Las memorias perdidas de aquel que no debió sufrir permanecían en el olvido y lo único que pasaba por su cabeza era el día en el que él y Gerald habían peleado contra la bestia, el resto solo eran vagas nociones de vivencias que se proyectaban cada cierto tiempo como deja vus, pero esto lo ayudo a tener una idea más certera de que hacer para llegar más rápido hacia aquello que había olvidado.
–Me duelen los brazos –sin camisa y con los brazos rendidos estaba de pie en medio de un campo rodeado de árboles verdes y frondosos cuyas hojas brillaban ante el intenso sol que hacía.
–¿Estás seguro de que hacías esto? –Estaba Paulette sentada en la superficie viendo como Spring se mataba entrenando. Pero al mismo tiempo disfrutaba de la cálida brisa que recorría desde los arboles
–Pues no lo sé... tú me dijiste que el símbolo que se manifestó en mi mano siempre se utiliza en un arte de sello– Se recostó en el pasto a descansar y observó su palma derecha.
–¡Es que eso dice mi libro de sellos! Es arte básico –tomó el libro desde la parte de atrás, lo abrió en una página especifica y señaló bruscamente.
–Como sea, durante estas tres semanas me ha ayudado mucho a recordar, aunque sea mínimo, siento familiaridad con lo que hago y eso es bueno... Supongo.
–Es que realmente eres demasiado bueno haciendo sellos –miró con atención la mano de Spring y pudo notar como poseía algunas cicatrices probablemente causadas por el uso de esta.
–Pero ya que... No es la gran cosa.
–¿¿Estás loco?? ¡Deberías venir conmigo a la academia elemental! Tienes un potencial increíble, sin contar que derrotaste a una Bestia del Zodiaco –agarró la mano de Spring y lo miró fijamente– Si a esta edad puedes lograr esto ¡No puedo esperar a ver en que te convertirás!
Temprano por la mañana, cuando apenas entraba la luz del día por las ventanas, todos los presentes fueron convocados al gran estudio de invención del Padre de Estela en donde se encontraba Gerald frente a un Gran mapa del Reino del viento. Los niños que caminaban con sus ojitos entrecerrados llegaron con confusión al lugar y Estela bastante confundida, miró con mucha preocupación la mirada desgastada de su esposo.
–Ahora que estamos reunidos aquí todos los involucrados, es momento de hablar -tomó un marcador rojo y encerró uno de los países del sur– Nosotros estamos aquí, en el país de Cane y tenemos que movernos hacia aquí –Trazó una enorme línea diagonal hasta uno de los países fronterizos del norte.
–No entiendo ¿Qué es esto? –preguntó Estela con duda e incertidumbre.
–Este, es el único lugar en donde podrán salvar a esa niña, de la Bestia del Zodiaco.
THE ADVENTURE OF SPRING
Capítulo 6: Camino a la salvación
Jennifer se acercó lentamente al mapa con una mirada de inquietud.
–Este es el lugar... –susurró y arrastró sus dedos en el papel tratando de alcanzar el lugar.
Al instante, Jennifer agarró el peluche de Erizo que siempre llevaba consigo y abrió el cierre de su espalda, sacando una hoja de papel doblado para llevársela a Gerald, quien con mucho recelo la agarró.
"A quien esté leyendo esto, por favor guarda discreción y presta atención. No sé qué pasó conmigo hasta este punto, pero preparé a ambos para este momento. Una persona mala, experimentó con mi hija, y ahora representa un peligro no solo para ella si no para todo el Reino. Como no podré ser yo, necesito que aquel que tenga en sus manos esta carta, los lleve hacia Kuraudo, antes de que ese poder caiga en manos equivocadas. Bartolomeo es la Clave, el sabrá que hacer, cuento contigo."
Desconcertado, solo bajó la hoja de papel y no hizo movimiento alguno... ¿Que tenía que ver aquel demonio de los cuernos desiguales con estos niños? y ¿Por qué el lugar que significaría su perdición sería el mismo que su salvación?
–¿Qué decía esa nota señor? –Spring se acercó y estiró la mirada hacia el papel, pero Gerald rápidamente lo guardó.
–Nada importante... –tosió y volteó la mirada hacia un lado antes de levantarse y dirigirse hacia la puerta– Será mejor que hoy se alisten ustedes dos, por que mañana temprano partiremos hacia Kuraudo.
Todos en la sala se quedaron fríos y Gerald con una mirada extremadamente concentrada y estresada abandonó el estudio. La silueta del demonio invadía su mente por cada paso que daba fuera de la habitación mientras que, en un eco, su voz se mezclaba con la del hombre, sin permitirle pensar con claridad.
Fue un día agotador para él tanto física como emocionalmente, pese a que su esposa sentía una preocupación que apretaba su pecho, Gerald no le contó la verdad, prefirió no preocuparla y llevar a cabo el recado para mantener a salvo a su hija y al llegar la noche, en el momento en el que concilió el sueño, su presencia se manifestó nuevamente en el vacío de la nada.
–Te ves terrible, viejo leñador –la sombra se acercó hacía él y Gerald solo mantuvo la mirada baja con la postura un tanto encorvada.
–Haré lo que me pides, pero por favor deja a mi familia en paz...
–Esa es la garantía, Gerald Stronger, de esa forma no te vas a echar para atrás. Además, veo que se te quitó lo insolente al ver en el aprieto en el que estás.
El demonio se sentó frente a él y lo incitó a sentarse también.
–Ahora que aceptaste el trabajo, es momento de explicarte lo más importante del trato –Gerald se sentó y lo miró fijamente con coraje, pero aun así en el fondo sentía mucho miedo al pensar en cada segundo en lo que podría hacerle a su hija.
–Primero quiero saber... ¿Qué relación tienes con esos niños?
–Eso no lo necesitas saber, solo podría decirte... Que soy el autor intelectual de los hechos JA, JA, JA, JA, JAA
–Entonces por que no lo haces por ti mismo.
–Haces muchas preguntas y eres muy molesto –chasqueó los dedos y desde el suelo lo atrapó en la misma masa espesa de la otra vez, cubriendo la boca del hombre.
La radiación Z, es el componente más poderoso que existe en este planeta y solo se encuentra dentro de las Bestias del Zodiaco, pero para mala suerte del ser humano es imposible de usarlo sin otro medio que reduzca el poder orgánico del mismo, por eso, sin éxito durante siglos se ha experimentado la simbiosis entre humano y bestia, y hasta ahora, el contenedor de la Bestia al que tú llamas Jennifer es el único sujeto de prueba que ha sido compatible con la unión Zodiacal.
Con el chasquido de sus dedos Gerald fue liberado y cayó fuertemente al suelo, tosiendo y despegando los restos del fango que quedó adherido a su piel.
–Yo sé lo que representa la bestia del zodiaco, un amigo estaba obsesionada con ellas y manipulaba su energía ¿Para qué me dices todo esto?
–Por que llevar en tus manos la vida del poder más codiciado del reino entero no será nada fácil mi lampiño amigo –agarró con sus dedos la barbilla de Gerald y la observó, moviendo su cabeza hacia los lados- Deberías rasurarte, esos bellos dispersos te dan muy mal aspecto.
–¡YAA! ¡DEJA DE ESTAR JUGANDO! –bruscamente apartó la cara de las manos de la sombra y esta caminó dos pasos hacia atrás y le dio la espalda.
–Habrá muchos personajes que querrán quitarte al contenedor a como dé lugar, obviamente la necesitarán con vida al igual que yo, así que preocúpate por tu vida porque nadie dudará en matar a un don nadie con tal de obtener el poder ilimitado de un ser cósmico –volteó, se acercó a él y le extendió la mano– Entonces habiendo dicho esto, ¿Cerramos el trato? La vida de tu hija por la de una desconocida. Tu elijes.
–Mantén a mi familia a salvo y te daré lo que quieres –estrechó su mano– Mas te vale cumplir con tu palabra demonio infeliz.
–Si, curaré eternamente a tu hija, y, por cierto, no soy un demonio– chasqueó sus dedos– Soy algo muchísimo peor, un Black Soul.
Gerald despertó de su pesadilla. Aún era bastante temprano y el sol ni había salido, algo consternado limpió sus ojos y volteó hacia su esposa, quien aún dormía y acarició su cabello antes de levantarse y prepararse para su viaje. Vistió un abrigo marrón algo acolchado con una frondosa melena y de su boca salía aire caliente, o eso vio al mirarse en el espejo al notar como había envejecido, su mirada se veía triste y apagada, sin ningún motivo y ahora siendo una marioneta de algún tipo de demonio que jugaba con su familia.
Después de algunos días de arduo sol, la nieve decidió volver a dar la cara en el país de Cane y no fue nada clemente ya que cuando Gerald trató de abrir la puerta esta se atoró con un montón de nieve, haciendo que al lograr abrirla casi se fuera de cabeza contra el suelo, logrando mantenerse de pie por muy poco.
–Eso estuvo cerca –exclamó una voz y Gerald volteo mientras se mantenía parado con un solo pie y con los brazos extendidos hacia los lados.
Spring estaba viéndolo con confusión mientras agarraba las hombreras de una mochila azul con una estrella roja en el centro.
–Que horrible suéter ¿Acaso te lo dio mi suegro? –posó su otro pie contra el suelo y se estabilizó para disimuladamente fingir que nada pasó sacudiendo el polvo de su abrigo
–Eh sí, me gustó su estrella marrón en el centro, combina bien con el beige –estiraba la parte frontal del abrigo mientras lo describía con un brillo en sus ojos– Espere ¿Cómo lo sabe?
–Porque ese vejestorio era mío, lo usaba cuando tenía tu edad y no me preguntes, fue idea de Estela venir a dejar nuestra ropa vieja en casa de sus padres.
–Tiente buenos gustos señor Gerald –soltó una pequeña risita al darse palmadas en el pecho.
Luego de esa pequeña charla ambos caminaron hacia un mismo lugar, la parte trasera del carruaje, en donde guardarían todo lo necesario para sobrevivir en este viaje.
–Y... ¿Qué haces despierto tan temprano? Deberías dormir lo necesario, después de todo nos espera un largo viaje –Levantó una gran maleta verde que rebosaba de cosas, incluso al tirarla en el compartimento de leña unos de los cierres se abrieron y de él salió a la vista un montón de tasas de café y un termo– Mi suegra como siempre tan considerada enviándome por poco toda su casa en una mochila.
–La señora Irina es muy amable, ella me dio esta mochila –la levantó y colocó junto al otro equipaje– Incluso el señor Closh me dio un montón de aparatos que según él podrían servirme en algún momento.
–Bueno si quieres perder un brazo úsalos, mi suegro fracasa demasiado con sus experimentos extraños
Spring dejó la mochila, sacudió sus manos y caminó hacia el interior de la casa, pero antes de entrar exclamó:
–No creo que sus inventos sean malos, después de todo gracias a una prótesis abdominal que él creó para usted, sus heridas más críticas sanaron al instante –ese dato lo dejó bastante confundido.
Con el pasar de las horas, el momento de partir ya llegó, aquellos que no debieron sufrir ya estaban dentro del carruaje sacudiendo sus manos en forma de despedida desde la ventana.
–Que mal que no me pude despedir de la señorita Paulette, ella me ayudó mucho –cuando dijo eso a sus espaldas escuchó un estornudo y rápidamente respondió con un "Salud" hacia Jennifer, pero esta lo miró algo confundida.
Estela en el fondo no quería que su esposo viaje tan lejos, era un largo camino por recorrer, pero sabía que debía hacerlo ya que ella estaba convencida que él se veía a sí mismo en Spring y quería ayudarlos... Más alejada de la verdad.
Con lágrimas Gerald le dio un beso, acariciando lenta y delicadamente su mejilla, quería guardar ese beso, esa sensación y calidez para siempre, puesto que no sabía si la volvería a ver, pero tenía que lograrlo así le cueste la vida.
–Mis niños... –Gerald se agachó y les dio un fuerte abrazo revienta columnas– volveré pronto ¿Sí? Cuiden a su madre y diviértanse mucho, ahora que mi pequeña Irina esta sana, pueden hacer todo lo que alguna vez quisieron, los amo.
Besó la frente de ambos y se levantó, pero cuando estuvo a punto de irse, su hija se lanzó y lo abrazó.
"Te quiero papi"
Tragó su conmoción, acarició su cabeza y se fue, al final el muro de coraje se rompió y mientras caminaba hacia su vehículo, sus ojos derramaban tantas lagrimas como agua en una cascada y cuando se subió y tomó las riendas, vio como sus manos temblaban de una forma incontrolable.
«Todo va a salir bien, hazlo por ellos, hazlo por ellos.»
Azotó las riendas con gran fuerza y los caballos corrieron a gran velocidad por el camino, soltando una eufórica relinchada que resonó por toda la ciudad de Black Arce que era su punto de partida, la cruzada para salvar la vida de su hija había comenzado, un largo camino que representaría un gran peligro para él, pero para su retoño, era el camino a la salvación.
Capitulo 6 - FIN