—Gracias por asistir a la contratación otoñal del Grupo Wangyi. Después de una cuidadosa consideración, lamentamos informarle que no parece ser idóneo para el puesto en este momento. Su información será ingresada en nuestra bolsa de talento en caso de...
—¡Maldita sea! —Zhang Menglong golpeó el ratón sobre el escritorio—. Esta había sido la veintena entrevista a la que había asistido este otoño.
Este año no había sido nada fácil, con varios eventos ocurriendo desde el principio del año—virus, incendios, terremotos, inundaciones—como si incluso el mundo te dijera que aprecies todo.
El impacto en la economía había hecho que la contratación de este otoño fuera extremadamente difícil, con graduados y doctores luchando por encontrar trabajo. Zhang Menglong, un graduado en Ciencias de los Materiales, una de las cuatro carreras con menos promesa, lo tenía aún peor.
Había enviado más de cien currículos, y esta vez, había logrado pasar por cinco rondas de entrevistas hasta la final, solo para ser reemplazado por alguien con contactos, justo cuando el trabajo estaba casi en sus manos.
Esto fue algo que descubrió durante la entrevista por un entrevistador que le tomó cariño; de lo contrario, Zhang Menglong realmente podría haber pensado que se debía a su propia falta de capacidades.
—Hermanos, ¿cómo va la búsqueda de empleo? —Zhang Menglong notó que sus compañeros de cuarto también tenían expresiones sombrías.
—Ni lo menciones. Las entrevistas son fieras como un tigre, pero el salario es solo de dos mil quinientos —suspiró Xu Li desde la litera de al lado—. Mi familia está pensando en que estudie una maestría.
—Olvidalo. En nuestra especialidad, a menos que cambiemos de campo, incluso con una maestría solo ganaríamos seis o siete mil al mes. Algunos tienen que trabajar por turnos también. Es mejor enfrentar la dura realidad de la sociedad antes, quizá haya una salida.
—¿Y tú, jefe Sun?
—¿Qué más puedo hacer que seguir vendiendo casas? Es duro, pero todavía es mejor que la incertidumbre de la próxima comida.
—Ah, si todos vinierámos de familias más acomodadas —dijo Xu Li.
—Hahaha, exactamente, de esas familias en las que si las cosas no funcionan, simplemente regresas y heredas la fortuna familiar —comentó Sun Yulei.
—¿Por qué no llamamos a casa y preguntamos? Tal vez nuestros padres en realidad son multimillonarios sin nuestro conocimiento.
—Hahaha, ¡piensas a lo grande! —Todos empezaron a bromear, y Zhang Menglong sintió que la tristeza se levantaba un poco de su corazón.
Justo en ese momento, el teléfono de Zhang Menglong sonó repentinamente. Miró el número, etiquetado "Zhang Shixian—su apodo para su papá Zhang Xiaoyun, porque incluso a los cincuenta, su papá todavía era todo un charlatán como Hong Shixian.
—Papá, ¿qué te hizo pensar en llamarme hoy? —Zhang Menglong dijo sin ánimo.
—¿No es la temporada de contratación otoñal? Llamé para preguntar cómo va la búsqueda de empleo. Por el tono de tu voz, parece que has llegado a un callejón sin salida? ¡Hahaha! —exclamó su padre.
—Zhang Xiaoyun, ¿todavía eres mi padre burlándote de mí en un momento como este? —Zhang Menglong se veía desamparado, pero esa era simplemente la personalidad de su padre. Desde que podía recordar, Zhang Xiaoyun había sido diferente de otros padres.
—¿Es que es un gran problema no encontrar un trabajo?
—Viejo Zhang, si no encuentro un trabajo, no ganaré dinero, y no podré comprarte un coche y una casa grande. Eventualmente, no podré casarme con una mujer hermosa para pasar los excelentes genes de la familia Zhang. ¿No es eso algo por lo que preocuparse? —finalizó.
—Todo eso son tonterías. Solo quería que experimentaras la vida de una persona promedio para que no te volvieras presumido desde joven. Viendo que ya tienes unos valores bastante sólidos, ya es hora de que heredes la fortuna familiar.
—¿Qué? ¿La fortuna familiar? —Zhang Menglong estalló en risa—. Viejo Zhang, ¿crees que no lo sé? Nuestra familia solo tiene una casa de 89 metros cuadrados y un coche valorado en doscientos mil, junto con unos ahorros como mucho. ¡Mejor guárdalos para tu jubilación!
—Pequeño granuja, ¿te atreves a despreciarme? —Una risa fría se escuchó a través del teléfono—. El Día Nacional está llegando; ven a casa a visitar. Hay algunas cosas que necesitas saber.
—Entendido. Solo di que me extrañas, deja de decir tonterías, de verdad. —Zhang Menglong colgó el teléfono, sin tomar en serio las cosas que Zhang Xiaoyun acababa de mencionar.
—Bueno, igual debería ir a casa a relajarme un poco. Buscar trabajo no se verá afectado por una o dos semanas de descanso. —Pensó que había pasado bastante tiempo desde su última visita a casa.
—¿Qué, Menglong, era esa una llamada de tu familia? —preguntaron sus compañeros de cuarto.
—Sí, preguntaban cómo va mi búsqueda de empleo, —rió Zhang Menglong—. Mi papá incluso me dijo que dejara de buscar trabajo y que volviera a casa para heredar la fortuna familiar. Ese viejo es tan tramposo, ¡no le creo ni una palabra!
—¡Hahaha! —Los compañeros de cuarto no pudieron evitar reír también. Habían visitado la ciudad natal de Zhang Menglong hace dos años. Aunque su familia no era pobre, eran solo un hogar promedio de asalariados.
—Tal vez tu papá está preocupado de que te descarriles; ¡te lo mantuvo en secreto como un niño!
—Hahaha, cierto, tu papá dijo que era pescador—¿quizá todas esas cientos de islas pertenecen a tu familia?
—Menglong, ¡no te olvides de tus amigos si te conviertes en rico!
—¡Ustedes se están pasando! Igual podríamos decir que montamos delfines! —Zhang Menglong apagó su computadora y le dio una última mirada despectiva a ese correo electrónico—. ¡Cuando tenga dinero, definitivamente tomaré el control del Grupo Wangyi!
—¡Maldición, han estado hablando de construir un tren de alta velocidad durante cinco años, y aún no hay nada que mostrar! —gruñó Zhang Menglong mientras bajaba del autobús, el viaje de varias horas en un camino lleno de baches había agitado su estómago.
—Raro, ¿no dijo mi papá que vendría a recogerme hoy? ¿Por qué no lo veo en ningún lado? —Zhang Menglong miró alrededor de la zona de aparcamientos pero no pudo encontrar a Zhang Xiaoyun.
Justo entonces, se detuvo un coche a su lado.
—¡Caramba, un Rolls-Royce? ¿Tenemos gente tan rica en esta pequeña ciudad rota? —Zhang Menglong miró el emblemático logotipo de lujo con envidia.
El conductor, vestido con traje y guantes, que lo hacían parecer un chófer, salió del coche, abrió la puerta y un anciano que parecía tener sesenta o setenta años, salió del asiento trasero.
Zhang Menglong contuvo el aliento ligeramente—este distinguido anciano le hizo una reverencia profunda y luego dijo: "Joven Maestro Menglong, por favor, suba al coche, ¡lo hemos estado esperando!"
—¿Esperar? ¿Joven Maestro Menglong? —La cabeza de Zhang Menglong zumbó—. ¿Qué está pasando? ¿Vinieron a recogerme?
Justo entonces, el teléfono de Zhang Menglong vibró. Lo abrió, y había una imagen de su papá—un meme de un hombre con una gran espada y una expresión descarada con cuatro palabras:
—¿Inesperado, verdad?