Mi mente seguía indagando en el pasado al mismo tiempo que estaba inconsciente, encontrándome ahora en el cementerio con mi hermana Lisa, que tenía como cuatro años en ese entonces. Andy y algunos militares que eran mis compañeros de la división, nos acompañaban en ese momento tan difícil.
Lisa estaba aferrada a una de mis piernas con miedo, así que me arrodillé, la miré a los ojos y le dije que todo estaría bien, que nuestros padres estaban descansando y nos miraban desde el cielo para cuidarnos.
Luego de unos días del sepelio de mis padres, renuncié a las fuerzas especiales por que no podía dejar a Lisa completamente sola en casa e irme para otras partes del mundo a cumplir misiones, ya que solo éramos nosotros dos. Pero algunos días después, alguien de las fuerzas especiales me comento que podría trabajar de guardaespaldas para no alejarme tanto de Lisa y con muy buena paga, por lo que no me pareció tan mala idea. Así que decido tomar el curso en los días siguientes para tener la acreditación que necesitaba lo más pronto posible, junto con Andy.
Andy es un loco y siempre lo ha sido, después de que renuncie a las fuerzas especiales y le comenté sobre la idea de ser un guardaespaldas, se apareció en la puerta de la casa de mis padres con el formulario de la academia de guardaespaldas en la mano, unos días después.
- Juntos hasta la muerte, si tú saltas yo salto. - Me dice apenas abro la puerta, colocando el formulario prácticamente en mi cara.
- Estás loco Andy, por qué renunciaste?, no tienes que hacer esto y ya deja de ver tanto la película de Titanic. - Le contesto, dejándole la puerta abierta para que entrara.
- Ustedes son mi familia ahora junto con mi mamá, claro. Además, sin ti las fuerzas especiales no tienen gracia, son aburridísimas. - Me responde al entrar y cerrar la puerta.
Nos encontrábamos en la cocina bebiendo café y hablando, cuando entra Lisa como un tornado gritando con su disfraz de ángel.
- Tío Andy, vinisteeeee!!!. - Le dice apenas entra a la cocina y lo ve.
- Claro hermosa y te traje algo. - Le contesta mientras la levanta para cargarla.
Lisa ríe mientras Andy le entrega un paquete de gusanitos de goma y la acomoda en sus piernas.
- Me la vas a malcriar. - Digo alzando la ceja y viendo a Lisa comer sus gusanos.
- Para eso son los tíos, para malcriar. - Contesta riéndose de mí y Lisa me saca la lengua juguetonamente.
Pasaron algunos meses y ya nos habíamos certificado como guardaespaldas.
Andy estaba trabajando con una chica millonaria por no decir más, ya que para mí son los peores, ya que se creen lo mejor del mundo pisoteando a los demás. Yo en cambio, estaba trabajando para un hombre mayor, que era un embajador de suiza.
Era una persona amable, pagaba bien y a veces me permitía ir a recoger a Lisa en el jardín de niños y pasar algo de tiempo con ella, pero tenía que vivir en la casa del hombre y no con ella, y aunque viviéramos en la misma zona, no veía a Lisa tanto como hubiera querido y en ningún trabajo me dejaban llevarla a vivir conmigo, por lo que esta era la mejor opción que tenía.
Gracias a la mamá de Andy que aceptó cuidar a Lisa y vivir con ella, me quedé más tranquilo y pude trabajar algo más relajado. Así que alquilamos entre Andy y yo una casa para que vivieran las dos y yo que me encontraba más cerca que Andy, podía estar al pendiente de las dos por si llegaba a ocurrir algo.
Mi familia no era de dinero, pero mis padres me habían dado buenas bases para forjarme una vida y con buenos principios morales. Nos dieron a ambos lo más importante que era el amor de una familia y gracias a eso, Lisa era lo más importante para mí y daría cualquier cosa por ella.
Cuando ellos murieron, me enteré de que la casa estaba hipotecada y que ellos se habían atrasado en varias cuotas. Ellos nunca me dijeron nada, tal vez para no preocuparme, pero cuando fui al banco para averiguar el monto de la deuda, me quedé bastante sorprendido y preocupado por la gran cantidad de dinero que era.
Claro que tenía ahorros, pero no los suficientes para pagar lo que se debía, traté de solicitar algunos créditos en varios bancos, pero no me los dieron. Al final, el banco nos desalojó de la casa dejándonos en la calle, me dolió dejarla pero me prometí que algún día la recuperaría cuando las cosas estuvieran mejor.
Después de llevar trabajando algunos meses para el embajador, se me informó que él regresaría a Suiza y ya no volvería, por lo que me quedé sin trabajo de nuevo, por lo menos hasta que la agencia tuviera nuevos puestos disponibles. Lo malo, es que el empleo en la agencia era contratado por servicio, lo que significaba que una vez terminado el trabajo, te liquidaban y te tocaba esperar hasta que hubiera uno nuevo para ti. Mientras eso pasaba, tenías que sobrevivir por tu cuenta.
Me sentía mal porque Andy estaba cargando con casi todos los gastos de la casa, pues desde que perdimos la casa Lisa y yo, vivíamos todos juntos y Andy no me dejaba cooperar mucho para que el dinero de mi liquidación y los pocos ahorros que me quedaban, me rindieran para otros gastos que pudiera tener con Lisa y para los míos.
Un día llegué de la calle con un periódico en la mano y Andy se encontraba en casa.
- Casi que no llegas, te estoy esperando desde hace rato. - Me dice casi regañándome.
- Bueno, es que salí a correr muy temprano y no soy el genio de Aladino para saber que estabas acá esperándome. - Le contesto en un tono burlón.
- Yo aún no he podido entender por qué cuando sales a correr, no te llevas el bendito celular. - Me dice alzando una ceja.
- Bueno mamá, sabes que como no estoy trabajando pues no me lo llevo. - Le digo mientras me sirvo un vaso con agua.
- Pues hijo mío, en este momento es cuando más lo debes de llevar contigo, pero ya no importa. Te conseguí trabajo en la casa en la que yo estoy prestando servicio. - Me dice sonriendo.
Estaba tomando agua, cuando lo miro.
- Bueno, empaca tus cosas que nos vamos Damián, no te quedes ahí como estatua. - Me dice mirándome como si fuera retrasado mental.
- Y Lisa?, se te olvido que ella existe, no puedo irme tan lejos de ella. Además, sabes que no me gusta trabajar para niños ricos. - Le contesto algo fastidiado.
- Primero que todo, con respecto a Lisa, sabes que mi mamá está con ella. Segundo, no tienes otra opción que aceptar mi propuesta por que no te ha resultado nada en un mes y aparte, haces si no preocuparte por el dinero. Tercero, la señorita Lennox es muy diferente a lo que has conocido y de lo que piensas de los niños ricos, es tanto que le hable de ti y sin pensarlo dijo que te contrataría y por último, en los días de descanso vendremos a ver a Lisa, sé que no te gusta la idea de estar tan lejos de ella, pero no hay más. - Me dice regañándome.
- Vaya, al parecer ya tienes todo arreglado. - Le contesto sin nada de entusiasmo.
- Iré a empacar. – Es lo último que digo, después de unos segundos de silencio.
- Sé que no te vas arrepentir y te quedarás trabajando para los Lennox con mucho gusto, te lo puedo apostar. - Me dice mientras subo las escaleras.
Ya estábamos en camino hacia mi nuevo trabajo y no me entusiasmaba la idea de trabajar con ese tipo de gente, pero Andy tenía razón, no tenía más opción por ahora y he de confesar, que separarme de Lisa fue muy difícil para mí. Pero ella fue más fuerte que yo, debo decir, porque no lloro, lo entendió todo como una campeona y me dio su osito de peluche favorito para que me cuidara y no la olvidara.
Un par de horas después, llegamos a la gran ciudad. El viaje se me hizo eterno, Andy estuvo molestándome todo el camino por que cuando me subí al auto, estaba deprimido por dejar a Lisa y más cuando cargue el osito todo el camino.
La residencia quedaba en las afueras de la ciudad, era enorme. Una casa muy bonita, debo de decir, con dos pisos, pero ocupaba un tamaño importante de la propiedad.
Había jardines con muchas flores y árboles, tenía piscina, una vista espectacular de toda la ciudad, gimnasio, casa aparte para las personas que trabajan ahí, muy amplia. Me impresionó que los empleados tuvieran tantas comodidades.
Después de que Andy me diera todo el tour por la casa de empleados, me mostró mi habitación. Era enorme, tenía su propio baño, bueno todos los empleados tenían su baño privado, un televisor enorme como de 50 pulgadas, hasta Xbox y PlayStation, tenía una sala pequeña, un pequeño jardín para leer en los tiempos libres o relajarse cuando quisieras, hasta hamaca había, la cama era enorme, cabían como tres personas ahí. En fin, era como un pequeño pent-house para cada empleado.
Cuando termino de desempacar y de darme un baño en esa súper tina, llamo a Lisa para saber cómo estaba y luego me duermo.
Al otro día, después de organizarme y de desayunar delicioso, tocan mi puerta.
- Puedo entrar hermano?. - Me pregunta Andy al mantenerse en la entrada de mi mini pent-house.
- Si claro. - Le contesto.
- Es hora de que te presente a la familia y a tú protegida.
Dicho esto, termino de arreglarme la corbata, respiro profundo y me digo mentalmente que aquí íbamos y salgo de la habitación.
Entramos a la casa y cuando pasamos a la sala, esta una mujer un poco mayor pero muy bonita, tejiendo como una especie de bufanda.
- Buenos días señora Sonia, le presento al nuevo guardaespaldas, Damián Evans. - Dice Andy.
La mujer deja de hacer su tejido, me mira sonriendo y se levanta de su silla.
- Bienvenido hijo, es un placer conocerte y eres muy guapo. Espero que te guste trabajar aquí. - Me dice dándome un abrazo muy maternal.
- Muchas gracias señora Sonia, es un placer conocerla. - Le contesto un poco apenado.
- Dime Sonia, quítame lo de señora, estoy entradita en años hijo pero no estoy muerta todavía y tú Andy, cuántas veces te tengo que decir que no me digas señora. - Miro a Andy que esta apenado mientras lo regañan.
Solo puedo sonreír porque nunca había visto a Andy así de avergonzado.
Mientras estamos en la sala con la señora Sonia, dos personas bajan por las escaleras. Un señor con algunos años y una mujer más joven.
- Señor Lennox y señorita Gisselle, muy buenos días, les presento al nuevo guardaespaldas Damián Evans. Agente Evans, ellos son el señor Roger Lennox tío de la señorita Alexa y ella es la señorita Gisselle Lennox prima de la señorita Alexa e hija del Señor Roger y la señora Sonia que ya la conoces es la nana de la señorita Alexa.
- Encantado de conocerlos señores Lennox. - Les digo presentándome.
- El gusto es nuestro muchacho, esperamos que te guste trabajar con nosotros. - Me contesta amablemente mientras coloca una mano en mi hombro.
- Hay pero que hombre tan atractivo, lo quiero para mí papá. - Dice la mujer que está al lado del hombre al bajar las escaleras de la casa, mirándome fijamente como si fuera un pedazo de carne.
Me sentí incómodo y solo podía pensar que aquí íbamos con los niños ricos.
- A sus órdenes señorita. - Le contesto con total frialdad y algo de cortesía.
- No Gisselle. - Le responde el señor Lennox en un tono molesto.
- Pero papá, lo quiero a él. - Le responde su hija como haciendo berrinche.
- Se te olvida que todo este problema se desató por tú culpa porque ya no querías al guardaespaldas que tenías y nos tocó cambiar todo el esquema por ti. Ahora el agente Simons te cuidará a ti, yo seguiré con el señor Bale, el agente Thompson ya trabajara en la seguridad de la casa y el agente Stones se quedará en casa cuando Sonia no salga. La verdad, es que no sé por qué Alexa tiene tantas consideraciones contigo. - Le dice muy enojado.
- Pero papá yo quiero a este, Alexa puede tener nuevamente a Simons. - Le contesta a su padre con rabia.
- No, no y no Gisselle. Dejaste a tú prima sin guardaespaldas por tus caprichos y ella es quién más lo necesita. Las cosas se van a quedar como están ahora, está claro?. - Le dice su papá bastante enojado y mirándola como si la quisiera ahorcar.
Yo sólo miraba la escena y por dentro me dije mentalmente:
- Si quiere señor Lennox, yo la ahorco por usted y gratis.
- Pues le voy a decir a Alexa y ella no me va a negar lo que pido. - Le dice a su padre muy enojada, saliendo de la sala para entrar en un pasillo.
- Esta niña ya me tiene con dolor de cabeza, no sé por qué es tan malcriada. - Comenta el señor Lennox mientras se da un masaje en la sien.
- No te preocupes Roger, sé que algún día Gisselle madurará, de pronto para el año tres mil pero tengamos fe. - Le comenta en tono de broma la señora Sonia y este le sonríe.
- Por lo menos tú tienes una fecha, me voy para el estudio a encargarme de que Alexa no ceda esta vez… que pena contigo muchacho, pero sólo mi hija es así, los demás miembros de la familia no somos berrinchudos. - Me dice el hombre al salir de la sala.
- No se preocupe señor. - Le contesto mirándolo cuando se disculpa conmigo.
Mientras los Lennox estaban reunidos en el estudio, la señora Sonia y Andy me hicieron un recorrido por la casa para conocerla y saber las ubicaciones de todo. Cuando regresamos a la sala, nos topamos con la señorita Gisselle que iba hacia la puerta principal muy enojada, luego aparece su padre tomando aire.
- Qué pasó Roger?, porque Gisselle salió así de la casa?. - Pregunta la señora Sonia.
- Porque le pedí a Alexa que no la complaciera y ella estuvo de acuerdo conmigo, la puso en su sitio y como ya comprenderás salió hecha una fiera. Esta hija mía me va a sacar canas verdes. - Le responde a la señora Sonia.
- Bueno, con canas verdes creo que quedarías... como es que dicen, aaaaaa si, como rebelde sin causa. - Le dice la señora Sonia y los dos soltaron carcajadas casi al mismo tiempo.
- Hay Sonia, que imaginación… pero hablando de eso, me imaginas en pantalones de cuero, con el pelo verde y con un chaleco sin camisa mostrando esta barriga. Noooooo, me toca pagarles psicólogo a todos los asistentes del concierto. - Los dos se ríen con muchas ganas y Andy y yo hacemos un esfuerzo para no reírnos también.
- Bueno me voy a la oficina Sonia y muchachos, Alexa los espera en el estudio. - El señor sale de la casa.
- Bueno chicos yo también tengo cositas que hacer, los dejo, están en su casa y tu Andy, ya sabes el camino. - Nos dice con una sonrisa en el rostro al marcharse hacia la cocina con sus implementos para tejer.
Sigo a Andy hasta llegar a una puerta de madera, él toca y la voz de una mujer nos autoriza la entrada, Andy la abre e inmediatamente habla.
- Buenos días señorita Alexa, le presento a su nuevo guardaespaldas, Damián Evans, uno de los mejores que conozco por no decir el mejor en este gremio.
Mientras Andy habla, miro hacia la mujer que se encuentra montada en una escalera cogiendo unos libros de los estantes de arriba, la cual esta vestida con unos tenis blancos sencillos, un jean blanco y un suéter largo como de lana color gris. La verdad, es que me esperaba ver a una mujer con vestido, tacones muy altos y capas de maquillaje extravagante. Pero solo veo a una mujer simple, con el cabello recogido en una cola alta y las puntas del cabello en ondas, un maquillaje demasiado suave con un brillo color rosa en los labios.
Andy va hacia ella, la ayuda a bajar de la escalera y le sostiene los libros para que no se caiga al bajar. Ella se logra bajar de la escalera, le sonríe al mirarlo y le da las gracias por ayudarla, luego se voltea hacia mí, me mira y me sonríe.
- Buenos días Damián, es un placer conocerte. Me han hablado mucho de ti, siéntate por favor. - Me dice muy amablemente.
Andy sale del estudio y me quedo a solas con ella, tomo asiento en una de las sillas del escritorio.
Mientras coloca los libros encima del escritorio, la observo un poco. Tiene el cabello castaño oscuro y unos ojos color miel que daban como visos verdes cuando la luz hacia contacto con ellos, mide como 1,65 cm, es delgada. La verdad es que tiene cuerpo como de modelo de revista, es una mujer muy hermosa.
Ella se sienta en un borde de la mesa con gran despreocupación y sus ojos se encuentran con los míos.
- mmmm… ya veo por qué mi prima hizo tanto escándalo, eres un hombre muy atractivo. - Me dice con una sonrisa.
No sé porque me ruboricé, nunca me había pasado pero lo hice.
- Te pido una disculpa por lo que sucedió, mi prima no es mala pero tiene un carácter difícil y cuando se trata de hombres atractivos, bueno... - Me dice algo apenada.
- No se preocupe señorita Lennox, yo entiendo. - Le digo un poco incómodo por la situación que se había presentado, luego ella me tiende la mano.
- Soy Alexa Lennox y estarás conmigo casi las veinticuatro horas del día con los siete días a la semana, pero quiero que me cuentes un poco de ti Damián… - Me dice sonriendo y con curiosidad.
- El agente Stones ya me ha informado sobre lo que ha ocurrido con usted y ya conozco toda la propiedad. - Le digo seriamente, creo que más de lo normal. Ella alza una ceja mientras me observa.
- Bueno, ya veo que estas muy enterado de la situación y no esperaba menos de ti, mucho menos con lo que me ha contado Andy, pero eso no fue lo que te pregunté. - Me mira algo divertida, creo.
Eso sí que no me lo esperaba, nunca nadie me había preguntado sobre mí, quiero decir, sobre la persona que había detrás de un uniforme y un arma.
- La verdad señorita Lennox, no tengo mucho que decir. - Le contesto sorprendido.
- Primero dime Alexa por favor y cuéntame lo que consideras que no es mucho. - Me dice interesada.
- Bueno… tengo una hermana menor, estuve en las fuerzas especiales y cuando mis padres murieron, me volví guardaespaldas para estar un poco más con mi hermana y eso es todo, le dije que no era mucho. - Le contesto algo nervioso.
- Está bien, veo que eres reservado, así que por ahora no voy a insistir. Revisa esto por favor y me dices si estás de acuerdo. - Me dice con un suspiro de frustración.
Luego coge unos papeles y me los entrega, se pone de pie y se va directamente a mirar los libros del escritorio. Miro la carpeta, la abro y es mi contrato.
Lo leo detenidamente y cuando llego a la parte de mi sueldo, abro mis ojos como dos platos por la sorpresa. La cantidad es enorme, nunca nadie me había pagado tanto.
- Señorita Lennox, creo que hay una equivocación. - Le comento, estaba seguro que se habían equivocado con la suma al hacer el contrato.
Ella me mira dejando uno de los libros en la mesa y se acerca a mí.
- Déjame mirar que se encuentra mal Damián. - Le muestro con el dedo y ella me observa.
- Te parece poco?,.. podemos arreglarlo… - Me pregunta con cara de preocupación.
- No señorita Lennox, creo que es demasiado. - Le respondo muy sorprendido por lo que acaba de decir.
- aaaaaaa, me asustaste. A mí me parece que es lo justo, el trabajo de ustedes es muy riesgoso y es lo mínimo que puedo hacer, aunque con todo el dinero del mundo no se podría pagar su oficio. Hay alguna pregunta más sobre el contrato?. - Me pregunta y muevo mi cabeza de forma que le respondo que no, ya que no puedo hablar por lo sorprendido que estoy.
- Bueno Damián, bienvenido y si necesitas algo me lo dices por favor.
Firmo el contrato y salgo del estudio al pedir permiso para retirarme, Andy me está esperando afuera.
- Ya firmaste?. – Me pregunta.
- Si. - Le respondo.
- Y qué te pareció la señorita Lennox, un ogro verdad?. - Me pregunta muy divertido.
- La verdad, no era nada lo que me imaginaba. - Le contesto muy sorprendido.
No, definitivamente pienso que no era nada de lo que imaginé…