Chapter 2 - La Profecia Elfica

22 de Sextilis (Agosto) del año 453, Tercera Era

Bosques Místicos,Reino Élfico de Verama.

 

El fuerte sonido de la tormenta hacía que las piedras y tablas con las que estaba construida aquella casa retumbaran de tal forma que, pareciera que la misma se vendría abajo.

Lousen Manzason yacía en su cama de madera con la frente perlada de sudor, la fiebre lo había tenido postrado desde la noche anterior, y los brebajes del curandero no le causaban mejoría alguna.

De pronto una poderosa ráfaga de aire abrió de golpe la ventana de su habitación, mientras que un rayo la iluminaba casi por completo.

En ese momento una hermosa elfina alada apareció en un rincón, envuelta en un resplandor brumoso, vestida con una túnica blanca con adornos de oro y plata.

Lousen la observó paralizado, mientras trataba de entender si la emoción que sentía era de miedo o de alegría.

~ Soy aquella a quien invocas con tus oraciones desde que el sol despunta en lo alto de las montañas, hasta que se oculta al Oeste de los antiguos bosques que tanto amo.

Ella hablaba con una voz suave y delicada, como si estuviera elevando una oración al cielo.

Lentamente se acercaba a Lousen, sus descalzos pies no parecían tocar el piso, era como si flotara en el aire.

~ Deja que la carga que pesa sobre tus hombros sea aligerada con la promesa de buenos augurios.

Lousen trató de incorporarse, pero se dio cuenta que una fuerza invisible no le permitía moverse de su cama.

~ Esta noche, cuatro elegidos nacerán entre los humanos, dos hombres y dos mujeres; ellos tendrán el poder de cambiar el curso de la historia si así lo desean, y está escrito que uno de ellos será el salvador de mi pueblo, que sufre en medio de esta oscuridad.

Al escuchar aquellas palabras, Lousen no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas; su pueblo podrá ser salvado, sus hijos ya no serían esclavizados, ni sus mujeres violadas y vendidas como objetos sexuales.

La elfina alada extendió su mano como si quisiera tocar la frente de Lousen.

El fuerte estruendo de un rayo golpeando la tierra, hizo que Lousen cerrara los ojos por un momento; cuando los volvió a abrir, nuevamente se encontraba solo.

Lousen se incorporó de inmediato y sin darse cuenta se encontraba de pie junto a su cama, la fiebre que lo había aquejado había desaparecido.

Sin entender muy bien que había pasado, buscó la lámpara de aceite que se encontraba en la pequeña mesita que estaba ubicada a un costado de su cama y la encendió usando un hechizo de fuego.

~ Insimare.

Por un momento se quedó quieto en medio de la habitación, tratando de entender lo que había pasado, y tratando de descubrir si lo que pasó fue realmente un milagro o solo un sueño febril.

Al darse cuenta de que todo lo ocurrido fue real, tomó una especie de papiro hecho de corteza de árbol y empezó a redactar todo lo que había pasado para dejar una constancia escrita.

Esa noche, los más grandes y poderosos usuarios de magia sintieron una perturbación en el maná.

Por cada tipo de magia elemental (Fuego, Agua, Tierra y Viento), había aparecido un elegido.

Sin embargo, en el transcurso del día, otros dos "Extraños y Poderosos Seres" aparecieron sobre la faz de la tierra, uno de ellos, un usuario de Magia de Luz o Magia Blanca, y el otro, un Nigromante o usuario de Magia Oscura. "El Dios del Orden y del Caos sonreía con malicia."

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Sábado 25 de Septiembre.

Orillas del río Kliazma, Moscú, Rusia.

11:55 de la noche.

 

El reflejo de la luna aparecía y desaparecía de forma intermitente en las aguas del río.

Aunque en aquella parte del rio, este tenía la apariencia más bien de un gran lago debido por su extensión y longitud; así mismo, un pequeño muelle mostraba orgulloso las embarcaciones, que en él se encontraban amarradas.

El cielo no mostraba su habitual vestido estrellado, pues las nubes andantes continuamente las ocultaban, aunque la luna, soberana de la noche, se resistía al embate de estas.

~ No te rindas y sigue brillando.

Exclamó Dasha en voz baja para sí misma, mientras exhalaba una bocanada de humo de su cigarrillo.

El ruido de la música proveniente de un pequeño restaurante ubicado atrás de ella no la dejaba concentrarse en sus pensamientos.

No estaba segura de haber hecho lo correcto al asistir a aquel lugar con sus amigos.

Se había escapado de su casa a través de la ventana de su cuarto, ya que su padre no le hubiera permitido salir con los que él llamaba "un montón de vagos y perdedores".

Era cierto que no había pasado ni quince días de que ella había salido de una clínica para adicciones, producto de una sobredosis de tranquilizantes que le provocaron que estuviera al borde de la muerte.

~ ¿Qué haces aquí, la fiesta está allá adentro?

Le gritó su amigo Max mientras se acercaba a ella desde el establecimiento y con una cerveza en su mano derecha.

~ Me sentí un poco mareada y salí a tomar un poco de aire.

Le respondió ella, mientras sonreía forzadamente para ocultar su mentira.

~ Lo que pasa es que no has bebido casi nada.

Exclamó Max mientras la sujetaba del brazo para conducirla de nuevo al interior del establecimiento.

~ Es que no me siento muy bien.

Le respondió ella mientras se soltaba de su brazo y daba unos pasos hacia atrás.

~ ¿Qué te pasa Dasha? Venimos hasta aquí solo por ti.

Le reclamó Max quien por efectos de la cerveza su mente empezaba a nublarse.

~ Yo no les pedí que me trajeran aquí, ustedes fueron los que me insistieron en que los acompañara.

Le respondió, aunque con cierto miedo, ya que sabía que, en ese estado, su amigo Max era mucho más obstinado y en ocasiones peleonero.

~ Así agradeces que fuéramos a buscarte, después de que tu familia te encerrara en un manicomio.

~ No era un manicomio, era una clínica para las adicciones, no estoy loca.

Gritó Dasha en un intento por llamar la atención de alguien que pudiera ayudarla.

~ Mucho peor, eres una maldita adicta

Le gritó aún más fuerte Max, mientras movía los brazos hacia los lados queriendo intimidar a la joven.

~ Una loca alcohólica igual que tu madre.

Ella caminaba poco a poco hacia atrás, hasta que alcanzó al pequeño muro que servía de límite entre el suelo y el lecho rocoso del río.

~ No tienes derecho a hablar de mi madre.

~ Pero es verdad, por eso tu padre se consiguió una esposa más joven y bella, y más cuando tu madre te abandonó para seguir de borracha y prostituta.

~Y tú eres un maldito borracho que le das vergüenza a tus padres, o acaso no sabías que ya todos se enteraron de que dejaste la universidad, y solo finges que sigues asistiendo para gastarte el dinero de tus estudios con tus malparidos amigos, le das asco a todos por mentiroso y arrogante.

Respondió ella con mucho coraje, pues el comentario de él, la había herido en lo más profundo de su ser.

Desafortunadamente no se dio cuenta de que lo único que logró fue hacer que Max se enfureciera.

~ ¡Maldita mujerzuela!

Exclamó encolerizado, y sin pensar en las consecuencias, le dio un fuerte golpe con la botella a ella.

Ella trató de protegerse con sus brazos, pero no fue tan rápida como él, y recibió de lleno el golpe atrás de la sien.

Del fuerte impacto no solo se rompió la botella, incluso hizo que perdiera el equilibrio y cayera del otro lado del muro, impactando su cuerpo contra las piedras de la orilla.

Max al darse cuenta de lo sucedido lo invadió el pánico, soltó el trozo de la botella que aún sostenía en su mano y salió corriendo del lugar.

Dasha se encontraba inconsciente con su rostro sumergido en el agua, y con una herida profunda provocada por el golpe en la cabeza

Las aguas del rio empezaron a teñirse de rojo.

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Sábado 25 de Septiembre.

Aramu Muru, Perú.

3:55 de la tarde.

 

Varios turistas habían caminado varios cientos de metros desde la carretera que comunica la ciudad de Jiro con la ciudad de Puno, a orillas del lago Titicaca.

Las grandes piedras que rodean el famoso portal de Aramu Muru, sirven como bancos de descanso, para aquel grupo de excursionistas, mientras que sus piedras de color rojizo acre contrastan con lo verde de la vegetación circundante.

Sin embargo, para Christopher Riscos, aquel gran petroglifo no era precisamente la octava maravilla del mundo, y era entendible; había visitado muchos sitios arqueológicos de latinoamérica: como son Chichen Itzá, Teotihuacan, Monte Albán, Tikal, Palenque, entre otros. Y el estar enfrente de un portal vagamente tallado en la roca, con una especie de entrada en el centro de su parte baja no era nada impresionante.

Hombre de cuarenta y cinco años, él se encuentra jubilado por una discapacidad en la rodilla provocada por un accidente laboral, y que le causa cierto grado de dolor.

~ De haber sabido que había que caminar mucho para ver solo esto, mejor me hubiera quedado en el camión.

Pensaba, mientras que su grupo de amigos no dejaban de tomar fotos y comentar sobre las leyendas de aquel mítico y extraño lugar.

Mientras sus amigos se distraían con el guía local, Christopher aprovechó para revisar las notificaciones de su teléfono celular.

~ Que bien, ya está disponible la última actualización de Adventure Crisium Plus (M.M.O.R.P.G. para móviles)

Murmuró al tiempo que abría la aplicación para iniciar la descarga.

~ ¿Qué? no hay Internet en este lugar.

Exclamó al darse cuenta de que se encontraba lejos de las zonas urbanas.

~ ¿Que ocurre Christopher?

Fue la pregunta de uno de sus compañeros al verlo algo afligido.

~ Que no tengo señal en el teléfono para poder actualizar mi juego.

~ ¿Es en serio?

Exclamó su amigo al notar que solo se trataba de algo sin importancia.

~ Estamos frente al famoso portal de Aramu Muru y tú sólo estás preocupado por un simple juego.

Le regañaba mientras movía la cabeza en señal de negación.

~ Lo dices porque no lo has jugado, además para ver esta cosa mejor me pongo a jugar.

Le contestó mientras alzaba el teléfono hacia el cielo como invocando a los dioses del lugar para encontrar señal de internet.

Su compañero mejor lo ignora y se dirigió al resto de los excursionistas que aun seguían rodeando al guía, y le realizaban todo tipo de preguntas y comentarios.

Christopher continuó su búsqueda de un lugar donde obtener alguna señal de Internet y sin darse cuenta, poco a poco se fue acercando al portal.

Estando a solo un par de metros de la pared de piedra el teléfono empezó a detectar la señal de servicio.

Sintiéndose motivado, continuó acercando su teléfono a donde la señal aumentaba de intensidad hasta llegar al centro del portal.

Se paró dentro de la puerta excavada en la roca, y sin darse cuenta colocó el teléfono en el pequeño orificio ubicado dentro de ella.

~ ¡Que bien, aquí hay buena recepción!

Exclamó para sí.

~ Ahora sí, a iniciar la actualización.

Fue en ese momento, y justo cuando su teléfono marcó las cuatro de la tarde, que una extraña luz iluminó aquella cavidad dejándolo por unos segundos deslumbrado.

Christopher solo alcanzo a cerrar los ojos cuando aquel resplandor lo cubrió por completo.