Chereads / Sr.Park, porfavor déjeme ir / Chapter 32 - ¿No me incumbe?

Chapter 32 - ¿No me incumbe?

El despacho permaneció sumido en un silencio tenso tras el intercambio de palabras entre James y Olivia. Ambos parecían atrapados en sus pensamientos, conscientes de que la situación se les deslizaba peligrosamente fuera de su control.

- Iré a verle -dijo James finalmente, rompiendo el mutismo con voz firme y ceño fruncido-. Conseguiré esos documentos. Si los recupero, la familia Park no podrá ignorarnos tan fácilmente.

Olivia, con los brazos cruzados, lo observo con su mirada fría y calculadora.

- James esta vez hazle hablar. Si necesitas amenazarle, hazlo -sentencio con dureza-. Voy a ver como esta Miriam. Y James… -se detuvo, volviendo la cabeza hacia el con una mirada dura-. Si esto falla, será tu responsabilidad.

El silencio volvió a apoderarse del despacho mientras ambos intercambiaban una mirada cargada de determinación y rencor. Conscientes del riesgo que esto les haría tomar. Finalmente, Olivia enderezo su postura. Sin esperar respuesta, salió del despacho.

***********

En un rincón apartado de un restaurante, Jayden estaba sentado en una mesa discreta, lejos del bullicio principal. Las luces tenues y calidad del lugar proyectaban sombras suaves, creando un ambiente de intimida. Reviso el reloj por tercera vez mientras ajustaba la corbata con un movimiento que oscilaba entre nerviosismo y una confianza forzada.

En su mente desfilaban recuerdos borrosos y emociones intensa, daca uno de ellos más difícil de ignorar que el anterior.

Unos minutos después, Liliana apareció. Su andar era sereno, casi indolente, y su rostro permanecía imperturbable, sin mostrar rastro alguno de emoción. Aquella frialdad que siempre la caracterizaba encendió una chispa de molestia en Jayden, reafirmando sus propias decisiones y pensamientos.

Cuando llego a la mesa, le dedico un leve saludo, casi mecánico, antes de sentarse frente a él.

Jayden la observo en silencio, estudiando cada detalle de su comportamiento, mientras los recuerdos y las emociones seguían agolpándose en su interior como una tormenta contenida. Un silencio incomodo inundo a ambos.

- Liliana -dijo finalmente, rompiendo la tensión con una voz firme, carente de vacilación -. Gracias por venir.

- No había motivo para no hacerlo -respondió ella con serenidad, ajustándose en su asiento mientras lo miraba directamente-. ¿Qué es lo que querías hablar conmigo?

Jayden observo sus movimientos, y sintió un leve retortijón en el estómago. No era nerviosismo, sino una incómoda mezcla de alivio y resignación. Sabía que debía poner fin a algo que, en realidad, ya estaba roto desde hacia tiempo.

- Creo que es algo que ya te has dado cuenta… -comenzó, su voz firme pero medida mientras enderezaba su postura -. Lo nuestro, es hora de ponerle punto final.

Liliana permaneció inmóvil, sus ojos clavados en los de él, Su rostro seguía siendo una mascara de calma, sin revelar ni un atisbo de sorpresa, tristeza o enojo. La ausencia de reacción era casi mas elocuente que cualquiera palabra.

Jayden espero unos segundos, con la esperanza de alguna respuesta, algo que confirmara lo que estaba sintiendo, pero ella permaneció imperturbable, como si ya hubiera anticipado cada palabra.

- ¿Cuándo comenzó todo esto? -pregunto finalmente Liliana, rompiendo el silencio.

- ¿Qué quieres decir? -respondió Jayden, intentando mantener el tono neutral.

- Sabes perfectamente de lo que estoy hablando, Jayden -dijo ella con voz tajante, sin apartar la mirada de él-. Pensé que todo quedo claro cuando te fuiste de casa sin responder mi pregunta.

Jayden sintió un nudo en el pecho.

- Es un asunto que no te incumbe Liliana.

Una leve sonrisa se dibujó en los labios de Liliana, cargada de ironía y resignación. Era una sonrisa que escondía su verdadero significado, una mezcla de decepción y aceptación. Sus ojos se desviaron hacia los grandes ventanales del restaurante, observando el constante ir y venir de la gente afuera.

- ¿No me incumbe? -repitió con una calma afilada, casi cortante-. Tal vez no ahora, pero durante estos cinco años todo te incumbía, Jayden. Lo bueno, lo malo… y lo que elegiste ignorar.

Jayden desvió la mirada, incapaz de sostener el peso de sus palabras. En su interior, una mezcla de culpa y frustración lo carcomía, pero no estaba dispuesto a ceder.

- Liliana, sabes que aquí la culpa es tuya. Lo nuestro dejo de funcionar por cómo eres tú.

Liliana giro lentamente su cabeza hacia él, arqueando una ceja. Pero antes de que pudiera responder, Jayden continuo, como si sus palabras fueran una descarga de algo contenido durante demasiado tiempo.

- Pareces un robot, la cual fue diseñado para seguir funciones preestablecidas. La monotonía la marcaste tú. ¿Cómo un hombre se puede enamorarse de eso? -Su tono era frío, pero el temblor en su voz revelaba que cada palabra era una mezcla de verdad y crueldad-. Eres simplemente… plana, Liliana. Y un hombre no puede enamorarse de algo así.

Un silencio helado cayó sobre la mesa. La sonrisa de Liliana desapareció por completo, pero su expresión no se quebró. Sus ojos ahora cargados se tristeza y desdén, permanecieron fijos en los de Jayden.

- ¿Eso es lo que piensas de mí? -dijo finalmente, pero con una voz tranquila pero cargada de una intensidad que hacia estremecer. No era rabia, no era dolor. Era algo mucho mas profundo, algo que Jayden no supo identificar-. Y, aun así, pasaste cinco años a mi lado. ¿Qué dice eso de ti, Jayden?

Jayden abrió la boca, pero no encontró palabras. Por primera vez en la conversación, la certeza que había tenido al inicio del dialogo parecía tambalearse.

Liliana, al ver su silencio, no dejo pasar la oportunidad de continuar, como si desenterrar todo aquello fuera su ultima forma de liberar todas las emociones vividas durante este periodo de días.

- Tuvisteis, la audacia de engañarme con una de mis amigas -dijo, su voz temblando ligeramente al principio, pero ganando fuerza con cada palabra-. Y no quedándote a gusto la dejaste embarazada.

Jayden siento como si el aire se volviera más pesado.

- Mientras estabas conmigo, también estabas con ellas. Y no solo fue una traición, Jayden, fue la forma en que lo hiciste. Fuisteis capaz de armar una mentira muy bien elaborada. Durante tres años, tres años, te reuniste a escondidas con ella.

Mientras hablaba su dura mirada le observaba. No hubo ningún cambio en su expresión, su suave voz mostraba los cambios de sus emociones.

- Tuvisteis la vergüenza de poneros frente a mi como si no pasara nada. ¡No! La tonta fui yo. Durante tres años fui yo la que sostenía algo en la cual dejaste de implicarte. Durante años fingiste sobre un amor que nunca llego a crecer por tu parte, clasificándome como robot preestablecido y monótona ante tus ojos.

El nudo en la garganta de Jayden se apretó aún más, y cuando intento hablar, su voz apenas salió en un susurro.

- Liliana… yo…

Ella lo interrumpió con un gesto firme, su mirada no se apartó de la suya.