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Chapter 3 - CAPÍTULO 3: HACIA ATRÁS.

Alexa.

Algunas personas dicen que cuando estas a punto de morir, puedes ver toda tú vida pasar por un instante ante tus ojos. No sé si sea cierto o falso, tampoco sé en dónde me encuentro ahora, pero mi cerebro me lleva a unos años atrás en mi memoria y comienzo a ver imágenes de lo que he vivido antes.

De pronto me encuentro recordando los momentos en que era muy feliz con mis padres, en dónde hacíamos picnics en el jardín de la casa, cuando horneaba galletas con mi madre en navidad o cuando salía a montar en bicicleta con mi padre o cuando en las noches de verano hacíamos fogatas para asar malvaviscos, cuando nos reuníamos con mi tío y mi prima para hacer barbacoa al lado de la piscina. Pero en un instante, esas imágenes se quedan en la oscuridad y dan paso al recuerdo más difícil de mi vida y que cambio para siempre mi mundo. La muerte de mis padres hace cuatro años.

De repente me vi cuando llegaba de la universidad ese día, entre en la sala sonriendo como de costumbre.

- Hola a todos, ya regrese. - Digo en cuanto entro.

Mi nana se voltea hacia mí y veo que está llorando, mi tío se levanta del sofá y observo que también tiene lágrimas en los ojos, mi sonrisa se desvanece por completo y corro hacia mi nana.

- Qué pasa nana, estás enferma, te sientes mal?. - Le pregunto con preocupación.

Ella niega con la cabeza, me mira y solo puede susurrar algunas palabras.

- Tus padres Alexa... - Fue todo lo que logro escuchar, ya que no pudo continuar.

La miro preocupada y luego dirijo mi mirada hacia mi tío, quien se acerca a mí.

- Alexa, tus padres tuvieron un accidente y… perdieron la vida...

Me quedo en silencio y como petrificada, caigo sentada en el sillón que tengo detrás de mí. No puedo creer lo que mi tío me acaba de decir, solo me repito mentalmente que eso no puede ser cierto.

Después, todo se volvió muy confuso, me encontré en una sala de velación con los cuerpos de mis padres en ataúdes, vestida de negro con una gran cantidad de personas que se acercaban a mí a darme el pésame, personas que en su gran totalidad, no había visto nunca en mi vida.

El entierro fue lo más desgarrador, el hecho de ver a las dos personas más importantes de mi vida entrar en un hueco de tierra y el saber que ya jamás podría volver a verlos o a escucharlos, fue el peor sentimiento que he podido experimentar en toda mi vida.

El tiempo seguía transcurriendo, ya me había graduado de la universidad y junto con mi tío me hacía cargo de los negocios familiares porque eran bastantes y apenas estaba aprendiendo.

Mi familia tenía negocios en demasiados sectores, como en pozos petroleros, en minería, en pesca, en viñedos, en cosméticos, etc. Pero a pesar de que ahora estaba a cargo de demasiadas cosas y me encontraba muy ocupada la mayoría del tiempo, siempre trataba de seguir haciendo las cosas que hacíamos en familia, para no sentirme muy sola y la casa tan vacía. Hasta le había pedido a mi tío que se mudara con mi prima a la casa, ya que también estaban muy solos por que la esposa de mi tío había muerto al dar a luz a mi prima Gisselle y era hora de que nos hiciéramos compañía un poco.

A pesar de que trataba de mantener las tradiciones familiares y que tenía momentos felices, sentía un vacío en mi alma y en el corazón, como si me faltara algo. Pero aun así, trataba de seguir con mi vida día tras día.

Un día ocurrió algo inesperado, que hasta el día de hoy no he podido comprender. Me encontraba en mi oficina abriendo la correspondencia como lo hacía todas las mañanas antes de comenzar con las actividades programadas del día. Veía tarjetas de invitaciones para fiestas y lanzamientos de productos, también recibía cartas de los niños de la fundación que había creado para ayudar a los niños sin hogar y huérfanos. Me encanta recibirlas, ver sus dibujos, su falta de ortografía, sus chistes que me hacen sonreír, a veces, hasta las carcajadas.

Cojo el último sobre que me falta por revisar, no tiene remitente y eso me parece algo extraño, solo dice: "Para Alexa Lennox", con letras color negro cursiva muy elegante. Abro el sobre color rojo, saco como una especie de carta en un papel negro, lo desdoblo para leer el contenido y me llevo una sorpresa.

El papel negro que tengo en mis manos, tiene unas letras recortadas de periódico que están pegadas con mucho cuidado. La verdad pensé que era una nota hecha por uno de los niños de la fundación, así que me apresuré a leerla.

"Tú lo tienes todo y yo no tengo nada, pagarás con tú vida toda mi desdicha".

Es todo lo que dice la nota, me quedo paralizada, no puedo creer lo que acabo de leer. Escucho que alguien toca la puerta y como no contesto, la abren y luego entran a mi oficina, es mi tío Roger.

- Discúlpame sobrina por entrar de esta manera, pero como no me respondiste, me atreví a entrar. Qué haces?, estás leyendo las cartas de tus niños?... – Me pregunta cuando se acerca a mí escritorio.

Yo seguía como en una especie de trance y solo miraba hacia la puerta de mi oficina. Mi tío se sienta en uno de los bordes de mi escritorio.

- Te pasa algo sobrina?. - Me pregunta con un tono de preocupación.

Me giro, lo miro a los ojos y le entrego el papel que tenía entre en mis manos para que lo lea.

- Lo recibí hoy - Le contesto.

Toma el papel y lo lee, unos segundos después me mira.

- Alexa, esto es una amenaza de muerte…

- No sé porque me la enviaron tío, nunca le he hecho nada a nadie, bueno eso creí hasta el día de hoy, y si es una broma?. - Le pregunto mientras lo miro muy confundida.

Mi tío saca su celular del bolsillo sin dejar de mirarme.

- No voy a correr ese riesgo, vamos averiguar lo que está pasando. - Me dice colocándose el celular en la oreja, luego se pone de pie y comienza a caminar por mi oficina de un lado a otro hablando con alguien por el celular.

Unos minutos después cuelga y me dice:

- El general Bike estará acá en 30 minutos.

Lo miro un poco incrédula y sorprendida.

- Está bien, lo esperaré, pero no crees que es demasiado?.

- Es mejor estar seguros y yo lo voy a recibir contigo.

Se acomoda en un sofá de mi oficina y coge una revista de la mesa central como si no hubiera pasado nada.

Cuando el general salió de mi oficina junto a mí tío, me quedé más tranquila. El general después de haber visto la nota, nos comunicó que era muy probable que fuera una broma de alguien que se creía muy gracioso y no era algo de qué preocuparse, pero que igual iba a investigar para estar seguros y que cuando nos tuviera respuestas se contactaría con nosotros.

Pasaron un par de semanas y no había llegado otra nota rara después del sobre rojo. El general dijo que no había señales de que alguien externo la hubiera mandado, ya que no habían encontrado ningún mensajero que hubiera llevado el sobre o alguna empresa de mensajería o que algún extraño hubiera estado merodeando por el lugar con el sobre. Entonces nos dijo, que tal vez, en caso de que el mensaje fuera en serio, era alguien que se encontraba muy cerca y que podía pasar desapercibido con mayor facilidad. Tal vez alguien que trabajaba muy cerca de mí en la oficina, en la casa o en la fundación.

Me preocupé de inmediato, la idea de tener a alguien cerca que me odiará tanto como para querer matarme no era para nada emocionante, pero tampoco podía pensar que las personas que conocía desde hace años, pudieran hacer algo como eso. Así que me rehusé a pensar en algo como eso y preferí olvidarme del tema, pero a la tercera semana, ocurrió algo que ya no pude evadir.

Me encontraba en la fundación celebrando el día del niño, haciendo juegos con ellos, comiendo dulces, riéndome con los payasos y los magos que habíamos contratado.

Estábamos en el jardín que daba a la entrada de la fundación, cuando de repente entro una motocicleta con dos personas vestidas de negro. El copiloto saco un arma de uno de los bolsillos de la chaqueta de cuero, me apunto y comenzó a disparar.

No sé cómo pude reaccionar a tiempo y tirarme al suelo, logrando evadir las balas como si algo o alguien me estuvieran protegiendo, pero fue un completo milagro de que no me hubieran herido o asesinado, pero cuando me acosté en el suelo y seguían disparando, logró escuchar entre el ruido, a los niños gritar y llorar.

Unos segundos después, se escucharon las llantas de la motocicleta derrapar con el pavimento de la entrada y desaparecer rápidamente.

Todo era un caos, los niños llorando, empleados gritando, cosas quebradas por todos lados. Me paro cuando pude reaccionar y solo saco mi celular del bolsillo trasero de mis jeans y llamo a mi tío, cuando él responde, no le doy tiempo de que diga alguna palabra.

- Tío, llama al general Bike, me acaban de hacer un atentado en la fundación. - Digo sin respirar.

- Como así Alexa, pero estás bien?, estás herida?, hay alguien herido?. - Me pregunta algo histérico.

- No tío, dispararon pero no me lograron hacer nada, pude reaccionar a tiempo y tirarme al suelo, solo hay destrozos pero nadie herido o por lo menos eso es lo que creo. - Le respondo.

- Voy para allá y llamo al general en el camino. - Cuelga de inmediato.