El camino de regreso fue silencioso. Yujiro y Koray caminaban uno al lado del otro, pero ambos estaban profundamente inmersos en sus pensamientos. La última batalla había revelado no solo el creciente poder de los espíritus malditos en Tokio, sino también lo abrumadoramente frágiles que se volvían cuando sus esfuerzos no estaban completamente alineados. Aunque habían ganado, la victoria se sentía tensa y casi inestable, como si algo mucho más grande y peligroso estuviera por venir.
De repente, el sistema de Koray emitió un pitido bajo y ominoso, señal de que un nuevo mensaje estaba disponible.
> **"Advertencia: Detectada anomalía en las energías espirituales de alto nivel. Peligro inminente para el portador. Actualización del sistema en proceso."**
Koray frunció el ceño. Hasta ahora, el sistema había sido confiable, pero una advertencia tan directa y vaga le provocó un mal presentimiento. Yujiro, que notó la expresión en su rostro, se detuvo.
—¿Algo anda mal? —preguntó Yujiro, con una mezcla de curiosidad y preocupación.
—El sistema ha detectado una anomalía en las energías espirituales alrededor de nosotros. Parece que algo fuerte se aproxima —respondió Koray, tratando de sonar calmado aunque su mente trabajaba frenéticamente.
Yujiro miró a su alrededor, escaneando el ambiente con sus propios sentidos espirituales. No podía percibir nada inusual, pero confiaba en la advertencia de Koray. Con un suspiro, decidió ser directo.
—Entonces, ¿qué hacemos ahora? No estamos en las mejores condiciones para enfrentar otra pelea, pero si es necesario...
Koray lo interrumpió, levantando una mano.
—Primero, deberíamos volver a un lugar seguro. Necesito revisar la actualización del sistema. Quizás nos dé más información sobre lo que estamos enfrentando. Además, tenemos que fortalecer nuestras defensas antes de que sea demasiado tarde.
Ambos aceleraron el paso hasta llegar al refugio temporal que habían improvisado en las afueras de Tokio. Era un lugar modesto, protegido por una serie de barreras espirituales que Koray había erigido utilizando los sellos que había aprendido en sus estudios previos. Aunque no era el lugar más seguro, al menos les daba tiempo para preparar su estrategia.
Al llegar, Koray se sentó, cerró los ojos y se concentró en el sistema, permitiendo que la actualización fluyera en su mente. Al cabo de unos minutos, una nueva interfaz de información emergió en su campo visual.
> **"Actualización completada: Nueva habilidad desbloqueada — Análisis de Energía Espiritual. Permite detectar y analizar la intensidad, la naturaleza y la posible afinidad de cualquier energía espiritual o maldición en un radio de hasta 500 metros. Requiere niveles altos de concentración y precisión."**
Koray sonrió al leer esto. La nueva habilidad era exactamente lo que necesitaba para prepararse mejor contra futuras amenazas. Con esta habilidad, podía evaluar los tipos de energía espiritual con los que se encontraban, permitiéndole adaptar sus tácticas en tiempo real. Pero entonces, el sistema continuó:
> **"Nota: Las energías detectadas parecen tener conexión directa con una figura maldita de nivel especial. Se recomienda extremar las precauciones y evitar enfrentamientos innecesarios. Los aliados actuales pueden no ser suficientes para la contención."**
Koray sintió un escalofrío recorrer su espalda. Los espíritus malditos de nivel especial eran extremadamente raros y peligrosos, cada uno poseyendo poderes únicos que requerían a menudo la intervención de los hechiceros más poderosos de la escuela Jujutsu. Si uno de estos seres estaba cerca, era probable que su misión se complicara aún más.
Yujiro notó la expresión de Koray y levantó una ceja.
—¿Más malas noticias?
Koray asintió, sin dejar de mirar la interfaz del sistema.
—Parece que hay un espíritu maldito de nivel especial cerca. No sé qué quiere, pero es seguro que no será algo bueno. Debemos estar preparados para cualquier cosa.
Yujiro suspiró, resignado. Sabía que la situación era grave si Koray estaba preocupado, ya que su compañero rara vez dejaba que algo lo desanimara. Juntos, comenzaron a reforzar las barreras alrededor de su refugio, asegurándose de que cualquier espíritu maldito o entidad hostil tendría que esforzarse para penetrar sus defensas.
Al caer la noche, mientras revisaban los sellos, un sonido profundo y reverberante rompió el silencio. Era como un murmullo, una mezcla de risas y lamentos que resonaban en la oscuridad. Ambos se miraron con alarma.
—Eso no suena a algo amistoso —murmuró Yujiro, empuñando su arma espiritual con nerviosismo.
Koray activó la habilidad de Análisis de Energía Espiritual, enfocándose en el origen del sonido. Lo que sintió fue una presión abrumadora, una energía densa y oscura que parecía extenderse por toda la zona. Esta energía irradiaba una maldad pura, algo que no había experimentado antes.
—Esto… esto es mucho peor de lo que imaginé —dijo Koray con la voz entrecortada—. La energía espiritual es de un nivel que supera cualquier cosa que hayamos enfrentado hasta ahora. Es como si fuera… una amalgama de espíritus malditos.
Yujiro apretó los puños, tratando de controlar el miedo.
—¿Qué hacemos entonces? Si es tan fuerte, ¿realmente tenemos alguna oportunidad?
Koray cerró los ojos, concentrándose en formular un plan. La única esperanza que tenían era utilizar el poder de los SCP en su sistema, específicamente aquellos con habilidades de contención avanzada. Sus pensamientos se dirigieron hacia SCP-106, el cual tenía habilidades de manipulación de espacio, y SCP-173, capaz de paralizar cualquier entidad si se le observaba.
—Tengo una idea —dijo Koray, mirando a Yujiro con determinación—. Voy a invocar a SCP-106 y a SCP-173. Usaré a SCP-106 para intentar confinar al espíritu maldito en su dimensión de bolsillo, mientras que SCP-173 lo inmovilizará. Pero necesitaré que tú mantengas tu energía enfocada en reforzar la barrera y mantengas tu mirada fija en SCP-173 para evitar que se mueva.
Yujiro tragó saliva, pero asintió con determinación. Sabía que sus vidas dependían de mantener la calma y seguir el plan al pie de la letra.
Koray activó el sistema, invocando a SCP-106 y a SCP-173. La atmósfera se llenó de una oscuridad palpable cuando SCP-106 emergió, su figura amorfa y corrupta exudando una presencia siniestra. A su lado, SCP-173 apareció, inmóvil y amenazante, su fría mirada fija en la dirección del enemigo.
La presión en el ambiente aumentó a medida que la entidad maldita se acercaba, y Koray supo que era el momento de actuar.
—¡Ahora, Yujiro! —gritó Koray, comenzando el ritual de contención.
SCP-106 se deslizó hacia adelante, abriendo una grieta dimensional que pulsaba con un aura de oscuridad infinita. La criatura maldita se detuvo, como si percibiera el peligro, pero SCP-173 se lanzó sobre ella, inmovilizándola en el instante que se giró hacia él.
La criatura maldita, atrapada entre dos fuerzas abrumadoras, lanzó un grito agónico que reverberó en todo el bosque. La presión espiritual se intensificó al máximo mientras SCP-106 arrastraba lentamente al espíritu maldito hacia su dimensión de bolsillo, con SCP-173 asegurándose de que no pudiera moverse.
Finalmente, con un último rugido, el espíritu fue absorbido por completo, y el silencio volvió a reinar en el bosque.
Yujiro, jadeante, se desplomó en el suelo, exhausto.
—¿Lo… lo logramos? —preguntó, apenas sin aliento.
Koray asintió, sintiendo una mezcla de alivio y agotamiento.
—Sí. Esta vez, lo logramos.
Ambos se quedaron en silencio, conscientes de que apenas habían sobrevivido, pero también sabiendo que cada victoria los hacía más fuertes y les daba un respiro en esta guerra contra las fuerzas malditas que infestaban Tokio.