Chapter 25 - Capitulo 24

Salí del salón guiado por el viejo mayordomo que me escoltó por la tarde, si recuerdo bien su nombre es Andrew.

Subimos un par de escaleras para llegar a la tercera planta de la mansión y finalmente llegamos al frente de una habitación con una puerta de madera relativamente grande adornada con relieves dorados.

- Estamos aquí señor - Dijo Andrew al tocar ligeramente la puerta.

- Entren - Respondió el Duque León desde el otro lado.

Ante la respuesta el mayordomo abrió la puerta y me hizo un gesto para pasar, dentro la habitación era iluminada por un artefacto parecido a una bombilla hecha con una piedra de maná, similar a la que obtuve del zorro pero más pequeña y llena de imperfecciones.

= Las diferencias en la calidad se deben a la fuerza del monstruo del cuál fueron extraídas =

Útil como siempre, frente a mí el Duque se hallaba sentado detrás de un hermoso escritorio de madera, su gran presencia inundaba la sala, no solo su fuerza sino su voluntad ejercen algo similar a una presión física, un fenómeno algo extraño pero he sentido algo similar antes, solo que mucho más fuerte, la presencia de ella.

Tomé asiento frente al escritorio y miré fijamente al Duque, durante unos instantes me miró sin parpadear, trataba de medirme supongo.

- Así que un viajero y un santo al mismo tiempo, me preguntó si ambas cosas son verdad -

- Ni siquiera tengo en claro lo que es un santo y jamás me identifique como uno - Respondí.

- Supongo que es verdad, que tal si salimos de dudas muchacho - Dijo el Duque al mismo tiempo que hacía un gesto al mayordomo para que acercase una caja.

El pequeño cofre estaba cerrado con un pequeño broche, en la tapa había un grabado de un angel encapuchado con las manos juntas en un gesto de rezo.

- Este artefacto fué confiado a mi familia hace mucho tiempo por la iglesia, la mayoría de familias nobles de alto rango tienen uno, sirve para identificar posibles santos, solo hace falta que circules en el algo del poder sagrado que manejas - Explicó el Duque.

- Supongo que no hay otra opción, deme esa cosa -

El mayordomo abrió suavemente la caja y puso el contenido en mis manos, un colgante, hecho enteramente de algo similar al oro, en el medio había un cristal finamente cincelado y recubierto con adornos igualmente dorados.

Cómo me indicaron circule un poco del poder sagrado de Ruminas en él y comenzó a brillar intensamente, un destello radiante que inundó completamente el salón.

Tras unos instantes dejé de suministrarle energía al colgante y el brillo se apagó por completo, devolví el mismo a la caja y miré al Duque.

- Muy bien, muy bien, pasaste la prueba muchacho, lo siento por el mal trato pero entenderás que la situación no es la mejor en este momento y temía que fueras un espía enemigo, pero esos viejos maquinadores no tendrían acceso a un santo como tú - Dijo el duque visiblemente aliviado.

- No se preocupe, yo mismo sospecharía de lo oportuna que es la situación - Respondí.

- Ahora que el asunto está resuelto permíteme agradecerte por toda tu ayuda, recibí los informes de parte de mi esposa, no solo removiste la maldición que devoraba mi cuerpo sino que salvaste la vida de mi hija - Mientras decía eso se puso de pie y realizó una reverencia.

- Levante la cabeza, todo fué parte de mi acuerdo con su hija menor -

- Aunque lo digas, cómo padre estoy agradecido que la hayas rescatado y respecto a tu recompensa ya tengo un par de residencias cerca de aquí que cumplen con tus peticiones, también he escuchado que tú esposa trabajará en esta mansión, ten por seguro que cuidaremos de ella - El viejo Duque superó mis expectativas, generalmente los nobles son personas arrogantes pero este hombre no parece ser igual.

- Siendo ese el caso espero que nos llevemos bien durante mucho tiempo - Dije.

El resto del tiempo el Duque y yo hablamos sobre mi pasado y el encuentro con su hija así como de las acciones que tomará su familia en el futuro, pronto llegamos al tema que más me interesaba.

- Su condición física no parece haber regresado del todo cierto? -

- Así que lo notaste, a pesar de los intentos de ese viejo por sanar mis heridas parece que algo no está bien del todo, tampoco perdí totalmente mis poderes pero en éste estado no creo poder recuperarme -

- Si me da algo de tiempo es posible que pueda ayudarlo usando el conocimiento de mi mundo pero no estoy seguro del todo de poder hacer algo -

- No te preocupes, algo de esperanza es suficiente - Dijo el Duque con un tono resignado.

- No entiendo bien la magia de éste mundo pero puedo deducir que la disminución en su fuerza se debe a un daño en las venas que conducen el maná - Respondí.

- Espera, como es que no entiendes la magia? - Pregunta

- De dónde yo vengo el maná no existe - Expliqué que al llegar a este mundo no sabía de la existencia de la magia y el maná pero el Duque se quedó callado un tiempo algo sorprendido.

- Dices que en tu mundo no existe el maná pero puedo ver el enorme resplandor de tu reserva... Pierdes el control de él por momentos y se filtra como una luz cegadora niño - Al parecer debido a mi poco refinado método para ocultar mi energía, cada cierto tiempo se filtra y es completamente visible aunque solo por unos instantes y es solo debido a la basta experiencia del Duque que puede verla.

- Así que incluso los santos no son omnipotentes, deberías aprender a manejar ese poder apropiadamente o solo desperdiciaras tu energía en las peleas - Me dió una breve explicación sobre como mejorar mi circulación interna y me prometió entrenarme después.

Finalmente debido a la hora nos vimos obligados a terminar nuestra reunión privada para irnos a descansar.

Tras un día agotador era hora de dormir, una vez que entré a la habitación pude ver a Nephy saliendo del baño adjunto, su cabello aún estaba húmedo y vestía algo similar a un negligee de color blanco.

Se sobresaltó pero al darse cuenta de que era yo se relajo instantáneamente.

- Hubo algún problema con el Duque? - Preguntó al mismo tiempo que se sentaba sobre la cama.

- No, solo quería confirmar algunas cosas conmigo, todo resultó bien - Respondí sonriendo mientras me acercaba a ella.

- Date una ducha y es hora de dormir, por fin podemos recostarnos juntos en una cómoda cama - Su sonrisa era gratificante para mí, es cierto que hemos estado todos esos días en el bosque y solo podíamos dormirtar por turnos, no supuso mucha dificultad para mí pero debió ser muy duro para ella.

- Regreso enseguida - Dije, mientras le daba un rápido beso.