A medida que avanzaba el día, Koray y Yujiro recuperaban fuerzas después de la agotadora batalla con el espíritu maldito. Sin embargo, Koray sabía que la próxima misión no les daría mucho tiempo para descansar: la contención de SCP-096, la criatura conocida como "El Tímido", representaba un reto monumental, incluso para él.
Al caer la noche, el sistema le envió un nuevo mensaje.
> "Ubicación de SCP-096 confirmada. Área montañosa, fuera de Tokio. Precaución: Extrema sensibilidad a la observación directa."
Koray sintió un escalofrío al leer las palabras. La criatura era conocida por su naturaleza violenta y letal, capaz de rastrear y eliminar a cualquiera que viera su rostro, sin importar la distancia. Lo que estaba a punto de intentar era arriesgado y podía terminar muy mal. Sin embargo, la habilidad de detección avanzada que obtendría al contener a SCP-096 podría ser crucial en su lucha contra las maldiciones en Tokio.
Yujiro se acercó, notando la tensión en el rostro de Koray.
—Parece que estás pensando en algo serio. ¿Qué es lo que viene ahora?
Koray decidió explicarle de forma concisa.
—Nuestra próxima misión es contener a una criatura que es extremadamente peligrosa. Si alguien, en cualquier lugar, ve su rostro, sea en persona o en cualquier tipo de imagen, la criatura entra en un estado de furia y caza a esa persona hasta matarla. Por lo tanto, debemos evitar mirarlo a toda costa.
Yujiro lo miró incrédulo.
—¿Cómo vamos a capturarlo sin siquiera mirarlo?
Koray sonrió ligeramente.
—El sistema me proporcionará una manera especial de rastrear a la criatura sin necesidad de verla. Además, usaremos una barrera visual y sellos de oscuridad que neutralicen cualquier imagen. Necesitaré tu ayuda para reforzar estos sellos y para actuar como apoyo en caso de que algo salga mal.
Yujiro asintió, aunque aún con cierta duda.
—Si confías en que esto puede funcionar, entonces estoy contigo. Pero espero que entiendas el riesgo en el que estamos metiéndonos.
Ambos hechiceros se prepararon, recogiendo herramientas de protección y reforzando sus habilidades de detección de maldiciones. Luego, se dirigieron a las afueras de Tokio, hacia la zona montañosa donde se había detectado a SCP-096.
Al llegar, el ambiente estaba cargado de una quietud inquietante. Koray activó la detección de energía otorgada por el sistema, enfocándose en rastrear cualquier perturbación. La presencia de SCP-096 era casi palpable, un ser que exudaba desesperación y rabia contenida.
Koray susurró a Yujiro:
—Recuerda, no mires directamente a donde se encuentre. Mantente enfocado en la energía y en los sellos.
Mientras avanzaban, una sombra comenzó a moverse entre los árboles, deslizándose con lentitud. SCP-096 parecía estar en un estado de calma, encorvado y tembloroso, como si estuviera atrapado en una tristeza infinita. Koray sintió una punzada de compasión, recordando que muchas de estas entidades eran más víctimas de su propia naturaleza que verdaderas amenazas.
Pero no había tiempo para sentimentalismos. Koray y Yujiro activaron los sellos, rodeando a SCP-096 con una barrera de oscuridad que cubría su figura, eliminando cualquier posibilidad de contacto visual. La criatura emitió un suave gemido, ajena a la presencia de los hechiceros que la rodeaban.
Koray tomó una respiración profunda y se concentró en el siguiente paso.
—Voy a activar el sistema para contenerlo. Tú mantén la barrera estable.
Yujiro asintió, cerrando los ojos y concentrando toda su energía en la barrera. El sistema de Koray comenzó a brillar, emitiendo una luz tenue que envolvía a SCP-096. La criatura pareció inquietarse, como si percibiera algo extraño, pero antes de que pudiera reaccionar, el sistema creó una dimensión de bolsillo, un espacio seguro donde SCP-096 quedaría contenido sin peligro para nadie.
En un instante, SCP-096 desapareció, absorbido en la dimensión del sistema.
Koray se relajó, sintiendo una nueva habilidad asentarse en su mente. La capacidad de detección avanzada le permitía percibir con mayor claridad las fluctuaciones de energía maldita en un amplio radio, lo que le ayudaría a identificar espíritus malditos y potenciales amenazas desde mucho antes.
Yujiro abrió los ojos, exhalando con alivio.
—¿Lo logramos?
Koray asintió.
—Sí. SCP-096 está contenido. Y ahora tengo una habilidad que nos será de gran ayuda.
Sin embargo, el alivio duró poco. A lo lejos, una figura emergió de las sombras. Era un espíritu maldito de clase especial, atraído por la energía residual de SCP-096 y los sellos de contención. La criatura era inmensa, con una apariencia retorcida y ojos llenos de malevolencia.
—Koray… eso… no es normal —dijo Yujiro, retrocediendo instintivamente.
Koray se preparó para la batalla, activando su nueva habilidad de detección avanzada. Pudo sentir la intensidad de la maldición que emanaba de la criatura, entendiendo que enfrentarse a este espíritu sería uno de sus mayores desafíos.
—No estamos solos. Con esta habilidad, podré anticipar sus movimientos. Pero necesitaré que confíes en mí, Yujiro. Esta batalla no será fácil.
Yujiro asintió, tomando una postura defensiva.
—No sé qué tan bien podemos coordinar con tus poderes, pero haré todo lo posible.
El espíritu maldito lanzó un ataque directo, y Koray reaccionó rápidamente, usando la capacidad de desplazamiento de SCP-106 para esquivar. Apareció detrás de la criatura y lanzó una ráfaga de energía, intentando hacerle daño. Sin embargo, el espíritu parecía inmune a los ataques convencionales.
Koray frunció el ceño.
—Esto no va a ser suficiente. Necesitamos debilitarlo desde adentro.
Activó la invocación de SCP-049, permitiéndole utilizar sus habilidades médicas de una manera alternativa. Ordenó a SCP-049 acercarse al espíritu maldito, infectándolo con una especie de "peste" que debilitaba su estructura espiritual. El espíritu comenzó a retorcerse, intentando resistir el efecto de SCP-049.
Yujiro aprovechó el momento y lanzó una poderosa explosión de energía maldita que impactó al espíritu justo en el pecho, provocando un grito desgarrador. La criatura comenzó a disolverse, incapaz de resistir el poder combinado de los hechiceros y los SCP.
Cuando el espíritu finalmente desapareció, Koray y Yujiro se quedaron en silencio, agotados pero satisfechos de haber sobrevivido.
Yujiro se giró hacia Koray, con una expresión de respeto en sus ojos.
—No puedo creer que estemos enfrentando cosas como estas… pero estoy empezando a ver que tu método funciona, Astaroth. Aunque sigues siendo un enigma para mí.
Koray sonrió, limpiando el sudor de su frente.
—Tal vez algún día te lo explique todo. Por ahora, solo sigue confiando en mí. Cada victoria nos acerca a un mundo más seguro.
Ambos comenzaron a caminar de regreso, conscientes de que las amenazas continuarían. Pero con cada batalla ganada, Koray sentía que sus habilidades, sus invocaciones y su vínculo con Yujiro se fortalecían, formando un equipo que pronto podría cambiar el rumbo de la lucha contra las maldiciones.