Al día siguiente, Koray despertó temprano. El encuentro con Gojo y Geto la había dejado exhausta, pero también le había dado una valiosa lección: cada uno de sus SCP tenía que ser usado con extrema precaución, especialmente en un mundo tan peligroso como este. Sin embargo, no podía negar que, con cada batalla, sus habilidades y confianza en sí misma crecían.
Koray activó su sistema SCP para revisar sus opciones de contención e invocación. Su siguiente objetivo era asegurarse de que cada SCP bajo su control estuviera lo suficientemente estabilizado para no perder el control en medio de una confrontación. Observó la lista de SCPs disponibles, cada uno con habilidades únicas y riesgos inherentes. Sabía que necesitaría todos los aliados posibles si quería sobrevivir en este mundo.
Mientras revisaba su sistema, un mensaje apareció:
**"Nueva misión: Contener a SCP-682"**
El mensaje la hizo detenerse en seco. SCP-682, también conocido como el "Reptil Indestructible", era una de las criaturas más temibles de la Fundación SCP. Su capacidad para adaptarse y regenerarse, junto con su odio profundo hacia toda forma de vida, lo convertía en una de las entidades más difíciles de contener. Koray sintió un escalofrío, consciente de que este SCP no sería como los anteriores; capturar y controlar al SCP-682 pondría a prueba todos sus límites.
—¿De verdad el sistema quiere que me enfrente a eso? —murmuró, incrédula.
Pero el sistema no dejaba lugar a dudas. Si lograba contener al SCP-682, ganaría un aliado de una resistencia y fuerza excepcionales, uno que podría ser clave en enfrentamientos futuros. Además, la contención exitosa le otorgaría una mejora significativa en sus propias habilidades defensivas.
Sabía que sería una batalla diferente a cualquier otra, así que decidió prepararse. Pasó el resto del día revisando sus estrategias y estudiando las posibles formas de contener al monstruoso reptil. Finalmente, se dirigió a una zona abandonada, aislada de la actividad maldita, donde podría intentar la invocación sin interrupciones.
Al caer la noche, Koray activó la secuencia de invocación. El aire a su alrededor se volvió denso, y la temperatura descendió. Sintió una vibración en el suelo, y un rugido reverberó en el ambiente, poderoso y amenazante. Ante ella, emergió SCP-682, su enorme y escamoso cuerpo moviéndose con una gracia letal, sus ojos brillando con un odio tan palpable que parecía perforar el espacio.
El reptil lanzó un rugido desgarrador, observando a Koray con desprecio.
—¿Pretendes controlarme, humana? —gruñó con una voz gutural que resonó en la mente de Koray.
Ella tragó saliva y mantuvo la calma. Sabía que mostrar miedo solo fortalecería la arrogancia de SCP-682.
—No quiero controlarte —respondió ella, firme—. Pero tengo una oferta. Ayúdame, y podrás desatar tu ira contra aquellos que amenazan este mundo. Aquí, hay seres igual de peligrosos y poderosos que tú. Es una oportunidad para ti.
SCP-682 soltó una risa gutural, como si la idea de una alianza le resultara divertida, aunque no menos absurda. El reptil la miró con desconfianza, pero su odio hacia la vida que lo rodeaba también parecía impulsarlo a considerar su propuesta. Finalmente, el reptil se lanzó hacia ella, y Koray apenas tuvo tiempo de activar su escudo de contención, creando una barrera de energía alrededor del SCP.
—Vamos a ver si puedes resistir mi odio, humana —gruñó SCP-682, golpeando la barrera con una fuerza brutal que sacudió a Koray hasta el alma.
La energía del sistema zumbaba a su alrededor, manteniendo la contención, pero cada golpe de SCP-682 desgastaba la barrera rápidamente. Koray sabía que tenía que ganar tiempo, que esta batalla no era solo de fuerza, sino de resistencia y estrategia. Mientras el SCP arremetía, ella usó su sistema para generar cadenas de energía adicionales, cada una reforzando la contención de la barrera.
Finalmente, tras varios minutos de combate feroz, SCP-682 pareció detenerse, evaluando a Koray con una mirada calculadora. Había probado su fuerza, su resistencia y su ingenio, y parecía, aunque a regañadientes, reconocerla.
—Tienes agallas, humana —dijo, su tono de odio reduciéndose apenas un poco—. Aceptaré tu oferta... por ahora. Pero recuerda: mi lealtad es tan frágil como esta contención que apenas lograste mantener.
Koray asintió, consciente de que cualquier error podría hacer que SCP-682 se volviera en su contra en el futuro. Con la contención completa, el sistema registró su éxito, y un nuevo mensaje apareció:
**"SCP-682 contenido exitosamente. Habilidad especial desbloqueada: Regeneración Mejorada"**
Koray sintió una oleada de energía atravesar su cuerpo, sintiendo cómo su resistencia aumentaba y una leve habilidad de regeneración comenzaba a manifestarse en ella. Este poder sería invaluable en futuros enfrentamientos.
Justo cuando pensó en descansar, una figura apareció a la distancia: un joven con ojos intensos y una postura confiada.
—Vaya, parece que tienes más secretos de los que imaginaba, Koray —dijo Gojo, su voz resonando con un toque de admiración y sorpresa.
Koray sintió cómo la adrenalina volvía a correr por sus venas. Esta vez no tendría solo a SCP-682 a su lado, sino una habilidad de regeneración que podría hacer la diferencia contra el hechicero más talentoso de su generación.