Chapter 3 - La Llegada

23 de Sextilis del Año 453 Tercera Era

Afueras de la Aldea de Nymede, Reino Sacro de Dollond

 

Unas voces extrañas se empezaron a escuchar a lo lejos, o al menos así pensaba Dasha; ella se sentía cansada, sin fuerzas.

~ Déjenme dormir, aun es muy temprano.

Aquellas voces cada vez se oían más cerca, pero el idioma que alcanzaba a oír no era en nada parecido a su natal ruso.

~ Le puella est mortut

~ ¿Quién prendió la televisión tan temprano para ver programas extranjeros?

Pensaba ella mientras trataba de ignorar aquellas voces.

~ No debí desvelarme tanto anoche.

Al empezar a recordar lo ocurrido aquella noche, el miedo la empezó a invadir.

Las imágenes de Max atacándola con la botella, el golpe en la cabeza, caer a la orilla del río Kliazma. Inmediatamente abrió los ojos completamente espantada, y lo primero que vio fue a una mujer que empezó a gritar como loca.

~ Le puella estout mortut, le puella et malefise.

Vociferaba mientras salía corriendo de aquella extraña habitación.

Dasha no entendía nada de lo que ocurría y al tratar de hablar se dio cuenta que no podía articular palabras y solo movía la boca sin lograr emitir algún sonido.

~ Le puella est malefise, et non filias mea.

Exclamaba un hombre con voz grave mientras la apuntaba con un dedo.

~ Tace tace, Quaeso et filias tua, le puella et tua.

Empezó a hablar una mujer que se encontraba junto a Dasha.

En ese momento ella se percató de lo que estaba sucediendo; la mujer que acababa de hablar la estaba sosteniendo en sus brazos, y ella solo era una bebé.

~ ¿Qué es lo que esta pasando, porque soy una bebé de nuevo?

Trató de entender su situación, pero la desesperación fue tal, que sin poder contenerse, empezó a llorar.

~ ¿Qué esta pasando? que alguien me despierte de esta pesadilla.

La mujer la abrazó tiernamente mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

~ Leniert filas mea, momi et custodialt, mea bela filias.

Aquel sujeto, que había gritado momentos antes se retiró de la habitación.

Poco a poco, Dasha se fue tranquilizando.

No tenía la menor duda, había muerto en el río esa noche y ahora, acababa de volver a nacer.

Momentos después, aquel hombre regresó a la habitación, y de una patada arrojó una silla que ahí se encontraba, mientras seguía vociferando y señalando con sus dedos a Dasha.

Dasha no necesitaba saber el idioma para entender que algo malo acababa de pasar, y todo parecía indicar que, era ella la culpable de aquella situación.

~ Que suerte la mía, acabo de volver a nacer, y parece que mi nueva vida empieza con el pie izquierdo.

Dasha trataba de mantenerse serena ante aquella situación.

El hombre escupió hacia el piso en señal de desprecio, para salir nuevamente de la habitación.

La mujer que al parecer era la nueva madre de Dasha, se limpió las lágrimas que cubrían su rostro, cansado por el parto.

Tiernamente, empezó a acurrucar a Dasha entre sus brazos, y lentamente la acercó a su pecho.

Ella seguía los movimientos de aquella mujer con la mirada.

Entre cerrando los ojos, la mujer empezó a cantar una especie de canción de cuna.

Su dulce y delicada voz, hacían parecer que lo ocurrido momentos antes, hubiera sido solo una extraña pesadilla.

Poco a poco Dasha empezó a quedarse dormida.

~ Mea bela filias.

Fue lo último que alcanzó a escuchar Dasha.

 

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Territorio fronterizo de la región de Lacroist, Reino de Diophants

 

Christopher parpadea constantemente, mientas trata de recuperar la visión.

~ ¿Pero que madres fue eso?

Poco a poco su vista se fue adaptando a la luz.

La sorpresa fue tal que casi pierde el equilibrio, cuando se pudo percatar que ya no se encontraba en Aramu Muru.

Una gran planicie se extiende a su alrededor hasta donde la vista alcanzaba.

Arboles de tamaño regular salpican el terreno, y los matorrales no alcanzan el medio metro de altura en algunos puntos.

La tierra estaba cubierta de un pasto seco y amarillento, señales inequívocas de la falta de lluvias.

Christopher sintió como la desesperación lo invadía de inmediato, y el temor a encontrarse completamente perdido lo envolvió, mientras su respiración se aceleraba.

~ ¿Qué es esto?

Empezó a hablar en voz alta, tratando de calmar su desesperación de algún modo.

~ ¿En donde estoy, donde están todos?

Al observarse las manos el sobresalto fue aún mayor.

~ ¡Eh!, pero ¿qué es esto? ¿Qué está pasando?

Gritó, mientras se empezó a observarse el resto del cuerpo.

Traía puesta una especie de guantes con mangas, fabricadas en un cuero de color café oscuro, y sobre estas una especie de protección para el antebrazo.

Por inercia, estiró sus brazos hacia adelante, mientras comprobaba que ya no portaba la vestimenta que traía puesta en la mañana.

~ ¡No mames!

Traía puesta una especie de armadura de cuero muy grueso, así como un par de musleras y un par de espinilleras del mismo material, sus hombros estaban también protegidos con hombreras.

Pero lo que más llamó su atención, fueron las extrañas espadas cortas que portaba en cada uno de sus costados.

Medían un poco menos de medio metro, la hoja cubría un lado de la empuñadura y terminaba en punta como una daga.

~ ¿Qué demonios está pasando?

Exclamaba mientras respiraba cada vez más rápido.

Poco a poco trató de calmarse, para poder pensar con mayor claridad.

~ Tranquilo compañero, tranquilo.

Se decía a sí mismo, pero en voz alta, como si tratara de apoyarse en su propia voz.

~ Respira tranquilo, y trata de calmarte.

Cerró sus ojos para empezar a controlar su agitada respiración, y una vez logrado volvió a abrirlos, pero esta vez sintiéndose un poco más calmado.

~ Muy bien, tranquilo compañero, vamos a ver dónde madres me encuentro primero.

Empezó a buscar a su alrededor algún indicio que le indicara su ubicación, pero no veía nada a la distancia.

El cielo libre de nubes permitía que la luz del sol iluminara todo el paisaje.

Y sin importar hacia donde observara, no encontraba indicios de actividad humana.

~ Bueno, ¡parece que ya no estamos en Kansas; Toto!

Exclamó mientras sonreía para sí, al recordar la frase que dice Dorothy, en la novela de "El Mago de Oz".

Por un momento, empezó a observar el suelo bajo sus pies, por si lograba encontrar algún camino amarillo que lo conduzca a la ciudad Esmeralda.

Más lo que si pudo observar, era que, en algunas partes, la vegetación se encontraba recientemente quemada, incluso algunas zonas aun desprendían un leve humo casi imperceptible.

~ ¡Vaya, esto sí es extraño!

Exclamó al notar que las partes quemadas formaban una especie de dibujo, de casi dos metros de diámetro.

Y él se encontraba justamente en medio.

~ ¿Brujería?

Pensó, pero inmediatamente descartó la idea.

~Bueno, vamos a hacer memoria; yo estaba en Aramu Muru o como se llame ese lugar, y recuerdo que estaba buscando señal para mi teléfono, un momento, ¿y mi teléfono?

Exclamó al percatarse que su móvil había desaparecido.

Empezó a buscarlo entre el pasto, pero no se veía por ningún lado.

Procedió a revisarse el pantalón, para sentir si se encontraba dentro de uno de los bolsillos.

Nuevamente otra sorpresa, el pantalón no era el que el traía puesto.

Este es de un diseño tipo táctico, con múltiples compartimentos y de un color parecido al del resto de la armadura; era más bien, un pantalón militar.

~ ¡Vaya! esto se pone cada vez más raro.

Siguió buscando y notó que, sujetado al cinturón del pantalón, portaba una pequeña maleta también de cuero.

Era muy parecida a las que aparecen en las novelas medievales, casi parecida a una cangurera de tamaño promedio, pero de forma rectangular. Una pequeña alforja.

~ ¿Qué traigo aquí? ¿Herramientas?

Se preguntó, mientras procedía a meter la mano para revisar su interior.

En ese momento, justo frente a su visión, se apareció una lista de objetos guardados, tal y como aparecía en el videojuego de su Móvil.

Producto de la sorpresa que se llevó, al ver su vista afectada por aquel extraño fenómeno, retiró por inercia la mano de la alforja, y en ese momento la lista desaparecía de su vista.

~ Pero… ¿qué demonios fue eso?

Giró su cabeza buscando aquello que observó, y no se veía por ningún lado.

Se preguntó mientras trataba de entender lo sucedido.

~ Bueno, lo único que hice fue revisar el pantalón.

Murmuraba mientras repetía los movimientos realizados con anterioridad.

~ Después, metí la mano en esta cosa…

Al momento que nuevamente metió la mano en la alforja, la extraña lista volvía a aparecer en su campo de visión.

~ ¡Carajo! ¿Y esto que es?

Con más tranquilidad se puso a observar la lista que ante sus ojos se desplegaba.

~ Parece un menú con la lista de los artículos o ítems, como el del juego de Adventure, solo que un poco más diferente; Mmmm...

Poco a poco empezó a leer la extraña lista.

~ Parece que tengo muchas cosas guardadas, pero no creo que eso sea posible, claramente se nota que muchos de estos artículos son mucho más grandes que esta pequeña alforja.

Mientras observaba la lista de elementos, no dejaba de asombrarse por ciertos artículos de origen bélico.

~ Espada del Guerrero Legendario, Dagas de Asesino Novato, Carjat de Flechas Negras... ¿Rifle de asalto M16A1?

Estuvo tentado a sacar aquella arma con la intención de solo poder verla, pero se contuvo.

~ Mmmm... Muy tentadora la oferta, pero no sé dónde estoy, y no creo que sea buena idea andar paseando con un arma de tal calibre.

Prosiguió con la lectura de los artículos de la lista.

~ ¿Minas M18 Claymore? ¿Granadas M67 de fragmentación? ¿Pistola Beretta 92A1 9mm?

En ese instante se dio cuenta que está observando la lista de elementos con las que su Avatar en el juego de Adventure contaba antes de la actualización.

~ ¿Será posible que estoy dentro del juego?

Se preguntó para sí mismo.

~ No puede ser, en el juego no existe esta planicie, y por lo general los pastos siempre se ven verdes y...

Por un momento se quedó mirando al horizonte.

~ La verdad no tengo ni la más remota idea de donde diablos estoy o hacia donde ir.

Al tratar de ubicar los puntos cardinales se dio cuenta que en ese momento el sol se encontraba en su cenit, por lo que la sombra solo existía bajo de él.

~ Mmmm… lo mejor será buscar una sombra debajo de algún árbol y esperar un poco hasta que el sol cambie de posición para así ubicar el Norte.

Con paso tranquilo se dirigió al árbol más cercano que se ubicaba a unos cincuenta metros.

Mientras caminaba se dio cuenta de la nula presencia de fauna en la zona, no se escuchaba ave alguna, incluso el cielo carecía de ellas.

Tampoco logró observar algún animal terrestre, por pequeño que este fuera.

~ ¿O se están protegiendo del sol, o es que esta zona no tiene fauna?

Al llegar al árbol se dio cuenta de su tamaño, con una altura no mayor a cuatro metros, este no contaba con un solo tronco principal, ya que casi a ras del suelo este se dividía en dos partes iguales, mismas que se elevaban en direcciones opuestas formando una letra V un poco retorcida.

Las hojas eran largas de casi quince centímetros, pero solo unos tres de ancho, el color de estas era de un verde opaco y carecía de frutos.

~ Extraño árbol, al menos da una buena sombra.

Estaba tentado a sentarse en el suelo, pero mejor optó por seguir parado, ya que, aunque no se observaba algún animal a la redonda, no podía ignorar que tal vez los insectos en el suelo si estuvieran presentes.

Mientras esperaba a que pasara cierto tiempo para tratar de ubicar los puntos cardinales, Christopher continuó revisando la lista de objetos que tenía a su disposición.

~Vamos a ver que tenemos aquí... Aparte de las armas tengo botellas de agua… ¿latas de refresco? que bien.

Al seleccionar con la vista la opción sintió en su mano un cuerpo cilíndrico, al sacarlo de la alforja vio con asombro que efectivamente había extraído una lata de refresco de Cola.

~ Esto sí que es muy bueno, pero... no está fría, y así no sabe muy bien.

Al tratar de regresar la lata a la alforja, se dio cuenta que ya no desaparecía dentro de ella.

No se volvía a contar en la lista de artículos, al contrario, seguía físicamente dentro de la alforja.

~ Justo lo que pensé, una vez que extraiga algo de aquí, ya no se podrá regresarse al mismo lugar, deberé tener cuidado con lo que saque, en especial si son cosas pesadas.

Continúo revisando la lista y notó que contaba con sesenta nichos o artículos; aunque los considerables consumibles como son los refrescos, cargadores de municiones, alimentos, botiquín de primeros auxilios, pociones de recuperación entre otros; marcaba noventa y nueve existencias.

~ Nada mal, es como si fuera una especie de almacenamiento mágico que solo permite sacar cosas de él, aunque no veo un solo mapa para saber en dónde diablos me encuentro.

Al rascarse la cabeza, notó que su cabello era mucho más largo de lo que en realidad lo traía normalmente,

Al observarlo detenidamente se percató que este tiene un color gris, cuando en realidad su pelo es negro con algunas canas.

Buscando algo que le sirviera como espejo, sacó una de las espadas cortas y al ver su reflejo quedó atónito.

No era su imagen la que él observaba, si no el del avatar que utilizaba en Adventure.

~ Pero ¿qué pasó? ¿Acaso si estoy encerrado en el juego?

El pelo mostraba un gris muy claro, sus ojos estaban ocultos con unas gafas oscuras.

Pero al quitárselas pudo observar cómo el iris de sus ojos era de un color rojo brillante.

~ Parecen dos brazas ardientes.

Trató de recordar todos los escenarios que contaba el juego, pero ninguno se semejaba al que él observaba; era prácticamente, como si estuviera en otro tipo de juego o escenario.

Por un momento se atemorizó al recordar que en el juego constantemente había monstruos atacando a los jugadores.

~ ¡Mierda!

Pero al ver que realmente se encontraba solo en ese lugar se volvía a calmar.

~ ¡Un momento, el cristal de retorno!

Exclamó mientras volvía a revisar la lista de objetos.

~ Si estoy en el juego, el cristal de retorno me llevará a la ciudad más cercana.

Pero después de revisar la lista varias veces, el tan apreciado objeto no apareció.

~ Pues parece que mi cristal no está aquí.

Después de pensar un poco en la situación, se situó nuevamente bajo el sol para ver si ya podía reflejar alguna sombra.

~ ¿Qué raro?, a pesar de ser un día soleado, no siento un calor sofocante, pero, en fin, a ver sombra mía ¿dónde estás?

Una vez que ubicó hacia donde se desplazaba su sombra, empezó a calcular la ubicación del norte.

~ Si mi sombra está a la derecha, eso quiere decir que el sol se mueve hacia mi izquierda, por lo tanto, ahí está el Oeste, entonces a la derecha tengo el Este y frente de mí está el Norte, ahora bien... ¿Para dónde me dirijo?

Después de varios minutos pensando en que dirección ir, decidió jugarlo a la suerte.

~ ¿A la derecha, o a la izquierda?

No tomó en cuenta el Sur ya que en esa dirección se encontraba el árbol donde estaba esperando a que apareciera la sombra, y el Norte tampoco lo tomó en cuenta por ser el lugar donde apareció en un principio.

~ ¡Que una moneda lo decida!

Exclamó y empezó a buscarse en sus bolsas, pero no encontró nada, así que procedió a buscar en su lista de objetos; y al seleccionar una bolsa de dinero esta le indicó la cantidad guardada en ella.

~ ¡Dos millones trescientos cuarenta y dos mil setecientos ochenta y dos monedas de oro!

Exclamó con asombro.

Por un momento se alegró, pero después se acordó que en el juego los artículos más baratos solían costar varios miles de monedas, así que el hecho de tener más de dos millones de ellas no le aseguraba una vida llena de comodidades.

~ Bueno sacaré solo una moneda que es lo que necesito.

Al sacarla de la alforja no pudo evitar quedar maravillado por la belleza de esta. Con unos tres centímetros de diámetro, y un peso aproximado de casi cinco gramos, se notaba que era oro de al menos veintidós quilates.

De un lado se veía un escudo heráldico de un Dragón alado, emblema del juego de Adventure; mientras que del otro lado se apreciaba una serie de símbolos tipo rúnico, parecido a los que usaban los vikingos.

~ Guau! que bien se ve, hasta me está dando pena tener que tirarla al piso y jugar con ella, pero, en fin, dragón voy a la derecha, garabatos a la izquierda

Lanzó la moneda al aire y dejó que esta cayera en el suelo.

~ Garabatos, así que me voy a la Izquierda.

Afirmó mientras volvía a recoger la moneda y la guardaba de manera instintiva en la bolsa derecha del pantalón y empezaba a caminar.

Conforme avanzaba por aquel paraje, poco a poco fue observando ciertas características que hacían notar la presencia de humanos en la zona:

Algunos árboles estaban ubicados de tal forma que formaban una línea recta, como si marcaran los límites de alguna propiedad.

Restos de lo que parecían ser muros pequeños para limitar ciertas áreas; surcos en la tierra como los que se realizan antes de la siembra de semillas.

Aunque daban la impresión de que habían sido abandonados hace ya algún tiempo.

Así mismo la tierra al estar desprotegida de vegetación en algunos puntos se mostraba seca y yerma.

~ Este paraje me recuerda a los terrenos que sirven de potreros (Lugar donde pastorean al ganado) y que durante la temporada de sequía adquieren estas características.

Después de casi una hora de estar caminando, la presencia en la lejanía de una pequeña construcción, parecida a una cabaña de piedras le dio esperanzas de encontrar a alguien.

Mientras se acercaba a la construcción, unas pequeñas aves aparecieron en el cielo, de color marrón, haciendo un sonido parecido al graznido de un cuervo.

~ Al menos si hay vida en este lugar.

Una especie de muro limítrofe de menos de medio metro y construido en piedra, rodeaba la estructura principal.

~ No creo que este muro sirva de mucho contra ladrones.

~ ¿Hay alguien en casa?

Gritó con fuerza sin traspasar el pequeño muro.

Silencio.

~ Buenas tardes, llegó el cobrador de Coppel.

Gritó nuevamente, pero esta vez en tono burlón y haciendo referencia a una conocida tienda mexicana, caracterizada por vender todos sus productos a plazos.

Nuevamente el silencio fue su única respuesta.

Al observar la construcción con mayor detenimiento, se percató de la ausencia de una puerta en la entrada, y en vez de eso, una especie de tela gruesa y rota ocupaba su lugar. Del mismo modo la única ventana que se observaba también está protegida con un trozo de tela un poco más delgada, que se mecía lentamente con el viento.

~ Esto me da mala espina

Se dijo a sí mismo mientras hacía una mueca de desagrado.

Siempre observando a su alrededor, cruzó el muro que servía de límite y empezó a avanzar hacia aquella construcción.

~Hola, hola.

Volvió a gritar para evitar llevarse alguna sorpresa desagradable.

Al notar que todo seguía en silencio, con la mano izquierda movió lentamente la tela que servía de puerta, mientras que con la otra mano agarraba firmemente una de las espadas cortas.

Una fina cortina de polvo y arena empezó a caer mientras apartaba la tela de la entrada.

~ Mmmm… parece que la higiene brilla por su ausencia en este lugar.

Tras apartar lo más que pudo la tela de la entrada, procedió a entrar con cautela.

Dentro de la construcción, un par de haces de luz que entraban por el techo semiderruido, iluminaban una de las paredes, lo que le permitía observar con mayor facilidad el interior.

Se notaba la casi ausencia de muebles, solo un par de sillas volcadas y rotas, una mesa de forma cuadrada, restos de ollas o jarras de barro rotas, y algunos utensilios de madera.

~ Parece que llegué tarde a la fiesta.

Al fondo de la habitación se encontraba otra entrada, aunque la tela que fungía como puerta se encontraba colgando de uno solo de los extremos de esta.

Tras suspirar con resignación se dirigió a la siguiente habitación.

~ Veamos que hay en la catafixia número dos.

Se dijo, haciendo alusión a un antiguo programa de concursos dominical de la Ciudad de México.

Al entrar no pudo evitar soltar una exclamación de asombro y susto.

~ ¡Ay cabrón!

En una especie de camastro de madera, un esqueleto yacía en él, al parecer, era de una mujer por su largo cabello.

Tras reponerse de la impresión, Christopher procedió a revisar el resto de la habitación.

Esta era más pequeña que la anterior, también carecía de mobiliario, solo la cama y una especie de cunero de madera.

Christopher, al darse cuenta de su presencia, rápidamente se empezó a fijar en los restos que yacían en el camastro.

Casi no se lograba notar, pero en la parte del pecho se alcanzaba a apreciar los pequeños huesos de lo que en vida parecía un bebé.

Tras unos momentos, salió de la casa con la cabeza llena de hipótesis sobre el triste final de aquella familia.

~ Todo parece indicar que fue obra de bandidos o de algún marido celoso… pero lo mejor será irme con cuidado.

Mientras recorría los alrededores del lugar se topó con una especie de camino de piedra casi oculto por la tierra.

~ Mmmm… parece que ya encontré el camino amarillo.

Estaba a punto de partir cuando la imagen de la madre y del bebé, ocuparon su mente.

La idea de dejarlos así, sin una sepultura digna por un momento lo detuvo, pero si empezaba con la tarea de sepultarlos, sería muy probable que la noche lo alcanzara.

Y dormir donde habían ocurrido dos muertes tampoco eran muy de su agrado.

Solamente dirigió su mirada a aquella casa y con la mano derecha trazó una cruz en el aire mientras repetía:

~ In Nomine Patris, Et Filii, Et Spiritus Sancti, Amen. Que Dios los tenga en su santa gloria.

Y así, empezó a recorrer aquel camino de piedra.

Tras varios minutos de estar andando por el camino, la mente de Christopher no dejaba de pensar en aquella familia. Irónicamente sus conclusiones las decía en voz baja, prácticamente hablaba solo.

~ Es obvio que no murieron por causas naturales, y no creo que hayan sido atacados por algún animal, porque los huesos no se encuentran esparcidos por todo el lugar.

De momento detuvo su andar, trató de imaginar cómo pudo haber sido el desenlace de aquella familia, y llegó a una conclusión.

~ En tal caso es obvio que podría yo mismo ser víctima de algún ataque, ya sea para intentar robarme, o por confundirme con algún enemigo… lo peor del caso es que, aunque tengo estas espadas mis conocimientos de esgrima son casi nulos.

Luego recordó las armas modernas con las que contaba en su alforja.

~ Podría tener a la mano alguna pistola, pero... creo que lo mejor será practicar un poco el uso de estas cosas, si noto que soy malo usándolas, entonces portaré una de las armas de fuego.

Se apartó del camino y se dirigió al árbol más cercano, y desenfundó una de las espadas para ponerse a practicar.

Al observarlas con mayor detenimiento, se dio cuenta que en realidad serían como unas dagas, pero más largas y extrañas, así mismo pudo observar su delicada hechura, la hoja brillaba como la plata pulida, y en su empuñadura, esta parecía estar hecha de bronce con cuero en la parte donde va la mano.

La forma también era extraña, no seguía un patrón recto, si no que se encontraba desviada hacia adentro unos quince grados en su parte alta.

Al sostenerla se dio cuenta que se usaba con la parte más larga de la hoja hacia abajo.

~ Mmmm… Lo cierto es que, en el videojuego, mi avatar usaba las dos armas con los filos hacia abajo, ya que mi personaje es el de un asesino.

La idea de usar las espadas de esa forma no le agradó, pues para poder impactar a un oponente, tendría que ubicarse muy cerca del mismo, lo que anula la existencia de una distancia segura en caso de una pelea.

~ Esto ya no me está gustando nada.

Sin más remedio, agarró ambas espadas y de la misma forma que su avatar las portaba en posición de guardia, empezó a imitar los movimientos.

Tras intentar practicar por varios minutos y darse cuenta de que casi se corta las manos en varias oportunidades, desistió de seguir practicando con las espadas invertidas.

~ Pues me doy cuenta de que como asesino me muero de hambre.

Así que empezó a practicar con las espadas con el filo por arriba, y su técnica era un poco mejor, pero seguía siendo un novato.

El Sol ya llevaba recorrido tres cuartas partes del firmamento, a lo que ya quedaban pocas horas de luz natural.

~ Todo parece que sí estoy completamente solo por el momento… lo mejor será pasar la noche debajo de uno de estos árboles.

Después de buscar un árbol que le inspirara confianza, empezó a buscar leña en las cercanías, así como algunas piedras para construir una fogata.

Cortando una rama llena de hojas de aquel árbol, procedió a limpiar el área; la idea de que hubiera insectos no le agradaba mucho, en especial de que desde niño siempre fue propenso a ser picado por insectos.

Al terminar de armar su campamento se percató de un pequeño detalle, no contaba con alguna forma de encender la fogata.

~ ¡Me lleva la que me trajo! ¿Cómo demonios voy a prender esta cosa?

Por más que revisó la lista de arriba a abajo, no encontró algo parecido a unos cerillos, encendedores o antorchas.

~ Pues tendré que encender esto al estilo antiguo.

Murmuró mientras buscaba pasto muy seco, así como hojas y dos pequeños trozos de leña.

~ Veamos si me han servido de algo, ver todos esos programas de supervivencia que veía por televisión.

Cortó con ayuda de una de sus dagas, una ranura lineal en un trozo de leña que serviría de base para hacer encender la fogata, después tomó otro trozo de leña para que pudiera deslizarse por la ranura.

Finalmente colocó el pasto seco en forma de bola en uno de los extremos de la ranura y en donde la fricción de ambos maderos iniciaría la ignición de este.

Después de varios minutos, no lograba siquiera un poco de humo.

~ ¡Me lleva el diablo con todo y zapatos! ¡En la televisión te lo hacen parecer muy fácil!

Exclamaba con cierto coraje.

Fue tanta su desesperación que empezó a aplicar más fuerza, justo en el momento que empezó a salir un poco de humo, el tronco se partió en dos.

~ ¡Hijo de su...!

Empezó a maldecir mientras aventaba los troncos y se levantaba del suelo.

Tratando de desahogar su frustración, asestó un fuerte golpe al tronco del árbol donde se había instalado.

El tronco se logró quebrar casi a la mitad producto del fuerte impacto, al mismo tiempo que Christopher se sorprendía por el daño que había causado a este.

~ ¡Ay cabrón!

Al tratar de acercarse para observar más a detalle, se escuchó un crujido seguido de otros más y el árbol inició su descenso en dirección hacia donde él se encontraba.

Apenas pudo evitar que le cayera encima, aunque su precario campamento ahora yacía bajo las ramas de este.

Después de varios minutos de estar observando atónito lo que ocurrió, Christopher empezó a observarse las manos tratando de entender lo que estaba pasando.

En su mente repasaba todo lo ocurrido, donde estaba, la luz en Aramu Muru, la vestimenta extraña, así como su silueta idéntica al avatar del videojuego.

~ ¿Será posible que estoy en el cuerpo de mi avatar?

Christopher observó a su alrededor, buscando una pista que le pudiera decir lo que estaba pasando; después se observó nuevamente las manos.

~ En el videojuego, mi personaje había alcanzado el nivel máximo, además de que los puntos de habilidad que ganaba los aplicaba en mayor defensa, resistencia y agilidad… El nivel de fuerza era proporcional al nivel obtenido, además de que la clase de mi avatar es Asesino, y no son muy fuertes que digamos; aunque no sé cómo se aplique aquí-

Christopher empezó a recordar que él era un jugador solitario, que casi siempre se enfrentaba a los enemigos en primera línea, a pesar de que la clase su "Asesino", es solo de apoyo y para ataques furtivos.

~ ¿Será posible que sea tan fuerte como mi avatar?

Y recordando los cadáveres que había visto con anterioridad se empezó a preguntar.

~ ¿Que tan fuertes serán los enemigos en estas tierras, y que tipos de peligro me tendré que enfrentar?

Estaba su mente pensando en todas las posibilidades, cuando se dio cuenta que seguía sin fogata y la noche no tardaría en cubrir con su manto negro toda la tierra visible.

Nuevamente se puso a la tarea de construir otro campamento cerca.

Casi con la noche encima, y repitiendo la técnica de encender una fogata por medio de la fricción de dos troncos secos, logró al fin que unas brasas se hicieran presentes en el tronco que estaba friccionando.

Christopher le colocó la nueva bola de pasto seco a aquellas brazas, y lo empezó a soplar con cuidado para hacerlo encender.

Una llama amarilla brotó de la bola de pasto, y con el rostro invadido de alegría la colocó en donde estaban los troncos de su fogata; cuando esta empezó a arder, no pudo evitar saltar de alegría.

~ Así se hace... soy el dios del fuego, mírenlo, mírenlo

Empezó a gritar mientras observaba a todos lados buscando a alguien con quien festejar su logro.

~ ¿Viste eso Wilson, lo viste? Si el viejo Tom pudo, yo también podía hacerlo.

Gritaba mientras hacía alusión a una película protagonizada por el Actor Tom Hans.

Conforme pasaba el tiempo, la euforia de momento empezó a decaer, a tal grado que terminó sentado en una piedra mirando de forma hipnótica las llamas que salían de la fogata.

~ Nada de esto tiene sentido

Pensaba en voz baja.

~ Es como si estuviera dentro de un videojuego, pero al mismo tiempo hay muchas cosas que no son propias del mismo, no se podían derribar los árboles o afectar la vegetación circundante, tampoco se podían encender fogatas; sin embargo, el almacenamiento mágico, así como la fuerza fuera de lo habitual tampoco resulta muy natural, incluso nunca vi que hubiera periodos de día y noche, siempre fue de día.

Al observar el cielo estrellado por primera vez, se quedó maravillado por la gran cantidad de estrellas que se podían observar.

~ ¿En dónde estará la luna?

Se preguntó mientras se ponía de pie para poder encontrarla con facilidad.

Al Este de su posición, una luna blanca de gran tamaño se alzaba majestuosa entre las estrellas, pero justamente atrás de ella, una segunda luna, con un diámetro casi 4 veces menor aparecía detrás de ella.

~ ¡No me jodas, dos lunas!

Exclamó con fuerza.

Ahora si no cabía la menor duda, no estaba en la tierra, estaba en otro planeta.

~ La puerta de Aramu Muru, había escuchado que según era una puerta dimensional, pero... ¿cómo se abrió el portal? no creo haber sido el único tarado que colocó su teléfono en ese lugar, Algo más tuvo que pasar para poder activarla.

Su mente repasaba una y otra vez todo lo que hizo desde que se paró frente al portal y nada le indicaba que era lo que había ocurrido. Así que se dio por vencido y poco a poco el sueño lo fue venciendo hasta quedar profundamente dormido.