Lo haré un poco más fácil para todos. Mi siguiente combate fue contra Charles. Quien tenía a mi madre en una jaula y me amenazaba con matarla si no ganaba un torneo contra los elegidos por distintos dioses siendo el único que no tenía un dios que lo respaldaba. Aunque había algo más o menos bueno, me tenían miedo. Después de mí pelea contra Alexandra las campeonas contra las que me tocó luchar decidieron rendirse por cuenta propia. Parecía que habían visto un monstruo porque cuando se retiraban lo que hacían era sacar su despertar como si fuese una especie de 'seguro' para intimidarme.
Con charles algo similar sucedía, las chicas parecían hacer lo que él decía y por ello les ordenaba que se retiren, no era tanto un control mental si no como si hubieran encontrado sentimientos con él.
No iba a ponerlo fácil. Sabía que él estaba haciendo algo extraño para controlar a las campeonas y yo tenía un As bajo la manga. O 16. Decidí comer las frutas del dragón, solamente 5 para asegurarme un aumento en mí magia y fuerza. Aunque con ello sentí un tope de mí adrenalina y como algo en mí cuerpo quería consumirlo todo.
Cuando nos presentamos era algo distinto a nuestro primer encuentro hace unos meses. Lo recordaba como si fuesen años y años atrás. Le gané por pura suerte porque no podía alcanzarlo con golpes.
La diferencia entre los aplausos lo decía todo. Cuando él entró unos gritos de ovación y de apoyo se hicieron presentes, todo parecían quererlo y era así. Hasta mí madre se notaba encantada por el muchacho contra el cual su hijo iba a luchar. Fue el caso contrario a cuando yo subí. Un silencio sepulcral. El chico que estaba luchando contra representantes de dioses no tenía ni una voz más que la de su madre para apoyarlo y aún así, pude escuchar un latigazo que hizo que ella se silencie. Teníamos armas muy distintas.
Él tenía la gracia de dos espadas ligeras, casi que dagas largas, talladas con una belleza única en su tipo. Parecían colmillos de dragón los cuales fueron tratados por el tiempo hasta adquirir una dureza única. Seguramente y si podía pensar algo... Eran armas obtenidas de una dungeon rango G. Dungeons más extrañas que las SSS+ que contienen tesoros o regalos de dioses. Algo que cualquier campeón tenía y utilizaba, las hachas de Alexa, los puños de viola.
Yo usaba algo mucho menos práctico desde ese punto de vista. Dos espadones pesados que pueden confundirse con bloques de acero ligeramente tallados. Mí sonrisa no tenía comparación. Era algo grande y con cada paso que daba me sentía más y más ligero. Esta vez si había un presentador por ser la final. Aunque había un favoritismo.
P: "Caballeras y señoritos, bienvenidos a la final, dónde los territorios y la vida de la noble Justice Iron Mouse se ponen a juego en un combate que nadie iba a esperar.
Por un lado, usando sus armas insignia 'Las destructoras'. El único e inigualable campeón de los humanos ¡Charles!"
Los gritos nuevamente se escucharon y aclamaban su nombre, no me dejé llevar por la envidia, solamente me preparé para el combate.
P: "Y mientras, en esta otra esquina. La sorpresa. Gabriel."
La poca emoción se sintió como una puñalada, aunque recibí aplausos de mí madre y de las campeonas, también de Alexandra, quien tenía mejor sus músculos. Algo que mí contrincante no consiguió. Y lo que me hizo sonreír un poco ante todo lo malo.
No como otras veces, inicié yo atacando, o bueno, fue un trabajo de ambos. En un impulso nos lanzamos hacía el otro, yo recibiendo sus golpes con la slayer. Un arma grado S+ qué por primera vez me mostró algo. Grietas. En el medio de la hoja se formaron grietas por el impacto. Aunque no le di importancia si que pude ver qué mí contrincante tenía una sonrisa en su rostro. Hasta parecía que el color negro del arma se tornó de un gris oscuro. Cómo si hubiera 'muerto' un poco. Lo siguiente eran intercambios de golpes, bloqueos y cortes a mis brazos. Ya que sus armas eran más maniobrables.
Intenté alejarme unos segundos, pero hechizos rápidos saldrían de su espalda, mayormente eran lanzas de piedra que bloquee con el espadón negro. Después le siguió otro golpe de esas dagas que me hicieron temblar. No iba a darme descanso alguno y la Slayer lo estaba sufriendo. Ya que parecía tener tanta afición con solo ese arma la utilizaría hasta que no de más. Tanto así que guardé en mí anillo mí espadón blanco. Agarrando con ambas manos mí arma.
C: "Linda arma, solamente, que está con el dueño equivocado."
Ahora me lancé yo, usando el tamaño del espadón para esconder una patada hacía su rostro, una que si bien no conectó como yo quería que lo hiciera logró golpear su brazo y permitirle hacerme un corte en mí pierna. Él salió despedido y yo tenía un corte importante en una extremidad.
Con ese tiempo de estar separados me fijé en mí arma. Anteriormente estaba sin ningún daño, recibió los golpes de viola, hachas e incluso cortó a Rem más de alguna vez. Pero ahora se sentía como si aquello que la mantenía se estuviera acabando. Pero al mismo tiempo algo en ella me decía que si eso quería acabarse sería en una pelea contra esas dagas. Un espadón de una hoja me decía que quería pelear... Todo normal.
El 'segundo asalto' empezó con una lluvia de proyectiles de varios tipos potenciados por alguna magia. Eran en su mayoría manifestaciones de armas, pero lo más peligroso eran los proyectiles de agua. Algo tan pequeño como gotas lanzados a una velocidad que las hacía casi invisible y además siendo ocultadas por otros elementos. Esquivar fue difícil, recibí algunos cortes por hacerlo, así que clavé la Slayer para usarla como una especie de escudo. Y sentí los impactos, eran balas golpeando una superficie de metal que estaba queriendo ceder. Incluso me hizo retroceder un par de metros mientras que preparé un hechizo que haría sonreír un poco a la campeona de los dragones. Una hidra de fuego saldría de detrás de mí 'muro' espadón. Con un aliento empezaría a contrarrestar la gran lluvia de proyectiles pero cuando pude ver. Él no estaba más allí. Gracias a mis lentes me moví al último segundo, una puñalada casi atraviesa mí cabeza y golpeó la grieta más pronunciada de la 'Slayer'. Al ver bien ese chico rubio tenía una sonrisa enorme, algo macabra que me indicó que algo salió mal. Agarré su brazo izquierdo, con el que lanzó la puñalada, para así intentar separarlo de mí arma.
Solo llegué a quitarlo un poco cuando un sonido doloroso se escuchó. El metal partirse dejó a mí arma con solamente un cuarto de la hoja. Logré patear su abdomen para quitarlo y alejarlo. También con la patada fueron algunos proyectiles de semilla, que al impactar o ser cortados se adherieron a su cuerpo.
Mientras que él luchaba contra plantas yo miré mí arma. Su color negro ahora era un gris levemente claro, una suave lágrima y un dolor en mí pecho se sintieron al instante. Aún así, tomé el gran pedazo de hoja que estaba enterrado y el mango con lo que todavía quedó allí.
Y mientras que avanzaba hacia el chico rubio pronunció unas palabras que harían temblar el coliseo.
C: "Despertar divino."