Chapter 10 - Parte 10

—Esta bien, ya entiendo, pero no cambies el tema —dijo Zhou Donghai.

Jeon Yu desvió la mirada al mesero que traía en una bandeja los pedidos. Le dio las gracias y lo vio alejarse. Una parte de él también queriendo alejarse del dolor en el pecho que punzaba cada vez que pensaba en el alfa. Respondió lentamente.

—Él… está concentrado en Jeon Qi, solo eso.

Aunque no le gustara, aunque no lo aceptara, la realidad era que Rong Wei era el prometido de Jeon Qi. Aún si quería pedir su atención, Rong Wei solo le diría que podrían ser felices luego de romper con su hermano. Pero su hermano acababa de sufrir un ataque por culpa del alfa Seong haciendo que la situación solo se complicara. Esto no lo había dicho Rong Wei, pero Jeon Yu sabía que su alfa no podía simplemente terminar su compromiso cuando el prometido tenía este tipo de desgracias. De ser así, la cara de la familia Rong se vería manchada. Sabiendo esto, podía entender porqué Rong Wei había preferido dejar de lado el tema del rompimiento, sin embargo, ¿Por qué debía pasar cada vez más tiempo en la habitación de Jeon Qi? ¿Y por qué, además, tenía que ignorarlo a él?

—¿El hermano Qi? Oh, es cierto —Zhou Donghai recordó algo y dijo—, ayer en la tarde fui a tu casa pero no estabas así que saludé a tu hermano.

—¿Y? ¿Me hablarás de lo lamentable que era?

—¿Qué puedo decir? Soy omega, lucho por vencer la violencia y la opresión del omega —Zhou Donghai se alzó de brazos, luego lo miró fijamente—. Sin embargo, he visto la actitud de Seong Ho antes y no me pareció que fuese un tipo bruto.

—¿Qué quieres decir?

—No digo nada. Soy omega, eres omega ¿De qué lado crees que estaré? —Zhou Donghai se inclinó hacia atrás en la silla, luego se acomodó— Pero no estábamos hablando de eso ¿cómo fue que volvimos a cambiar de tema? Te pregunté sobre Rong Wei. Lo que dije fue ¿Qué harás con Rong Wei? Ese idiota lleva comprometido con el hermano mayor Qi cuatro años ¿Hasta cuándo seguirás esperándolo?

—Pero él dijo…

—Shhh —Zhou Donghai levantó el dedo, luego dio un sorbo lento a su café— Perdóname, pero no puedo escuchar como lo justificas. No hablaré mal del hermano Qi, pero me niego a seguir viéndote así. Eres el segundo joven maestro, pero no un segundo amor. Eres guapo, educado, talentoso, inteligente, sobresaliente, eres mi hermano infinitamente valioso como para que un alfa estúpido no lo vea ¡Él no te merece!

Pese a que Zhou Donghai habló con cierta molestia, Jeon Yu asintió con una leve sonrisa tirando de la comisura de sus labios.

—Lo digo en serio, Yuyu, mereces mucho más que eso.

Jeon Yu se comió el sándwich y Zhou Donghai comió la mitad del suyo, comentando algo sobre las dietas, las rutinas de ejercicio y las medidas de belleza de los idol.

Luego se marcharon.

La televisión de la cafetería siguió mostrando algunos comerciales en los que aparecía el segundo joven maestro Jeon y otros en los que el segundo joven maestro Zhou bailaba, posaba o solo saludaba. Los clientes veían con interés, sacando el tema caliente de la demanda que había entre las familias Rong, Jeon y Seong. Los comentarios eran simples y estuvieron llenos de sorna, afirmando se trataba de un acto planeado por dichas familias para aumentar su gran fama, otros aseguraron era una conspiración para acabar con la poderosa familia Seong. Otros simplemente dijeron que les entretenía el caos por el que podía pasar una familia rica, pero realmente el tema los mantenía sin cuidado.

—¿Saber sobre ello pagará mis cuentas? ¿No? ¿Entonces para qué quiero saber?

—Pero se trata del abuso de un omega ¿no crees que podría pasarle a tus hijos?

—No, lo siento, soy beta.

—En realidad, siendo alfa sé que el culpable es el omega ¡Quién lo llevó a encerarse en una habitación con un alfa? ¿Está loco?

—Hombre, cállate. Hablas como si omega fuera la causa del daño. Soy omega ¿significa que no puedo estar en un lugar porque si un alfa activa su rut, será mi culpa? ¿Acaso somos animales?

—Si eres omega, solo cállate y obedece el rol que tienes. Si un alfa dice esto, es esto ¿por qué llevar la contraria?

—Vamos, simplemente déjenlo. Estamos discutiendo por persona que no saben de nosotros y con quienes nunca estaremos en el mismo lugar ¿qué importa esa maldita gente?

La discusión se elevó y se calmó. Por supuesto, ni el joven Jeon ni el joven Zhou se enteraron. En ese momento, estaban caminado mirando las fachadas sencillas de cada tienda. Zhou Donghai tarareaba alguna melodía y Jeon pensaba en Rong Wei.

Desde la primera vez que había visto a Rong Wei, Jeon Yu había creído era el amor de su vida. Sus sentimientos por él había sido cálidos y lo había hecho esperar durante años, años donde sentía el tiempo pasar lentamente refugiándose en la esperanza de alcanzar el anillo de compromiso que tenía Jeon Qi.

¿Pero valía la pena?

Su corazón dolía y golpeaba contra su pecho gritando que sí, impulsándolo a odiar a su hermano, creyendo que el mundo era el responsable de sus lamentos; pero conscientemente sabía esto solo seguía siendo una media verdad.

Las personas tenían circunstancias, pero aún podían elegir.

Aunque dijera que no, Rong Wei había elegido seguir el camino de su hermano. Aún si conseguía estar a su lado después de esperar tanto tiempo ¿realmente sería feliz teniéndolo?

Sus pensamientos se detuvieron al percibir aquel aroma mentolado. Su corazón se volcó a mil. Levantó la vista y vio numerosas personas yendo y viniendo por la plaza. Traían pequeñas y grandes bolsas, otros solo paseaban de la mano de sus hijos; algunos niños lloraban, otros jugaban dando vueltas. Buscó la figura de un hombre alto entre los demás, pero no encontró ninguna.

Se giró a Zhou Donghai, quién sostenía su teléfono, comentando llamaría a su chófer.

—¿Hueles… a menta?

Zhou Donghai escuchó la voz angustiada y rápidamente colgó la llamada. Vio los ojos del omega quién buscaba algo en la lejanía y las manos se apretaban entre sí. Habían innumerables leves aromas mezclándose entre ellos, pero ninguno era menta.

—No ¿está todo bien?

Para un omega, era normal volverse de esta manera cuando se temía a la feromona de un alfa. Zhou Donghai lo sabía, pero también sabía Jeon Yu no era este tipo de omega. Aún así, llamó la atención del otro e intentó calmarlo diciendo el chófer vendría pronto.

Sin embargo, Zhou Donghai no había leído correctamente la expresión del otro. Jeon Yu se sintió angustiado, pero no por temor al alfa.

—Vuelve sin mí —Jeon Yu se puso en pie, dejando caer las bolsas que había colocado sobre sus piernas. Zhou Donghai lo tomó del brazo, confundido y preocupado. Jeon Yu añadió—. Te explicaré más tarde. Lo prometo.

El olor se hizo fuerte, Jeon Yu tiró del agarre de su amigo y corrió.

¿Qué podía explicar?

¿Qué el pánico se apoderó de él?

Sintió su cuerpo reaccionar, su pecho descontrolarse. La adrenalina controlando la velocidad cada vez más rápida de sus piernas, tanto como jamás había corrido. El miedo calando en sus venas, pero no miedo de que un alfa lo hiriera sino una sensación…

¿Acaso si quiera sabía a lo que sentía miedo?

Solo sabía que si las feromonas alfas hubiesen dicho palabras, fuera un llanto que decía «Ayúdame».

Llegó a la entrada de un callejón oscuro y se apoyó en el borde de la pared mohosa. Vio un grupo de hombres rodeando a cierto alfa de rodillas en el suelo.

—¡Este bastardo es tan fuerte! ¡No muere aunque lo hemos golpeado como para matar cinco alfas!

—¡Un bestia!

—Bah, pero no es divertido ¡Ni siquiera se defiende!

—¡Hey, marica! ¡Golpéanos con lo que tengas! ¡¿O es que ya te rompimos las manos?!

El grupo gritaba, se burlaba y pateaba al hombre. El hombre parecía mantener su cuerpo dificultosamente. Se tocaba una herida en su costado mientras su pecho subía y bajaba pesadamente. Había mucha sangre en el suelo.

Uno de los hombres sacó una navaja y la levantó con intención de clavarla en el cuello del alfa dominante.

Jeon Yu sintió su corazón martillando y gritó aterrado. La fuerza de sus piernas lo lanzó inadvertidamente hacia el interior del callejón.

—¡¿Quién carajos…?!

Los matones se giraron y vieron a un joven de mascarilla gritar y caer torpemente al suelo.

En la mente de Jeon Yu solo hubo una palabra.

Diablos.