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Chapter 6 - CAPÍTULO 6: CONFRONTACIÓN.

Me despierto un poco brusco y me doy cuenta de que estoy en el auto, me estiro un poco y miro el reloj. Son las once de la mañana, enderezo el asiento para salir del auto con la maleta, busco un baño, me lavo la cara y los dientes solamente porque ya me había bañado, regreso al auto y guardo todo después de limpiar.

Vuelvo a la sala de espera de la unidad de cuidados intensivos y ahí están Andy, la señora Sonia y el señor Lennox.

- Damián, hijo, pudiste descansar un poco?, porque mejor no te vas a la casa?. - Me dice la señora Sonia con su tono maternal.

- No se preocupe señora Sonia, pude descansar y aprovecho para disculparme por las molestias que le estoy ocasionado con Lisa. - Le digo bastante apenado.

- Cuál molestia Damián, a mí me encanta atender a Lisa. Me hace recordar cuando Alexa estaba pequeña y Lisa es un encanto. - Me dice cogiéndome las manos.

- Igual pienso ir a recogerla hoy al jardín y hablar con ella, pero me voy aprovechar de usted nuevamente. Habría algún problema que usted volviera a cuidarla hoy para quedarme acá en la noche?. - Le pregunto a la señora Sonia con vergüenza.

- Claro que no hay problema, yo me hago cargo. Ya te he dicho que me encanta ayudarlos y si estás cuidando a mí otra niña… con más gusto lo hago. - Me contesta con mucha amabilidad y en un tono muy tranquilizador.

Mientras converso con la señora Sonia, puedo ver por el rabillo del ojo que Andy se acerca a nosotros, por lo que dejo de observar a la señora Sonia y le pregunto a él si hay alguna nueva novedad.

Unos minutos después de que estamos todos reunidos, sale el doctor del puesto de enfermería, comunicándonos que la señorita Alexa se encuentra estable pero aún en estado crítico porque la inflamación en el cerebro persiste y el pulmón perforado, había vuelto a colapsar.

Cuando todavía estamos reunidos en la sala de espera un poco más tarde, de pronto lo veo entrar. Me quedo totalmente paralizado, no puedo creer lo que mis ojos están viendo y luego cuando reacciono, me comienza a hervir la sangre de pura ira.

El señor Roger se pone de pie con una rabia que se puede ver en sus ojos, es evidente de que él se siente de la misma manera en que me estoy sintiendo yo con respecto a quien estamos viendo.

- Usted no puede estar aquí señor Hall, le voy a pedir que se vaya. - Le habla el señor Bale al hombre que ha acabado de entrar a la sala de espera.

- Tengo todo el derecho de estar aquí, ya que mi prometida y futura esposa se encuentra en este hospital. - Le contesta Hall al señor Bale con arrogancia.

La señora Sonia se le acerca en silencio y al momento siguiente, todos los presentes escuchamos el sonido de un golpe seco, el sonido de la cachetada que ella le ha propinado a Hall.

- Cómo te atreves a venir?, todo lo que está ocurriendo es tú culpa, lárgate de aquí porque no la verás. - Le dice la señora Sonia con mucha ira, nunca la había visto así.

- Lárgate de aquí, maldito!!!. - Le grita el señor Roger mientras Andy lo sostiene para que no se le tire encima a golpearlo. Si me preguntan a mí, no lo hubiera detenido, es más le hago barra y le ayudo.

- Ustedes no pueden prohibirme nada porque yo soy el futuro esposo de Alexa. - Contesta Ryan Hall con prepotencia.

- Y tú aún crees que tienes derecho a algo después de lo que hiciste?, es el colmo… crees que Alexa te va a perdonar semejante humillación que le hiciste delante de todos los invitados?, o es que tienes pérdida de memoria y no te acuerdas de que minutos antes de que mi prima diera el sí, se proyectó un video en el altar de la iglesia sobre ti teniendo relaciones con otra mujer después de su compromiso y diciéndole a esa extraña, que tenías a mi prima comiendo de tú mano. – Dice la señorita Gisselle al entrar e interrumpir la discusión que hay en la sala.

- Sé que Alexa me perdonará cuando escuche lo que tengo que decirle… - Le contesta Hall con una rabia extraña.

- Mi prima no está en condiciones de recibir a nadie, ni siquiera nosotros podemos verla, nosotros que si somos su familia. Puede ser que mi prima sea muy noble y que a veces se comporta como la madre Teresa de Calcuta, pero no es tonta y tú la engañaste, la pisoteaste, la humillaste y le diste en su ego de mujer. Conozco a mí prima y ella jamás te va a perdonar y mucho menos se va a querer casar contigo otra vez. Así que es mejor que te largues y no pierdas más tú tiempo y no nos hagas perder el nuestro, chicos sáquenlo de aquí. - Dice con mucha decisión a los demás guardaespaldas. Por primera vez, estoy completamente de acuerdo con ella y con su actitud.

En los siguientes segundos, los demás guardaespaldas lo tienen neutralizado.

- Lo acompaño hasta la salida señor Hall. - Le dice el señor Bale con total calma mientras él lucha por deshacerse del agarre de los guardaespaldas.

- Esto no se va a quedar así, voy a seguir viniendo hasta que la pueda ver. - Contesta con rabia y alzando un poco la voz.

Ya llegados hasta este punto, él ha pasado los límites y yo ya he tratado de contenerme por mucho tiempo, pero ya es suficiente. Así que me acerco a él y me coloco al frente, nuestras miradas se cruzan de inmediato.

- No voy a permitir que la vea, ni que se le acerque a menos que ella lo autorice y eso si ella sobrevive. Así que de la manera más atenta, le voy a pedir por última vez que se vaya. - Le digo con un poco de insolencia porque la verdad, es que lo estoy provocando.

- Tú no eres nadie para decirme algo o para hablarme así, eres un simple guardaespaldas y no tienes derecho a nada aquí. - Me contesta furioso.

- Me parece que está un poco sordo… voy hacer buena persona y se lo voy a repetir. Lárguese y no vuelva. - Le digo nuevamente y veo de inmediato que es el momento justo para lo que quiero hacer, así que le hago una señal a los guardaespaldas para que lo suelten y de inmediato ellos lo hacen con una sonrisa.

En cuanto él se siente libre, trata de pegarme pero lo esquivo sin mayor esfuerzo una y otra y otra vez, hasta que veo el momento oportuno para darle un golpe tan fuerte y con tantas ganas en la cara, que se cae al suelo en cuanto lo recibe. Mientras él sigue en el suelo, él me mira con ira y odio, tocándose la nariz que comienza a sangrar.

- Me las vas a pagar maldito, me rompiste la nariz y esto no se va a quedar así, prepárate porque te voy a demandar y esto me lo vas a pagar muy caro. - Me dice mientras se trata de levantar del suelo.

- Haga lo que quiera… igual perderá su tiempo porque tengo licencia para pegarle a idiotas como usted, es mi trabajo y está en mi contrato. - Le contesto con toda la calma del mundo, porque por fin he hecho lo que por meses había deseado hacer y mucho más, desde el día de la boda cuando lastimó a la mujer más maravillosa del mundo.

Mis compañeros volvieron a cogerlo por los brazos para llevarlo a la salida y detrás de ellos va el señor Bale.

- Guau, Superman, no hay criptonita cerca al parecer… - Comenta la señorita Gisselle mientras se acerca a mí como si fuera un depredador. Esa mujer sí que me incomoda.

- Eres una caja de sorpresas bombón. – Me sigue hablando mientras coloca sus brazos alrededor de mi cuello.

- Solo hago mi trabajo señorita Gisselle. - Le contesto mientras quito sus brazos de mi cuello. Hay algo en ella que no me hace sentir bien.

- Estás seguro de que solo es por tú trabajo?. - Me pregunta muy seria y molesta.

- Gisselle… acompáñame a la cafetería por favor. - Interrumpe el señor Roger para luego llevarse a su hija, tomándola del brazo.

- Ay!!!, esta niña… ni en un momento como este deja de hacer comentarios tan salidos de tono. - Dice la señora Sonia mirando por donde se han ido Gisselle y el señor Roger.

- Muchas gracias hijo por defender así a mí niña de ese monstruo, la verdad es que el instinto nunca se equivoca. Ese tipo nunca me gustó para Alexa, no me inspiraba nada de confianza y con todo lo que ha pasado, menos. Pero contigo fue diferente… el día que llegaste para cuidar a mí niña y te conocí, ese día supe que contigo ella iba a estar segura y a salvo y hasta el día de hoy no me he equivocado porque nadie la puede proteger y querer mejor que tú. - Comenta con mucha sinceridad la señora Sonia.

- Usted no tiene que darme las gracias señora Sonia, solo hago mi trabajo y para decir verdad, a mí tampoco me dio confianza ese tipo. - Le contesto evadiendo la otra parte que ella ha mencionado.

Un rato más tarde, estoy en la puerta del jardín de Lisa que ya tiene seis años.

Mientras espero a que salga, me siento muy intranquilo de dejar el hospital después de lo que ha sucedido hoy con ese tipo. Sé que no está sola, ya que hay guardaespaldas en el hospital para que nada vuelva a suceder y aunque Andy me aseguró que nadie iba a entrar nuevamente y que él personalmente estaría pendiente de la situación, sigo intranquilo. En el fondo siento que nadie puede protegerla como yo, aunque debo confesar, que me siento culpable por no haber evitado el sufrimiento de la señorita Alexa en la iglesia y el accidente, yo debí haberme quedado con ella y acompañarla al auto. Luego, una vocecita me saca de mis pensamientos gritando y corriendo hacia mí, la cojo por sus brazos y la cargo en cuanto llega a mí.

- Hermano viniste por mí. - Me dice con gran emoción.

- Claro peque, quieres ir al centro comercial a comer helado?. - Le pregunto con entusiasmo porque sé que no me va a rechazar.

- Siiiiiiiiiiiiiiii!!!! - Me contesta con un grito que casi me deja sordo.

Estamos en el centro comercial y mientras nos traen las copas de helado, Lisa está divirtiéndose en la piscina de pelotas jugando y riendo, pero unos minutos después se sale por que ya está cansada. Se sienta en la silla que está al frente de la mía con la respiración un poco agitada y yo la miro muy divertido.

- Estás cansada peque?. - Le pregunto sonriendo.

- Si, un poco. - Me contesta como si fuera una mujer grande.

Me sonrío al escucharla y en ese momento nos llevan las copas de helado que habíamos pedido. Empezamos a comer y yo la sigo mirando muy divertido porque tiene helado en la cara, hasta que nos minutos después, ella deja de comer y me mira seriamente con la cuchara de helado en la mano.

- Te ves cansado… Alexa va a morir Damián?, se va a ir al cielo como nuestros papás?. - La miro muy sorprendido cuando toca el tema, definitivamente los niños son una caja de sorpresas.

Dejo la cuchara de mi helado en la copa y le hago señas para que venga hacía mí, cuando llega a mí lado, la cargo y la siento en mis piernas, saco un pañuelo de mi saco y le limpio el rostro.

- Peque no voy a mentirte… la señorita Alexa está muy enferma, hay que pedirle a Dios en nuestras oraciones que la deje con nosotros un tiempo más. - Le contesto mirándola a sus ojitos tristes de color gris.

- mmmmmm, entonces ella podría ir al cielo con mis papás y los de ella?. - Me pregunta con lágrimas en los ojos y le respondo que esa opción puede ser posible.

- Pero mira peque, hay que tener fe en Dios y rezar mucho, mucho. - Le comento tocándole el cabello para darle un poco de ánimo.

- Si es así, le voy a rezar mucho a diosito para que le dé permiso de quedarse acá con nosotros. - Me contesta un poco más animada, así que la bajo de mis piernas y seguimos comiéndonos el helado.

Ya son como las siete de la noche cuando vuelvo al hospital después de llevar a Lisa a la mansión y al entrar, me encuentro a la señora Sonia y a Andy.

- Que bueno que llegó agente Evans, voy a llevar a la señora Sonia a la casa. - Me dice Andy al verme y luego mirándola a ella.

- Alguna novedad Stones?. - Le pregunto a Andy.

- Ninguna, solo que ya se hizo la rotación de turno con los demás guardaespaldas, si ocurre algo, avísame… no importa la hora. - Me dice mientras ayuda a la señora Sonia a levantarse, la pobre se ve agotada.

- Que descanse señora Sonia. - Le digo en tono de despedida.

- Gracias Damián, te encargo a mi niña por favor y no te preocupes por Lisa que deje instrucciones para que la atiendan mientras estoy acá. - Me dice nuevamente con tono maternal.

- Muchas gracias. - Le contesto y luego los dos se van de la sala de espera.

Hablo con los demás guardaespaldas para dar algunas instrucciones ya que yo estoy a cargo, no voy a permitir que ese hombre se le vuelva acercar, luego me dirijo a la capilla del hospital a rezar un rato. Después de media hora, regreso a la sala con un café en la mano, cuando tomo asiento y me preparo para beber mi café, el doctor se acerca a mí.

- Los familiares de la señorita Lennox, ya se han ido del hospital?. - Me pregunta cuando llega hasta mí.

- Si doctor, ocurre algo con la señorita Lennox?. - Le pregunto colocándome de pie rápidamente, con mucho miedo reflejado en mis ojos y preocupación en mi voz.

- Tranquilo… no ha pasado nada, sólo que le iba a permitir a uno de ellos ver a la señorita Lennox unos minutos. - Me responde.

- Doctor me asustó, pensé que me iba a dar una mala noticia. - Le contesto con un suspiro.

- No fue mi intención asustarlo. - Dice apenado.

Me siento nuevamente y cuando voy a beber un poco de café, el doctor regresa nuevamente a mí.

- A usted le gustaría verla por un momento señor Evans ?. - Me pregunta y sin pensarlo, le respondo afirmativamente.

Para poder ingresar a la unidad de cuidados intensivos, me hacen colocarme una bata, gorro, tapabocas, guantes y polainas. Luego el doctor, me indica el camino para ingresar a los cubículos y me indica en cual se encuentra la señorita Lennox.

- Recuerde que solo son unos minutos, ahora lo dejaré solo. - Me comunica el doctor en la entrada del cubículo y acto seguido se marcha hacia el puesto de enfermería.

Me paralizo por completo antes de ingresar delante de la puerta de cristal, hay un silencio desgarrador en el lugar, solo se escucha el sonido del monitor de signos vitales, de algunas bombas de infusión y del ventilador mecánico. Luego me acerco lentamente y a medida que lo hago, me comienza a doler el alma al verla en ese estado.

Tiene en la pierna derecha un yeso que va desde la cadera al pie, igualmente en el brazo derecho que va desde el codo hasta la muñeca, tiene raspones y moretones en el resto del brazo y en el izquierdo. Miro hacia arriba y tiene un collarín, raspones en la cara, el tubo del ventilador en su boca, un hematoma enorme en el ojo derecho y vendaje en la cabeza.

Como si fuera un robot y ya me hubieran programado para hacerlo, acerco mi mano lentamente para tocar sus dedos que sobresalen del yeso. Están fríos, faltos de vida.

- No te vayas Alexa, te necesito. - Le digo en un susurro mientras continuo tocándole los dedos, con lágrimas en los ojos.