indulgente.
Antes de que Kael pudiera terminar su hechizo, Malkor se desvaneció en una nube de sombras, escapando hacia un lugar desconocido.
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El grupo sigue adelante
El grupo permaneció en silencio durante un momento, recuperando el aliento. Ren fue el primero en hablar.
—¿Alguien más piensa que esto solo se pondrá peor?
Selene asintió, limpiando el sudor de su frente.
—Si Malkor pudo encontrarnos aquí, significa que saben cómo rastrearnos, incluso con la reliquia oculta.
Kael asintió con gravedad.
—Debemos llegar a la aldea cuanto antes. Allí podremos reforzar las protecciones y planear nuestro próximo movimiento.
Kazuki miró a sus compañeros, su expresión decidida.
—Lo que sea que venga, lo enfrentaremos juntos. Pero primero, necesitamos descansar.
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Fin del Capítulo 14.