Ante mis palabras Kazak lanzó una gran carcajada.
- Así debe ser mi cuñado, sin miedo a lo desconocido para salvar a nuestra hermanita, vamos chico pelea conmigo - Gritó entre risas.
- Kazak!!! Controla tu comportamiento, aunque sea familia ten algo de dignidad - Dijo Tristania, al mismo tiempo que lanzaba algo similar a una bola de energía en dirección a la frente de su hermano.
El impacto fué tan fuerte que cayó hacia atrás llevándose el pequeño trono de piedra, mientras que ella solo se frotaba las sienes con fastidio, lanzó un gran suspiro y continúo sus palabras.
- Cómo decía, la situación es crítica, la fuerza del parásito no es algo que los mortales comunes sean capaces de vencer pero tampoco es lo suficientemente poderoso cómo para que alguno de nosotros pueda intervenir - Dijo ella visiblemente frustrada.
- Deja que te cuente una pequeña historia Nathaniel... hace mucho tiempo, antes de que todo existiera, nació un ser, su fuerza y sabiduría no tenía comparación pero existía en la nada, por lo que tras mucho meditar su propósito llegó a la conclusión de que este era traer la creación, ideo un sistema complejo al que llamó realidad y dió origen a la vida, eso agotó sus fuerzas pero antes de desaparecer para siempre, creó un grupo de especies a las que les dió un rol en la existencia, entre ellos, nosotros los dioses, a quienes nos concedió autoridad sobre su creación pero nos impuso una serie de restricciones para evitar que ejercieramos injustamente dicha autoridad -
- Así que esas restricciones les impiden actuar en ésta ocasión, pero hay algo que no entiendo, si la fuerza del parásito es algo más allá de los mortales, cómo puedo ganarle siendo yo un mortal - Pregunté.
- Oh Nathaniel, tú no eres un mortal cualquiera, posees las bendiciones de cuatro dioses y hay algo especial en ti que ni siquiera nosotros entendemos, si alguien en ese mundo es capaz de ganar, eres tú - Respondió.
- También estamos dispuestos a traer algo de tu mundo para que te ayude en tu batalla, puedes elegir cualquier objeto inanimado -
- Me alivia saber eso pero aún necesito información, ésta situación se debe solucionar limpiamente - Dije.
- Tienes razón, observa aquí - Dijo señalando un globo de luz que se proyectó sobre la mesa.
- No podemos rastrear exactamente su ubicación pero tenemos dos cosas en claro, número uno, está en alguna parte del territorio que pertenece a los demonios - Al mismo tiempo que hablaba una nube irregular de energía cubría parte del continente.
- Lo segundo es que en base a lo dispersa que se encuentra la nube de energía es posible asumir que la gran mayoría de la raza demonio ha caído bajo su control - Dijo ella.
- Debe estarlos usando como esbirros para aplanar el camino y tomar control del mundo, si elimina la influencia de Ruminas sobre el mundo, incluso cuando alcance un nivel de poder que nos permita intervenir, será difícil enviar un ejército de subyugacion - Agregó Leto.
- Sin un faro incluso mis mejores augures no podrán ver el camino hacía allí, después de todo ninguno de nosotros es experto en el espacio y el tiempo y ese sujeto estará dormido un par de milenios más - Dijo Kazak con frustración.
- Ese sujeto? De quién estás hablando? Alguien puede ayudarnos a resolver la situación? - Pregunté con curiosidad.
- Habla del mayor de nosotros, nuestro hermano Sariel, es una deidad del tiempo y el espacio, con sus poderes podríamos transportarte directamente al capullo del parásito ahora mismo para que lo mates pero ha caído en un profundo sueño recientemente debido a una pelea con un poderoso dragón al que exterminó - Respondió Tristania con algo de tristeza.
- Pero hablando de él, dejó algo para ti antes de dormir, pidió que te lo entregaramos antes de que te fueras - Mientras decía eso, Leto sacó una pequeña caja dorada de algún lado.
Al abrirla un resplandor iluminó la habitación y algo voló rápidamente hacía mí, se trataba de un pequeño huevo y una nota, traté de tomarlos pero se desvanecieron en el aire.
- No te preocupes, deben haber ido a parar a tu caja de almacenamiento, podrás revisarlos cuando regreses a tu cuerpo - Explicó Leto al observar mi confusión.
- Bien, con todo dicho y hecho es hora de que hagas tu petición y vuelvas allí, aunque sea por una petición formal es un peligro que permanezcas demasiado aquí - Instó Tristania.
- El objeto más útil en el que puedo pensar es mi nave - Respondí.
Los tres dioses permencieron en silencio con los ojos cerrados durante un momento.
- Es demasiado grande pero creo que funcionará con la energía que nos prestó Sariel - El primero en responder fué Leto.
- Sin embargo será demasiado tardado, podría tomar semanas, meses o años - Agregó Kazak.
- Hay muchos objetos más pequeños a bordo, te conformarías con algo de eso mientras transportamos la barcaza entera? - Preguntó Tristania.
Lo pensé por un momento y tras meditarlo creo que hay algo que realmente necesito bordo.
- Dentro de la nave hay un objeto metálico, es grande, parecido a un dodecaedro, se encuentra en mi laboratorio, si pueden traer eso entonces podré avanzar con el plan -
Los hermanos quedaron en silencio una vez más hasta que Kazak gritó emocionado que lo encontró.
- Es un artilugio extraño Nathaniel - Dijo Kazak.
- Es... Asombroso, su funcionamiento es algo que a penas entiendo - Exclamó Leto con sorpresa.
- Sabes lo que hace esa cosa grandote? - Preguntó Kazak.
- Es un transfigurador de materia, esa cosa puede hacer realmente lo que sea -
- Tienes buen ojo, lo llamo tecno-forja, es una herramienta realmente útil para mí - Respondí con orgullo.
Otro gran destello de luz llenó la sala y de nuevo voló en mi dirección.
- Listo, trataremos de traer la barcaza lo más pronto posible pero no la esperes muy pronto - Dijo Tristania.
- Tienes un par de minutos más antes de tener que irte muchacho, pelea conmigo - Gritó Kazak animadamente.
Inmediatamente Tristania golpeó con fuerza a Kazak en la cabeza y Leto lo tomó del cuello mientras ambos comenzaban a desaparecer.
- Dales un momento a solas - Dijo Leto antes de desaparecer junto a su hermano.
- Espero volvernos a ver Nathaniel - Dijo Tristania despidiéndose.
Finalmente los tres se fueron y solo quedamos nosotros dos, volteo en dirección a Ruminas y nuestras miradas se cruzan.
- Lo siento... A pesar de prometer una vida pacífica... Te estoy enviando a la guerra otra vez por un motivo egoísta... - Dijo casi con un susurro.
- Nací para ésto, he peleado desde mi infancia, tampoco es que lo odie, incluso podrías decir que lo disfruto un poco, además planeaba buscar una forma de volver a mi mundo y seguir mi lucha después de unas vacaciones, no te culpes, pelear por alguien que amo es mejor que pelear sin propósito - Confieso con una sonrisa.
Ella aún parece desconfiar de mis palabras, puedo verlo en su rostro.
- Aún así, es probable que mueras, incluso con tu poder actual no estás al nivel del parásito, mis hermanos no lo dijeron -
- Entonces solo tengo que volverme más fuerte, si es para salvarte haré cualquier cosa - Mientras digo eso me acerco a ella para abrazarla.
Ella corresponde y permanecemos juntos un rato.
- No quiero perderte... Ten mucho cuidado y si crees que es imposible, ponte en contacto con nosotros a través del templo principal en la capital del Imperio -
- Es posible que el parásito sienta éste contacto y acelere algún plan para acabar contigo aunque la probabilidad de que él mismo salga es muy baja -
- Me aseguraré de cuidarme, volveré pronto y te presentaré a alguien, creo que podrán ser amigas - Le digo sonriendo.
- Hablas de la chica elfa? Cuida mucho de ella también, ha sufrido debido a mi incapacidad para imponer orden en ese mundo -
- Lo haré -
Una vez hechas las despedidas, la luz me envuelve en preparación para enviarme de regreso y tras unos instantes vuelvo a estar delante de la monja.