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Chapter 16 - Madre

Apenas habia pasado un día más, pero se sintió terriblemente largo, después de haber dejado a Sam con su grupo de largó a casa. Se sentía cansado después de haber charlado solo unos minutos, aunque para él se sintieron horas. No entendía como había gente que podía hacerlo sin esforzarse tanto.

Al caer la noche, recibió un mensaje de Sam. Entonces se puso a hablar con ella porque sí, no encontró razón para no hacerlo. Pero Heim se quedó dormido a media conversación, dejándola en visto.

...

Ahora estaba en el centro comercial junto con su madre, lo levantó temprano por la mañana porque resulta que sería un día ocupado. ¿Lo era? No, simplemente su mamá quiso salir temprano. Tampoco es que se fuera a quejar.

— ¡Mira Heim! - Su madre le señaló un peluche de su serie favorita de cuando era pequeño, esto le trajo recuerdos de su antiguo hogar. Apenas y habían podido mudarse después de que su madre se hubiera exigido bastante en el trabajo, todo eso para tener una casa decente. Aunque su padre también ponía lo que debía, gracias a eso la carga que tenía su madre se había aligerado un poco con el paso del tiempo.

Pero de todas maneras continuaba con jornadas largas, al menos era en algo que le gustaba y ella decía que 'ayudaba al mundo'. Tuvo la fortuna que, aunque sus padres estuvieran divorciados, no le echaron cargas a él y mucho menos hicieron mal con él. Se consideraba a si mismo alguien de buenos valores, y para no decepcionar a su madre Heim siempre quería sacar notas perfectas. Aprovechando las oportunidades que se le brindaban al máximo.

— Es lindo, aún recuerdo al perro bombero que siempre hacía las cosas mal - soltó una risa breve mientras tomaba el peluche del perro policía, su madre parecía feliz con ello. — La veías todas las mañanas antes de irte al jardín de niños, ¿recuerdas eso? El policía era tu favorito, decías que quieras ser igual que él - Heim por supuesto que lo hacía, era su momento favorito del día además de las comidas y juegos.

— Claro que sí mamá, acompañado de tu comida todo era bueno - asintió a sus propias palabras acordándose de la intro de aquella serie, la nostalgia lo invadió. — Aún recuerdo cuando estabas de éste tamaño, podía cargarte sin esfuerzo, eran buenos tiempos, mi niño ya creció - su mamá rió, en el rostro de Heim se podía notar la felicidad de estar con su madre.

Era verdad que nada le daba satisfacción, pero pasar tiempo con su ser más querido y cercano siempre era genial. Aunque no supiera demostrar bien sus emociones. — ¿Ya te he dicho que te quiero, mamá? Gracias por todo - Esto le tomó por sorpresa a su madre, pero simplemente sonrió.

Hablaron mientras ella terminaba de pagar el peluche, de cosas escolares o del ámbito laboral mientras caminaban a casa de una manera tranquila y disfrutando el día, olvidándose por completo de la situación en la que se encontraría, siempre era así cuando disfrutaba el tiempo.

— Y así fue como el profesor me dio con un papel - bromeó, realmente creía que era merecido puesto que había desatendido a la clase del señor y sabía que, aunque no era un cascarrabias, no le gustaba que lo ignoraran. — Oh dios, deja de usar el teléfono durante su clase. No podré ayudarte porque está en su derecho, al menos no te lo quitó -

Eso era verdad, tenía suerte de que no decidieran haberle arrebatado el teléfono, aunque eso no estaba permitido por leyes pero bueno. No es como si la policía fuera a hacer algo por una tontería como esa, tenían asuntos más serios e importantes que tratar. 

— Hijo, ¿Qué opinas de los salvadores? ... Antes soñabas con ser uno de ellos y salvar el mundo - como todo niño, Heim quería ser considerado un héroe, pero ahora que sabía todo lo que había detrás, estaba pensándolo más profundamente, era inevitable convertirse en un despertado. Pero convertirse en salvador era lo que uno decidía. Rápidamente negó con la cabeza, tenía que serlo para mantenerse a si mismo y darle dinero a su madre, además. Si podía ayudar en algo, ¿Por qué no hacerlo? No quería ser un héroe, pero sí evitar las cosas más importantes.

— ¿Quizás podría serlo? No es como si pudiera elegir serlo, estando en una situación desesperada y necesitando dinero, me convertiría en uno aunque sea por obligación. Pero si no lo necesitaría, quizás simplemente me volvería un entrenador. - De todos modos no importaba, ya era oficial que haría la prueba. — Si me convirtiera en uno, solo sería para protegerme a mí y a la gente que quiera -

Seguía caminando pero de manera repentina todo se quedó estático por unos segundos y su vista se desenfocó por un momento. Le faltó tiempo para saber si lo imaginó o realmente pasó. Aunque su corazón empezó a latir con fuerza y mucho más rápido de lo normal, como si hubiera vuelto a correr al máximo. 'M-mi cuerpo seguirá cansado' como única explicación eso se le ocurrió, puesto que no había dormido bien la noche anterior y hoy se exigió demasiado.

— Ya veo, de todos modos. Siempre estaré orgullosa de ti, te apoyaré incluso si haces mal. Después de todo eres mi hijo - al escuchar esa frase, todo temor se disipó. Sí, tenía a su madre y padre vivos con él, no había nada que temer y solo tenía que vivir en el presente. Heim y su madre eran parecidos, sacó la personalidad de su madre y el físico de su padre, bueno, más bien una mezcla entre los dos. Tenis parecidos fuertemente arraigados de ambos.

— Cuento con ello, mamá.- como bien dice la gente, siempre hay una calma antes de la tormenta, ¿no es así?

...

El camino a casa fue ameno y mucho más animado de lo que solía ser, quizás porque tuvieron un día de calma Heim y su madre, además de que era de las pocas veces que podían estar tranquilos de manera decente. Aunque fuera caminando y charlando el chico lo apreciaba. Llevaba el peluche entre manos mientras su madre abría la puerta ya que ella tenía la llave de la casa, pero paró suavemente y se dirigió al pelinegro. — No te sorprendas, pero feliz cumpleaños -

Abrió la puerta y pudo ver qué en la sala de estar estaba reunida la familia, la habitación estaba decorada con cosas relacionadas a sus gustos tanto actuales como de antes. Casi lloraba y lo hizo, simplemente se entregó al sentimiento. Eran meses de aquel sentimiento de vacío, nada lo llenaba y a duras penas sentía ganas de continuar. Estaba desmotivado porque sentía que su vida era un constante más de lo mismo, una repetición una y otra vez de lo mismo de siempre, aunque tenía amigos y había risas solo eran momentáneas.

Pero ahora sintió que algo se liberaba de él, era tan simple como saber que alguien se preocupaba por él además de su madre quien siempre lucía cansada y no pasaba mucho tiempo con él, aunque eso nunca fue porque quisiera.

— ¡Feliz cumpleaños Heim! - Gritaron todos al unísono, se limpió las lágrimas con la manga de la camisa larga y sonrió. — ¡Gracias! -

Probablemente el último que diría tan feliz, había una tormenta que se avecinaba a su vida.

Una fiesta sorpresa antes del cumpleaños real, no lo esperaba para nada.