Aquella calma que había sentido se esfumó debido a la presión que oprimía al pelinegro, superaba con creces cualquier otra experiencia que hubiera enfrentado en su vida. No comprendía por qué aquella monstruosidad lo perseguía, pero una única certeza se aferraba con fuerza en su mente: debía escapar, debía seguir corriendo a toda velocidad para garantizar su supervivencia. Su respiración era difícil de controlar y apenas lograba seguir el ritmo frenético con el cual corría, su corazón palpitaba tanto que Heim podía sentirlo. A pesar del dolor profundo que embargaba sus piernas, se negaba a ceder ante el cansancio. ¿Cuánto tiempo había transcurrido desde que comenzó a correr?
¿Cinco minutos?, o al menos eso creía Heim. Todo parecía una eternidad en ese instante desesperado. Los demás, paralizados por el miedo y la reciente tragedia de la pérdida de sus compañeros, observaban impotentes. Nadie era tan suicida como para intervenir, y mucho menos después de presenciar la brutalidad de la criatura. "¡Maldita sea, gato de mierda!" exclamó Heim, girándose de manera abrupta para enfrentar al tigre de piel verde oscura. Sus ojos captaron velozmente cada detalle de la bestia, consciente de que su lucha por la supervivencia estaba lejos de concluir.
Sus dientes, grandes y sobresalientes de su boca, recordaban a los colmillos de un dientes de sable. Las manchas en su piel, en tonos oscuros y negros, añadían a su semejanza con aquel antiguo animal extinto. Sin embargo, a pesar de las similitudes, la bestia que enfrentaba Heim era distinta, casi desconocida, con características que la diferenciaban de cualquier criatura que hubiera visto antes.
De la nariz de la bestia salía algo parecido a un tipo de humo. "Espera, ¿vapor? Qué, ¿ahora por qué sale humo también?" La bestia corrió hacia él y movió una de sus patas delanteras con fuerza, ocupando sus afiladas garras para partir en pedazos a Heim, o al menos eso era lo que quería lograr. El pelinegro se quedó estático, no veía forma de esquivar el ataque inminente que iba por él, recorrió la distancia que los separaba de un solo impulso, Heim era demasiado lento como para lograr esquivarlo, y aun si lo lograba, simplemente vendría otro más vendría.
No tenía una resistencia infinita para esquivar por siempre, "Mierda, mierda, ¿qué hago?" La clara diferencia entre poder era abisal, Heim aunque diera sus mejores esfuerzos, no podría ganarle. Se estaba rindiendo, lo tenía en claro. Aunque es un poco más especial que los demás, sigue siendo un simple humano contra una bestia con características superiores. "Si esta es la vida emocionante que tienen los salvadores, ¡No quiero nada de esto!" Cada segundo que pasaba era un riesgo para su vida, se estaba quedando sin aliento y sus piernas le dolían cada vez más. Logró esquivar el ataque por pura suerte con un movimiento que había parecido suicida, pero gracias a su suerte, logró quedar vivo. Con una herida de garra en su brazo izquierdo, pero vivo al final.
No oía sonido alguno, su concentración estaba en la supervivencia, era como si la evolución de su cuerpo hubiera retrocedido hasta lo más primitivo, correr o pelear, y él quería huir de ahí lo más rápido que fuera. "¡Mierda!" Se sintió atemorizado al ver como aquel tigre gigantesco abría su boca y soltaba una bocanada de humo, sus sentidos le decían que se tapara la nariz o acabaría peor. Inconscientemente hizo caso a sus instintos. Pero poco después se extendió como una llamarada, aquel humo tapó toda su visión, solo pudiendo ver una sombra gigante que poco después se unió y desapareció en el humo.
Cerró sus ojos, pensando en que, no duró tanto como pensó, si era así con una bestia, no quería saber cómo le iría contra una abominación de rango uno. La herida que no había dolido hasta ese momento, le empezó a arder y sentir como la sangre escurría de su brazo, era una agonía que nunca había sentido, no era ni comparable a cuando se cortaba con el cuchillo por accidente, "Se acabó el tiempo" una voz familiar se hizo presente, se estremeció al recordarlo y se hizo una sola pregunta, ¿qué hacía él ahí?
"Ah, claro, es un salvador real" Xavier, o también conocido como Terrus hizo presencia junto con otra figura que no conocía, sintiéndose más tranquilo su corazón empezó a calmarse, sabía que estaba a salvo ya, había pasado tiempo desde la última vez, pero otra vez cayó dormido debido al cansancio.
...
Sus sentidos se despertaron otra vez, sintiéndose extrañamente cómodo se negaba a levantarse. No había dormido tan bien desde hace tiempo, pero se obligó a abrir los ojos. Viendo el techo de su habitación, notando que ya no había sol, al parecer la noche había entrado desde hace horas. Todo estaba apagado y sus cortinillas estaban bajas. Se acomodó para sentarse y mirar su alrededor, buscó con el tacto su teléfono que resultó estar debajo de su almohada, al revisar la hora vio que eran las dos de la madrugada del día siguiente, quince de agosto. La última vez que miró la hora era por la mañana.
Pesadamente se levantó de la cama y con cuidado miró su cuerpo, la herida seguía ahí, pero bien cuidada. Notando que, alrededor de su cuerpo había muchas más que no había visto, "Espero que no queden como cicatrices" murmuró cansado, seguía sintiendo ganas de dormir, pero no comió nada desde el día pasado. Pensó en cambiarse de ropa, pero ya tenía otra distinta. "Fue mi mamá, nadie más haría algo así" pensar en ello le hizo soltar una risa débil, salió de su habitación con calma.
No había prisas por hacer lo que quería, se sentía extraño. Como si después de esa experiencia aprendiese a apreciar la vida, cosa que siempre le había parecido aburrida y sin muchas cosas interesantes por hacer. "Pero, pensando bien, la diversión está en los pequeños detalles, ¿no? Así son las cosas" Se dirigió al refrigerador para ver si había algo para comer mientras seguía pensando en las cosas que pasaron, "Esa sensación, ¿qué habrá sido? Me sentí más fuerte, como si fuera una potenciación... Debería de preguntarle a Xavier" Sacó la carne fría y se sirvió en un plato para calentarlo en el microondas,
"La escuela fue destruida, no habrá clases por un tiempo. También me di cuenta de que lo teórico no servirá mucho en lo práctico, no si entro en pánico al momento de ver a una bestia" Heim empezó a hablar consigo mismo, su mente estaba más limpia de lo usual, permitiéndole pensar con claridad lo que quería hacer. Se sentía como si su cuerpo y mente hubieran pasado a otro nivel. "Bueno, será mejor repasar en otro momento, uh" paró el microondas antes de que hiciera el típico sonido al finalizar, no quería despertar a su madre.
Tomó el plato y lo llevó a su habitación para poder comer en calma. al llegar lo puso en su escritorio y agarró su teléfono, conociendo a Xavier, a esas horas estaría despierto, simplemente quería aclarar sus dudas. Moviendo sus dedos con rapidez, escribió un texto corto:
[Hey, ¿nos vemos en la mañana? Que sea cerca de mi casa de preferencia, quiero contarte algo]
No esperaba que su respuesta llegara pronto, así que se puso a comer viendo vídeos de fondo para tener algo con lo que pudiera entretenerse, al acabar dejó el plato ahí mismo para lavarlo después. No quería lavarlo por ahora, sin saber qué hacer, empezó a dar vueltas con su silla en lo que esperaba una respuesta. Se sentía inquieto por alguna razón, quería hacer algo, pero no sabía bien el qué, el cansancio había desaparecido para dar paso a una energía activa. "Es una calle segura, saldré un rato... Sí, no pasará nada" se levantó de su asiento y comenzó a escoger ropa cómoda para poder salir a caminar un rato.
Una camisa ligera y un pantalón que tenía ahí desde sabrá dios cuánto tiempo, al ponérselos se miró en el espejo. Era un buen combo de comodidad y estética, o al menos para él sí. Notó que en su cara hubo un ligero cambio, "Bueno, me veo más guapo de lo usual, el meme es real, yo viéndome en el espejo a casi las tres de la mañana contra yo en el día... Pff, mejor vámonos ya" Agarró su reloj y su teléfono, Al salir de su casa notó un aire fresco. "Ja, espero no enfermarme por no traer algo con lo que cubrirme"
Era bastante tarde por la noche, no tenía muchas opciones a donde poder ir, así que se decidió en ir al parque donde siempre pasaba el rato, o más bien, donde practicaba con los diversos obstáculos que había. Algunas veces las personas que pasaba se le quedaban viendo sorprendidas, algunas otras no les interesaba o simplemente se quedaban a ver. Realmente le daba igual, lo estaba haciendo por él. Aunque en ciertas ocasiones perdía el objetivo y se preguntaba si de verdad serviría de algo, pero decidía concentrarse en el presente. "Puff, da igual por ahora" negó moviendo la cabeza, pero con una sonrisa en el rostro.
Ver el paisaje del parque tan desolado era extraño, siempre solía ver gente con sus mascotas, con sus familiares o estando solas, pero tenía sentido, no había nadie tan loco como para salir a esa hora hacia ese lugar. Se sentó en una banca solitaria que vio, apreciando el lugar en silencio. "Ojalá las cosas fueran eternas, bueno, excepto las malas. Pero, bah, simplemente son palabras al azar" Sentía la necesidad de hablar con alguien, sus interacciones casi siempre eran cortas sin excepción, con su madre, sus amigos, y con toda persona en general. "¿Soy tímido? Nunca me lo puse a pensar, o quizás sea introvertido..." sus pensamientos empezaron a fluir, disfrutando de la calma que esa noche le brindaba. Era divertido estar solo, sorprendentemente.
"Yo digo que más bien, eres idiota" Otra voz apareció, asustando a Heim y poniéndolo alerta, era Xavier. No notó cuando llegó, pero parecía haber sido hace poco, sin esperar respuesta se sentó a un lado suyo, alzando su vista hacia delante. "¿Qué pasó con la bestia? Mató a muchos estudiantes según vi, más de uno estará con traumas" preguntó el joven pelinegro sin voltear a verlo. "La matamos, como a todas las demás bestias. Es mi trabajo, para eso me pagan" Heim soltó un suspiro, eran pocas las veces que hablaba en persona con ese tipo, era más por mensaje o llamadas. Siempre lo asustaba lo raro que era. "Bueno, sí, pero me refiero a- No, olvida lo que dije"
Negó con la cabeza mientras pensaba en lo que decir, por el momento había un silencio no tan incómodo, pero si extraño.
"Oye, mientras corría sentí una sensación extraña. Como si tuviera adrenalina, pero doble, sentí algo caliente recorrer mi cuerpo y me hizo más, ¿fuerte? por así decirlo" Heim no sabía bien de qué manera decirlo en palabras, pero el contrario pareció entenderlo, "Ah, eso. Usaste la fluctuación vital, la bestia desde antes notó que tú tenías, por eso te siguió. Eras como comida para él" Él se quedó estupefacto, ¿cómo podía decirlo con tanta normalidad? "Bueno, sí, ¿es cómo? no sé, ¿el kai-ken de esa serie japonesa?" La diferencia era que no había aura roja ni se había cobrado mucho al usarlo.
"Ohm, por así decirlo, ascendiste, pero sin hacerlo. sí nos ponemos técnicos, ahora mismo eres un selecto, poco menor que un despertado, Lo podías usar desde siempre, de hecho, ahora está activo para siempre. Era cuestión de que lo usaras por primera vez, si quieres ponerlo en términos de videojuegos, desbloqueaste una habilidad pasiva que está activa para toda tu vida" Con eso último todo se aclaró, era una especie de buff para él, poniéndolo en palabras simples. Ahora era más que un humano. "¿Entonces me acerco a un atleta olímpico general? Eso es increíble, esto se siente como tener trucos"
"En realidad vendría a ser tu recompensa por ser uno de nosotros, tu poder crecerá junto con el recipiente, es decir, tu cuerpo, no será la única cosa que desbloquees, pero todo a su tiempo, niño" el contrario se levantó, parecía que se iría pronto, pero volteó a ver a Heim en los ojos. "Supera tu primera prueba y tal vez te puedas unir a mí en esto de cazar bestias.... Y abominaciones" Heim se lo tomó como una oferta de trabajo, y el único requisito era superar su prueba. "Bueno, si hay dinero, yo voy" los salvadores ganan más que cualquier persona común debido a que siempre hay objetos conseguibles y útiles que sueltan los monstruos. De esa manera se creó el equipamiento.
No parecía que fueran a charlar más, ya que el salvador se fue, dejando solo al pelinegro en la oscuridad de la noche. "Me quedaré un rato más y me iré" murmuró con tranquilidad. "Mierda, me hubiera traído los audífonos" ... Pasó poco más de una hora hasta que el joven decidió irse devuelta a su casa, fue un momento largo. Pero tenía que regresar a donde se sentía más cómodo.