El aire se tensó. La atmósfera parecía vibrar con la energía acumulada entre Gojo y Koray. A pesar de la calma exterior de Gojo, había algo en su mirada que indicaba que no subestimaba a la joven invocadora. Sabía que esta no era una batalla trivial. Sin embargo, él seguía confiado, sus habilidades lo hacían casi invencible a su corta edad, y no había nadie que lo hubiera puesto en aprietos hasta ahora.
Koray, por otro lado, no tenía tiempo para dudas. El sistema SCP invocador le había otorgado poderes inimaginables, y no pensaba retroceder. Aunque sabía que Gojo estaba en otra liga, su determinación era más fuerte que cualquier temor.
De repente, las invocaciones de Koray empezaron a moverse. SCP-173, la estatua sin rostro, avanzó con movimientos rápidos y espasmódicos hacia Gojo, que sin dudarlo, activó su *Técnica Infinita* al instante. La barrera de energía se formó alrededor de él, creando un espacio donde ni la luz ni el sonido podían penetrar.
SCP-173 se detuvo en seco, incapaz de moverse debido a la barrera. Koray no perdió tiempo. Aprovechó la distracción para hacer que SCP-682, la criatura gigantesca y casi indestructible, se deslizara rápidamente hacia Gojo. Pero al mismo tiempo, ella también sentía la presión del *Técnica Infinita*.
Gojo observó cómo el reptil se acercaba, su figura imponente y llena de furia, pero no se movió. Con un simple movimiento de su dedo, la barrera de energía se expandió, y el monstruo se vio detenido en su avance, como si un muro invisible lo hubiese empujado hacia atrás.
Koray no perdió la calma, pero ahora sabía que tendría que hacer algo más sofisticado si quería siquiera tocarlo. Pensó rápido y activó otro poder del sistema SCP: la invocación de SCP-106, también conocido como el "Hombre de la puerta". Esta invocación traía consigo una oscuridad tangible, capaz de desmaterializarse y moverse a través de los muros, alcanzando a sus víctimas con facilidad.
SCP-106 apareció, su silueta sombría emergiendo de las sombras del bosque cercano. Sin dar tiempo a Gojo para reaccionar, Koray ordenó a la entidad que avanzara hacia su oponente, confiando en que su habilidad para atravesar barreras físicas podría darle la ventaja que necesitaba.
Pero Gojo estaba preparado. Con un simple movimiento, liberó una explosión de energía infinita, la cual disolvió cualquier intento de acercarse de parte de las invocaciones. SCP-106 se desmaterializó para evitar el impacto, pero el poder de Gojo parecía ilimitado, y pronto las invocaciones comenzaron a desmoronarse una por una.
Koray apretó los dientes, pero en lugar de rendirse, su mente comenzó a correr a toda velocidad. Sabía que sus invocaciones más poderosas no serían suficientes. Para enfrentarse a alguien como Gojo, tendría que emplear una estrategia diferente, algo que fuera más allá de la simple invocación de monstruos y criaturas.
Y entonces lo vio.
Un rincón oscuro de su sistema SCP, uno que no había utilizado antes, apareció en su mente. La figura de un ser que representaba el caos puro, una entidad cuya existencia misma era inestable, surgió como una opción. Koray no sabía qué tan bien funcionaría, pero ya no tenía más tiempo para dudar. Actuó con rapidez y concentró toda su energía en la invocación.
La tierra tembló cuando el ser, un SCP conocido como *El Destructor Anónimo*, hizo su aparición. Era una entidad sin forma definida, una mezcla de oscuridad y caos, que parecía romper las leyes de la física simplemente con su presencia. La energía de su invocación fue tal que el aire alrededor de Gojo comenzó a vibrar y distorsionarse. Era el tipo de entidad que desafiaba la misma naturaleza de la realidad.
Gojo frunció el ceño al ver la aparición. No estaba acostumbrado a este tipo de amenazas, pero no se sintió intimidado. Sin embargo, el caos que emanaba de la entidad era palpable. Con una sonrisa confiada, decidió que no importaba lo que Koray tuviera bajo la manga. Estaba listo para destruirlo todo.
—Este será tu último intento —dijo Gojo, su voz tranquila pero cargada de una amenaza implícita.
La batalla alcanzó su punto máximo cuando Koray lanzó un grito de determinación.
—¡Ahora, SCP-049, ayuda a destruir su barrera!
SCP-049, el médico de la peste, actuó al instante, usando su habilidad para manipular las sombras y la muerte, intentando desintegrar la barrera que Gojo había creado a su alrededor. Mientras tanto, *El Destructor Anónimo* comenzó a expandir su caos, distorsionando el espacio y tiempo en un radio cercano a Gojo.
Gojo, por fin, dejó de sonreír.
Con un movimiento rápido, rompió la barrera que estaba siendo desmantelada por SCP-049 y, con su habilidad infinita, comenzó a manipular el espacio mismo. La distorsión que Koray había creado comenzó a desmoronarse en una fracción de segundo. La diferencia de poder era enorme, y Koray lo sabía.
Sin embargo, la joven no cedió. A pesar de las presiones, de las invocaciones cayendo una tras otra, ella no podía permitir que Gojo creyera que tenía todo bajo control. No esta vez.
—¡Lo haré con mis propias manos! —gritó, mientras su propia energía comenzaba a manifestarse en su interior.
De repente, su cuerpo comenzó a emitir una luz intensa, y el aire que la rodeaba comenzó a cambiar. Un poder incontrolable se desbordó de ella, como si la fuerza misma de su sistema SCP estuviera alcanzando su punto máximo. Las invocaciones caídas cobraron nueva vida, y la figura de Koray brillaba con un poder que incluso Gojo no había anticipado.
El campo de batalla parecía estar balanceándose entre el caos y el orden. La tensión era insoportable.
Gojo miró a la joven con una mezcla de respeto y diversión.
—Interesante… pero aún no será suficiente. —Y con eso, su técnica *Técnica Infinita* volvió a rodearlo, desvaneciendo todo lo que Koray intentaba hacer.
Aunque aún no lo sabía, este enfrentamiento sería el comienzo de una larga serie de desafíos que la llevarían a entender la verdadera magnitud de su poder y lo que realmente significaba enfrentar a alguien como Gojo Satoru.