La tensión en el aire se sentía densa, como si el mundo mismo estuviera suspendido en un delicado equilibrio entre la existencia y la destrucción. Koray, a pesar de estar al borde de su límite, no permitió que la incertidumbre la dominara. En lugar de eso, concentró su energía, utilizando todo el poder de su sistema SCP en un último esfuerzo por desafiar a Gojo.
*El Destructor Anónimo*, la entidad caótica que había invocado, comenzó a girar en espiral, como un torbellino de sombras y distorsión. Su naturaleza misma desafiaba las leyes del universo, creando fisuras en el espacio-tiempo que se retorcían alrededor de Gojo, como si la realidad misma se viera incapaz de contener su poder. Sin embargo, la *Técnica Infinita* de Gojo seguía siendo un muro impenetrable. La distorsión provocada por el Destructor parecía disolverse antes de siquiera tocarlo, como si el propio concepto de caos fuera inútil frente a la perfección de su habilidad.
Koray observó cómo sus invocaciones luchaban sin éxito. SCP-173, SCP-682, e incluso el aterrador SCP-106 parecían nada ante la barrera imparable de Gojo. Sin embargo, algo dentro de ella no se rindió. Recordó las palabras del sistema SCP invocador: *"Cada invocación es un paso hacia la trascendencia, pero debes ser el puente entre los mundos para que el verdadero poder se revele."*
A pesar de su agotamiento, Koray gritó con determinación, extendiendo ambas manos hacia el cielo como si invocara algo mucho más grande. Los SCP ya presentes se retorcieron, y la tierra bajo sus pies comenzó a crujir.
Entonces, sucedió.
Un resplandor cegador emergió del espacio vacío alrededor de Koray. Algo nuevo, algo que no había esperado. Un nuevo SCP, uno que superaba todos los límites de lo que conocía. Su forma era difusa y fluctuante, como si fuera una manifestación de la propia oscuridad que se estaba filtrando en el mundo. Era un ser que combinaba todos los atributos de las criaturas que había invocado, pero de una manera tan abstracta que parecía carecer de una forma definida.
SCP-███, el *Destructor del Orden*, era una entidad que no solo existía en el plano físico, sino también en el espacio mental y espiritual. Un ser que poseía la habilidad de alterar las leyes de la realidad misma, un poder mucho más cercano al caos primordial que Koray había experimentado.
Gojo frunció el ceño al ver la nueva invocación. Su confianza no vaciló, pero algo en su interior le decía que esto no era algo trivial. Con un rápido movimiento, activó su *Técnica Infinita* una vez más, esperando que, como siempre, lo único que quedara a su alrededor fuera la absoluta paz, la total distorsión de la realidad.
Sin embargo, la *Técnica Infinita* comenzó a temblar. No de una manera evidente, pero la barrera de Gojo, en su perfección infinita, se vio perturbada de alguna forma. Los bordes de su campo de energía comenzaron a distorsionarse, como si se viera afectada por el mismo poder que emanaba de SCP-███. Algo estaba cambiando.
Koray apretó los dientes, su rostro cubierto de sudor, pero su determinación solo creció. No podía dejar que Gojo se sintiera cómodo, no podía dejar que su poder absoluto fuera suficiente para apagar lo que acababa de invocar. SCP-███ comenzó a expandirse, desmaterializando la barrera de Gojo en pequeños fragmentos de energía, una fracción de segundo a la vez.
Gojo observó en silencio, intrigado. Era la primera vez que algo, incluso remotamente, desafiaba su *Técnica Infinita*. No importaba cuánto poder tuviera el joven invocador, pero la pregunta que rondaba en su mente era clara: ¿realmente podría una invocación rivalizar con su habilidad?
Koray, sintiendo el agotamiento pesado en su cuerpo, apenas lograba mantener la concentración. Su visión se nublaba mientras veía a su invocación avanzar lentamente, derrumbando la barrera de Gojo. Pero su resistencia comenzaba a flaquear, y sabía que sus fuerzas no durarían mucho más. El poder de Gojo era incomparable.
De repente, Gojo levantó una mano y, sin previo aviso, la barrera de energía que rodeaba su cuerpo explotó en una explosión de energía pura, desintegrando todo a su alrededor. El espacio alrededor de él tembló violentamente, y Koray fue empujada hacia atrás por la onda expansiva. Caíó al suelo con fuerza, herida por el impacto, pero su mirada aún seguía fija en Gojo.
Gojo dio un paso hacia adelante, su expresión serena y desafiante.
—No es suficiente —dijo con una calma desconcertante—. Tu sistema tiene un gran potencial, pero es incapaz de desafiar el orden de la realidad.
Koray se levantó lentamente, temblando por el agotamiento, pero no pudo evitar sentir la presión. El sistema SCP, aunque vasto, no podía igualar la naturaleza inquebrantable de Gojo. Cada invocación, cada poder que utilizaba, parecía ser neutralizado con una facilidad casi insultante.
—Puedo ver tu potencial. Pero este no es tu momento —añadió Gojo, mientras se preparaba para lanzar su próximo ataque.
La joven invocadora miró a su alrededor. El campo de batalla, el poder de Gojo… todo parecía desmoronarse ante ella. Sin embargo, algo en su interior comenzó a cambiar. Sabía que no podía ganar en ese momento, pero había algo más grande en juego: **el aprendizaje**. Había algo que debía comprender de esta derrota, algo que la llevaría más allá de los límites que su sistema le permitía.
Con una respiración agitada, Koray se dio cuenta de que no se trataba solo de las invocaciones, no se trataba solo del poder inmediato. Había algo en la forma en que Gojo utilizaba su energía, algo que le enseñaba una lección más profunda sobre el control de la realidad, la comprensión de los límites del poder. Y eso era lo que necesitaba aprender para avanzar.
—Tal vez… —murmuró para sí misma, mientras su mente comenzaba a formular un plan para el futuro.
Gojo, notando su cambio de actitud, sonrió con una ligera curva en sus labios.
—¿Lo entiendes ahora? —preguntó, su tono un tanto curioso.
Koray, a pesar de la derrota, se levantó con renovada determinación.
—Esto no ha terminado, Gojo. No para mí.