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Chapter 11 - Capitulo 11: "El Relámpago verde"

"Espera... ¡No vayas tan rápido!"

Dos niños corrían a través de la sombra producida por los frondosos arboles del bosque, mientras la niña reía al correr a gran velocidad el niño que iba detrás, segregaba un montón de saliva y sus brazos se extendían hacia ella con las piernas enredadas.

–Vamos Arturito, no seas tan flojo... Tenemos que llegar temprano a la escuela –exclamó mientras trotaba en el mismo lugar donde estaba parada

–Pero... Esta ni siquiera es la ruta hacia... La escuela... –Se encorvó y suspiró con las manos sobre sus rodillas mientras jadeaba como caballo de carga.

–Ay ya, solo agarramos un atajo no seas tan llorón – se acercó a él, le dio la espalda y se agacho– Vamos, te llevare en mi espalda princesito, verás que llegaremos antes que todos

Algo avergonzado Comet se subió en su espalda, pero fingía hacerlo con bastante fastidio, sus ojos trataban de demostrarlo, pero sus sonrojados cachetes delataban su pena. Liriam era tres años mayor que él y para su edad ya era bastante alta, lo que permitió que Comet no pesara ni estrobara demasiado la movilidad de ella.

–Listos o no... ¡ALLÁ VAMOS! –Sus ojos comenzaron a destellar un brillante verde neón y a su alrededor se manifestaban pequeños rayitos justo antes de salir disparada cual relámpago verde.

THE ADVENTURE OF SPRING

Capítulo 11: "El relámpago Verde"

Ambos no podían creer lo que estaban viendo, luego de años de no haberse visto, el destino los había reunido una vez más, aunque no en las circunstancias que esperarían.

"¡CUANTO TIEMPO SIN VERTE ARTHUR!"

Se lanzó hacia él y lo abrazó hasta crujir sus débiles huesos.

–¡Espera! No me aprietes tanto, no me siento muy bien... –se expresó con un tono aprisionado como si fuera un juguete de goma cuyos ojos salían se sus cuencas.

–Aunque solías ser menos chillón por un abrazo –lo miró directo a los ojos y volvió a apretarlo.

Comet respondió el abrazo, pero cuando se percató que ella ya no estaba sosteniendo el avión, la poca sangre que tenía se les fue a los dedos del pie.

–Liriam... ¡EL AVIÓN! –El grito se alargó junto con la caída en picada, pero antes de estrellarse contra el nevado suelo, la joven relámpago verde salió de él, se paró frente al avión y lo detuvo únicamente con sus manos.

«Este avión es más liviano de lo que pensé» Liriam cubrió la luz que molestaba a su campo de visión y notó que en el asiento del piloto y copiloto no había nada más que polvo disperso por toda el área.

Priorizando la vida de su amigo y de los "pasajeros" que ella creía que había dentro, tomó el avión y delicadamente lo ubicó sobre la base de una montaña nevada.

–Ya está –sacudió sus manos y asomó la mirada en dirección a la puerta en donde pudo ver como un hombre salía arrastrándose directamente hacia la nieve, abrazando y besando el suelo.

–Bendita tierra, prometo no pisar un avión en lo que me quede de vida –miro hacia el cielo agradecido y volvió a pisar el suelo.

Al mirar al cielo notó que el sol comenzó a brillar fuertemente así que sin pensarlo dos veces se puso sus gafas oscuras, sacó su yoyo del bolsillo y se acercó hacia la puerta del avión.

–¿Oigan y los demás pasajeros? –se asomó y no había más que tres niños y un montón de tierra y pocos huesos en el interior

Comet no supo que responder, puesto que todo lo que habían vivido fue bastante surreal, pero quien más que Spring, el niño de los rayos en la cara para decirle sin peros aquello que había suscitado.

"¡ALEJENSE DE MI MUERTOS VIVIENTES!"

Apenas había despertado luego de casi morir por una reducción orgánica, aunque todo pareció una pesadilla...

–¿¿¿Muertos vivientes??? ¿Qué demonios está pasando Arthur? –Al pobre Comet solo le quedo cubrirse la cara con gran vergüenza.

Gerald, quien por fin había podido ponerse de pie, se acercó a ella y la agarro por el hombro, pero al hacer esto recibió una fuerte descarga eléctrica que lo dejo tostado en el suelo nevado...

–¡Ay, señor! Lo siento mucho –rápidamente se agacho a auxiliarlo, ando muy sobrecargada de energía, absorbí toda la que tenía el avión para evitar algún corto circuito que provoque una explosión, de verdad lo siento.

–Si... No te preocupes –Completamente carbonizado y paralizado lo único que pudo hacer es levantar el pulgar.

Paulette salió del avión mientras presionaba su cabeza con gran dolor y acomodaba sus anteojos. Pero cuando vio a Liriam, sus ojos se exaltaron a tal punto que el cristal de sus anteojos se rompió.

–¡¿DE VERDAD ERES TU?! No... Debo estar muerta, es imposible que esté frente a uno de ellos, si definitivamente o estoy muerta o sigo alucinando por mi agonía...

Incrédula se acercó y le dio una patada en la entrepierna a Comet y un par de palmadas en la espalda a Liriam.

"Si, es solo un sueño, ahora Comet me agradecerá por evitar cualquier tipo de descendencia de su parte ja, ja, ja"

Soportando el dolor, su mirada se redirigió hacia Paulette quien, con desprecio, odio e ira, infundió completa desolación en ella.

"Yo te voy a mostrar... Si... ¡¡¡YO TE VOY A MOSTRAR COMO SABER SI ESTAS SOÑANDO MALDITA MOCOSA!!!"

Comet, quien agarraba con gran dolor aquella parte, se lanzó hacia niña de cabello rojizo, pero antes que pudiera moverse, Liriam le puso el pie y el pobre espiritista cayó bruscamente contra el suelo.

–¡Arthur! ¿Pensé que sabias que a las damas no se las toca ni con el pétalo de una rosa? ¡Por eso no tienes novia! –Afirmó mientras pisaba su espalda con la planta de las botas cubiertas de nieve.

–¡Que genial! ¡Realmente estoy de pie frente al "El Relámpago Verde"! Uno de los cinco guardianes del viento.

–¡Vaya! Una fan, que linda niña –se acercó, estiró su cachete y sacó un bolígrafo de su cangurera roja– ¿Quieres mi autógrafo?

–Ah, no, no gracias –acomodó sus anteojos y levantó su dedo índice– De hecho, el guardián al que más admiro es a la gran reina de las explosiones... ¡Aline Kamikaze!

–Ah si claro, era mentira, yo no doy autógrafos –trató de disimular tirando el bolígrafo hacia la nieve y rascando su nariz, pero de pronto, un grito desgarrador proveniente del interior del avión alertó a todos al instante.

Jennifer temblaba como una hoja en medio de una tormenta, mientras un río carmesí se desbordaba de su nariz, tiñendo su rostro de un rojo inquietante.

«Que extraño... ¿Tendrá algo que ver con ese tipo de hace un rato?»

–Por cierto, Liriam, cuando te acércate al avión ¿Viste a un sujeto extraño y lleno de grapas caer de aquí?

–Eh, no, solo iba de camino hacia Kazetial cuando vi a la niña caer del avión, no vi a nadie más salir del avión

Levantó el cuerpo inconsciente de la niña y limpió el exceso de sangre de su nariz, pero como cascada esta siguió rebosante. La preocupación por el momento era menor ya que Jennifer podía estar así por culpa de todo el ajetreo de hace un momento, pero cuando toco su frente, sus ojos se abrieron del susto y su boca lo único que pudo expulsar fue vapor, más no palabras.

"¿Alguien sabe en dónde estamos?" Susurró débilmente.

Gerald se agachó y vio con mucha lastima a Jennifer, sacándose su manto negro y colocándoselo para cubrirla del frio, pero esto no ayudo en nada ya que en ese mismo instante comenzó a toser de forma salvaje, expulsando en gotas de saliva y sangre hacia a aquellos que la observaban.

–¿Que está sucediendo? –Spring quiso acercarse, pero al instante Paulette lo tomó del brazo y se lo llevó lejos mientras de reojo miraba a Comet e inclinaba la cabeza.

Las marcas del rostro del espiritista comenzaron a brillar y sus ojos se bañaron en un infinito blanco deslumbrante como la luna saliente entre las nubes, sentado frente a la enferma boca abajo, su cuerpo se bañó con el aura más pura visa en la tierra y la mano de aquel hombre que no había dormido en días se postro sobre su espalda y con gran seriedad y concentración exclamó:

"¡Arte Medica Hipócrates!: Calma del pulmón."

Toda esa ferviente aura se desplazó hacia la espalda de la niña y se concentró en la parte superior de la misma, exactamente en la cavidad pleural. Luego de esto Comet cayó hacia atrás rendido y completamente pálido, pero Liriam lo sostuvo con sus brazos.

–No sabía que aun podías ejecutar artes medicas Arthur... Pero mira cómo te dejó –Lo recostó sobre su regazo y Comet casi se queda dormido en él, por otro lado, el estado de Jennifer mejoro drásticamente, el nivel de su fiebre se redujo y los ataques de tos se controlaron, pero lo más importante, que era el sangrado no se detuvo.

–Tienen que llevarla a un hospital... Mi técnica solo retrasa lo inevitable, si ella sigue aquí sin recibir tratamiento profesional morirá, por una neumonía –Liriam recostó la cabeza de Armstrong delicadamente en el suelo, se acercó y recogió a Jennifer en brazos.

–Estamos en la zona montañosa del país de Clow Wesh, la ciudad más cercana es Vanilla Wesh, y creo que soy la única que podría llegar a tiempo al hospital más cercano –camino hacia la puerta y nuevamente coloco sus gafas– Alcáncenme si pueden

Liriam pegó un brinco al cielo y como un gran y veloz cometa verde se desplazó directo al Norte. Paulette y Spring corrieron detrás de ella, pero al ver que Gerald no venía se detuvieron y se asomaron hacia el interior con confusión.

–Tenemos que seguirla o no sabremos hacia donde ir.

Gerald tomó su abrigo y con el cubrió el cuerpo de Comet contra el frio e incluso rasgó parte de su camisa, la mojó con agua caliente que cargaba en un termo y se las puso en la frente y axilas.

–No podemos avanzar sin Armstrong, esperemos un tiempo a que se recupere de tanto estrés y desgaste, después de todo gracias a él estamos vivos, por lo menos debemos dejar que descanse.

El sol se escondía detrás de la cordillera, el viento frio recorría toda la ciudad y al salir del hospital, los dientes de Liriam tiritaron y su piel parecía a la piel de una gallina. Las luces de la ciudad comenzaban a encenderse y cada casa, local u estructura estaban llenas de luces colgantes muy brillantes, siguiendo un patrón que daba la ilusión de ver cientos de cometas cayendo consecutivamente uno tras otro.

"Es verdad... Lo había olvidado..." Se arrimó contra la pared junto a la puerta del hospital y se sumergió en aquellos recuerdos de hace once años, en donde ambos estarían por tomar caminos separados.

"Ahh ¡Que emoción! Mañana finalmente es la Comeoestasis, me pregunto si será tan hermosa como la recuerdo"

Comet y Liriam se encontraban en un supermercado cargando un montón de cosas únicamente con las manos, desde comida hasta algunas decoraciones y objetos conmemorativos de dicha celebración.

–Bueno... Yo no recuerdo mucho es día, después de todo tenía solo siete años ¿De verdad te acuerdas de eso? Apenas eras un mocoso de cuatro años.

–Jamás podría olvidar algo tan hermoso, y sobre todo... Jamás olvidaría uno de los últimos días de vida de mi abuelo, desde ese entonces ha pasado de todo, realmente espero pasarlo bien, sin que él me lo arruine...

–Estamos cerca de volvernos unos guerreros elementales, seremos héroes y salvaremos la vida de todos aquellos quien lo necesite, no dejes que él te lo arruine.

–Dilo por ti que ya estas por graduarte... Ya sabes que él tiene otros planes para mí... Realmente desearía no haber nacido con el mismo don que papá, de esa forma él no hubiera vuelto a buscarme.

Liriam colocó su montaña de compras sobre la caja y golpeo amigablemente el hombro de su amigo.

–Ya no eres un niño, solo tú sabes lo que amas y quieres hacer con tu futuro, eres alguien con un don maravilloso, y no hablo del don de tu padre, hablo de tu don, ese don tan alucinante que te conecta con la vida después de la muerte, no valdría la pena desperdiciarlo así.

–Pero... No sé si pue- –Liriam lo interrumpió, poniendo las manos sobre sus mejillas, virando su cuello en dirección hacia ella, para que la mirara atentamente.

"Tu, eres como un cometa de la Comeoestasis. Te desprendes de aquello que alguna vez fuiste y te encaminas hacia tu propio camino para formar nueva vida. Tu eres Arthur Armstrong, y nadie te dirá que hacer, ni siquiera el prestigioso doctor al que llamas padre"

Con gran nostalgia en el presente, solo pudo suspirar con una sonrisa conmovida antes de susurrar:

–Entonces por eso ella te llamó "Comet" ...

De reojo miro hacia el frente y noto como un gigantesco hombre de contextura robusta caminaba en dirección hacia el hospital, llevaba una especie de capullo en la espalda y dos niños iban sentados sobre dicho capullo. Por un segundo creyó que estaban viendo mal, de hecho, limpió sus ojos varias veces, pero al final si era real

Por culpa de la sombra que producía el sol poniente sobre el rostro del gigantón, Liriam optó por una posición a la defensiva en el momento que se acercó demasiado a ella, pero con una completa voz llena de agotamiento abrupto exclamó:

–Como... ¿Cómo está la niña? –sus piernas se rindieron y cayó rendido al asfalto.

Antes que cayera ambos niños saltaron desde su espalda y el capullo se desprendió y rodo por el suelo hasta chocar con sus piernas. Justamente el lado frontal del capullo quedó a simple vista para la guardiana, quien al notar quien era, comenzó a reír a carcajadas.

–JA, JA, JA, JA... Ay Dios... Perdóname Arthur, pero esto, esto es demasiado gracioso... Si tuviera una cámara ahora mismo no dudaría en grabar este momento para toda la vida –miró hacia un lado con sarcasmo mientras limpiaba la lágrima de su ojo derecho– Ah no espera, si tengo una.

De su confiable cangurera roja sacó una pequeña cámara algo desgastada y comenzó a tomarle fotos a diestra y siniestra, de cada ángulo y posición que se le hacía posible mientras las pupilas de sus ojos brillaban como estrellas y de su nariz expulsaba vapor como una enferma pervertida.

–Realmente parece que necesita un médico urgente, pobre, pobre Arthur –La expresión de su rostro cambio, tomando una postura más calmada y conmovida al tomar la cámara y tomar una última foto de él.

–Ahora que vamos a hacer si ambos adultos están completamente fuera de combate –se recostó Paulette sobre el capullo, usándolo como una simple almohada, mientras de forma muy obvia se burlaba del espiritista

Liriam con intensiones juguetonas se acercó a Paulette y susurró:

"¿Quieres ver como lo despertaba cuando éramos más jóvenes?"

Aunque en un inicio no se mostró interesada, rápidamente sus ojos ardieron como el infierno mientras que sobre su cabeza salían unos cachos y de su trasero una cola en forma de flecha.

El pobre Comet dormía plácidamente, cuando el dedo índice de Liriam tocó la punta de su nariz, provocando este salga disparado cual cohete del capullo directo hasta el cielo mientras que lo único que podía divisarse en él, era su esqueleto al electrocutarse.

–JA, JA, JA, JA –Ambas chicas reían y gozaban el sufrimiento ajeno, sin importarle que, al pobre Comet, luego de aterrizar en el suelo cada paso o movimiento que daba provocaba en el un cortocircuito.

–Debo admitir, que se está ganando una fan luego de eso, señorita Liriam –afirmó la odiosa niña cuatro ojos al limpiar sus lágrimas incontrolables al reír.

Spring solo podía mirar desde la distancia con mucho desdén, sus ojos se entrecerraban y su boca permanecía abierta mientras su ceño se fruncía como alguien que acababa de ver un acto atroz hacia la vida humana y para alguien que no tenía completa noción de la vida parecía que Comet estaba siendo torturado a muerte.

Liriam entre risas vio como Spring las miraba con recelo y con el único fin de animar al aguafiestas trató de acercarse a él y llevarlo con ellas, pero en el momento que intentó tocar su hombro recibió una fuerte descarga eléctrica que la envió a volar al mismo cielo que Comet Armstrong.

"Señorita Liriam, ya tengo los resultados" Afirmó un hombre cubierto de cabo a rabo con un traje blanco cuya única parte visible de su ser eran sus ojos a través de un rectángulo de plástico mientras abría solo una parte de la puerta con cautela.

–Señor, por favor dígame como está mi hermana... –Spring con mucha esperanza se acercó hacia él, pero al instante el doctor cero la puerta y retrocedió. Esto confundió a Spring.

Mientras se electrocutaba, Liriam chasqueo los dedos y la energía que la electrocutaba tanto a ella como a Comet, abandonó el cuerpo de ambos y se condensó en una esfera que llegó a manos del relámpago verde.

–¡A comer! –como si fuera un simple bollo, se lo metió a la boca y se lo tragó de un bocado, expulsando una pequeña onda electromagnética mientras expulsaba vapor por las orejas y la nariz y sus cabellos se erizaban como un personaje muy famoso de manga.

Comet por otro lado, en un estado de shock solo se arrastró hacia una pared fría y se arrimó esperando recuperar el conocimiento, su piel estaba toda ennegrecida y su cabello completamente quemado y esponjado, y su gorro azul se había vuelto cenizas.

–Ahora si mi buen Doc. ¿Qué noticias me tiene? Deben ser muy buenas ¿Seguro son terribles noticas no es así? –sonrió y giño el ojo varias veces.

El doctor un tanto nervioso abrió la puerta y no dijo ni una sola palabra, solo los hizo entrar, excepto a los niños, cuando les tocó entrar, con una muleta los hizo para atrás y muy seriamente avisó que los niños no tienen nada que hacer en ese hospital.

Spring estaba desesperado por ver a su hermana y quiso entrar por la fuerza, pero el doctor intentó golpearlo con la muleta, pero Liriam se metió y trató de calmar al niño del mechón en forma de espiral. Spring se sentía con las manos atadas así, no quería que nada malo le pasara su hermana y aunque Liriam le decía que todo estaría bien, él no se comió ese cuento y como una rabieta sus ojos destellaron un fuerte brillo azulado, causando un corto circuito en la mano de Liriam quien la tenía postrada en su hombro, asustando a aquella guardiana.

–Ya deja de hacer berrinches Spring, ya estas grandecito para estas cosas –ordenó agresivamente antes de cerrar la puerta de un azotón.

Ella se quedó parada frente al cristal de la puerta bastante pensativa, solo se quedó ahí sobando su mano observando a ambos niños a través del cristal. Paulette consolaba a Spring mientras este miraba hacia el suelo, pero de un momento a otro este levanto nuevamente la mirada y esos ojos, brillaban que en algún momento fueron tan purpuras como la amatista ahora brillaba con un azul tan hermoso como la aguamarina.

"Raiton..." susurró y retrocedió con las manos cerca del mentón, Spring solo se dio la vuelta y se fue, pero esa mirada quedó grabada en su retina y jamás olvidaría, la presencia que emanó en ese momento.

"¿Quién demonios es él?" Fue lo primero que se le vino a la cabeza antes que Comet se acercara hacia ella y la llevara del brazo prácticamente arrastrada, pero no despegó la mirada, observó atentamente como ambos niños se alejaban hasta que atravesaron una puerta y los perdió de vista completamente.

Al entrar a la habitación, lo primero que observaron era como Jennifer estaba llena de tubos y cables, era como ver una maquina saliendo de la pequeña niña que apenas podía con su vida, el cansancio extremo que invadía el cuerpo de Comet se esfumó cuando presenció ese escenario, estaba tan sorprendido y conmocionado que lo único que quiso fue acercarse a ella. Cuando lo intentó, su rostro chocó con un domo invisible que impidió la entrada de cualquiera de ellos, esto confundió al espiritista y tanto él, como Gerald creyeron que era un enemigo que buscaba apoderarse de la bestia del Zodiaco, pero más equivocados no pudieron estar.

–Ella, está muriendo... –esas palabras salieron de la boca del doctor justo antes de que Comet y Gerald se pusieran de acuerdo para romperle la cara al igual que con Vadous y Champair el día anterior –Tiene una condición medica nunca antes vista, su cuerpo no parece portar ningún tipo de virus o en el peor de los casos algún tipo de cáncer, pero sus propias células se destruyen solas, sin necesidad de un agente externo, primero está atacando a los pulmones, pero se está regando hacia su sistema digestivo, si esto se sigue extendiendomorirá al instante.

–Entonces doctor... ¿Qué podemos hacer? –preguntó Liriam con un tono tembloroso.

–Me temo, que no hay nada que podamos hacer.

Jennifer a duras penas cargaba con su vida, sosteniéndola de un fino hilo de seda, pero dentro del dolor y la agonía que sentía expulsó débilmente de su boca en lo único que podía pensar.

"Hermanito..."

Capitulo 11 - FIN