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Chapter 12 - Capítulo: La Llegada del Verdadero Poder

La figura oscura de la maldición comenzó a cambiar drásticamente, su energía maldita se comprimía en su núcleo como un agujero negro a punto de colapsar. Cada segundo parecía que la gravedad se intensificaba, y el aire era cada vez más difícil de respirar. 

Koray, consciente de que se aproximaba una amenaza que no podía subestimar, retrocedió unos pasos, manteniendo su enfoque en los movimientos de la maldición. Sentía el sistema SCP dentro de sí mismo vibrar en sincronía con su creciente ansiedad. Podía percibir la energía de SCP-682 a su lado, cuya furia era un arma de doble filo: tan letal para sus enemigos como para cualquiera que se interpusiera en su camino.

—Mantente alerta, SCP-682 —susurró Koray, sabiendo que, aunque el reptil inmortal no obedecía del todo sus órdenes, compartían un propósito momentáneo.

Gojo y Geto observaban el cambio con interés, aunque sus reacciones eran radicalmente distintas. Gojo mantenía una sonrisa entretenida, como si cada nueva amenaza fuera una oportunidad para mostrar su superioridad. Geto, por otro lado, fruncía el ceño, visiblemente preocupado.

—Esa cosa está absorbiendo cada vez más energía maldita —dijo Geto, evaluando la situación—. Si no actuamos ahora, podría desencadenar una fuerza que ni siquiera tú podrías contener, Gojo.

Gojo apenas hizo un gesto con la mano, como si las palabras de Geto fueran irrelevantes. Sus ojos azules irradiaban poder y autoconfianza, brillando bajo la luz sombría del entorno.

—Es solo una maldición. Nada que no podamos manejar —respondió Gojo con una sonrisa.

Pero entonces, la maldición finalmente terminó su transformación. Su cuerpo, antes informe y oscuro, ahora había tomado una forma humanoide, pero su presencia era aún más aterradora. Cada centímetro de su piel emanaba una niebla negra que serpenteaba y se retorcía, como si fuera una manifestación física de la desesperación y el odio acumulado a lo largo del tiempo.

La voz de la maldición resonó, un sonido que parecía surgir de las profundidades de un abismo. 

—¿Creían que podrían enfrentarse a mí… con tan poca preparación? —dijo con una risa burlona y un tono que goteaba de desprecio.

Koray sintió un escalofrío recorrer su columna. Estaba claro que la maldición ahora poseía una consciencia avanzada, una que les daba una ventaja peligrosa.

Antes de que cualquiera pudiera reaccionar, la maldición se lanzó hacia Gojo con una velocidad imposible, su figura negra se convirtió en un borrón que amenazaba con consumirlo. Koray apenas pudo procesar el movimiento antes de que el ataque impactara directamente contra el área donde Gojo estaba parado.

Sin embargo, para sorpresa de la maldición, Gojo permaneció inmóvil, protegido por su técnica *Infinito*. La barrera invisible desvió el ataque, haciendo que la maldición retrocediera unos pasos, perpleja.

—¿Eso es todo? —murmuró Gojo, su tono casi aburrido.

Pero entonces, antes de que Gojo pudiera hacer otro movimiento, la maldición emitió un grito ensordecedor, y la niebla negra que la rodeaba se extendió en todas direcciones, como una ola que avanzaba imparable. La presión de la energía maldita hizo que el suelo temblara, y cada roca, árbol y edificio en el camino comenzó a corroerse, desintegrándose lentamente ante el toque de la oscuridad.

Koray sabía que no podía quedarse de brazos cruzados. Su sistema SCP le advertía de un peligro inminente. Activando su capacidad de invocación, concentró su energía y trajo a SCP-049, el *Doctor de la Peste*, a la batalla. La figura encapuchada apareció a su lado, su presencia oscura y siniestra, pero también imbuida de un propósito claro.

—¿Tienes alguna cura para esta cosa? —preguntó Koray con un tono de esperanza.

SCP-049 observó a la maldición con un aire de solemnidad, sus ojos resplandeciendo detrás de su máscara de peste. 

—Esta no es una peste común. Sin embargo, puedo intentarlo —dijo SCP-049 en su tono característico, mientras levantaba una mano hacia la maldición.

Mientras tanto, Geto decidió que era momento de unirse a la pelea de manera más activa. Con un movimiento fluido, invocó a una de sus maldiciones almacenadas: una serpiente gigante hecha de sombras que se deslizó hacia la maldición, envolviéndola en un intento de restringir su movimiento.

Sin embargo, la maldición no se dejó vencer fácilmente. Con un grito de furia, la niebla negra que la rodeaba se intensificó, desintegrando las sombras de la serpiente y liberándose de la restricción.

Koray no perdió el tiempo. Dio la orden a SCP-682, quien se abalanzó sobre la maldición con una ferocidad sin igual, su mandíbula abierta y lista para destrozarla. SCP-682 logró impactar, desgarrando parte de la niebla oscura, pero la maldición simplemente se regeneró al instante, como si cada intento de ataque no fuera más que una molestia.

—Esto no está funcionando. Necesitamos un nuevo plan —advirtió Koray, frustrado.

Gojo, al oír esto, levantó una mano, preparándose para usar una de sus técnicas más devastadoras. Pero antes de que pudiera hacerlo, la maldición giró hacia él, con una sonrisa burlona en su rostro.

—*Reversión de Dominio* —susurró la maldición, activando una técnica que nunca antes había usado.

En ese instante, el mundo a su alrededor se distorsionó. El espacio comenzó a plegarse sobre sí mismo, como si estuvieran siendo arrastrados a un plano de pesadilla donde las leyes de la realidad no aplicaban. Koray sintió que su mente se tambaleaba, y por primera vez, un miedo profundo se apoderó de él. 

Gojo, sin embargo, no parecía afectado en lo absoluto. Con una sonrisa enigmática, levantó su mano y susurró:

—Dominio de Infinito.

La energía blanca y pura de Gojo comenzó a expandirse, luchando contra la oscuridad del dominio de la maldición. Las dos energías chocaron, creando un vórtice de poder que sacudió los cimientos de la realidad misma. Era un enfrentamiento de voluntades, una batalla en la que solo uno podía salir victorioso.

Mientras tanto, Koray y sus SCP intentaban mantenerse fuera del alcance de la batalla de dominios, aprovechando cualquier oportunidad para lanzar ataques menores a la maldición y debilitarla desde el borde del enfrentamiento.

Finalmente, con un estallido de luz, la energía de Gojo dominó sobre la de la maldición, rompiendo su dominio y dispersando su forma oscura.

La figura de la maldición comenzó a desintegrarse, su energía disipada en el aire como cenizas. Con un último grito de desesperación, desapareció, dejando un silencio absoluto en su lugar.

Geto y Koray se miraron, ambos sabiendo que este no sería el último reto que enfrentaran.

Mientras el polvo se asentaba y el eco del grito de la maldición se desvanecía, Koray respiró hondo, sintiendo la tensión de cada músculo y la energía malgastada de cada invocación. A pesar de la victoria, sabía que los desafíos apenas comenzaban. Su mente aún procesaba la magnitud del poder de Gojo. Aquella demostración había sido devastadora, y el joven hechicero lo había hecho parecer un juego.

SCP-049 y SCP-682 permanecían a su lado, ambos observando a Gojo y Geto con expresiones indescifrables. Koray les agradeció mentalmente, reconociendo que, sin su ayuda, probablemente no habría sobrevivido.

Gojo, que aún sonreía, se acercó lentamente, sus ojos azules centellando con una mezcla de curiosidad y diversión.

—Koray, ¿verdad? —preguntó, con un tono ligeramente desafiante—. No eres un hechicero, pero manejas estos... ¿qué eran? ¿Invocaciones?

Koray asintió con cautela, midiendo sus palabras. No quería dar más información de la necesaria, pero sabía que no podía mentirle. Enfrente tenía al hechicero más poderoso de su generación, un genio que podía detectar una mentira con solo una mirada.

—Son aliados —respondió Koray—. Los llamo cuando los necesito, y ellos me ayudan en las situaciones difíciles.

Gojo inclinó la cabeza, evaluando cada palabra, pero no presionó más. Su sonrisa se amplió, y su tono de voz se suavizó.

—Interesante. Nunca había visto algo así. —Luego miró a SCP-682, que aún gruñía levemente en su dirección, con un interés genuino—. ¿Y este... amigo tuyo? Parece que tiene mal carácter.

SCP-682 emitió un sonido gutural, como si entendiera perfectamente lo que Gojo había dicho, y Koray tuvo que hacer un esfuerzo para calmar a la criatura antes de que decidiera lanzarse sobre el hechicero. Sabía que, aunque SCP-682 era temible, enfrentarse a Gojo en un combate directo sería un suicidio.

—Es fuerte y temperamental, pero nos mantenemos bajo control... la mayoría del tiempo —comentó Koray, intentando desviar la atención.

Geto, que había estado observando en silencio, cruzó los brazos y lanzó una mirada más calculadora.

—Lo que me interesa saber es por qué estás aquí, Koray —dijo Geto en un tono mucho más serio que el de su amigo—. Las maldiciones aquí son peligrosas, pero no parecen lo suficientemente importantes como para requerir... seres tan peculiares.

Koray sintió un escalofrío. Geto tenía razón; su llegada a este mundo no había sido un accidente. Algo o alguien lo había traído aquí, y aún no sabía el porqué. Pero antes de que pudiera responder, una notificación del sistema apareció en su mente.

**"Nueva misión: Ganar la confianza de Satoru Gojo y Suguru Geto. Recompensa: acceso a invocación SCP-076, 'Abel'."**

La sorpresa recorrió a Koray. SCP-076, "Abel", era una de las entidades más peligrosas y poderosas de la Fundación. Un guerrero inmortal, implacable y con un odio absoluto hacia la humanidad. Tenerlo de su lado sería una ventaja monumental, aunque también conllevaría riesgos. Pero primero, debía cumplir con la misión.

Inspiró profundamente y tomó una decisión.

—Estoy aquí porque... este mundo está lleno de maldiciones, y mi propósito es neutralizarlas —respondió, dejando entrever parte de la verdad—. Mi sistema me ha dado la capacidad de invocar seres que pueden combatirlas, pero necesito aliados. Y no puedo hacerlo solo.

Gojo y Geto intercambiaron una mirada. Koray podía sentir la desconfianza de Geto, pero también veía un destello de interés en los ojos de Gojo.

—Muy bien, entonces. —Gojo soltó una carcajada y se cruzó de brazos—. Será interesante ver lo que puedes hacer. ¿Te gustaría acompañarnos en nuestras próximas misiones?

Geto frunció el ceño, claramente no convencido de la idea, pero no protestó abiertamente. Koray asintió, sabiendo que esa era su mejor oportunidad de ganar la confianza que necesitaba.

—Acepto —respondió, con un ligero asentimiento de cabeza.

Con la decisión tomada, los tres, junto con las invocaciones de Koray, se dirigieron hacia la salida del lugar. Mientras caminaban, Koray observaba los alrededores, consciente de que las cosas solo se volverían más intensas. Cada batalla lo acercaba a su objetivo, pero también lo exponía a nuevos peligros.

El sistema le notificó de inmediato:

**"Misión secundaria desbloqueada: Derrotar una maldición de nivel especial en presencia de Gojo Satoru y Geto Suguru. Recompensa: habilidad especial de absorción de maldiciones."**

Koray sintió una mezcla de entusiasmo y presión. Su travesía estaba apenas comenzando, y la alianza que había forjado hoy con dos de los hechiceros más poderosos de Jujutsu Tech lo acercaba un paso más a comprender su propio propósito en este mundo extraño y hostil. Pero sabía que cada victoria lo llevaría a enfrentar horrores aún mayores, y la verdadera prueba estaba apenas por empezar.