Koray se quedó mirando a SCP-076, conocido como "Able", quien estaba de pie ante ella, emanando un aura de poder que era casi palpable. Aunque la figura del ser invocado parecía calmada, su presencia era innegablemente peligrosa. Sus ojos rojos brillaban con una intensidad sin igual, como si estuviera esperando una orden para desatar su furia en el instante adecuado.
—Able… —murmuró Koray para sí misma, procesando lo que acababa de invocar. Sabía que este SCP no era un aliado común, era una fuerza de destrucción imparable, una espada viviente que nunca había perdido una batalla. Sin embargo, no debías dejarse llevar por el miedo, sino usar este poder con estrategia.
Aunque la invocación había sido exitosa, Koray aún no comprendía completamente las capacidades de Able. ¿Era simplemente una máquina de matar o tenía alguna otra habilidad que pudiese ser de utilidad? De lo que sí estaba seguro es que su invocación de SCP-076 había cambiado la dinámica de su entrenamiento.
Able no se movió de su lugar, pero sus ojos parecían escanear el entorno, como si evaluara la situación. Koray, decidida a probar sus habilidades, levantó la mano, señalando hacia el horizonte.
—Able, te necesito para aprender a luchar. Vamos a ver qué tan fuerte eres.
El ser frente a ella avanzando de manera casi imperceptible, sin emitir palabra alguna. Koray entonces cerró los ojos, concentrándose en el sistema. Un destello de luz emergió de su interior mientras convocaba a otro SCP, uno con habilidades defensivas, para probar su capacidad de resistencia.
De repente, SCP-173 apareció junto a ella. La criatura, conocida por su capacidad de moverse a una velocidad extremadamente alta al ser observada, se mantuvo quieta mientras Koray la mantenía bajo su mirada, controlando la situación.
SCP-173 y Able se quedaron a la espera, con Koray en el centro de ambos, como si fuera una conductora de orquesta que coordinaba los movimientos de dos piezas peligrosas en su tablero de ajedrez. Ahora, sin perder un solo segundo, Koray decidió que era hora de probar sus habilidades en combate real.
—SCP-173, ataca a Able —ordenó.
La criatura, moviéndose al instante al estar observada, se lanzó hacia el invocado Able con una velocidad descomunal. Un parpadeo fue todo lo que necesitó para desaparecer de su lugar y aparecer justo frente a Able, lista para tomarlo por sorpresa.
Pero la reacción de Able fue casi instantánea. Con una agilidad sobrehumana, la espada viviente desenvainó sus movimientos en un giro mortal, contrarrestando el ataque con facilidad. La fuerza de su espada destrozó el suelo bajo sus pies, y con un solo movimiento, cortó el aire con una precisión letal, generando una onda de choque que lanzó a SCP-173 hacia atrás.
Koray observó, sorprendida pero satisfecha con el resultado. Aunque SCP-173 era una amenaza rápida, Able había demostrado ser aún más formidable, con un control absoluto sobre el cuerpo a cuerpo. No obstante, la joven sabía que las batallas más difíciles, como la que tendría con Gojo algún día, no serían tan simples como un intercambio de golpes.
—Bien hecho —dijo Koray, mientras SCP-173 regresaba a su posición estática, esperando nuevas órdenes—. Ahora veamos si puedo controlarte para que hagas más que solo destruir.
Capaz, por su parte, parecía estar disfrutando de la pelea, su postura relajada pero cargada de peligro. Koray lo observará por un largo momento, considerando las posibilidades. El poder de invocar a criaturas tan letales le otorgaba una ventaja considerable, pero sabía que no podía seguir confiando únicamente en la fuerza bruta. Necesitaba inteligencia estratégica, como Gojo.
Miró al horizonte, donde los edificios rotos y las sombras del mundo se alzaban como testigos de una batalla que aún no había comenzado. Sabía que su primer encuentro con Gojo no había sido sino el inicio de una serie de enfrentamientos que marcarían el curso de su destino en este mundo.
La noche se cerró sobre ella mientras el viento soplaba con fuerza, trayendo consigo una sensación de que algo mucho más grande que su pequeño enfrentamiento estaba a punto de ocurrir. El poder de Gojo seguía rondando en su mente, como una presencia palpable que no podía ignorar.
"Para enfrentarlo", pensó Koray mientras observaba a Able, "no basta con ser más fuerte. Necesito ser más astuta. Necesito entender lo que me enfrenta. Y eso incluye comprender la naturaleza de las maldiciones, algo que Gojo ha dominado con facilidad. Pero yo también tengo mi propio poder, y no voy a dejar que me derroten."
Con la determinación renovada, Koray se adentró en el proceso de hacer crecer su fuerza. Sabía que, con cada invocación, no solo aumentaba su capacidad de lucha, sino también su comprensión del sistema que poseía. Un sistema que, al principio, parecía simple, pero que se extendía más allá de lo que ella había imaginado.
En ese momento, el sonido de un crujido quebró la quietud de la noche. Koray no se giró, sino que mantuvo su atención fija en el futuro que debía enfrentar. SCP-682, el temible monstruo que aún estaba contenido, comenzó a agitarse, su presión aumentaba de forma palpable, como si fuera consciente de los cambios en su entorno.
"Es el momento", pensó Koray. "Es hora de prepararme para todo."
Con la ayuda de sus invocaciones y el sistema SCP bajo su control, se sentó con calma en el suelo, contemplando el caos que se desataría en los días venideros. Cada paso que daba la acercaba a un futuro en el que sus enemigos no solo serían criaturas y maldiciones, sino también seres humanos, como Gojo. Y si quisiera sobrevivir, tendría que ser más que un simple invocador.
La verdadera batalla por su destino estaba a punto de comenzar.