Seamos sinceros, yo no miraba mucho los enfrentamientos, únicamente llegué a ver cómo luchaban las personas que me importaban un mínimo. En este caso fue Charles y las gemelas. Ellas luchaban juntas pese a ser las elegidas por dioses distintos. Hasta podría considerarse trampa que lo hicieran así, pero todos lo vieron hasta justo para que luchen al 100%. Esperaba no tener que enfrentarme a ellas. Aunque eso solo pasaría si no era destrozado por una chica dragón.
Mis nervios aumentaban cuando el silencio se hacía presente cuando ella aparecía. Una mujer que fácilmente me sacaba 30 cm de altura, con escamas por algunas partes de su cuerpo tonificado y que... Bueno, no tenía un rostro muy agresivo, pero esos ojos de color dorado intenso y esas escamas negras que cambiaban de color con la luz harían que una persona normal se pusiera de rodillas porque tenía un aire enormemente parecido al de una reina.
Con su mirada buscaba a su contrincante, ya que éramos el siguiente combate. Temblaba un poco por la presión y hasta preferí esconderme un poco mientras que guardaba todavía mis sorpresas con tal de tener mínimo ese factor. Estaba por cortar mi cabello largo, pero era mejor no hacer tal sacrificio. Por ello decidí atarlo haciendo una especie de gomita para el pelo.
Un sonido de campana empezaba a anunciar que estaba todo preparado para el próximo encuentro. Necesitaba una armadura o algo competente. Pero las cosas que tenía eran de rango B o menos. Tendría que haber hecho esas mil dungeons clase SSS en medio de la noche. Sin el factor de protección que podría dar una armadura solo me quedaba lo estético. Lo mejor que me quedaba encontrar fue una capa y mis ropas de campesino... Eran holgadas. Por lo que en caso de tener que ir al combate mano a mano me iban a permitir disimular mi delgada contextura y ser capaz de quizá evitar algún daño.
Mi corazón latía con velocidad mientras que me dirigía hacia mi costado del coliseo. Y las escaleras se hacían eternas. Aunque al ver el cielo azul y la luz junto con el sonido de alumnos, nobles, los reyes y otras personas mi corazón se puso al borde del paro.
Todo estaba reforzado por mil barreras mágicas de séptimo u octavo nivel para asegurar la seguridad. Mi rostro estaba oculto. A diferencia de la emocionada sonrisa de mi contrincante temblaba un poco del miedo. Un mago contra... Bueno, no sabía exactamente qué clase o especialidad tenía.
Pero algo en mí se preocupó. En sus puños empezaban a aparecer dos guantes, se veían como de un metal hecho con escamas, aunque tenían cierta forma rígida en algunos lados. Un golpe con ellos seguramente dolería. Ya que era alguien alta seguramente tenía un alcance considerable y era hasta injusto luchar a puños contra ella. El presentador era un chico joven, guapo y de una voz que daba paz.
P: "Caballeras y señoritos, bienvenidos a este emocionante combate. Por un lado aquella mujer que rivaliza con los dioses. Cuyos puños son considerados capaces de detener la creación y destrucción misma. Una de las favoritas para la victoria. ¡Vioooolaaa!~"
El estruendo de los gritos fue impresionante. Hasta parecían altavoces que me hicieron temblar mucho, mi corazón latía rápidamente y solamente intentaba tranquilizarme. Aunque los estruendos se silenciaron cuando ella dió dos golpes al cielo. El sonido era como de dos disparos, y aquellas nubes que parecieron estar encima nuestras por unos instantes pasaron a tener agujeros.
P:"Muy bien, vaya. Su poder da más miedo del que pueden imaginar. Y de este otro lado, aquel que... Bueno... No es un campeón. Está aquí por defender la vida de la traidora. Justice. ¡Gabriel Irons!"
No eran gritos, era el sonido de un abucheo constante. Mi corazón se sintió un poco peor. Y el combate estaba por iniciar. Aquel presentador se retiraba lentamente. Y cuando dió un último paso fuera de la arena mi cabeza se hizo hacia un costado.
Escuchar cómo un estruendo después de casi perder mi cabeza me hizo entender la dificultad de este combate. No tenía guantes ni nada similar. Empecé a conjurar un hechizo de protección a mi alrededor, mientras que en mi mano derecha un destello formaba una lanza, la cual fue enviada directamente en dirección a ella. No se movió. No puso sus manos para defenderse. Era un hechizo de sexto nivel. Una lanza de luz que normalmente atravesaría la piel.
Su sonrisa se cambió por un bostezo. Y empezó a estirarse. Lo siguiente que mis ojos llegaron a ver fue como pasó de una distancia considerable a estar en mi rango. Lanzando un gancho desde abajo que penetró el hechizo de defensa y golpeó mi abdomen. Fui lanzado hacia las barreras y una nube de polvo se creó.
La sensación de casi ser atravesado inundó mi cuerpo. Estaba seguro de que no tenía estómago. Pero después de unos toques y que se fuese el polvo estaba nuevamente arriba. Ni Rem me causó tanto miedo. Porque en ese instante me di cuenta de algo... Esto era aún peor que esa criatura.