Koray cerró los ojos, sumida en una profunda reflexión mientras la presión de la noche se asentaba sobre ella. El viento movía las hojas secas de los árboles cercanos, pero su mente no se dejaba distraer por esos pequeños ruidos. Sabía que, si quería salir victoriosa en este mundo lleno de fuerzas que no comprendía completamente, debía aprender a controlarlas, comprenderlas, e incluso explotarlas.
"Gojo…" murmuró, repitiendo el nombre como un mantra. "Eres fuerte. Pero, yo también lo seré."
El primer encuentro con él había sido solo una fracción de lo que ella esperaba, una probada de lo que vendría. Aunque Gojo, a su corta edad, era extremadamente poderoso, había algo en su comportamiento que le resultaba intrigante. ¿Por qué no usó toda su fuerza contra ella en su primer enfrentamiento? ¿Era porque subestimaba su poder? ¿O había visto algo en ella que lo hizo dudar de su propia capacidad para derrotarla?
Koray sabía que Gojo no era alguien fácil de leer. Había algo en él que hacía que incluso sus enemigos más poderosos se sintieran inseguros. Y ella, como cualquiera en su situación, necesitaba aprender a lidiar con ese tipo de adversario.
El sonido de un paso resonó en el aire, y Koray se tensó, activando su instinto de supervivencia. Pero al volverse, vio que no era una amenaza inmediata. Era Able, que se había acercado a ella con la misma calma imperturbable que siempre lo caracterizaba.
"¿Qué piensas, Able?" preguntó, sin esperar respuesta. Pero la mirada de la criatura parecía responder de alguna manera, una mirada que transmitía la sensación de que el combate nunca era algo que pudiera subestimarse. "¿Te gustaría enfrentarte a algo como Gojo?"
Able no contestó. Simplemente se quedó allí, observándola, como si esperara que ella misma lo resolviera. Koray suspiró. Era consciente de que en ese momento, lo más valioso que tenía no era solo el poder que podía invocar, sino la inteligencia para usarlo correctamente.
"Necesito más…" pensó en voz baja. "Más poder, más conocimiento. Y pronto, Gojo tendrá que enfrentarme en serio."
De pronto, el sistema SCP dentro de ella se activó nuevamente, vibrando con una energía nueva. Koray no dudó ni un segundo; se concentró y comenzó a invocar otra entidad. La pantalla de su sistema brilló en el aire frente a ella, mostrándole varias opciones de criaturas que podía invocar. Sin embargo, su mirada se centró en una entidad en particular.
SCP-049: "El médico de la peste".
Al instante, una figura encapuchada apareció ante ella, la silueta de un hombre con una máscara que parecía ser de cuervo. La criatura observó a Koray por un momento, antes de inclinarse levemente como una forma de saludo. A pesar de su apariencia aterradora, Koray comprendió que el "médico de la peste" no era una amenaza inmediata, sino más bien una herramienta que podría utilizar para entender mejor los peligros de este mundo.
—SCP-049 —dijo, con una ligera sonrisa de satisfacción al ver cómo la criatura aparecía obedeciendo su invocación—. Te necesito para algo especial.
El médico de la peste asintió con su cabeza oculta bajo la capucha, y sin mediar palabra, extendió sus manos en dirección a Koray. Su rostro invisible, protegido por la máscara, no dejaba ver ninguna expresión, pero su postura denotaba que estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario.
"Necesito un aliado que pueda no solo ayudarme en combate, sino también comprender el origen de las maldiciones. Tal vez tú puedas proveerme esa información", pensó Koray. "Solo conociendo a fondo a mis enemigos, podré derrotarlos."
SCP-049 comenzó a moverse, sus manos extendidas como si buscara una víctima. Koray no se preocupó. Sabía que el "médico de la peste" no era una entidad que deseara matar sin más, sino más bien una fuerza que podía otorgarle conocimiento sobre el origen de las maldiciones y la muerte misma.
Mientras SCP-049 comenzaba a revisar su entorno, Koray se permitió un momento de introspección. Sabía que el próximo paso sería difícil. No solo tendría que enfrentarse a Gojo, sino también comprender los oscuros secretos que se escondían detrás de las maldiciones que devastaban este mundo. Tal vez, con el conocimiento de SCP-049 y sus demás invocaciones, ella podría encontrar la respuesta que necesitaba.
—Able, SCP-173, manténganse alerta —ordenó, sabiendo que la presencia de esas entidades a su lado podría ser la clave para cualquier situación peligrosa que pudiera enfrentar en el futuro.
Able asintió de nuevo, sin mostrar emoción alguna, mientras SCP-173 permanecía inmóvil, esperando su próxima instrucción. Aunque Koray no podía confiar completamente en su poder destructivo, sabía que juntos podrían superar cualquier obstáculo.
Y con esa idea, comenzó a dar los primeros pasos hacia el nuevo capítulo de su viaje. El encuentro con Gojo era solo el principio, y aunque su primer intercambio había sido inconcluso, la siguiente vez no lo sería. La fuerza de sus invocaciones, el conocimiento de SCP-049, y la estrategia que estaba desarrollando serían sus armas para un futuro en el que ella sería la que controlara el destino.
"Esto no ha hecho más que empezar", pensó mientras avanzaba, la oscuridad del mundo de *Jujutsu Kaisen* rodeándola. "El poder está en mis manos ahora. Y Gojo... tú serás el primero en ver de lo que soy capaz."
Las estrellas brillaban débilmente en el cielo, pero para Koray, la verdadera luz de su futuro ya estaba comenzando a brillar.