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Chapter 29 - No son solo palabras

- Lo siento tío pero realmente he estado ocupado -dijo con suavidad, tratando de suavizar el tono de disculpa.

- No pasa nada florecilla, ¿tienes libre el sábado? -pregunto Dupont, con entusiasmo.

- Sí, tío... ¿Qué sucede? 

- ¿Te recuerdas de la propuesta que te hice la semana pasada? Para venir a comer.

- Claro tío, ¿a qué hora seria? -preguntó Liliana.

- Vente a las dos. Tu tía esta emocionada por verte -respondió él, dejando escapar una ligera risa.

- Perfecto, ahí estaré. Dile a la tía que yo también estoy emocionada por verla.

- Ah, se me olvidaba... ven también con tu prometido. Queremos conocerle.

Hubo un breve silencio que se coló en la línea.

- Claro, estaremos ahí -respondió con voz suave pero algo tensa.

- Vale florecilla, te dejo para que sigas trabajando, no te olvides de comer.

Tras colgar el teléfono Liliana dejó el dispositivo sobre su escritorio mientras su mente comenzaba a divagar. ¿Cómo iba a manejar esa situación?

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Tras salir del despacho de Liliana, Clara se dirigió al despacho de Joseph, irrumpiendo en el sin ningún reparo.

- Realmente algo le pasó -dijo Clara con evidente preocupación-. Y creo que tiene algo que ver con Jayden.

Joseph levantó la mirada de los papeles que tenía frente a él, arqueando una ceja.

- ¿Y por qué crees eso?

Clara puso los ojos en blanco, exasperada.

- Mm no se, por que a vino dios y me ha iluminado. ¡Santo cielo José! La última vez que estuvo así fue con la situación de su abuelo.

- ¿Y por qué no puede ser la misma situación, en vez de tener un problema con Jayden? -respondió Joseph, cruzándose de brazos.

Clara suspiro, llevándose una mano a la frente.

- No lo se. Por que no me respondió cuando le pregunté por su noche con el.

Joseph la miró con escepticismo y levantó una ceja.

- A ver, creo que no es necesario decir, que si no quieres responder a una pregunta no es necesario responderla -su tono firme pero sereno.

Clara bufó, pero en el fondo sabía que Joseph tenía razón.

- De todos modos, algo no está bien. Voy a ver si en la comida quiere hablar -respondió Clara, cruzándose los brazos

- Creo que no deberías forzar la a ello. Puede que yo también exagere antes.

Una mirada de asombro cruzo por el rostro de Clara al escuchar su respuesta.

- ¿Estas de broma verdad? -soltó, dejando caer las manos con exasperación-. Vienes a mi despacho alterado, por que Lil, le ha pasado algo, ¡y ahora me vienes con esto!

Joseph levantó las manos, intentando calmar la situación.

- Clara, escúchame. Solo digo que tal vez ella necesite su espacio. Si la presionamos, podrían empeorar las cosa. Yo también me he alterado ante la situación empeorándolo.

Clara lo observó fijamente, sus ojos reflejaban una mezcla de preocupación y frustración. Finalmente, dejo escapar un suspiro pesado y apoyó ambas manos sobre el borde del escritorio.

- Se que estas en lo cierto, pero eso la hace mal. Desde la Universidad, siempre oculta sus preocupaciones y eso no puede ser así -dijo, su voz firme pero cargada de afecto-. Por ahora, no la presionaré. Pero si tengo que forzar las cosas intervendré.

Joseph asintió con lentitud. Sabia que Clara no se quedaría de brazos cruzados si se complicaban las cosas.

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- ¿Has hablado ya con ella? -pregunto Violeta, con atisbo de preocupación en su voz mientras jugaba nerviosamente con sus manos.

- No te preocupes cariño, ya terminado con todo -respondió Jayden, su tono suave y tranquilizador mientras se inclinaba para posar un beso en su frente.

Ella lo miró, intentando descifrar si había sinceridad en sus palabras, pero la calidez en su gesto parecía suficiente para calmar momentáneamente sus dudas. 

- Espero que estés diciendo la verdad, Jayden. No quiero seguir de esta manera -murmuró Violeta, con una leve sombra de tristeza en su mirada.

Jayden sonrió levemente, acariciando su mejilla con suavidad.

- Violeta, confía en mi, de verdad -dijo, su voz baja, casi como un susurro, intentando calmar la tormenta que podía ver en sus ojos.

- Solo espero que no sea otra promesa vacía, Jayden -respondió, su voz cargada de vulnerabilidad, pero con un deje de firmeza.

Jayden tomó su mano entre las suyas, apretándola con suavidad.

- No lo es. Esta vez todo será diferente.

Jayden se quedó allí, inmóvil, mientras observaba cómo Violeta le daba la espalda. Su silueta, iluminada por la tenue luz que se colaba por la ventana, parecía mas frágil de lo que habituaba. Algo dentro de él se contrajo al verla así, con los hombros caídos y una tristeza que parecía envolverla por completo.

Llevó una mano a su cabello, pasándola con frustración mientras soltaba un suspiro pesado. Las palabras que había dicho eran sinceras, pero sabia que para Violeta ya no bastaban. No después de todas las veces que hubo palabras vacías.

"¿Como puedo arreglar esto?" pensó, sintiendo una opresión en el pecho que no podía ignorar.

Sus manos cayeron a los costado, y una sensación de derrota de apodero de él. Pero mientras la miraba, algo dentro de él se encendió. Esta vez si que haría las cosas bien.

Con renovada determinación, Jayden dio un paso hacia delante. Agarro suavemente la muñeca de Violeta, pero con la firmeza suficiente para que ella no pudiera ignorarlo.

- Ven conmigo -dijo, su tono bajo pero cargado de intención.

Violeta lo miró sorprendida, sus ojos llenos de dudas y preguntas.

- ¿Qué estás haciendo, Jayden? -murmuró, intentando liberarse de su agarre, pero el no cedió.

- Te voy a demostrar que hablo en serio -respondió, guiándola fuera del despacho sin darle tiempo para protestar.

El sonido de sus pasos resonó en el pasillo, un eco que parecía amplificar la tensión que flotaba entre ellos. Violeta no dijo nada mas, pero la resistencia inicial en su cuerpo comenzó a desvanecerse. Había algo en la determinación de Jayden que le desconcertaba, algo que no había visto antes.

- ¿Adónde vamos? -preguntó finalmente, su voz apenas un susurro.

Jayden se detuvo un momento, girándose para mirarla a lo ojos.

- Voy a arreglar esto. Y demostrarte que no son solo palabras esta vez.

Sin añadir más, continuo caminando, llevándola hacia un destino que solo el conocía, pero que prometía cambiarlo todo.