Al cabo de unos momentos Daniel y Cristal llegaron a casa. Ella sentía una intensa melancolía debido a su situación, muy deprimida por no poder recordar nada de nada. Todo era desconocido, aquello no hacía otra cosa más que asustarla.
Daniel se mantenía indiferente a ella, pensaba en todo lo que Luna le había dicho. La casa donde Daniel la había llevado le resultaba totalmente desconocida.
Ella observaba todo con asombró y desconfianza. Se detuvo en el umbral de la casa sin atreverse a entrar. Daniel, tras suspirar profundo, le tomó la mano y suavemente le dijo:
— No temas esposa mía, entra a nuestro hogar.
Ella lo miró asombrada al oírlo decir aquello, porque en verdad no se sentía esposa suya ni de nadie.
— S-Si....c-claro....somos un matrimonio ¿Cierto?
— Por supuesto, tal como te lo dije en el hospital en la otra ciudad. Luego del accidente nada recuerdas pero poco a poco todo regresará a tí.
Ella se sentía desfallecer, las lágrimas humedecian su rostro de la desesperación. Pero Daniel la abrazó haciéndola entrar y cerrando la puerta tras de sí.
Cristal se sintió encerrada y comenzó a asfixiarse. Pero Daniel supo calmarla, ya que no quería que se ponga histérica.
— Luna — le dijo Daniel — Olvídate de todo lo sucedido hasta el momento, no intentes recordar tu pasado. Déjalo atrás. Solo preocúpate por el presente y el porvenir.
Cristal lo miró con dolor intenso, su inseguridad la mataba por dentro. Lo que ese desconocido que se hacía llamar esposo le decía, era inimaginable para ella.
—¿Por qué? — le preguntó — No puedo vivir así....sin pasado ni memoria...yo....yo necesito del pasado....
— Sin embargo te aconsejo que lo dejes todo atrás, ésto que te sucedió es una nueva oportunidad ya que tu pasado es...digamos que....no fue nada agradable.
—¿Cómo? No te entiendo.
— Tu pasado es horrible y en extremo tormentoso.
— ¿Qué sucede conmigo? Dime por favor.
— Tienes un local que es un club nocturno. Lo siento, no te lo puedo ocultar ya que tarde o temprano lo sabrás. Vivimos, ambos, del club nocturno que fue creciendo y volviéndose cada vez más exclusivo.
Cristal comenzó a temblar ya que sabía qué significaba aquello. Un club nocturno, es decir un prostíbulo. Ella cerró los ojos sin poder contener las lágrimas.
— Luna, no podía ocultartelo ya que lo sabrías tarde o temprano. Ese es tu pasado. Duro y terrible.
— Yo....yo no....que horror dios mío....que horror.
— Tú me hiciste trabajar allí antes de casarnos. Yo....yo no tenía nada y tú me ofreciste ese trabajo. No me gustaba, por supuesto, pero era un trabajo. Luego te fijaste en mí de una forma diferente y nos casamos.
Daniel sabía que eso estaba dañandola psicológicamente pero no podía detenerse. Quería lastimarla debido a que tanto él como Luna padecieron por culpa de ella y de su gemelo.
— Por hoy fue suficiente de tanto pasado. Cómo dije, de a poco sabrás todo Luna.
Cristal, aturdida, se sentó en uno de los sillones sujetándose la cabeza donde se dedicó a pensar en lo que Daniel le hubo dicho. Pero él se dirigió al cuarto donde se encerró, y empezó a pensar en lo de recién.
Se sentía dividido, por un lado era feliz al haberla hecho sentirse desesperada. Pero por otro lado, no soportaba haber sido tan cruel con ella. En verdad estaba confundido. Cuando se sintió él asfixiar optó irse.
Le dijo a ella que saldría, cualquier cosa podría consultarle al mayordomo. Luego se alejó sin esperar respuestas de su parte.
Había llamado a su amigo Manuel, se encontraron en el club que empezaba a prepararse para abrir en un par de horas. Se sentaron en una mesa aparte y le contó absolutamente todo sin guardarse nada de nada.
Manuel no daba crédito a nada de lo que su amigo le contaba. Frunció el ceño ya que sabía que Daniel no estaba nada bien con ello. Pero también era conciente de que nada podía hacer él, salvo apoyarlo y ayudarlo. Se hubo desahogado y él se sentía inútil por no poder ayudarlo más a fondo.
Cristal fue a su cuarto, dirigida por el mayordomo, dónde se sentó frente al espejo a mirarse sin reconocerse. Le devolvía la mirada una desconocida que la angustiaba más aún.
— Mi pasado es tan tormentoso que...por dios....es horrible. Daniel tiene razón, no debo siquiera pensar en ello — no podía evitar de llorar, sintiéndose tan desdichada — Miró la cama matrimonial a través del espejo y le dió un vuelco el corazón al recordar que Daniel era su marido y por ende debería dormir esa noche con él.
En el club Manuel y Daniel hablaban de ello bien a fondo. Daniel sentía que le iba a estallar la cabeza. Sentía una cosa y pensaba otra totalmente diferente.
El momento en que el club se abría había llegado y Daniel se fue a casa, quedando Manuel como esos últimos días frente de todo.
En la otra ciudad Axel, el mejor amigo de Diego, sentía cierto recelo al ver a Cristal pese a sentirse tranquilo como Diego de su aparición. No obstante había algo en ella que no podía ni sabía decir qué era pero que le despertaba desconfianza.
Por tal razón le pidió a su amigo quedarse en la mansión de ellos, bajo la excusa de ver muy mal a Cristal. Diego estuvo de acuerdo ya que sentía que en verdad la situación lo superaba.
Luna no se sintió nada felíz con Axel y su antipática idea, pero supo discimularlo a la perfección. Forzó una sonrisa sin lograr engañar a Axel.