Luna utilizó su ingenio para quedarse sola con Daniel y así poder hacerle beber nuevamente un poco más del medicamento que lograba lavarle el cerebro, de ese modo aprovechó para pasar al siguiente nivel. Dar el siguiente paso
Daniel dormía en la cama un sueño vacío y sin nada. Luna lo contemplaba avisa de deseo y lujuria mientras caminaba por la habitación. Se desconocía a sí misma, ya que nunca antes se hubo obsecionado de esa manera por alguien al punto de llegar a semejantes extremos.
Cuando empezó a hablar su voz sonó firme y dura.
— Daniel, a partir de éste momento, me buscarás exclusivamente a mí. Luna. Desde ahora en adelante solo me amarás a mí y querrás proponerme matrimonio porque no existirá otra mujer para tí que no sea yo. No podrás vivir sin mí, porque a partir de hoy ese desesperación será lo único que sentirás.
Luego se fue de la habitación dejándolo solo. Cuando Daniel despertó los efectos de la droga y la orden subliminal comenzaron a hacer efectos en su persona. Así, el dominio mental de Luna sobre su persona comenzó a fortalecerse.
Respiraba con intensa desesperación, se dió una ducha fría. Luego se vistió con informalidad y fue en busca de Luna. Tenía en mente conquistarla y no pararía hasta lograrlo.
Entró a la mansión y al verla comenzó a intentar seducirla usando todo lo que tenía y podía usar. No hacía más que pensar en ella, solo ella importaba y nadie más.
La invitaba a cenar, se esforzaba en el club por hacer todo lo que ella quería y deseaba para que se sienta felíz. Revivía con cada sonrisa suya. De repente no encontró ningún defecto en ella sino que solo le veía virtudes y asiertos.
Los amigos de ella se sorprendieron por semejante cambio en Daniel. Al punto de preguntarle cuál era su secreto, porque él prácticamente la detestaba y ahora estaba más que enamorado de ella, parecía fanatizado y hasta obsecionado.
Por supuesto que Luna se hacía la desentendida y la inocente alegando que no tenía idea del motivo por el cual él actuaba así.
Por supuesto que ninguno le creyó nada, sin embargo ella no cayó y nada dijo.
— No te creemos nada Luna — le decía una de sus amigas esa tarde frente a un café — Daniel jamás sintió nada por tí. Es más siempre eras tú la que lo buscaba y no al revés.
— Pero súbitamente se desespera por tí, solo quiere estar a tu lado y con nadie más. ¿A quien quieres engañar?
Pero Luna nada dijo, jamás revelaría su secreto a nadie. Por lo tanto se limitó a responder con evasivas debido a que no pensaba hacerse de enemigos nuevos. Además quizás necesite aquel medicamento para usarlo contra alguien más. Nunca se sabía qué le deparaba el futuro.
Daniel en el club pensaba en Luna mientras bebía un trago en la barra. Su amigo Manuel se le acercó y le preguntó qué sucedía debido a que lo notaba extraño.
— ¿Extraño? ¿Yo? Nada que ver Manuel.
— Bien no estás amigo. ¿En quién piensas?
— En Luna
—¿Qué?
— Lo que oíste. Decime ¿Has notado lo linda que es?
Manuel lo miró sin entender nada de lo que escuchaba, porque su amigo no podía estar hablando en serio. ¿Luna? ¿Linda? Imposible.
— Daniel ¿Te sucede algo? ¿Te duele algo?
—No ¿Por qué?
— Por nada.
— No me respondiste ¿Notaste la belleza de Luna?
—Daniel, no puedo creer que estés hablando en serio y que en verdad pienses en ella.
— Pero es que es la mujer más hermosa que existe. Ya lo decidí
—¿Qué decidiste?
— La conquistaré y no desistiré hasta tenerla en mis brazos.
Manuel había escuchado demasiado, comenzaba a pensar que su amigo bebió demasiado.
— Mejor será que me vaya porque no soporto seguir escuchandote hablar así de alguien como Luna precisamente.
Daniel se quedó solo en el bar pensando en Luna y en la forma en que podría conquistarla. Quería adueñarse de su corazón, mientras que Luna finjía desinterés.
Ella disfrutaba de esos momentos con tanto placer que no podía creer que aquello era real. Luna lo vigilaba con las cámaras ocultas desde la comodidad de su hogar, así sabía a la perfección como evolucionaba Daniel siendo testigo del fuerte cambio en la persona de aquel azabache.
Pero Luna cedió aceptando su invitación de ir a cenar. Después de todo no quería perderlo en verdad. Esa noche ambos fueron a un lujoso restaurante donde Berta los vió juntos.
Ésto le cayó como un balde de agua helada. Se acarició el vientre y con lágrimas en sus ojos susurró:
—Lo estoy perdiendo todo, de repente absolutamente todo se me fue de las manos. ¿Por qué?
Berta llegó a casa y se arrojó a la cama a llorar amargamente debido a lo desbastada que se sentía al saber que su amado Daniel se alejaba de su lado cada vez más.